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2017 CAMINO A LA CIMA

2016 LA LADERA

2011. al pie de la montaña

Con la posibilidad de recordar experiencias y prepararse como docente reflexivo , decidí construir un Collage Intuitivo, que me ayudara a consolidar esas etapas que marcaron mi recorrido hasta el momento. Visualizado como un camino que empieza: 1) al pie de una gran montaña, 2) los caminos y senderos de esta ladera en busqueda de la cima, 3) la añoranza de llegar a la cima , siendo esta mis primeras experiencias como asistente y 4) la reflexión que al estar arriba, no es la frontera final, sino un punto más en el camino, esa cima que empezó como un sueño de terminar una carrera pero que me ayudo a encontrar algo que me gusta llamar “Profesión”.

Biografia Escolar

Bryan Briceño Campos

2020-Hoy

2016 (Crítica Manifiesta) La dinámica interdisciplinar, el aprender no solo de mis profesores en los diversos cursos sino aprender de las experiencias de mis compañeros, me ayudaron a compensar muchísimas de mis debilidades y maximizar mis fortalezas, dentro de las cuales siempre estuvieron presentes en los momentos difíciles, los caminos y senderos de esta gran montaña llamada arquitectura, se diversificaron en caminos diferentes, en teorías diferentes, ideologías y estilos que como estudiante intentaba absorber para crear una identidad, una posición, siendo estos los momentos de madurez, donde uno encuentra referentes y guías que ayudan en el crecimiento, de los cuales quiero compartir dos personajes que me definieron y ayudaron: No fue sino hasta encontrarme con uno de mis pilares principales en la carrera, un suceso que cambió mi perspectiva y le debo este momento a un profesor al cual le tengo mucho aprecio, Arquitecto Héctor Rodriguez Campos, uno de esos profesionales de la llamada “vieja escuela”, donde su carácter tosco y directo, intimidaba a la mayoría, pero sabía que no era con intención de discriminar ni minimizar al estudiante, sino de pulir nuestras deficiencias con una practicidad envidiable, la critica tiende a ser una cualidad que se percibe e interpreta de muchas maneras, pero va de la mano con la forma de hablar y de dirigir la palabra, aun recuerdo cuando tuve que exponer sobre el proyecto del museo de oro en San José, un proyecto referente de los años dorados en la arquitectura nacional, uno de mis proyectos favoritos del país y que quería exponer con tanta emoción, que cuando estuve al frente del aula, de mis compañeros y de aquel señor canoso, con semblante hostil… Mis nervios tergiversaron mi discurso, no me explique bien y cuando termine, solo me esperaba un discurso áspero y difícil de digerir, sabia que no había dado en el blanco, que las palabras utilizadas se malinterpretaron y que el profesor tomándoselo con humor y con una sonrisa en la cara, le dio la vuelta a mi discurso, me explico dónde y por qué fallé; las palabras que tenía que corregir y el momento exacto, en donde la admiración del proyecto se interpretaba como crítica, en ese momento aprendí que el diseño no solo se representa o gráfica, también se comunica en un discurso claro, con humildad tome ese aprendizaje e intente corregirlo para convertirlo en un fortaleza a mi repertorio. El segundo personaje que marcó una dirección en el camino entre los senderos de mi viaje como estudiante fue el Arquitecto Adrián Aguilar González, su clase de taller de diseño, planteaba un proyecto en conjunto , una interconexión de ideas y proyectos entre los 15 estudiantes de taller en barrio pitahaya en San José. Aquí quiero hacer un paréntesis, en arquitectura se percibe un aire a ego, bastante fuerte, todos quieren sobresalir de una u otra manera, eso crea competencia, en algunos casos no muy sana como se pretende, es aquí cuando quise desligarme de ese estigma, de manera que procure afrontar el taller de una posición más colaborativa, escuchaba lo que querían hacer mi compañeros aledaños en sus exposiciones e intentaba conectar de manera orgánica con los proyectos, esa visión que en palabras del profesor “era más humilde y sincero, con la arquitectura y compañeros” le tomó por sorpresa, y me enseñó con una química envidiable, como potenciar esos criterios, desde una perspectiva urbana, la naturalidad y energía que emanaba de él, me enseñaron que los egos no deben de interponerse en la educación, que los maestros no son dueños de los proyectos, sino guías y facilitadores. Quiero cerrar esta memoria con una anécdota contada por el profesor Héctor Rodriguez, que dimensiona muy bien la dinámica estudiantil en las escuelas y universidades, el decía: "-Todos Uds. quieren convertirse en mariposas, volar desde el momento que entran al salón de clases, sin darse cuenta que su proceso empieza como orugas o gusanos, consumiendo hojas y plantas, devorando conocimiento que les ayudaran a crear sus fortalezas, sus capullos y que con suerte, esfuerzo y dedicación, tendrán derecho a volar como pretenden Uds.".

