Psicopatología de la infancia.
Yadira Solórzano
Created on November 24, 2024
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Nombre de la universidad: UVEGNombre del alumno: Yadira Solórzano Padilla Matrícula: 22033601Nombre del módulo: Psicopatología de la infancia y adolescencia Reto 3: ¿Qué es la psicopatología de la infancia?Nombre del asesor(a): Brenda Guerrero Hernández Fecha de elaboración: 24- 30 de noviembre del 2024
Figura 2. Ilustración del concepto asustado. [Imagen].(Storyset, s.f.)
Figura 1. Young Girl Smelling Yellow Flowers. [Fotografía].(Ben Schonewille, 2017)
Los trastornos somáticos se diagnostican principalmente por una o varias evaluaciones y exploraciones médicas, para descartar que la preocupación que manifiesta el niño sí tenga fundamentos físicos. El trastorno somatomorfo aclara Dimsdale (2024) que puede diferenciarse de otros trastornos mentales, puesto que el niño cuenta con síntomas, pensamientos y preocupaciones excesivas y con larga duración que acompañan a los síntomas. Para el caso de los trastornos respiratorios, en un bebé con nacimiento prematuro, se diagnostica con problemas pulmonares si tiende a jadear, toser o si su respiración es entrecortada y/o rápida. El pediatra o medico encargado del caso, necesita valerse de instrumentos como el estetoscopio o radiografías para revisar de forma visual y auditiva si hay alguna afectación cardiaca, como una menor cantidad de latidos por minuto , o sonidos anormales en la respiración.
- Edad y etapas de aparición de los trastornos somáticos.
- Edad y etapas de aparición de los trastornos respiratorios.
Además del uso de la polisonmografía y exámenes para detectar trastornos durante el descanso y la vigilia, como la narcolepsia o la apnea del sueño, existen pautas que apoyan el diagnóstico de las diferentes alteraciones del ciclo circadiano:
- La calidad del sueño en el niño repercutirá en su sentir durante la vigilia, si se siente somnoliento la mayor parte del día o con mal humor.
- Si se trata de un estudiante de nivel preescolar o primaria, se verá afectado en su desempeño social y escolar.
- La narcolepsia guarda similitud con la hipersomnia, a excepción de que si se detecta en el individuo que se pierde el tono muscular con frecuencia o tiene varias caídas por este motivo, se trata de narcolepsia.
- Durante la noche, el infante tendrá problemas para conciliar el sueño, esto por alguna situación que lo esté haciendo sentir inseguro y por tanto dependa de sus cuidadores para lograr dormir, o si se trata de infantes en edad preescolar, si percibe que la oscuridad u otro factor les produce miedo.
- El insomnio justamente comienza en el niño como una dificultad para dormir; si consigue hacerlo, podrá despertar durante la noche, a lo que se le conoce como insomnio medio. (Asociación Americana de Psiquiatría [APA], 2014).
Generalmente, los niños en etapa lactante que presentan problemas para conciliar el sueño o insomnio se caracterizan por:
- Tomar más de 20 o 30 minutos para lograr dormir.
- Padecer estos trastornos provoca que el bebé despierte en repetidas ocasiones durante su tiempo de sueño.
- Presentar la necesidad de sentir a sus cuidadores cerca de él.
- Narcolepsia: El infante con narcolepsia, siente somnolencia la mayor parte del día, y si recibe alguna impresión que lo haga sentir activo o eufórico, puede perder rigidez muscular (cataplejía).
- Disomnias (insomnio): Al niño con insomnio le cuesta mantener el sueño o iniciarlo, por consecuencia, no cuenta con gran reserva de energía durante el día. Puede deberse a un padecer físico o emocional.
- Apnea del sueño: Aunque tiene que ver con un trastorno de respiración, el aliento puede detenerse o ser intermitente al descansar tanto en bebés como en niños, lo que significa sentir ahogos durante el sueño.
- Piernas inquietas: Algunos infantes se sienten incómodos con sus piernas al estar en reposo. "Una de las principales causas del RLS es la deficiencia de hierro" (Boland, 2023).
