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INSTRUCCIONES

Es fundamental ofrecer a los niños pequeños recursos educativos enfocados en la prevención, ya que hasta un 25% de las víctimas son menores de siete años (Finkelhor, 1984a). No olvide incluir a los niños varones, ya que ellos también pueden ser afectados.

Los maestros y los padres deben explicar los hechos de manera simple, adaptando los conceptos sobre el abuso sexual a un lenguaje y comprensión adecuados para el niño (Finkelhor, 1984b, p. 3).

No se debe hablar del abuso sexual de forma demasiado aterradora. Es importante que los niños tomen conciencia y estén atentos a cualquier señal de abuso por parte de los adultos, pero también es esencial que confíen en su capacidad para prevenir y enfrentar esas situaciones.

Es importante explicar claramente la diferencia entre el contacto físico apropiado, como palmaditas, apretones o abrazos, y el contacto inapropiado que genera confusión o incomodidad. Un ejemplo de este último es tocar debajo de la ropa interior o en las zonas cubiertas por el traje de baño. Se debe dejar claro que un niño nunca debe tocar esas áreas a un adulto, incluso si este insiste en que está bien. También es útil aclarar qué tipo de besos son inadecuados, como los besos prolongados en los labios o introducir la lengua en la boca.

Ayude a los niños a entender que poseen derechos, como el derecho a tener control sobre su propio cuerpo y a decir no a cualquier contacto físico que les cause incomodidad.

Incentive a los niños a que expresen su malestar con alguien de confianza si un adulto los toca de manera inapropiada o los obliga a hacer algo que les incomoda. Recalque que no se enojará con ellos y que no les pasará nada malo por contar lo sucedido, incluso si alguien les ha amenazado con que tendrán problemas. Asegúreles que lo ocurrido no es su culpa y que nadie los culpará. Anímelos a hablar con varias personas hasta encontrar a alguien, como usted, que les crea.

Hablen con los niños sobre algunas tácticas que los adultos pueden usar para involucrarlos en actividades sexuales. Explíquenles que deben confiar en su intuición si sienten que algo no está bien, incluso si un amigo o familiar les dice lo contrario o les promete enseñarles “algo útil”. Como muchos adultos usan la estrategia de decir “esto es nuestro secreto”, es recomendable aclarar la diferencia entre un secreto (algo que nunca debe compartirse porque es negativo) y una sorpresa (algo positivo que se revela después para alegrar a alguien).

Enseñe a los niños algunas técnicas para salir de situaciones incómodas o peligrosas. Recuérdeles que está bien gritar, correr, pedir ayuda a un amigo o acudir a un adulto de confianza cuando se sientan amenazados.

Recomiende a los niños que, si un adulto los toca de manera inapropiada, le comuniquen de forma clara que se lo contarán a un adulto responsable. Las entrevistas con agresores sexuales muestran que muchos habrían desistido si un niño les hubiera advertido que denunciaría la situación a un adulto específico (Budin y Johnson, 1989; Daro, 1991).

Quizás lo más esencial que deben incluir estas estrategias preventivas, especialmente para los padres, es el siguiente mensaje: el contacto físico es una experiencia cariñosa y agradable, algo que los niños descubrirán al crecer y al relacionarse con alguien que les genere afecto o amor. Si no se abordan los aspectos positivos de la sexualidad, existe el riesgo de que los niños desarrollen una percepción negativa sobre este tipo de contacto, sin importar el tipo de relación.

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