2020 (¿se hace o se nace? El Despertar Docente) Tras graduarme, empecé a buscar empleo en el área de arquitectura, incluso trabajando con mi ahora colega Christopher Creaphead, sin embargo la invitación de seguir como asistente del taller 6, fue una puerta que se mantuvo abierta y la cual quise aprovechar para mantenerme activo y que poco a poco fue creando en mi un gusto por algo que no había sentido antes, esa idea de convertirme en profesor. No fue hasta casi dos años de Asistente cuando en el 2020 , la Dirección de Arquitectura, me propuso contratarme como profesor, por mi desempeño como asistente, de los cuales siempre agradeceré, porque fue en ese tiempo en el que aprendí a manejar grupos, compartir, exponer y explotar mis cualidades pero sobre todo a aprender de todos los estudiantes que cursaron por los talleres que impartí, de alguna manera, aposté por el camino de la docencia en vez de trabajar en oficinas grandes de arquitectura, porque encontré algo que verdaderamente me apasiona, es aquí cuando una compañera de profesión como lo es la Docente y Master en Pedagogía Paola Palma me sugiere hacer esta maestría de la que ahora formo parte, en palabras de Paola “tienes una energía y unas ganas de enseñar, aprende a desarrollar esas cualidades”, estas palabras fueron las que me terminaron de impulsar para especializarme, aprender a enseñar, la teoría y epistemología detrás de la educación y algo importante definir mi perfil, mi identidad docente; con herramientas que ayuden a crear en mis estudiantes un carácter crítica y creativa. Ser al igual que los profesores que menciona, una ayuda en sus procesos, una guía y no un obstáculo. La cima de la montaña, que creí era titularme, me ayudó a entender que después de un objetivo, se sigue creciendo, mental y espiritualmente, nos definimos como profesionales en nuestras profesiones, pero ser docente va un paso más humano, social , crítico y creativo, que ayuda a los estudiantes a seguir creciendo y espero seguir ese camino, poder surcar esa nueva montaña que tengo al frente y llegar a una nueva cima.

