¿Qué son los Teselados?

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¿Qué son los Teselados?

La fiesta de las formas: donde uno baila, todos siguen el ritmo y nadie pisa el espacio del vecino… ¡pura geometría alegre!

Imagina que estás jugando con piezas de rompecabezas, pero en lugar de armar una imagen de un paisaje o un animal, las piezas encajan una al lado de la otra para cubrir todo el piso, sin dejar huecos ni superponerse. ¡Eso es un teselado! Es como si figuras geométricas —cuadrados, triángulos, hexágonos o incluso formas más creativas— se pusieran de acuerdo para hacer una alfombra infinita, bailando juntas en perfecto orden. Los artistas y matemáticos adoran los teselados porque combinan arte y lógica: cada figura sabe exactamente dónde va, como si siguieran una coreografía invisible. Y lo mejor es que puedes encontrar hasta en tu cocina (en el piso del baño) o en las obras del genial Escher, donde lagartijas y pájaros se convierten en patrones que nunca terminan.

Pero no creas que los teselados son solo cosa de matemáticos aburridos o diseñadores de azulejos. Son verdaderos magos de la repetición creativa. Puedes empezar con una forma sencilla, recortarle un pedacito, moverlo a otro lado, y ¡pum! ya tienes una figura chistosa que encaja con sus amigas como si fueran piezas de un rompecabezas vivo. Además, pueden extenderse tanto como quieras, como una historia que nunca termina, solo que en vez de palabras, está hecha de formas que se repiten con ritmo y armonía. Es tan relajante ver cómo todo encaja, que hasta da ganas de sentarse a contemplarlos con una taza de chocolate caliente.

¿Y qué tiene que ver esto con la paz? Mucho más de lo que parece. Los teselados enseñan armonía, equilibrio y cooperación: cada pieza ocupa su lugar sin invadir al otro, trabajando juntas para crear algo hermoso y completo. En un mundo donde todo parece desencajado, mirar un teselado nos recuerda que es posible vivir en orden respetuoso, donde todos tienen espacio y valor. Por eso se usan en terapias artísticas y proyectos comunitarios: crear teselados juntos fomenta la paciencia, la escucha y la colaboración. Así que la próxima vez que veas un piso embaldosado o un mural lleno de formas que encajan, piensa: esto no es solo matemática… es una pequeña lección de paz, una pieza a la vez.

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