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Material complementario sobre las piezas de la Vitrina Cero 'Relatos de la Ausencia'

Transcript

Relatos de la

Vitrina Cero

Haz click en cada imagen para aprender más sobre los folios de esta vitrina

recorte de manuscritos medievales en el siglo XIX

Ausencia

Ausencia

Folio de cantoral de los Reyes Católicos

Este folio recoge las melodías usadas por las comunidades eclesiásticas en sus celebraciones litúrgicas, según el orden del calendario. Las letras doradas aluden a la fiesta de la purificación de la Virgen. Bajo ellas, un hueco recortado corresponde a una letra capitular. En la parte restante encontramos notación musical cuadrada, sobre tres pentagramas junto al texto en latín. En sus márgenes, sobre un fondo vegetal se disponen animales reales como las aves, seres híbridos, mitológicos y fantásticos, figuras infantiles y caricaturescas. Destaca el escudo de los Reyes Católicos, que los identifica como sus promotores y patrocinadores.

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Inicial H con Natividad

Las iniciales llegaban a albergar complejas escenas. La letra H genera un espacio en su interior donde se ha representado la Natividad en primer plano y el Anuncio a los pastores en el lateral. Anotado a lápiz sobre el cartón del álbum aparecen su datación y lugar de procedencia: ‘siglo XV’ y ‘Segovia. Tanto esta anotación como el protagonismo de la figura de san Jerónimo vinculan el fragmento con la orden jerónima, en cuyos scriptoria pudo ser iluminado. La importancia de los cantos y rezos comunitarios revirtió en la proliferación de librerías monacales, documentadas también en el monasterio jerónimo de Santa María del Parral (Segovia).

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Álbum de miniaturas

En este cartón el coleccionista ha reunido una serie de miniaturas pertenecientes a manuscritos italianos de los siglos XIV y XV. En su decisión impera el criterio estético, priorizando aquellas iniciales con más detalles o más ricas iconográficamente. Las letras iniciales de menor tamaño, como en este caso, eran muy apropiadas para la incorporación de retratos o de escenas pequeñas que se adaptasen al marco. En la parte trasera de este álbum se ve el reverso del folio, con escritura en letra redonda italiana y notación musical.

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La incial, formada por troncos y acantos, enmarca una compleja escena devocional y se extiende hacia el margen, dando paso a una orla de hojas, flores, mariposas y aves. La minuciosidad del detalle, el uso del oro y la plata y las figuras representadas permiten vincularlo a las primeras producciones del scriptorium del monasterio de Santa Engracia de Zaragoza. Datada de finales del siglo XV, fue posteriormente adherida a un pergamino de cantoral, cuyos pentagramas, notación y texto musical se conservan parcialmente.

Inicial T con Virgen del Pilar

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Folio en latín

El proceso de restauración permitió descubrir el texto conservado bajo el paspartú, un folio escrito en latín medieval en letra gótica redonda corriente entre los siglos XIII y XV. Reproduce fragmentos de distintos libros y pasajes bíblicos. Ocupa recto y verso, distribuido en dos cajas separadas por la antena – el tallo que se extiende desde la inicial ‘R’ principal hacia los márgenes superior e inferior.

Créditos

  • Textos y selección de imágenes: Beatriz Campderá, Helena Lahoz, Paula Pagés, Solène de Pablos (Departamento de Antigüedades Medievales); Belén González (Departamento de Conservación)
  • Diseño y edición: Pablo González (Departamento de Difusión)
  • Fotografías: Ariadna González, José Luis Municio, Marisa Villamón

Créditos

En el reverso se pueden ver restos de la escritura, del pautado en color rojo y de la notación musical que conformaban estos cantorales. La forma de esta notación, cuadrada, es típica para el canto gregoriano desde al menos el siglo XIII y está condicionada por los instrumentos que se utilizaban para su escritura. El pautado de cuatro líneas o tetragrama fue incorporado al sistema de escritura musical por Guido d’Arezzo en el siglo XI y se utilizó hasta el siglo XVII. Convivió con el nuevo modelo de cinco líneas, el pentagrama, que se sigue utilizando en la actualidad.

El escudo central corresponde a los reinos de Castilla y León (castillo almenado y león rampante coronado) y Aragón y Aragón – Dos Sicilias (barras y águila coronada), rematado por una corona real. La ausencia de la granada nos sitúa durante el Reinado de los Reyes Católicos antes de la conquista del reino de Granada en 1492. El escudo queda soportado por el águila de san Juan Evangelista, flanqueado por ángeles en los lados cortos y por las divisas personales de Isabel (un haz de flechas, coincidente en su primera letra con la inicial del rey) y de Fernando (el yugo, coincidente con la inicial de su esposa “Ysabel” en castellano antiguo).