2017 (Asistente Soñador) Para este momento, esas experiencias descritas, esos caminos cursados, esas guías aplicadas, sin saber que iba a desembocar en una reacción de la cual aún me sorprendo, es aquí cuando se me invitó a ser el primer asistente del Taller Seis de Diseño de la carrera de Arquitectura de la Universidad Veritas, de la cual yo era aún estudiante; estaba en proceso de construcción de mi proyecto de Graduación y Tesis de licenciatura en Arquitectura; aun pienso y me pregunto: ¿Solo fue por una cuestión de afinidades con mi tema de graduación, la invitación directa de mi lector de tesis, el cual era líder del taller o bien fue ese despertar en mí, de un sentimiento, una simpatía a esto que hoy los profesionales que imparten la educación llaman docencia?. Aquí en este preciso año, aparecen los que para mi son mis padrinos en la docencia, el Arquitecto Christopher Creaphead , cuyo papel además de ser mi lector de tesis, fue referente en la representación de lo que concebía como arquitectura en ese momento y el laureado historiador Andrés Fernandez, son ellos los que me impulsan a participar en su taller, no solo para colaborar con las revisiones, opiniones o discursos, con el fin de desarrollar mi tesis de manera fluida, poniendo a prueba la crítica constructiva, al exponer mis hallazgos con ellos y los estudiantes , Sino aprender de los comentarios de todos, esa interdisciplinariedad de la que forme parte y me ayudó a la construcción final de mi proyecto de graduación, entendiendo que la intención de ellos , se debía a que visualizaron en mi , una serie de cualidades e interacciones con las personas estudiantes, una química que impulsaba confianza y se reflejaba en sus trabajos, la figura de asistente no existía como tal, pero los estudiantes entendieron mi papel, tal vez por confianza de edad o por no tener el estigma de profesor, no era criticar sino ayudar, colaborar en su aprendizaje y sus proyectos, como mis herramientas les podían ayudar a ellos, con capsulas y exposiciones, opiniones o revisiones, que poco a poco iban surtiendo efecto. De ellos aprendí algo que hasta el día de hoy valoro y trabajo en mis talleres o cursos, se trataba de la metodología, su organización y sobre todo de su pedagogía, eran los primeros profesores que se salían del modelo conductista, del cual forme parte, lo viví en carne propia y que de alguna manera el estudiante se sentía cómodo, apreciaba su proceso de aprendizaje y que disfrutaba del producto final, sintiéndose orgulloso de él, así como la sonrisa que tengo al compartir con ellos en estos espacios. 1) Presentación MAV . Taller 6 como asistente junto con el arquitecto Christopher Creaphead y Andrés Fernandez. 2) Presentación de mi Tesis de Graduación.

2011 (Introducción al Diseño) Después de un paso difícil en un colegio que no me dejo muchos recuerdos, mi personalidad activa, elocuente y dinámica, se veía reprimida por el ambiente estudiantil que desilusionó a esa experiencia que muchos añoran como los años del colegio, esfumados por como las circunstancias terminaron, son muy pocas las cosas que decidí recordar en mi memoria de ese paso, como dijo una vez mi abuela “pasaste por el colegio pero el colegio no paso por ti”, una frase muy verdadera ahora que reflexiono al respecto. Sin embargo decidí que la universidad iba a ser diferente, iba a ser de ella un lugar seguro, iba a disfrutar mi paso en ella con una mentalidad que aún mantengo al día de hoy, la visión era clara: “a la universidad se va a aprender, a desarrollar y sobre todo a crecer como persona” me dije a mi mismo en aquel 2011, cuando luego de una plática con mi madre, le dije que quería estudiar arquitectura, ilusionado porque esa facultad virtuosa de expresarme con las manos y la ilusión de construir espacios, siempre fueron una emoción a la cual quería darle forma. Con la posibilidad de estudiar en la Universidad Veritas, me encontré con un ambiente completamente único, la visión general de la escuela gira entorno al diseño , a la expresión, a la comunicación y creación, elementos que a la hora de empezar el cuatrimestre me emocionaron muchísimo. Aun recuerdo la ilusión de aquella introducción al diseño, donde no iniciamos directamente a la facultad de arquitectura, la denominada clase llamada “taller integrado” donde las escuelas se combinan y nos presentan independiente de si eras de arquitectura, espacio interno, publicidad o diseño de producto, los FUNDAMENTOS DE DISEÑO, la base de todas estas carreras creativas. Es en este taller donde aproveche no solo la oportunidad de hacer amigos de todas las carreras, sino empaparme de diferentes visiones del diseño, de mis profesores interdisciplinares, no era lo mismo escuchar la posición del diseñador de modas Juan Chica , con su carácter y escuela colombiana, directa y ordenada, con la visión crítica y estética de la Diseñadora de Interiores Alejandra Brenes. Sus maneras de expresarse y comunicarse aunque fueran diferentes, eran precisas y puntuales, nos enseñaban a crear y no sólo replicar. Siendo esta mi primera interacción con el diseño y con la escuela en general.