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Trabajo libro historia 2ª evaluación

Transcript

Por Eneko Zabala:

A SANGRE Y FUEGO: HÉROES, BESTIAS Y MÁRTIRES DE ESPAÑA

contexto historico y cultural

Valoración personal

bigornia

Sobre el autor

De Manuel Chaves Nogales

¡mASSACRE, mASSACRE!

LA GESTA DE LOS CABALLISTAS

LA COLUMNA DE HIERRO

¡viva la muerte!

EL TESORO DE BRIESCA

los guerreros marroquíes

Y A LO LEJOS, UNA LUCECITA

consejo obrero

Sinópsis de los nueve relatos:

Este libro me ha sorprendido gratamente, ya que si bien prefiero el formato largo, la posibilidad de contar varios relatos aporta el perspectivismo que quería mostrar el autor, narrando tanto crímenes como penas de ambos bandos. Otro aspecto que me gustaría destacar, es la insensibilización que uno siente conforme van pasando las páginas, ya que cuando comenzaba a leer el libro me impactaba imaginar las situaciones de relaciones familiares completamente rotas o los bombardeos, y cuando ya lo estaba terminando miraba para atrás las barbaridades ocurridas y el sentimiento de pena por empatía era como que había desaparecido. Algo así como lo ocurrido con la banalización de la violencia en la Guerra Civil. Personalmente, mi relato favorito ha sido el de "Bigornia", ya que me ha gustado el personaje por su plan de vida apartado y pacífico, que se ve fatalmente interrumpido por la guerra, mostrando que un conflicto de este calibre no deja a nadie en paz. También me gustó el final agridulce de "Los guerreros marroquíes" ya que muestra la implacable rigidez y dureza de la guerra, haciendo imposible la salvación del guerrero marroquí, a pesar de la relación de respeto mutuo entre el veterano republicano y el viejo caíd.

Valoración personal

Manuel Chaves Nogales nació a la vez que la decadencia de la restauración. Conforme fue creciendo vivió la evolución política de España, desde el detrimento de la Restauración (1874-1923), hasta la Guerra Civil española (1936-1939), pasando por el imparable crecimiento del republicanismo, socialismo y anarquismo sin olvidarnos de la dictadura de Miguel Primo de Rivera ni de la caída de la monarquía en 1931. El clima de violencia callejera y el enfrentamiento constante tanto político como social fueron probablemente lo que motivó al autor para repudiar los extremos ideológicos.

CONTEXTO HISTORICO Y CULTURAL

Declara el autor que todos los relatos del libro son historias reales, ambientados en la Guerra Civil española en diferentes partes de la península, siendo Madrid la más común de las localidades. Culturalmente, destacan las influencias de Pío Baroja en la manera de escribir del autor, como se indica en la propia introducción del libro, que publicó su obra más célebre una veintena atrás: El árbol de la ciencia.

Ambientado en Madrid, este relato funciona muy bien como introducción directa a las atrocidades de la guerra civil, ya que comienza el libro relatando duros episodios de bombardeos, el terror de la población madrileña y las terribles consecuencias que estos provocaron. Nos cuenta una anécdota de una milicia obrera a la que pertenece un joven estudiante comunista, Valero. Su grupo militar, harto de los bombardeos y motivado por uno reciente, preparó un falso pago a militares del banado sublevado, los cuales son capturados para más adelante morir fusilados. Entre los prisioneros se encuentra el padre de Valero. Se enteró por un aviso del líder de la milicia. Valero, fiel a la revolución rechazó la opción de salvar a su padre, manteniendo una fría y tensa charla con él la noche anterior a su saca. Este relato muestra el nivel de dureza de muchas escenas vividas en guerras, el conflicto político transportado al ámbito familiar. Lo que nadie quiere es que mueran los suyos, pero el contexto bélico fuerza a tomar decisiones extremadamente inhumanas como no salvar a un miembro de la familia, sobreponiendo el posible triunfo de la revolución.

¡Massacre, massacre!

