GOYA TESTIGO DE SU TIEMPO
Biografía
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cuadros representativos
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El 3 de mayo de 1808 en Madrid
Los desastres de la guerra 1810-1820
La familia de Carlos IV 1800
El 3 de mayo de 1808 en Madrid
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Los Desastres de la Guerra
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La familia de Carlos IV
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Francisco de Goya nació en 1746 en Fuendetodos, Zaragoza. En su juventud fue rechazado en premios académicos y viajó a Italia para formarse. Al llegar a Madrid, trabajó diseñando tapices y comenzó a destacar por un estilo más personal. Pronto accedió a la corte, donde admiró la obra de Velázquez y se convirtió en retratista de la nobleza. Pintó escenas populares, retratos, obras eróticas y composiciones de crítica social. Fue un testigo de su tiempo, denunciando la guerra, la represión y la injusticia. Sufrió una sordera que cambió su carácter y lo llevó a una etapa más oscura. En sus últimos años, pintó las Pinturas Negras, obras sombrías que anticiparon movimientos modernos como el expresionismo y el surrealismo. Murió en Burdeos en 1828
1746 – Nace en Fuendetodos, Zaragoza. (Juventud) – Es rechazado en concursos académicos; viaja a Italia para perfeccionar su arte. (Al llegar a Madrid) – Trabaja diseñando tapices y accede al círculo de la corte real. (Etapa cortesana) – Se convierte en retratista de la nobleza y cultiva distintos géneros: retratos, escenas populares, crítica social y obras eróticas. (Tras una enfermedad) – Pierde la audición, lo que cambia su carácter y estilo. (Últimos años) – Pinta las Pinturas Negras, obras oscuras e introspectivas, adelantadas a su tiempo. 1828 – Muere en Burdeos, Francia.
Francisco de Goya trabajó en la corte española y tuvo relación directa con Carlos IV, quien lo nombró pintor de cámara, el cargo más importante para un artista en ese momento. Esto le permitió retratar a miembros de la familia real, como en la famosa pintura La familia de Carlos IV, donde aparecen el propio rey, su esposa María Luisa de Parma y sus hijos.
El sitio también sugiere, de forma indirecta, que Goya tuvo acceso a las colecciones reales y al ambiente cortesano, lo cual influyó en su estilo y en su interés por representar tanto a la nobleza como al pueblo. Gracias a esta cercanía con la monarquía, su fama como retratista creció notablemente.
Durante la Guerra de Independencia, Goya fue un testigo directo de los horrores del conflicto y los reflejó en sus obras con gran realismo y crudeza. No idealizó la guerra ni el patriotismo, sino que mostró la violencia y el sufrimiento que afectaron a España en esos años.
Sus grabados, como la serie “Los Desastres de la Guerra”, denuncian las atrocidades cometidas tanto por las tropas francesas como por los españoles, mostrando su compromiso como observador crítico de la sociedad.
Además, Goya retrató la complejidad de la época, denunciando la hipocresía social, la represión y las contradicciones que vivía España, desde la nobleza hasta el pueblo llano, con una mirada profunda y sin concesiones.
Esta pintura, realizada en 1814, representa la brutal ejecución de ciudadanos españoles por parte de las tropas francesas durante la ocupación de Madrid. Goya captura la angustia y el heroísmo de los fusilados, así como la indiferencia y la violencia de los soldados. La obra es una denuncia explícita de la violencia de la guerra y una crítica al poder opresor.
Esta serie de grabados, creada entre 1810 y 1820, documenta las atrocidades cometidas durante la Guerra de Independencia Española. Goya no solo muestra los horrores de la invasión francesa, sino también las represalias y abusos de los propios españoles. La serie destaca por su realismo y su denuncia de la crueldad humana.
Pintada en 1800, esta obra muestra al rey Carlos IV y su familia en un retrato colectivo. Goya, al capturar la corte española en su máxima expresión, ofrece una visión crítica de la monarquía, evidenciando las tensiones y la decadencia de la familia real en el contexto de la época.
Esta pintura, terminada en 1814, es una de las obras más conocidas de Goya y un símbolo universal de la lucha contra la opresión. Representa la ejecución sumaria de ciudadanos madrileños por parte del ejército napoleónico tras el levantamiento del 2 de mayo contra la ocupación francesa. En la obra, Goya muestra con gran realismo la brutalidad y el horror de la guerra: los fusilados están llenos de miedo y desesperación, mientras que los soldados, que aparecen de espaldas, actúan de forma impersonal y mecánica.