- Hipersomnia: Las características pueden parecerse a las de la narcolepsia; presenta sueño durante el día, pero el niño no tiene cataplejías ni se queda dormido repentinamente.
Es normal que los infantes se encuentren activos, pero al día, según Ben-Joseph (2022), "los bebés de hasta 3 meses de edad deben dormir de 14 a 17 horas". Desde el nacimiento hasta los 6 meses de edad, y aún hasta los 2 años, el trastorno más frecuente en el bebé es el insomnio a causa de la ansiedad y estrés que le genera separarse de los brazos de sus padres, pues aún está aprendiendo sobre la permanencia del objeto, o debido a necesidades fisiológicas. A pesar de que las etapas del sueño REM y NOREM están presentes desde el nacimiento, el bebé aún no podría despertar a causa de un mal sueño, pues el cerebro de un bebé no es capaz de proyectar pesadillas, dadas sus vivencias limitadas, en comparación a un niño mayor de 2 años. La fase REM del sueño en el recién nacido corresponde a un 50%. Con el paso de los meses comienzan a acomodarse los tiempos de duración de las fases REM y NOREM. Para el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS, s.f.), "las pesadillas aparecen normalmente a partir de los dos años" (p.1). Con esto, hasta los 12 años van llegando los despertares por terrores nocturnos o sonambulismos.
Los trastornos somáticos se caracterizan por ser síntomas que el infante experimenta, pero no tienen explicación inmediata por parte de la medicina, o se trata de otra enfermedad. Un niño que describe un caso de somatización, genera que él y su familia se preocupen por su salud e inviertan recursos en algunas o muchas citas médicas y tratamientos de diversos costos para intentar sanarlo. Con esta descripción podría parecer que el infante está teniendo conductas hipocondríacas y trastornos de conversión, pues Pérez-Moreno et al. (2021) aclara que "el dolor abdominal recurrente representa un 5% de las consultas pediátricas y las cefaleas afectan de un 20 a un 55% de los niños" (p.44). Si el niño no sabe qué es lo que realmente está padeciendo, es posible que el trastorno somático tenga relación con otro trastorno, por ejemplo, con los trastornos respiratorios, pues de ese 5% que afirma tener dolores abdominales, pueden ser causados por una mala práctica en la respiración o una enfermedad, tales como:
- Asma: Los órganos que ayudan a la respiración presentan gran mucosidad que no permite la correcta entrada y salida de aire.
- Bronquitis: El niño que tiene bronquitis tiene inflamados los fluidos que recubren a los pulmones, por lo que las vías se estrechan y generan tos.
- Trastorno de apnea: La respiración al dormir cesa durante ciertos periodos y sucede en niños y bebés.
- Trastorno de hipoventilación: Sucede en la vigilia, cuando el infante respira de manera insuficiente por minuto o lo hace aparentando.
- Fibrosis pulmonar: El tejido de los pulmones en el infante se va cicatrizando, ocasionando que los alvéolos, por su rígidez, dificulten el paso del aire.
Trastornos del sueño
Trastornos somáticos y respiratorios
Diagnostico
Edad y etapas
Características
Tipo de trastorno
PSICOPATOLOGÍA DE LA INFANCIA
Figura 4. Mother feeding Porridge Her Child, Healty Breakfast [Fotografía]. (alex_ugalek, 2016).
Figura 3. Skin Rash, Urticaria, Allergic Skin Reaction. [Fotografía].(Areeya,2017).
Al tratarse de una piel delicada y sensible como la de un bebé y un niño, las técnicas diagnósticas consisten en evaluaciones por parte de un médico o dermatólogo, quien está a cargo también de revisar el historial clínico y palpar las lesiones si es necesario. Entre las técnicas que utiliza se encuentran las siguientes:
- Biopsia cutánea: Esta prueba diagnóstica consiste en obtener un poco de la piel del pequeño paciente, ya sea normal o con la lesión, y observarla con ayuda de un microscopio. Es necesario realizar una biopsia cuando la piel presenta escamaciones o abultamientos anormales y es útil para detectar si puede avanzar a cáncer pediátrico.
