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Práctica de valores

Lo que hace personas a las personas, son sus valores

Max Scheller

Muchos(as) grandes pensadores(as) han reflexionado sobre la vida cotidiana. La filósofa húngara Agnes Héller, describió la cotidianidad como “el espejo de la historia... el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, los cuales crean la posibilidad de la reproducción social…. Es la forma real en que se viven los valores, creencias, aspiraciones y necesidades”.

Agnes Héller

A partir del momento en que la mujer está en proceso de gestación, el feto depende totalmente de ella.

la familia es la primera escuela de la vida

Desde esta perspectiva,

Dicho contexto le requiere a la mujer estar profundamente consciente de su rol, y ejercer responsabilidad al actuar con la calidad necesaria para enfrentar las situaciones que vive diariamente, para contribuir al desarrollo de una vida.

Es un periodo de vida intenso y complejo para la mujer. Poco a poco surge una relación, que con el transcurrir de los días y el desarrollo de la vida y la sensibilidad, frecuentemente resulta en una profunda experiencia humana basada en la mutualidad.

Independientemente de su estado físico, la criatura requiere de un cuidado extraordinario que atienda sus necesidades cotidianas. Indefenso y totalmente dependiente, por instinto buscará el calor humano. Proporcionalmente a su estado físico, interactúa con lo que le rodea. El ambiente familiar, la comunidad, los vecinos, el cuido y eventualmente la escuela moldearán su vida.

El proceso de gestación

Al nacer

Dadas estas condiciones, los profesionales que inciden directamente en la salud, educación y bienestar de un niño(a), deben mantener un alto nivel de responsabilidad en el ejercicio de sus tareas.

Particularmente, el cuido y la escuela habrán de proveer un apoyo fundamental a la familia en el proceso de la crianza. Los diversos componentes que formarán parte de su entorno, ejercerán influencia sobre su calidad de vida. Específicamente, las vivencias experimentadas en el núcleo familiar, la escuela, el trabajo, los espacios para cultivar sus creencias, y sus relaciones de pareja, habrán de incidir en la formación de su identidad.

El crecimiento y desarrollo de una persona es proporcional al valor con el que se le ha tratado y se le trata, y a los valores que esta asuma y practique en su cotidianidad. En la medida en que practiquemos valores para el beneficio de nuestros(as) niños(as), los que nos rodean y nosotros(as) mismos(as), la calidad de nuestra vida individual y social incrementará notablemente. Ciertamente, la influencia y el alcance abrumador de los valores en nuestro diario vivir, también nos lleva a reflexionar profundamente sobre su ausencia.

¿SE HABRÁN PERDIDO LOS VALORES?

En nuestra perspectiva, los valores no se pierden, se pierden los seres humanos. Practicar o no los valores, es simplemente cuestión de voluntad: querer hacerlo.

En la cotidianidad podemos escuchar frecuentemente frases como “los valores se han perdido”.

Ejercer la voluntad requiere que cada uno actúe según sus propias convicciones: hacer lo que realmente se quiere hacer.

Practicar un valor sin que nadie me lo pida u ordene, es un evento profundamente importante: es la esencia de lo que uno es como ser humano, conforme a la acción que se lleve a cabo.

Un ejemplo cotidiano sencillo es valorar que alguien agradezca que se le ceda el paso, algo que no se ve a diario; pero todavía hay personas que practican el civismo intencionalmente, y con ello contribuyen a que la convivencia cotidiana sea pacífica y agradable.

La riqueza más importante de una sociedad, es proporcional a la calidad de vida que se experimenta en su cotidianidad. Por ejemplo, cuando practico la bondad, proyecto una inclinación hacia el bien, que puede influenciar positivamente la percepción y los estados de ánimo de los demás.

En un escenario conflictivo, dar el primer paso para la reconciliación después de un mal entendido, es un acto valiente que demuestra madurez y humildad, y que puede contribuir al proceso de limar asperezas para el bienestar de la relación o la calidad de vida de un grupo. El que se esfuerza y hace cosas en beneficio de los demás, bien puede derivar resultados saludables sobre lo que ha cosechado.

Practicar los valores

Henry Lefevbre

Sociólogo famoso en los sesentas y setentas, reflexiona sobre las situaciones de la vida:

La vida cotidiana es reconocer y entender comportamientos, costumbres, proyección de necesidades, captar cambios a partir del uso de los espacios y tiempos concretos

Desde esta perspectiva, la cotidianidad se refiere a los procesos y las prácticas interpersonales mediante las cuales se transmiten costumbres y tradiciones, conocimientos, valores e intereses que distinguen a diversos grupos.

Conservar las tradiciones de una comunidad o de un país significa practicar las costumbres, hábitos, formas de ser y modos de comportamiento de las personas. Este conjunto de saberes y experiencias se transmite de generación en generación por diferentes medios. Los niños aprenden de los adultos y los adultos de los ancianos. Aprenden de lo que oyen y de lo que leen; aprenden también de lo que ven y experimentan por sí mismos en la convivencia cotidiana.

Referencias

Anónimo. (2019). Filosofía . Textos escolares. Instituto Guatemalteco de Educación Radiofónica, IGER (2008). Filosofía, grupo Polochic. IGER