Este último relato narra los sucesos de una fábrica después de ser ocupada por la Junta Revolucionaria de la ciudad. Dos obreros,que no se sentían de ningún signo político, por ende de ningún bando de la guerra, temieron perder su empleo por la radicalización de los nuevos propietarios de la fábrica, que a veces los tachaban de fascistas. Bartolo se sindicó en un grupo anarquista, mientras que Daniel siguió fiel a sus ideas y no mantuvo la boca cerrada en reuniones, expresando su ni revolucionaria ni fascista ideología, defendiendo su propia libertad.

Consejo obrero

El consejo obrero estuvo haciendo en la fábrica limpieza de personal fascista, pero gran dilema tuvieron con el conserje Valentín. Era odiado por todos, y de ser por algunos estaría muerto, pero el hecho de que él era el único que conocía perfectamente el local y los procesos de producción motivó a los cabecillas sindicales a mantenerlo con vida y evitar su muerte. Se le ordenó a Valentín que instruyese a tres obreros, para poder deshacerse de él, por lo que fue condenado a vivir con el miedo constante de no saber cuándo llegaría su hora. Cuando el conflicto interno en el Consejo Obrero estalló, se hizo un juicio para valorar la fidelidad de Bartolo a la revolución, y cuando todo parecía perdido para el acusado de fascista, el líder del sindicato anarquista le preparó una huida, sumando otra contraposición a una parte del Consejo. Finalmente, los propios anarquistas se encargaron de destapar a Bartolo y de fusilarlo. Por otro lado, Daniel solo fue expulsado de la fábrica, y más adelante forzado a participar en la guerra en las líneas republicanas, defendiendo una causa ajena, ya que su deseo de libertad no lo acogía ninguno de los bandos enfrentados.

Un grupo de milicianos obreros en Madrid divisa una luz parpadeante en el cielo durante la noche. Dudosos de su proveniencia, más tarde escuchan en una cadena de radio franquista entre mofas y amenazas que se están enterando de sus planes. Ardidos de las burlas, deducen que el parpadeo estelar era en realidad un espía y van a por él. Uno tras otro van desmantelando la red de espías instaurada por todo Madrid, acabando con la vida de antiguos camaradas convertidos en traidores, una mujer aparentemente inocente y su novio, un traidor aviador, en situaciones violentas en un hotel, o en casas con menores. Continuan sus redadas, ya más alejados de Madrid, con destino a una vieja cabaña en una ladera, donde había un veterano franquista que baja a varios milicianos. A pesar de las pérdidas, el líder decide continuar, completamente inmerso en la misión, ignorando las bajas en sus líneas durante el avance, y descubre la que pensaba que era la última lucecita, al menos la última que él vería. Una emboscada de sublevados les estaba esperando, dando un final fatal a la expedición nocturna.

Y a lo lejos, una lucecita

Esta historia situada en el sur de España pertenece al principio de la guerra civil, cuando el bando sublevado avanzó por Andalucía buscando el acceso a la capital. Su protagonista se llama Rafael, el menor de tres hermanos, hijos de un importante burgués, propietario de las tierras de alrededor. Chaves Nogales narra la que fue la última expedición militar del señorito Rafael. Junto con sus hermanos y demás subordinados del padre, la milicia del bando sublevado partió en busca de unos campesinos anarquistas que habían huido tras ocupar tierras próximas al señorío del susodicho. Una vez adentrados en un pueblo sospechoso de albergar a los campesinos, con ayuda de otros milicianos obreros, estos les tienden una emboscada a Rafael y sus hombres. En medio de una situación tensa en la que los caballistas tenían de rehenes mujeres e hijos de los obreros y estos tenían la posibilidad de volar por los aires el edificio en el que se resguardaban, Rafael dialoga con su antiguo maestro convertido ahora en su enemigo, Julian. Ambos llegan a la conclusión de que ni los caballistas querían matar a los rehenes, ni los campesinos querían volar por los aires el edificio, haciendo una muestra de compasión mutua. Finalmente, los caballistas logran resistir lo suficiente como para que los refuerzos lleguen, y capturan a todos los campesinos y demás milicianos partícipes de la emboscada. Rafael, tachado de “rojo” por sentir compasión por el enemigo, su antiguo maestro, también es encarcelado con Julián. Allí vivió el fusilamiento de su maestro, para más adelante ser liberado y condenado a vivir con el sentimiento de culpa durante el resto de su vida.