- Pruebas de alergia: Se realiza para conocer si el infante reacciona de forma adversa a algún estímulo específico y si este es causante de su problema, como un alimento o sustancia, con el fin de observar si se reproducen los síntomas.
- Pruebas sanguíneas: Se toma una muestra de sangre por parte del médico y la remite a un laboratorio para que analice diversos componentes como glóbulos y plaquetas.
- Dermatoscopio: Es un dispositivo que permite analizar las lesiones en áreas difíciles del cuerpo humano, como en la cabeza, cerca del cabello o las uñas.
- Examinación de la piel con lámpara de Wood: Con ayuda de los rayos ultravioleta en el paciente, es más sencillo detectar si existe una alteración cutánea, pues la luz se tornará fluorescente.
Dentro del diagnóstico para los trastornos alimentarios existen los siguientes criterios: Principalemnte el bebé o infante contará con una estatura y peso superior o inferior a lo establecido por las organizaciones de salud. Añadeindo que si cuenta con un peso bajo,es gracias a un deficit de nutrientes y vitaminas. si el menor ya es capaz de tomar alimentos por sí solo, entonces no está consumiendo por completo lo que le dan sus cuidadores directos. En un niño con un desarrollo normal se toma en cuenta si carece en algunas o varias ocasiones desinterés al momento de comer o prefiere ciertos alimentos sobre otros. El diagnóstico de la alimentación selectiva se caracteriza por conductas que demuestra ante la mesa, que ante los demás no resultan gratas, como dejar de lado la comida, bajarse de la silla, distraerse. La anorexia y bulimia nerviosa, tienen entre sus caracteristicas diagnósticas, que el niño o preadolescente sostienee penasamientos alterados sobre su imagen corporal, hace comparaciones, metas irreales y tiene miedo a verse con el vientre o rostro abultados. Se analiza la cantidad de alimentos que consume y las veces que se repite la acción en una misma semana. El médico dentista también puede intervenir para revisar la cavidad oral para descartar o evidenciar la existencia de daños dentales producidos por un vomitar constante. Para el caso de la pica, existe una ansiedad persistente por comer y masticar cualquier objeto, al menos durante un mes. Se obrserva en el niño que tiene en ocasiones malestares estomacales u otros síntomas. En la rumiación el médico debe revisar si el motivo por el que regurgita los alimentos es a causa de problemas gastrointesstinales o si es un motivo de su ambiente.
En las siguientes etapas es posible que el infante experimente trastornos en la piel por diversos motivos:
- Etapa lactante (de los 0 a los 2 años de edad): Es habitual que un bebé desarrolle dermatitis si su cuidador le deja puesto el pañal una vez que lo ha utilizado, durante un par de horas más. Ocasionando una irritación con los desechos corporales y los perfumes propios del pañal, erupciones cutáneas y picazón. En esta etapa también se padecen las petequias, que surgen con el rompimiento de vasos sanguíneos cuando el niño ha hecho esfuerzos. La alopecia areata y la dermatitis plantar juvenil son trastornos que incluyen a los niños en edad lactante, pero pueden comenzar en el resto de la infancia.
- Etapa preescolar (de los 3 a los 5 años de edad): Los eccemas o dermatitis atópica inician antes de los 5 años de edad y pueden continuar hasta la adolescencia y la adultez (Mayo Clinic, s.f.). Siendo la dermatitis atópica una puerta para el desarrollo del molusco contagioso.
- Etapa escolar (de los 6 a los 12 años de edad): Al entrar a la preadolescencia, ya se observan los primeros signos de acné, al igual que la dermatitis seborreica que aparece durante la pubertad.