Santa Engracia, patrona de la Zaragoza medieval y de la iglesia monástica, se identifica por la corona y el clavo en la frente. Su creciente popularidad motivó a Juan II, padre del Rey Católico, a dedicarle una iglesia. Fernando II materializó el proyecto para honrar la memoria de su padre y ganar el favor local.Sobre la cripta de las Santas Masas, donde se veneraban los restos de la Santa y de los innumerables mártires, comenzó la fundación de un gran monasterio jerónimo llamado a reflejar el esplendor monárquico.

En el arte medieval es frecuente encontrarnos figuras que muestran iglesias en miniatura como vemos aquí. Esta estrategia figurativa, que se remonta al siglo VI, se desarrolló para representar a los donantes o benefactores de una iglesia determinada, como una forma de autopromocionarse, en ocasiones ofreciendo la maqueta del templo a la propia divinidad. Además, este personaje en concreto, al portar un báculo y una mitra, puede asociarse con la figura de un obispo.

Una forma de organizar visualmente la escritura y destacar aquellos pasajes más importantes era incorporando iniciales iluminadas según una jerarquía preestablecida. El color y el dorado, los motivos vegetales, geométricos y filigranas no solo eran elementos decorativos, sino auténticos marcadores de lectura. En este folio la inicial principal es esta ‘R’ campeada – con marco cuadrangular de filigrana. Las iniciales secundarias se decoran en taracea; mientras, en el bloque de texto, diversas letras se destacan en tinta roja y azul.

El artista ha jugado con los colores con los que tradicionalmente se representa a la Virgen, azul y rojo, para recrear también la indumentaria de san José, las alas y la túnica de los ángeles y las hojas de acanto que conforman la inicial.

En el espacio del recorte, sobre un cielo azul estrellado, acompañada de dos ángeles músicos, se habría representado la aparición de la Virgen. Según la leyenda, habría aparecido ante Santiago en su tránsito por Zaragoza para indicarle el lugar para la construcción de la primitiva Basílica del Pilar.

En el reverso, los fragmentos recortados para incluir las cuatro 'R' añadidas al recto se yuxtaponen al del folio, sin atender a una coherencia semántica con el texto circundante. En uno de ellos, incluso, se aprecia el resto del dorado de la decoración vegetal.

La etiqueta con el número ‘1849’ corresponde al número de inventario antiguo, identificativo de la pieza en el MAN. Gracias a este número se ha podido recuperar la ficha de catálogo firmada por Rodrigo Amador de los Ríos. Sabemos así que el fragmento ya se encontraba en el museo en 1895. Describe la pieza como dos pedazos de pergamino sobrepuestos que contienen una letra capital (T) que acoge una escena del culto a la Virgen del Pilar, cuya imagen, colocada sobre alta columna, falta por haber sido recortada.

En el folio se distinguen cuatro ‘R’ intrusas, incorporadas a izquierda y derecha de la antena (decoración vegetal alargada central). A juzgar por el paralelo estilístico y paleográfico, probablemente fueran recortadas del mismo manuscrito e incluidas en el recto del folio, la cara visible de la pieza, con un fin ornamental. Las iniciales quedaban así separadas de su función original, desconectadas del texto circundante. Alrededor de algunas se reescribieron las palabras originales; en otros casos quedaron amputadas. En el reverso, el texto del fragmento recortado se yuxtaponía al del folio, sin atender a una coherencia semántica.

Unos ángeles en el cielo anuncian el nacimiento de Jesús a unos pastores con su rebaño. Se muestran sorprendidos, uno incluso se arrodilla y levanta el brazo en dirección a los ángeles. En muchas ocasiones en la escena del Anuncio a los pastores se les representa a éstos con instrumentos musicales, en este caso, como se ve aquí, con una gaita. Sucede después de la Natividad, por ello se suele representar a la derecha ya que el orden de lectura facilita esta narración.

San Jerónimo tiene como atributo iconográfico principal el león, que aquí se representa de pie sobre sus dos patas traseras, quizás mostrándole la pata herida. Según la leyenda, un león con una espina clavada en la pata se le acercó al santo, éste le curó y desde entonces nunca le abandonó. También le vemos acompañado de un capelo, el sombrero distintivo de los cardenales. Viste el hábito de la orden jerónima, lo cual nos permite identificar el origen de esta miniatura en un cantoral creado o al menos utilizado en un monasterio jerónimo.

