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Soteriología

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Created on September 22, 2025

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Transcript

soteriología

Fr. Gustavo Hernández Márquez, OFM

Definir la soteriología, su importancia y el problema univeral que aborda

" σωτήρ "

Soter que significa "salvación"

¿Qué es la salvación? ¿De qué se necesita ser salvado? ¿Cómo se obtiene la salvación?

Salvación

Se refiere a la liberacion de una condicion negativa, como el pecado, el sufrimiento, la ignorancia o la muerte

El agente

La persona o fuerza que ofrece la salvación, como una deida o un líder espiritual

El enemigo

La persona o fuerza que ofrece la perdición, suele ser ajena al plan original y suele hacer infeliz al hombre

El camino

Son las acciones o prácticas que una persona debe realizar para obtener la salvación, como la fe, las obras, el conocimiento o el renacimiento

El resultado

Es la condición deseada, como la vida eterna, la interior o la reconciliacion con lo divino

hinduismo

Romper el ciclo de reencarnaciones

a través del desarrollo espiritual. Sus conceptos incluyen el brahman (la realidad suprema), el karma (la ley de causa y efecto que determina la reencarnación), el samsara (el ciclo de nacimientos y muertes) y el moksha (la liberacion de ese ciclo)

Se alcanza la salvacion a traves de la devocionales, el conocimiento y la accion (karma)

budismo

Liberación del sufrimiento y llegar al Nirvana

a través de la iluminación mediante la sabiduria, la meditacion y la conducta ética, siguiendo un camino de desarrollo personal y autoconciencia

La "salvación" se entiende como la liberación del sufrimiento y del ciclo de muerte y renacimiento, que se alcanza a través del Noble Camino Óctuple, una vía de práctica que incluye sabiduría, conducta ética y cultivo de la mente mediante la meditación y la atención plena.

judaismo

Cultura monoteísta, fundado en la Torá y las leyes

Se centra en la creencia en un solo Dios que se relaciona con el pueblo escogido a través de la alianza

la salvación se entiende como la liberación colectiva del pueblo judío en la Era Mesiánica. El camino judío hacia la salvación individual se centra en una vida de cumplimiento de los mandamientos divinos, la relación con Dios, la mejora personal y la responsabilidad social

catolicismo

La serpiente era el animal más astuto de cuantos el Señor Dios había creado; y entabló conversación con la mujer: —¿Conque Dios les ha dicho que no coman de ningún árbol del jardín? La mujer contestó a la serpiente: —¡No! Podemos comer de todos los árboles del jardín; solamente del árbol que está en medio del jardín Dios nos ha prohibido comer o tocarlo, bajo pena de muerte. La serpiente replicó: —¡No, nada de pena de muerte! Lo que pasa es que Dios sabe que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como Dios, conocedores del bien y del mal.

Entonces la mujer cayó en la cuenta de que el árbol tentaba el apetito, era una delicia de ver y deseable para adquirir conocimiento. Tomó fruta del árbol, comió y se la convidó a su marido, que comió con ella. Se les abrieron los ojos a los dos, y descubrieron que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se hicieron unos taparrabos. Oyeron al Señor Dios que se paseaba por el jardín tomando el fresco. El hombre y su mujer se escondieron entre los árboles del jardín, para que el Señor Dios no los viera. Pero el Señor Dios llamó al hombre: —¿Dónde estás?

Él contestó: —Te oí en el jardín, me entró miedo porque estaba desnudo, y me escondí. El Señor Dios le replicó: —Y, ¿quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿A que has comido del árbol prohibido? El hombre respondió: —La mujer que me diste por compañera me convidó el fruto y comí. El Señor Dios dijo a la mujer: —¿Qué has hecho? Ella respondió: —La serpiente me engañó y comí.

El Señor Dios dijo a la serpiente: —Por haber hecho eso, maldita seas entre todos los animales domésticos y salvajes; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya: ella te herirá la cabeza cuando tú hieras su talón. A la mujer le dijo: —Multiplicaré los sufrimientos de tus embarazos, darás a luz hijos con dolor, tendrás ansia de tu marido, y él te dominará. Al hombre le dijo:

—Porque le hiciste caso a tu mujer y comiste del árbol prohibido, maldito el suelo por tu culpa: con fatiga sacarás de él tu alimento mientras vivas; te dará cardos y espinas, y comerás hierba del campo. Comerás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella te sacaron; porque eres polvo y al polvo volverás. El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven. El Señor Dios hizo unas túnicas de pieles para el hombre y su mujer y los vistió. Y el Señor Dios dijo: —El hombre es ya como uno de nosotros en el conocimiento del bien y del mal, ahora sólo le falta echar mano al árbol de la vida, tomar, comer y vivir para siempre.

Y el Señor Dios lo expulsó del Edén, para que trabajara la tierra de donde lo había sacado. Echó al hombre, y a oriente del jardín del Edén colocó a querubines y una espada de fuego zigzagueante para cerrar el camino del árbol de la vida.

Explorar cómo la persona y obra de Jesucristo son el fundamento de la salvación cristiana.

