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Transcript

Redefinir el concepto de “felicidad”

Conocer el propio modelo mental

Reprogramar la mente

Cultivar la energía vital

Comprometerte con el entrenamiento

Medir los resultados que se obtienen

Practicar la aceptación

7 claves para llevar tu proceso de autoconocimiento

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La gran mentira contemporánea es que “la felicidad está afuera de ti mismo”. De ahí que puede que te hayas conformado con sucedáneos como el placer, la excitación o la euforia temporal que te proporciona el consumo materialista, los triunfos profesionales o el entretenimiento. Sin embargo, la felicidad no tiene nada que ver con el bien-tener, sino con el bien-estar. Es decir, con la sensación interna de estar bien contigo mismo, independientemente de cómo sean tus circunstancias externas. La verdadera felicidad es ausencia de sufrimiento.

La palabra mágica que lo cambia todo es la “aceptación”. Eso sí, aceptar no quiere decir resignarse, reprimirse ni ser indiferente. Tampoco significa tolerar o estar de acuerdo. Y está muy lejos de ser un acto de debilidad, pasotismo, dejadez o inmovilidad. La auténtica aceptación nace de una profunda comprensión y sabiduría acerca de por qué eres como eres, por qué los demás son como son y por qué el mundo es tal como es. Lo cierto es que aquello que no eres capaz de aceptar es la única causa de tu sufrimiento.

Se trata del esqueleto psicológico innato que trajiste contigo de serie al nacer. En él se originan los pensamientos y se instalan las creencias, los valores, las prioridades y las aspiraciones que constituyen tu personalidad. Es como una lente a partir de la que filtras la realidad objetiva de forma distorsionada y subjetiva. Más allá de condicionar tu manera de mirar y de comprender la vida, tu modelo mental determina por qué eres cómo eres, así como la “piedra emocional” con la que tropiezas una y otra vez a lo largo de tu vida. La mejor manera de conocer tu modelo mental es, sin duda, a través del Eneagrama.

En la medida en que manejas información veraz, cultivas tu energía vital y te comprometes con el entrenamiento, es una cuestión de tiempo que empieces a cosechar resultados de satisfacción. De hecho, existen tres indicadores internos para saber si estás progresando en tu camino de aprendizaje. El primero es la felicidad (que te lleva a dejar de sufrir), el segundo es la paz interior (que te lleva a dejar de reaccionar frente a tus circunstancias); y el tercero es el amor, que te lleva a dejar de luchar y de entrar en conflicto con la realidad.

Cuando un agricultor quiere obtener un tipo de fruto, echa en la tierra la semilla correspondiente. Del mismo modo, si anhelas un determinado fruto en tu vida, es imprescindible que plantes la semilla adecuada. En este caso, la semilla es tu pensamiento y la tierra, tu mente. Así, para poder cambiar la actitud que adoptas frente a tus circunstancias –cambiando así los resultados que cosechas en las diferentes dimensiones de tu vida–, es imprescindible que modifiques tu manera de pensar, insertando en tu mente información veraz y de sabiduría.

La sabiduría no puede enseñarse. Nadie puede recorrer el camino por ti. De ahí que si de verdad anhelas un profundo cambio en tu vida, es esencial que te comprometas contigo mismo. Este es sin lugar a dudas el mayor compromiso que puedes asumir en toda tu vida. Y no se trata de obligarte ni de exigirte. La auténtica transformación no tiene nada que ver con los “tengo que” o los “debería de”. Más bien surge a raíz de una profunda motivación por sentirte mejor contigo mismo y, en consecuencia, con los demás y con la vida.

Al igual que cargas el móvil cuando se le agota la batería, has de saber cómo recargar las pilas por medio del contacto con la naturaleza, la nutrición natural, el ejercicio físico, el yoga, la contemplación, el silencio o la meditación. A su vez, es recomendable que te rodees de personas que desprendan energía positiva. El reto es que encuentres un sano equilibrio entre la actividad, el descanso y la relajación. Para ello, es fundamental que reflexiones sobre el impacto energético que tiene tu estilo de vida en general, así como tus hábitos en particular.