En el interior de esta inicial se representa a un personaje nimbado, que por el color blanco del hábito, y los objetos que porta, un libro y lo que podría ser una azucena, podemos identificar como un santo perteneciente a una orden religiosa.

El pilar sobre el que la Virgen se habría posado al aparecer ante Santiago se convirtió pronto en reliquia fundacional de la Basílica del Pilar. Oculto bajo dos capas protectoras, una metálica o de plomo aplicada en el siglo XV o XVI y otra de plata del XVIII, apenas se ha visto desnudo. Las descripciones modernas tomaron como referencia el jaspe visible a través del humilladero, aunque investigaciones recientes de Fernando Marías y José Riello lo han puesto en entredicho. Un documento datado de 1548 informa de que el pilar estaría, en realidad, tallado en piedra blanca común, similar al gris jaspeado de esta representación.

Los márgenes son el lugar apropiado para las droleries o divertimentos; ejercicios de gran vivacidad y naturalismo, donde entre los motivos vegetales se desborda la fantasía y lo bufonesco. Es el caso del detalle del margen lateral derecho, con la representación de seres simiescos con capa y tocados con la mitra de obispo, parodia del estamento clerical por la vulgaridad y obscenidad que representa este animal.

Mediante aplicación de humedad controlada, se levantó la cartulina del montaje, dejando a la vista la hoja manuscrita completa. Una vez descubierta, la hoja se sometió a una limpieza mecánica, y posteriormente a una estabilización dimensional y alisado. El nuevo montaje realizado tiene como objetivo mantener al pergamino estable y busca que conservando el montaje original se pueda observar la hoja completamente.

En una primera observación se intuyó que la forma en la que la obra estaba montada permitía ver solamente una parte de la hoja manuscrita. Por ello se propuso una intervención que permitiera descubrir el texto que se encontraba oculto por el montaje.

Este ejemplo nos muestra uno de los problemas principales de esta colección que es la descontextualización de las piezas.Al ser recortes, hemos perdido toda la información que acompañaba a la miniatura, que en este caso probablemente represente la Entrada triunfal en Jerusalén. Cristo aparece acompañado de los apóstoles, que portan una rama de olivo o palma.

Bajo el patrocinio de Fernando II, coincidieron en el scriptorium de Santa Engracia prosperidad económica y llegada de miniaturistas de diversas procedencias. Esta situación revirtió en la minuciosidad del detalle, que se destacaba con finas líneas doradas y plateadas, y, en la alta calidad del pergamino, que quedaba atestiguada al dejarlo en su aspecto natural, blanco y bruñido. En la iluminación confluyeron distintos gustos y sensibilidades estéticas. En la escena devocional se observa un gusto propio del gótico internacional, mientras que en la orla predomina otro más naturalista, vinculado a la escuela flamenca.

Estas dos líneas de letras doradas, con el texto “In purificatione: s[an]c[t] Marie introytus”, identifican la fiesta de la purificación de la Virgen.Para su dorado, se utilizaba la técnica de los panes o láminas muy finas de oro. Tras un dibujo previo se aplicaban las láminas directamente sobre el pergamino o encima de una preparación, de la que se entrevé el rojizo del bol, que le daba cierto relieve y consistencia. Después se bruñía o pulía para un aspecto más brillante y compacto.Su empleo y consistencia evidencian el alto poder adquisitivo de sus patronos.

El personaje que aparece en el interior de esta inicial, nimbado y con libro, parece que representa a santo Domingo, con la esclavina negra que forma parte del hábito de la orden de los dominicos.

La escena presenta la oración de un monje jerónimo frente al Santo Pilar, sobre cuya basa se apoya un códice. Tras él aparecen santos aragoneses vinculados con el enclave y algunas de las principales figuras de la Iglesia y la orden jerónima: san Lamberto, santa Engracia y san Pablo, a un lado; san Pedro, san Jerónimo, san Esteban y Santiago, al otro.

Los cosidos históricos son una forma tradicional de reparación de los desgarros que se producían durante el proceso de elaboración del pergamino, sobre todo durante el raspado y tensado. Este tipo de reparación también era utilizada por los propietarios, normalmente monasterios y conventos, en ejemplares deteriorados por la manipulación continuada, como es en este caso, un cantoral. Es reseñable la durabilidad y estabilidad que presentan estas antiguas reparaciones, que en la mayoría de los casos continúan desempeñando a la perfección su función de su unión de los desgarros.

En el recto se observan líneas de encuadre en negro: es el rastro de la planificación de su montaje con paspartú, la señalización de las zonas que habrían de quedar visibles. Este montaje pudo haber coincidido con el de las cuatro ‘R’ secundarias, recortadas e insertadas aquí.