Presentación Cuento Genial

Eva La Gaviota

Y LAS ISLAS CANARIAS

ÉRASE UNA VEZ...

Una gaviota que se llamaba Eva y vivía en La Graciosa, una pequeña isla con playas doradas y aguas cristalinas.

Un día, mientras jugaba con las olas, una cangrejita de nombre Ada le dijo:—Eva, necesitamos tu ayuda. Cuéntales a todos que deben cuidar nuestras playas. Si las llenan de basura, ¡no podremos vivir tranquilos! Eva, emocionada por la misión, desplegó sus alas y decidió visitar todas las islas mágicas de Canarias para aprender sus secretos y pedir ayuda. .

Lía llegó a Lanzarote, donde vio montañas negras y volcanes.Un lagarto verde llamado Paula le susurró:—Este lugar es muy especial, Eva. Pero si no lo cuidamos, ¡se podría perder! Diles a los niños que no tiren basura y respeten la naturaleza.

Volando con el viento, Eva alcanzó Fuerteventura, llena de dunas y playas enormes. Allí, una cabrita llamada Alba, le dijo:—El viento nos cuenta historias, pero últimamente trae plásticos que ensucian todo. ¿Puedes pedirles a los humanos que usen bolsas de papel cuando vayan al supermercado?

En Gran Canaria, Eva vio montañas, playas y pueblos bonitos. Un cactus cllamado Leyre le habló: —Yo soy fuerte, pero hasta los más fuertes necesitamos agua y cuidado. Diles a todos que cultiven las tierras fuertes, no malgasten el agua y protejan las plantas.

Cuando llegó a Tenerife, Eva quedó impresionada con el Teide, la montaña más alta que había visto. Una abeja llamada Elena le dijo: —Polinizo flores todos los días, pero el cambio en el clima nos está afectando. ¡Ayúdanos diciendo que debemos de reciclar, reutilizar y renovar todo lo que podamos !

En La Gomera, Eva escuchó un silbido curioso. Era el famoso Silbo Gomero, un lenguaje mágico. Un árbol del bosque llamdo Tere le dijo: —Aquí todo es mágico, pero los incendios pueden destruirnos. Pide a los niños que sean cuidadosos con el fuego.

Lía Eva voló a La Palma y vio un cielo lleno de estrellas brillantes. Un murciélago llamado Carmen volando cerca le contó: —Necesitamos cielos oscuros para que las estrellas sigan brillando. ¡Diles que apaguen las luces cuando no las necesiten!

Por último, Eva llegó a El Hierro, una isla pequeña que usaba molinos para tener energía limpia. Un pez saltarín llamado Ruiz le dijo: —Aquí vivimos en armonía con la naturaleza. Cuéntales que el mundo también puede ser así si todos ayudan.

Lía regresó a La Graciosa, cansada pero feliz. Desde lo alto, gritó a todos los animales y las personas:—¡Cuidemos las islas mágicas! Sin basura, sin fuego, con agua limpia y mucho amor, nuestras islas seguirán siendo hermosas para siempre. Y así, Lía se convirtió en la gaviota más querida de Canarias, porque recordó a todos que cuidar la naturaleza es cuidar nuestro hogar.