La gesta de los caballsitas

Este relato cuenta la historia de un grupo revolucionario rebelde dentro del bando republicano. Tras tomar a tiros un teatro mientras se celebraba un espectáculo, ordenaron a las bailarinas a continuar como si no acabaran de realizar una matanza de los señores espectadores. Los que quedaron vivos los tomaron de rehenes por fascistas, y de allí reclutan a un inglés borracho, Jorge, aviador recién llegado a las líneas republicanas, y a su mujer acompañante, Pepita. Cuando llegan al pueblo para encarcelar a los prisioneros, se plantea un tenso debate entre el Comité Revolucionario y el líder del grupo de canallas, en el que los pueblerinos prefieren mantener a los rehenes con vida y los otros fusilarlos cuanto antes. La tensión desembocó un tiroteo entre supuestos aliados de la República. El inglés despertó de la resaca en medio de los disparos, y los pueblerinos le dijeron que les atacaban los franquistas, pero cuando vio a sus recientes compañeros en las liíneas enemigas, dejó de combatir y esperó a que cesara el fuego.

La columna de hierro

Durante los tiros, el inglés vio como su acompañante femenina ayudó a los prisioneros a escapar, lo que le hizo dudar de la legitimidad de Pepita. Una vez dados a la fuga tanto los fugitivos como el grupo de revolucionarios rebeldes, en un momento de sinceridad Jorge le comentó a Pepita que podía confiar en él, que él también se apiadó de los prisioneros y que los hubiera liberado, a lo que Pepita respondió con seriedad que ella era fascista, y que estaba viviendo todas esas miserias por apoyar como pudiera al generalísimo.

Esta historia narra la situación vivida en un hotel cuando estalló la Guerra Civil en España. El hotel lo mantenían un grupo de tres mujeres y un mozo, sindicalistas, y en él veraneaban multitud de burgueses, terratenientes y demás ocupaciones de clases diligentes, entre las que se encuentra el general Tirón con su mujer. El comienzo del conflicto supuso una situación de tensión entre los trabajadores del hotel y los hospedados, que muchos se dieron a la fuga discretamente, pero otros no tuvieron esa suerte, como Tirón que intentó hacerse pasar por uno de los socialistas. Una de las mujeres pilla la verdadera ideología de Tirón, por lo que sale en busca de autoridades para denunciarlo, pero en el camino se encuentra violentas escenas y un cadáver, del que recoge la cartera en la que encuentra un carnet de afiliado a la CEDA y una foto de su familia. La mujer se detiene a pensar y termina reprimiendo su deber de denunciarlo y vence en ella la compasión por el general Tirón y sus familiares, por lo que las mujeres deciden a ayudarle a escapar del hotel. Varios meses después le llega la noticia a Tirón de que capturaron al personal del hotel, por lo que recordó cómo le ayudaron e intentó hacer lo propio discretamente para que no lo tachasen de rojo, pero las autoridades a cargo de los rehenes del hotel no le dejaron. Las tres mujeres murieron fusiladas y los gritos y lloros penetraron en los oídos de Tirón, impotente, que no pudo hacer nada más que resignarse y agradecer los actos de valentía de las mujercillas.

Viva la muerte

Comienza esta historia con la captura de un soldado marroquí, Mohamed, perteneciente a un cuerpo liderado por un viejo caíd. Su grupo, junto otras columnas sublevadas, quiebran implacablemente la defensa preparada por los campesinos raptores de Mohamed, que tras humillar y tratar de objeto al rehén marroquí, viendo su derrota cercana, deciden asesinarlo, por lo que el caíd promete venganza asaltando Madrid. En este asalto fallido, terminan capturados el viejo caíd y varios de sus hombres. Son llevados como atractivo a un desfile militar republicano por la capital, recibiendo insultos y demás agresiones de los espectadores. Una vez terminado, son encarcelados, situación en la que los marroquíes piden piedad, manteniendo que "moro estar rojo". Mofándose, los milicianos obreros le preguntan lo mismo al caíd, que decide no resignar su posición por lo que lo amenazan. En ese momento, otro veterano republicano sale en defensa del viejo caíd por su acto de valentía y honestidad. Desde ese momento se establece una relación de respeto entre el veterano y el caíd, que agradecido le besaba las manos al viejo republicano a sabiendas de que no le salvaría la vida, meramente por mostrar respeto a sus actos, mientras que el veterano, dolido, siguió con el protocolo y llevó al paredón a su compasivo rival y a los demás marroquíes.