Los trastornos dermatológicos consisten en afecciones o enfermedades de la piel, lo que ocasiona cambios en su textura o apariencia, como ampollas, manchas, heridas, cicatrices o úlceras y, por supuesto, algunas provocan dolor y picazón en quien lo padece. Tanto como el bebé y el niño son sensibles en su epidermis, Cinfa Salud (2015) postula que "la epidermis o capa externa de la piel del bebé es entre un 20% y un 30% más fina que la de un adulto". Entre otras características de las afecciones cutáneas, destaca que son provocadas por infecciones, bacterias, hongos, reacciones alérgicas, circunstancias hereditarias o un sistema inmunológico bajo. Estas suelen acompañar al infante durante algunos o varios años de su vida (su durabilidad suele ser variable).
- Petequias: En un bebé o niño con petequias se observan manchas repartidas en zonas como brazos, piernas o manos; estas cuentan con un pequeño o mediano tamaño y se producen por el rompimiento de algunos vasos sanguíneos.
- Impétigo: Surge a causa de bacterias y se trata de una infección con forma de llagas y contagiosa. Se desarrolla en zonas como el rostro, alrededor de los labios o el tronco del cuerpo, siendo muy usual en bebés y niños pequeños.
- Dermatitis atópica (eccema): Consiste en abultamientos y manchas que provocan dolor y picazón.
- Hemangioma: Es la formación de un tumor no maligno, que va creciendo con el aspecto de una verruga o ampolla colorada de gran tamaño, que se extiende por gran parte de la piel del niño. Es provocada porque en esa zona existe un exceso de vasos sanguíneos.
- Alopecia areata: Se trata de la pérdida de cabello, la cual también la padecen los niños y los bebés debido a que el sistema inmunológico ataca al organismo, aunque este se encuentre en buenas condiciones.
Los trastornos en la alimentación durante la lactancia implican el rechazo a los mismos, ubicándose en la etapa en la que al niño se le van incluyendo los alimentos semisólidos (papillas) desde los 6 meses de edad en adelante. Lo cual puede provocar en los progenitores o cuidadores el fastidio tratando de insistir en que pruebe la papilla. Un error muy común en esta etapa es darles objetos físicos o digitales y juguetes para lograr que abran la boca y se distraigan mientras prueban alimento. Si se hace de forma reiterada esta etapa, provocará que en la fase preescolar no pueda mantenerse quieto en la silla, para comer, y que busque tener un estímulo físico, retirándose del comedor. Puesto que no desarrolló hábitos de alimentación correctos. En la infancia temprana y mediana comienzan a formarse los trastornos de alimentación selectiva y restrictiva, donde el niño le quita elementos que no han sido de su agrado, a lo que le han servido en su plato, obteniendo por ende nutrientes limitados. Mientras que la anorexia y la bulimia hacen su aparición en la etapa preadolescente y adolescente, en mayor medida en mujeres que en hombres. Yendo de acuerdo con lo dicho por Callejo (2021) "un 34% de las adolescentes de entre 12 y 16 años han hecho dieta para adelgazar sin control médico; un 22% en el caso de los chicos".
No solamente en los adolescentes se dan trastornos de anorexia y bulimia, los cuales sabemos que se dan por la percepción que el individuo tiene de sí mismo o la que cree que tienen los demás de él. En los infantes, los trastornos alimenticios se caracterizan por un desorden evidente en la cantidad de alimentos que consumen, que pueden ser insuficientes o en exceso, impactando en su desarrollo físico y psicológico. Son provocados por factores biológicos como enfermedades o congénitos; por ejemplo, algunos infantes con trastornos en el desarrollo tienen dificultades en la ingesta de comestibles y con relación a hábitos aprendidos de sus cuidadores. Los siguientes trastornos se caracterizan por:
- Anorexia nerviosa: Es un trastorno alimenticio caracterizado por el miedo irracional a aumentar de peso. Los niños cercanos a la preadolescencia o en esta etapa, piensan que evitarán subir de peso dejando de lado ciertos alimentos; sin embargo, estas acciones los conducen a una delgadez y desnutrición extrema, deficiencia de nutrientes y problemas en la salud, como la anemia.