La figura central, con los brazos levantados en señal de rendición o súplica, es un icono del sufrimiento humano y del sacrificio por la libertad. Esta obra refleja la crueldad de la guerra y denuncia la violencia ejercida por el ejército francés durante la Guerra de Independencia Española.
Esta es una serie de 82 grabados que Goya creó entre 1810 y 1820. Estos grabados no fueron publicados durante su vida debido a su contenido crítico y polémico. La serie documenta las atrocidades y horrores cometidos durante la Guerra de Independencia, mostrando la violencia, el hambre, la muerte y la desesperación que afectaron tanto a soldados como a civiles.
En esta obra, Goya no se limita a mostrar un bando, sino que denuncia los abusos cometidos tanto por las tropas napoleónicas como por los españoles. Los grabados son crudos y realistas, y están llenos de simbolismo y denuncia social. La serie es un testimonio único del sufrimiento que vivió España en esos años y una crítica a la brutalidad y a la irracionalidad de la guerra.
Además, dentro de esta serie se incluyen imágenes que hacen referencia directa a los Sitios de Zaragoza, donde la población resistió heroicamente los ataques franceses. Estos grabados muestran la valentía y el sacrificio de los zaragozanos en un contexto de destrucción y muerte.
Realizada en 1800, esta pintura es un retrato colectivo que representa al rey Carlos IV, la reina María Luisa de Parma y varios miembros de la familia real española. Aunque a primera vista parece un retrato oficial, Goya incluye un tono crítico y realista en la composición, mostrando a la familia real de forma natural y sin idealización.
El cuadro refleja las tensiones políticas y sociales que se vivían en España en el momento, marcadas por la decadencia de la monarquía y la inestabilidad que desembocaría en la Guerra de Independencia pocos años después. Goya, a través de los gestos, posturas y miradas, transmite una sensación de fragilidad y vulnerabilidad en la corte.
Esta obra muestra la habilidad de Goya para captar la personalidad de sus modelos y su capacidad para reflejar la complejidad de su tiempo, haciendo un retrato que va más allá de la mera representación formal.
GOYA TESTIGO DE SU TIEMPO
Izan Aguilar Gonzalez
Created on September 23, 2025
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El 3 de mayo de 1808 en Madrid
Los desastres de la guerra 1810-1820
La familia de Carlos IV 1800
El 3 de mayo de 1808 en Madrid
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Los Desastres de la Guerra
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La familia de Carlos IV
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Francisco de Goya nació en 1746 en Fuendetodos, Zaragoza. En su juventud fue rechazado en premios académicos y viajó a Italia para formarse. Al llegar a Madrid, trabajó diseñando tapices y comenzó a destacar por un estilo más personal. Pronto accedió a la corte, donde admiró la obra de Velázquez y se convirtió en retratista de la nobleza. Pintó escenas populares, retratos, obras eróticas y composiciones de crítica social. Fue un testigo de su tiempo, denunciando la guerra, la represión y la injusticia. Sufrió una sordera que cambió su carácter y lo llevó a una etapa más oscura. En sus últimos años, pintó las Pinturas Negras, obras sombrías que anticiparon movimientos modernos como el expresionismo y el surrealismo. Murió en Burdeos en 1828
1746 – Nace en Fuendetodos, Zaragoza. (Juventud) – Es rechazado en concursos académicos; viaja a Italia para perfeccionar su arte. (Al llegar a Madrid) – Trabaja diseñando tapices y accede al círculo de la corte real. (Etapa cortesana) – Se convierte en retratista de la nobleza y cultiva distintos géneros: retratos, escenas populares, crítica social y obras eróticas. (Tras una enfermedad) – Pierde la audición, lo que cambia su carácter y estilo. (Últimos años) – Pinta las Pinturas Negras, obras oscuras e introspectivas, adelantadas a su tiempo. 1828 – Muere en Burdeos, Francia.
Francisco de Goya trabajó en la corte española y tuvo relación directa con Carlos IV, quien lo nombró pintor de cámara, el cargo más importante para un artista en ese momento. Esto le permitió retratar a miembros de la familia real, como en la famosa pintura La familia de Carlos IV, donde aparecen el propio rey, su esposa María Luisa de Parma y sus hijos. El sitio también sugiere, de forma indirecta, que Goya tuvo acceso a las colecciones reales y al ambiente cortesano, lo cual influyó en su estilo y en su interés por representar tanto a la nobleza como al pueblo. Gracias a esta cercanía con la monarquía, su fama como retratista creció notablemente.