Los guerreros marroquíes

Ante las noticias de un asalto sublevado a un pueblo con numerosos objetos de valor cultural, entre las que se encuentran cuadros del Greco y reliquias religiosas, desde Madrid se manda un cuerpo de republicanos liderado por el camarada Arnal con el objetivo de preservar dichos bienes. Al llegar, se ordena cargar todos los bienes a furgones para llevarlos a salvo a Madrid, a lo que los pueblerinos se niegan y prefieren quemar las reliquias antes de que salgan del pueblo. El previsto ataque franquista llegó antes de lo esperado, y en un rápido movimiento Arnal y dos camaradas entierran los tesoros en un lugar escondido que sólamente ellos conocen. Acto seguido, los dos compañeros se lanzan a la batalla. Arnal, pensando en la preservación de los bienes, decide mantenerse con vida, ya que de morir los otros dos sería el único capaz de recuperarlos.

El tesoro de Briesca

El fatal presagio de Arnal se cumplió, por lo que decidió darse a la fuga con el objetivo de conservar los cuadros y demás objetos sagrados. Este plan no acabó bien, ya que fue alcanzado por milicias sublevadas, y en su último suspiro, el hecho de saber que aquellas reliquias jamás llegarían a las garras golpistas le hizo morir orgulloso de sus actos en vida.

Manuel Chaves Nogales, partidario de la II República pero de ninguno de los dos bandos de la Guerra Civil, fue un periodista sevillano que llegó a ser director del periódico de ideología moderada "Ahora", incluso cuando las Juventudes Socialistas Unificadas se adueñaron del periódico. A pesar de estar en contra de ambos extremos, encontró su forma de combatir contra la instauración de un régimen dictatorial en España, ya que vio su oficio duramente afectado por las censuras de prensa durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930). En noviembre de 1936, bajo el contexto de extrema violencia, se da al exilio rumbo París junto a su familia, donde gracias a embajadores hispanoamericanos logra publicar con la editorial Ercilla el que muchos consideran lo mejor que se ha escrito en España de la Guerra Civil. Cabe destacar la ecuanimidad que mantiene Chaves Nogales a la hora de redactar los relatos, siendo tan duro con un bando como con el otro, mostrando su hartazgo de las posiciones extremistas, que se desarrolló análogamente que dichas posturas en España.

Sobre Manuel Chaves Nogales

Bigornia era un herrero anarquista que vivía en los montes de los alrededores de Madrid, en una cabaña junto a su mujer. Fue decisión suya el vivir alejado de la urbe, donde vivía más feliz y más tranquilo. Cuando comenzó la guerra asistió a una misión en la que gracias a su valentía, al romper un cuello de botella enemigo con su inseparable martillo, lograron él y un variopinto grupo de soldados de diferentes procedencias salvar a los rehenes que los sublevados tenían presos en el edificio. Tras ver la cobardía de muchos de los milicianos obreros, que ante la más mínima adversidad, tiraban el rifle y huían, se volvió a casa, prometiendo no participar jamás en la guerra, ni para unos ni para otros. De camino rescató a una mujer con su hija. La niñita confundida no sabía si hacer el saludo revolucionario o el fascista. Acogió a ambas en su casa, a pesar de las conjeturas de su mujer, que malpensaba de las intenciones de Bigornia con la joven rescatada. Tiempo después en un momento clave para el bando republicano como es la llegada de tanques rusos y demás material militar, Bigornia es convencido para volver a las líneas.

Bigornia

Junto con un camarada ruso que le explicaba el funcionamiento del tanque, al que Bigornia llamaba cariñosamente "Juanito", partieron a una ofensiva para poner a prueba la maquinaria soviética, maniobra que se vio afectada nuevamente por la cobardía de sus compañeros, que abandonaban a mitad de camino. Su tanque fue el que más se adentró en territorio enemigo, pero a la hora de la retirada, asesinaron al instructor ruso, que iba disparando la ametralladora, y más tarde Bigornia muere chamuscado por un incendio provocado alrededor del tanque.