- Bulimia nerviosa: El individuo comerá incluso en exceso, para después utilizar métodos como la purga, para devolver lo ingerido.
- Alimentación selectiva: Este trastorno se caracteriza porque el niño, a través de la selección de alimentos o ingredientes, se priva de conocer nuevos comestibles y de construir un cuadro de alimentación saludable. Por ejemplo, el niño en su sándwich solo querrá que coloquen carne y cremas, alimentos ricos en grasa, evitando las verduras como la lechuga y el jitomate.
- Pica: El niño intenta masticar y consumir objetos no comestibles, y llevarse cosas a la boca, pero esta acción ya no tiene carácter explorativo como cuando era un bebé. Dando como consecuencia intoxicaciones, infecciones y parásitos.
- Rumiación: Los alimentos que el niño consume y que no han sido digeridos por el estómago, nuevamente regresan al esófago para su devolución de forma involuntaria.
Trastornos alimenticios
Trastornos dermatológicos
Diagnóstico
Edad y etapas
Características
Tipo de trastorno
Figura 5. Curious Mother Carrying Her Daughter With Big Smile [Fotografía].(photostock, 2011).
Figura 6. Hemorrhagic Stroke . Ct Scan (computed Tomography) Of Brain [Fotografía].(Stockdevil, 2016).
Para el diagnóstico de los trastornos de ansiedad se consideran los siguientes puntos:
- Miedo constante y superior al esperado para su edad, e incluso se pueden generar pensamientos de tragedia, como que si sus padres aún no llegan a casa o a recogerlo de la escuela es debido a que sufrieron algún accidente peatonal, automovilístico o simplemente dejaron de quererle.
- Lo anterior ocasiona el llanto o gritos con frecuencia cuando no los tiene cerca, pues reflejan la desesperación y angustia de la separación.
- Sienten temor a sentirse vulnerables y solos en el lugar donde se encuentran y, si se dejan crecer en el infante tanto los trastornos de ansiedad como los afectivos, desencadenarán problemas para mantenerse dormido, pesadillas o enuresis nocturna. Esta última resulta muy molesta para los adultos a cargo de su cuidado, quienes agravarían más la situación castigándolo física o verbalmente. Si no existe una variable física que esté afectando el control de esfínteres, se trata de un dilema emocional.
- Los infantes con estas condiciones demandan mayor atención que antes, precisamente para mantenerse cerca de sus padres o viceversa.
Además de instrumentos como el electroencefalograma para detectar posibles trastornos del desarrollo o neurodesarrollo en el niño, las observaciones en la conducta del menor deben de hacerse por un especialista y con conocimiento en el tema, ya que es propio de la edad tener un comportamiento curioso y bastante activo. Lo cual se diferencia de un niño con TDAH, pues, además de olvidos frecuentes y movimientos abruptos, le cuesta aprender a regular sus emociones y parece no escuchar los intentos de razonamiento que tienen sus cuidadores o docentes con él. Para el caso de los trastornos del desarrollo motor, los movimientos que el niño realice le pueden ocasionar un accidente o autolesiones, pues en varias ocasiones no tiene coordinación o un objetivo por el cual agitar las manos repetidamente. Estos aspectos son tomados en cuenta para diagnosticar el síndrome de Tourette. El síndrome de Rett es evidente ya que, además de afectar capacidades cognitivas, el físico del menor es más pequeño y encorvado. Es ordinario que los niños en su fase escolar se sientan agobiados por alguna materia, como las matemáticas o realizar ejercicios de lectura y escritura. Es evidente saber que no es normal cuando los aprendizajes que adquiere el infante no van según lo que se espera para su misma edad. Es posible que el especialista detecte que se trata del trastorno del espectro autista, ya que el comportamiento viene acompañado de dificultades en el lenguaje, motrices, de comprensión y adaptabilidad.
