La aurora

La aurora

Federico García Lorca

La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas que chapotean las aguas podridas. La aurora de Nueva York gime por las inmensas escaleras buscando entre las aristas nardos de angustia dibujada. La aurora llega y nadie la recibe en su boca porque allí no hay mañana ni esperanza posible. A veces las monedas en enjambres furiosos taladran y devoran abandonados niños. Los primeros que salen comprenden con sus huesos que no habrá paraíso ni amores deshojados; saben que van al cieno de números y leyes, a los juegos sin arte, a sudores sin fruto. La luz es sepultada por cadenas y ruidos en impúdico reto de ciencia sin raíces. Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes como recién salidas de un naufragio de sangre.

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Federico García Lorca (1898-1936) fue un poeta y dramaturgo español destacado del siglo XX. Nació en Granada y estudió en Madrid, donde se unió a la Generación del 27. Su obra, que abarca poesía y teatro, se caracteriza por su estilo lírico y el tratamiento de temas como el amor, la muerte y la opresión. Fue asesinado al inicio de la Guerra Civil Española.

Lorca describe la aurora de Nueva York como un inicio oscuro y corrompido, con columnas de cieno y un huracán de palomas negras que chapotean en aguas podridas, creando una imagen de caos, decadencia y desesperación. Esta visión transmite una ciudad corrupta y sin redención.

En este pasaje, Lorca describe la aurora de Nueva York como algo que gime mientras sube grandes escaleras, buscando sin éxito una salida entre fisuras de dolor y angustia. La ciudad es un lugar donde la esperanza es difícil de hallar y el sufrimiento es evidente.

Lorca describe que la aurora llega, pero nadie la recibe porque en la ciudad no hay futuro ni esperanza. A veces, las monedas se mueven como enjambres furiosos que atacan y devoran a los niños abandonados, representando la indiferencia y crueldad de la sociedad.

Lorca describe a las personas que salen por primera vez y comprenden, en lo más profundo de su ser, que no habrá paraíso ni amor ideal. Saben que su destino es el barro de los números y las leyes, donde no hay arte ni belleza, solo trabajo estéril que no da frutos. La visión de un mundo sin sueños ni esperanza es clara e ineludible.

Lorca describe la luz como oculta por cadenas y ruidos, representando la pérdida de la esperanza y la verdad, ahogadas por una ciencia vacía y sin humanidad. Las personas en los barrios están perdidas y sin descanso, como si acabaran de salir de un naufragio de sangre, una imagen que muestra violencia, muerte y desesperación.