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Javier Goicoechea
Created on February 11, 2024
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Transcript
Obra Los fusilamientos del 3 de mayo (también conocida como El tres de mayo en Madrid) es una de las obras más conocidas e influyentes de Francisco de Goya (1746-1828). Tiene una dimensión de 268×347 y se encuentra en el Museo del Prado, junto a la carga de los mamelucos, obra con la que hace pareja. Goya pintó las dos obras en una etapa madura, en 1814, al final de la Guerra de la Independencia, seis años después de que ocurrieran los acontecimientos que relatan.
Representación En esta obra el pintor plasmó la represión que sucedió a la jornada de enfrentamientos en diversos lugares de Madrid el 2 de mayo de 1808. En la madrugada del día 3 todos aquellos madrileños que habían sido detenidos por los franceses fueron fusilados, sin juicio alguno, por orden del mariscal Murat. La localización del acontecimiento se ha situado en los altos de la Moncloa, y algunos señalaron que ocurrió en la Montaña del Príncipe Pío.
Reparto El cuadro resulta auténticamente estremecedor. Un pelotón de fusilamiento formado por anónimos soldados franceses uniformados se sitúa a la derecha. A la derecha, delante de una loma, se encuentran los madrileños detenidos en los enfrentamientos del día anterior que están a punto de ser fusilados. En la parte baja de la escena vemos los cuerpos ensangrentados de otros españoles ya fallecidos. Una gran fila de detenidos, que vienen caminando desde el fondo, se encuentran en el centro de la composición. Al fondo de la composición se reconocen algunos edificios.
Actitud y comportamiento de los personajes Goya quiso plasmar las distintas actitudes a la hora de morir, distintos comportamientos humanos ante el último trance, cuando la muerte es algo irremediable e inmediato. El fraile capuchino, arrodillado, se refugia en la oración y encomienda su alma a Dios. Otros, desesperados y aterrorizados, se tapan sus ojos para no ver a los represores. Tienen miedo y no quieren morir. El centro de atención está al figura del patriota madrileño que, con pantalón amarillo y camisa abierta blanca, abre sus brazos como un Crucificado, en actitud que denota valentía y arrogancia, intensamente iluminado por la luz del farol.
Pincelada y colores En este óleo sobre lienzo se puede apreciar la pincelada suelta pero segura del genial pintor de Fuendetodos. El color predomina claramente sobre el dibujo. La aplicación de los colores, en gama limitada, con predominio de ocres, negros y grises, y acorde con el sentido dramático y nocturno del acontecimiento, es soberbia.
Luz, composición y perspectiva El manejo de la luz es magnífico. En penumbra están los represores, los soldados franceses, colocados de espaldas, en diagonal profunda. Los madrileños están rotundamente iluminados por la luz del gran farol que aparece delante de ellos. En cuanto a la composición, encontramos varias diagonales en la obra que ayudan a dar dinamismo y profundidad. Destacan los escorzos de los cuerpos situados en primer plano. La perspectiva se consigue gracias a la incidencia de la luz en cada uno de los planos, así como por el uso de la perspectiva aérea que, gracias a la influencia de Velázquez, Goya maneja de forma magistral.
Obra y autor Su obra refleja el tiempo convulso e inestable que le tocó vivir, especialmente la Guerra de la Independencia. Su serie de grabados Los Desastres de la Guerra es un grito contra la barbarie de la guerra, como un reportaje sobre las atrocidades cometidas, sin vestigio de heroísmo, donde la protagonista es la población civil. Es al final de ese conflicto cuando realiza Los Fusilamientos y la Carga de los Mamelucos, como encargo de la Regencia en la primavera de 1814, antes de la vuelta a España de Fernando VII, mientras es pintor de corte. Goya es testigo directo de la guerra, de las atrocidades y el hambre que suceden en Madrid. El pintor se había brindado a hacer una serie de cuadros en los que se exaltase la reacción heroica del pueblo español contra el ejército invasor francés, y lo había hecho comenzando por la resistencia del pueblo madrileño, sublevado en la fecha del 2 de mayo de 1808 contra los ocupantes (La carga de los mamelucos). Estos acontecimientos marcaron el inicio de la Guerra de la Independencia.
Esta obra, que es considerada un grito de denuncia de la crueldad del ser humano, ha tenido mucha influencia en la historia del arte posterior. Buenos ejemplos de ello son La ejecución del emperador Maximiliano, de Manet, o el Guernica y la Masacre en Corea, ambos de Pablo Picasso.