Trastornos de desarrollo en la etapa lactante: Como generalmente los trastornos de desarrollo, aprendizaje y síndrome de Rett tienen origen genético o neurológico, desde bebé el individuo ya lo posee, aunque no muestre signos evidentes de ello. Durante los primeros tres meses de vida, ya es posible que los progenitores se percaten de que existe un problema, pues el niño podría no mantenerse con la cabeza sostenida, tener problemas para sentarse, mostrarse desconcentrado a lo que se le dice o a los objetos que se le dan, balbuceo casi inexistente. Trastornos del desarrollo en la etapa preescolar y escolar: Es hasta los tres años de edad que se puede diagnosticar el trastorno del espectro autista. El niño que padece trastornos como el TDAH buscará la forma de mantenerse en movimiento y en contacto con diversos estímulos, sin poner su atención, ni un orden. El TDAH "comienza antes de los 4 años de edad y siempre antes de los 12 años. La edad pico para el diagnóstico es entre 8 y 10 años" (Sulkes, 2024).
La ansiedad se experimenta en las siguientes etapas de la vida de un niño: Etapa lactante: Los niños a la edad de 4 meses ya pueden identificar que su madre se ha separado o ausentado de ellos, pero desconocen que esto es momentáneo, así como sobresaltarse ante ruidos extraños y estruendosos. Es más clara esta situación cuando el bebé cumple de los 8 meses hasta los 14 meses de vida; donde puede percibirse estresado y ansioso frente a personas que desconoce, por lo que sentir lejos a sus padres los hace sentir en peligro (Medline Plus, s.f.).
- Camino hacia los 2 y 3 años de edad, comienzan poco a poco a entender que cuando se alejan de sus padres, ellos todavía están presentes, aunque aún manifiestan lloros, pero pueden mantenerse en otro lugar diferente o cercano al de ellos por ciertos periodos de tiempo.
- Etapa preescolar: De los 3 a los 5 años, al ingresar a la educación preescolar, aún puede sentirse ansioso, la escuela es un entorno que desconoce y pasará más tiempo lejos de su cuidador. La ansiedad en ese momento se expresará con llanto, pataletas, golpes o intentará huir.
- Etapa escolar: Los niños de 6 a 12 años de edad cuentan con mayor interacción social, por lo que las preocupaciones principales van en torno a no cometer errores o a ser un ejemplo. De igual forma, si el niño está por recibir a un nuevo hermano, experimentará el sentimiento de ser desplazado. Llegando a describir que siente dolor de cabeza, estómago, y evitar a sus padres junto con todo lo relacionado con el nuevo bebé.
Es común comentar que la población adulta padece problemáticas de estrés y ansiedad a causa de situaciones de su día a día; sin embargo, en el bebé y el niño de hasta 12 años de edad, es posible que germine en ellos la ansiedad. En la infancia esto es posible si el bebé está expuesto a ruidos fuertes y frecuentes, estímulos extraños, como obligarlo a tocar un animal, enseñarlo a temer una cosa a la que era indiferente (tal como sucedió en el experimento psicológico del "pequeño Albert") o a la separación abrupta de su madre. Este tendrá problemáticas para lactar, comer y conciliar el sueño y, a su vez, un trastorno de ansiedad contribuye al desarrollo de otra clase de trastornos psicológicos, como uno afectivo. En un niño, los detonantes de la ansiedad y el estrés son el enfrentarse a cambios o a sucesos que aún no comprende por sí mismo o que resultan amenazantes, como presenciar el divorcio de sus padres, recibir a un nuevo miembro de la familia, presión, acoso escolar, entre otros. Las características de los trastornos de ansiedad en lactantes y niños son las siguientes:
- Ansiedad por separación: El infante siente desesperación si está lejos de sus cuidadores principales, especialmente de su madre.
- Mutismo selectivo: El niño, debido a la ansiedad, solamente conversa en ciertos contextos, lugares y con personas específicas que le generan seguridad.
- Trastorno de ansiedad específico: Se refiere a que cuando un infante está frente a la causa de sus miedos, experimentará altos niveles de estrés y ataques de pánico, lloros y enfermedades gastrointestinales.
- Trastorno de ansiedad generalizada: El infante presenta pensamientos de preocupación y síntomas de miedo frente a varias situaciones.
