Uno de los nuevos salones abiertos al mar, decorado con obras de Tàpies, Subirachs, Dalí o Miró y mobiliario de diseño catalán.
Conexión con el Mediterráneo
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Uno de los nuevos salones abiertos al mar, decorado con obras de Tàpies, Subirachs, Dalí o Miró y mobiliario de diseño catalán.

Conexión con el Mediterráneo

La silla Butterfly, en primer término, creada en 1938 por el Grupo Austral, formado por los arquitectos Antonio Bonet, Juan Kurchan y Jorge Ferrari.

‘Disseny’

La segunda jefa de recepción pregunta a los clientes y les recomienda planes tan diferentes como la visita a una sidrería en Torroella de Montgrí o una clase de yoga en el restaurante vegetariano Sa Garrofa.

Raquel Quesada

Dos clientes se asoman a un ventanal con vistas al Mediterráneo en el pasillo de una de las plantas de habitaciones.

Nadie escapa al mar

Las cuatro suites con las que cuenta este hotel de cuatro estrellas se ubican en la última planta, lo que garantiza una panorámica fabulosa al mar.

La cubierta de un barco

La cerámica de La Bisbal d’Empordà, un pueblo a 20 kilómetros de la costa, vivió su momento más álgido en la segunda mitad del siglo XIX, cuando los artesanos comerciaban con las colonias de ultramar.

Artesanía local

El director del parador, oriundo de Ciudad Rodrigo (Salamanca), lleva 38 años en la empresa, donde comenzó de administrativo y ascendió hasta estar al cargo de varios hoteles.

Arturo Gutiérrez

El recién inaugurado circuito cuenta con una piscina de chorros, otra de cascada, una sauna y un baño de vapor. Todo, con vistas al mar.

Un spa de altura

Las habitaciones cuentan con una amplia terraza que da al mar, una forma de disfrutar del entorno con tranquilidad.

No solo para dormir

Dos clientes descansan en la piscina, que conecta con el Mediterráneo como el resto de estancias del hotel.

Baño de sol

Una de las nuevas zonas exteriores que se han habilitado en el parador para aprovechar todo el perímetro que da al mar.

La luz del solarium