Durante la Guerra de Independencia, Goya fue un testigo directo de los horrores del conflicto y los reflejó en sus obras con gran realismo y crudeza. No idealizó la guerra ni el patriotismo, sino que mostró la violencia y el sufrimiento que afectaron a España en esos años. Sus grabados, como la serie “Los Desastres de la Guerra”, denuncian las atrocidades cometidas tanto por las tropas francesas como por los españoles, mostrando su compromiso como observador crítico de la sociedad. Además, Goya retrató la complejidad de la época, denunciando la hipocresía social, la represión y las contradicciones que vivía España, desde la nobleza hasta el pueblo llano, con una mirada profunda y sin concesiones.
Esta pintura, realizada en 1814, representa la brutal ejecución de ciudadanos españoles por parte de las tropas francesas durante la ocupación de Madrid. Goya captura la angustia y el heroísmo de los fusilados, así como la indiferencia y la violencia de los soldados. La obra es una denuncia explícita de la violencia de la guerra y una crítica al poder opresor.
Esta serie de grabados, creada entre 1810 y 1820, documenta las atrocidades cometidas durante la Guerra de Independencia Española. Goya no solo muestra los horrores de la invasión francesa, sino también las represalias y abusos de los propios españoles. La serie destaca por su realismo y su denuncia de la crueldad humana.
Pintada en 1800, esta obra muestra al rey Carlos IV y su familia en un retrato colectivo. Goya, al capturar la corte española en su máxima expresión, ofrece una visión crítica de la monarquía, evidenciando las tensiones y la decadencia de la familia real en el contexto de la época.
Esta pintura, terminada en 1814, es una de las obras más conocidas de Goya y un símbolo universal de la lucha contra la opresión. Representa la ejecución sumaria de ciudadanos madrileños por parte del ejército napoleónico tras el levantamiento del 2 de mayo contra la ocupación francesa. En la obra, Goya muestra con gran realismo la brutalidad y el horror de la guerra: los fusilados están llenos de miedo y desesperación, mientras que los soldados, que aparecen de espaldas, actúan de forma impersonal y mecánica. La figura central, con los brazos levantados en señal de rendición o súplica, es un icono del sufrimiento humano y del sacrificio por la libertad. Esta obra refleja la crueldad de la guerra y denuncia la violencia ejercida por el ejército francés durante la Guerra de Independencia Española.
Esta es una serie de 82 grabados que Goya creó entre 1810 y 1820. Estos grabados no fueron publicados durante su vida debido a su contenido crítico y polémico. La serie documenta las atrocidades y horrores cometidos durante la Guerra de Independencia, mostrando la violencia, el hambre, la muerte y la desesperación que afectaron tanto a soldados como a civiles.
En esta obra, Goya no se limita a mostrar un bando, sino que denuncia los abusos cometidos tanto por las tropas napoleónicas como por los españoles. Los grabados son crudos y realistas, y están llenos de simbolismo y denuncia social. La serie es un testimonio único del sufrimiento que vivió España en esos años y una crítica a la brutalidad y a la irracionalidad de la guerra. Además, dentro de esta serie se incluyen imágenes que hacen referencia directa a los Sitios de Zaragoza, donde la población resistió heroicamente los ataques franceses. Estos grabados muestran la valentía y el sacrificio de los zaragozanos en un contexto de destrucción y muerte.
Realizada en 1800, esta pintura es un retrato colectivo que representa al rey Carlos IV, la reina María Luisa de Parma y varios miembros de la familia real española. Aunque a primera vista parece un retrato oficial, Goya incluye un tono crítico y realista en la composición, mostrando a la familia real de forma natural y sin idealización. El cuadro refleja las tensiones políticas y sociales que se vivían en España en el momento, marcadas por la decadencia de la monarquía y la inestabilidad que desembocaría en la Guerra de Independencia pocos años después. Goya, a través de los gestos, posturas y miradas, transmite una sensación de fragilidad y vulnerabilidad en la corte. Esta obra muestra la habilidad de Goya para captar la personalidad de sus modelos y su capacidad para reflejar la complejidad de su tiempo, haciendo un retrato que va más allá de la mera representación formal.