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1. Enfermedades reumáticas y osteoarticulares

2. Trastornos dermatológicos

3. Enfermedades respiratorias

4. Trastornos circulatorios

6. Rehabilitación y recuperación funcional

5. Afecciones digestivas

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4. Trastornos circulatorios:

Las propiedades vasodilatadoras y tonificantes de ciertas aguas termales ayudan en el tratamiento de insuficiencia venosa, varices y edemas, mejorando la circulación periférica y favoreciendo el retorno venoso.

2. Trastornos dermatológicos:

Aguas con propiedades antisépticas, antiinflamatorias y regeneradoras se emplean en el tratamiento de psoriasis, dermatitis atópica, eccemas y otras afecciones cutáneas. La composición mineral puede favorecer la reparación de la piel y disminuir la inflamación.

1. Enfermedades reumáticas y osteoarticulares:

Las propiedades antiinflamatorias, analgésicas y relajantes musculares de ciertas aguas termales favorecen la mejora de procesos como la artritis reumatoide, artrosis, espondilitis anquilosante y fibromialgia. El calor y los minerales presentes en el agua contribuyen a reducir la rigidez y el dolor articular.

3. Enfermedades respiratorias:

La inhalación o baños con aguas mineromedicinales ricas en sulfatos, bicarbonatos o cloruros pueden mejorar procesos crónico como bronquitis, sinusitis y asma, gracias a su efecto mucolítico, antiinflamatorio y descongestionante.

5. Afecciones digestivas:

Algunas aguas mineromedicinales, especialmente las sulfatadas y bicarbonatadas, se utilizan para tratar trastornos hepáticos, biliares y digestivos, estimulando la función hepática y facilitando la digestión.

6. Rehabilitación y recuperación funcional:

La hidroterapia con aguas mineromedicinales puede ser parte del proceso rehabilitador tras traumatismos, cirugías o enfermedades crónicas, favoreciendo la movilidad, la relajación muscular y la analgesia.