יֵשׁוּעַ

"Dios salva"

Redención

la liberación de la esclavitud mediante el pago de un precio o rescate

Esclavitud del pecado

La humanidad, debido a la caída (el pecado original y los pecados personales), está bajo la esclavitud del pecado y, por lo tanto, sujeta a la justicia y al juicio de Dios. Éramos incapaces de liberarnos por nuestros propios medios.

Cristo es el precio de Rescate

Jesucristo actúa como nuestro Redentor al pagar el precio exigido por la justicia divina para liberarnos de esa esclavitud. Este precio es su propia vida, entregada en la cruz. 1 Pedro 1, 18-19

La redención es el acto que nos compra de la cautividad del pecado y de la pena de la ley, abriendo el camino hacia la libertad y la vida eterna.

Justificación

La justificación es un término legal o forense que describe un acto de Dios por el cual Él declara justo al pecador. Este acto se basa únicamente en la fe en Jesucristo, no en las obras o méritos humanos.

Una declaración legal

La justificación no significa que una persona se vuelva intrínsecamente perfecta o sin pecado en ese instante (eso es la santificación, un proceso posterior), sino que Dios, como Juez justo, la declara "no culpable" y "justa".

El intercambio de Cristo

Este veredicto de "justo" es posible porque la justicia perfecta de Cristo es imputada (contada o acreditada) al creyente, mientras que la pena por el pecado del creyente fue cargada sobre Cristo en la cruz. 2 Cor 5,21

Fundamento de la fe

La justificación se recibe solo por la fe (sola fide). Es un don gratuito de la gracia de Dios, que nos coloca en una posición de rectitud ante Él. Es un acto consumado: una vez justificados, nuestra posición legal ante Dios es segura.

Expiación

es la obra específica de Cristo que hace posible tanto la Redención como la Justificación, ya que trata directamente con el problema de la ofensa del pecado contra la santidad de Dios.

Satisfacción de la Justicia de Dios

La expiación (a menudo ligada al concepto de propiciación) describe la obra de Cristo que satisface plenamente la ira justa de Dios provocada por el pecado humano. El pecado exige un castigo, y la santidad de Dios no puede ignorarlo. Cristo, como sustituto perfecto, toma ese castigo sobre sí mismo.

El sacrificio sustitutorio

En la cruz, Cristo murió como un sacrificio perfecto, llevando en su cuerpo la pena que merecíamos. Su muerte es el acto que cubre, perdona y elimina la culpa del pecado.

Un acto de amor y justicia

La expiación es, por lo tanto, el punto donde la justicia y la misericordia de Dios se encuentran. Dios se muestra justo al castigar el pecado (en Cristo) y, al mismo tiempo, es el que justifica y salva a los que creen (por la misericordia ganada por Cristo).

Explorar cómo la persona y obra de Jesucristo son el fundamento de la salvación cristiana.

"Lo que no se asume, no se redime" San Irineo de Lyon

Capax Dei

Regeneración

La primera consecuencia de la salvación es la regeneración. El creyente es hecho una “nueva criatura” (2 Corintios 5,17). Esto significa un cambio interior profundo: el corazón es renovado, se recibe una nueva identidad en Cristo y se rompe el poder del pecado. El Espíritu Santo comienza a guiar la vida del creyente hacia la verdad y la justicia.

Justificación

La justificación es el acto mediante el cual Dios declara justo al pecador que cree en Cristo. No se trata de una justicia propia, sino de la justicia de Cristo imputada al creyente (Romanos 5,1). Este fruto produce paz con Dios y la seguridad de haber sido reconciliado con Él.

Santificación

La santificación es el proceso continuo por el cual el creyente crece en santidad y conformidad con Cristo. El Espíritu Santo ayuda a vencer el pecado y a desarrollar virtudes como la humildad, la pureza, la paciencia y el amor. Es una vida progresiva de obediencia y transformación interior (1 Tesalonicenses 4,3).

Amor y buenas obras

Un fruto visible de la salvación es el amor al prójimo, que se traduce en obras concretas de servicio y misericordia. Santiago enseña que la fe sin obras está muerta (Santiago 2,17). Las buenas obras no son la causa de la salvación, sino su resultado natural: el creyente actúa movido por el amor de Dios que ha recibido.

Gozo, paz y esperanza

El Espíritu Santo produce en el creyente un gozo interior, incluso en medio de las dificultades (Romanos 15,13). La paz con Dios y la esperanza de la vida eterna llenan de sentido y confianza la existencia cristiana. Estos frutos espirituales reflejan la presencia constante del Salvador en el corazón.

Comunión con Dios y los hermanos

La salvación restaura la relación con Dios y crea comunión con los demás creyentes. El cristiano participa de la vida de la Iglesia, en la oración, los sacramentos y la fraternidad. Esta unión con Cristo y con su Cuerpo es parte esencial del fruto de la redención.

Glorificación

Finalmente, la glorificación es el fruto último de la salvación: la participación plena en la gloria de Dios. En la vida eterna, el creyente será libre de todo pecado y sufrimiento, y compartirá la gloria de Cristo resucitado (Romanos 8,30).