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5.1
CESUR
Created on September 18, 2025
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Transcript
Los aceites minerales nuevos contienen aditivos químicos como detergentes, dispersantes, antioxidantes y mejoradores del índice de viscosidad que pueden provocar irritación cutánea y ocular por contacto directo. Su inhalación prolongada genera irritación de las vías respiratorias superiores, mientras que la exposición dérmica continuada puede producir dermatitis de contacto. Los aceites sintéticos presentan menor toxicidad aguda, pero mantienen el riesgo de sensibilización cutánea en personas susceptibles.
Los aceites usados multiplican exponencialmente su peligrosidad debido a la presencia de productos de combustión, partículas metálicas y compuestos aromáticos policíclicos. Durante el funcionamiento del motor, el aceite se contamina con residuos de combustión que incluyen benzopirenos, considerados cancerígenos de categoría 1A. La temperatura de trabajo del aceite favorece la formación de aldehídos y cetonas que incrementan su potencial irritante.
El contacto cutáneo con aceites usados representa el principal riesgo en talleres mecánicos. La absorción percutánea de hidrocarburos aromáticos puede provocar efectos sistémicos incluyendo alteraciones hematológicas y neurológicas. La exposición crónica se asocia con mayor incidencia de cánceres de piel, especialmente en trabajadores que manipulan aceites usados sin protección adecuada durante períodos prolongados.
Las fichas de seguridad proporcionan información específica sobre composición química, pictogramas de peligro y medidas de primeros auxilios para cada formulación comercial. Los aceites de motor suelen clasificarse con pictogramas de peligro para la salud (GHS08) cuando contienen más del 3% de extractos aromáticos, y siempre con advertencia de peligro ambiental (GHS09) por su impacto en ecosistemas acuáticos.
La manipulación de aceites genera aerosoles microscópicos que pueden inhalarse, especialmente durante operaciones de llenado desde altura o vaciado por gravedad sin sistemas de captación. Estos aerosoles transportan partículas de aceite que se depositan en el sistema respiratorio, pudiendo provocar neumonía química si la exposición es intensa. Los vapores de aceite caliente incrementan este riesgo significativamente.
Los aditivos EP (extrema presión) presentes en aceites de transmisión y diferenciales contienen compuestos azufrados y fosforados que liberan gases tóxicos cuando se calientan excesivamente. El sulfuro de hidrógeno y los óxidos de fósforo generados pueden provocar intoxicación aguda con síntomas neurológicos graves si la ventilación del área de trabajo resulta insuficiente.
La degradación térmica de aceites sintéticos produce subproductos diferentes a los aceites minerales, incluyendo ésteres y éteres que presentan mayor volatilidad. Estos compuestos atraviesan más fácilmente las barreras cutáneas y pueden acumularse en tejido adiposo, provocando efectos toxicológicos retardados que se manifiestan tras exposiciones repetidas.
La contaminación cruzada entre aceites de diferentes especificaciones puede generar reacciones químicas imprevistas que incrementen la toxicidad de la mezcla resultante. Los aceites para motores diésel contienen aditivos específicos que reaccionan adversamente con formulaciones para motores gasolina, produciendo compuestos más agresivos para la piel y mucosas.