- Ansiedad social: Se origina del miedo o la preocupación a ser rechazado por los demás niños o enfrentar situaciones que a su percepción lo hagan ver ridiculizado. Pensar en situaciones sociales o cómo actuar en ellas los hace sentir nerviosos.
Son llamados trastornos del desarrollo, ya que implican alteraciones en las funciones ordinarias del cuerpo del infante, así como en las habilidades cognitivas. "Los trastornos se manifiestan normalmente de manera precoz en el desarrollo, a menudo antes de que el niño empiece la escuela primaria" (APA, 2014, p.31). Esta clase de trastornos se caracteriza porque el bebé o niño cuenta con dificultades para mantener su atención en un estímulo, aprender e interpretar información, controlar sus emociones o partes del cuerpo, así como interactuar con los demás. Generalmente tienen un origen genético, como los trastornos del espectro autista y el trastorno de déficit de atención e hiperactividad.
- Trastorno de déficit de atención e hiperactividad: Se caracteriza porque el niño tiene dificultades para mantenerse centrado y regular sus movimientos y decisiones. Interfiere en la interacción social, pues el docente o el resto de compañeros pueden no comprender que el niño tiene impulsividad, haciendo que grite, empuje a los demás o interrumpa la clase.
- Trastorno generalizado de aprendizaje: Este trastorno incluye un bajo nivel en la comprensión y resolución de ejercicios matemáticos, así como en la lectura y escritura.
- Trastorno del espectro autista: Se caracteriza por el hecho de que el infante tiene cierta dificultad para entender el lenguaje, así como por no tener un comportamiento diverso. Posee una aguda sensibilidad sensorial.
- Síndrome de Rett: Afecta principalmente a las niñas, ocasionando una pérdida de la motricidad, de habilidades cognitivas y alteraciones en el desarrollo físico.
- Trastornos en la comunicación: Existe una alteración a nivel neurobiológico así como genético que no permite que comunique de forma efectiva, ya sea por escrito o de forma oral.
- Trastornos motores: Afectaciones en diversas áreas cerebrales impactan en que el individuo no pueda controlar la fuerza que necesita para caminar, tomar objetos, sentarse ni la coordinación.
- Trastorno de Tourette: En este trastorno, los movimientos son impulsivos y bruscos, además de que en el lenguaje se observa el uso de muletillas, sonidos sostenidos o gruñidos.
Trastornos en el desarrollo
Trastornos de ansiedad y afectivos
Diagnóstico
Edad y etapas
Características
Tipo de trastorno
vFigura 8. Little Girl Talking On a Mobile Phone [Fotografía]. (Witthaya Phonsawat ,2014).
.Figura 7. Little Girl Writing Homework And Having Trouble Doing It [Fotografía]. (dvrcan, 2018).
Diagnóstico para trastornos de lenguaje: El niño muestra problemática para expresarse e interpretar signos de forma oral, escrita o con gestos. Según APA (2014), los trastornos de lenguaje se evalúan en modalidades expresivas y receptivas, puesto que cada una de ellas tiene un nivel distinto de afectación, utilizándose pruebas estandarizadas para medirlo. A la edad de 4 años, que generalmente es cuando los niños adquieren un vocabulario entendible, aún tiene limitaciones en las palabras que usa. Es difícil para el infante utilizar nexos y otro tipo de conexiones para describir situaciones de su interés. En contextos sociales, hace uso del mutismo. Solamente con los miembros de su familia a quienes tiene confianza, pero ante el resto se muestra con una actitud silenciosa. Es importante que el especialista observe estas conductas detenidamente para registrar la frecuencia con que se repiten, pues no debe confundirse con la timidez ordinaria de un niño. Asimismo, debe descartar que el trastorno esté siendo provocado por una obstrucción en los canales auditivos o alguna otra parte del oído, que no permite que llegue la información correctamente a la corteza auditiva para su interpretación.
Para conocer si se trata de un trastorno de aprendizaje en el infante, se le somete a algunas pruebas para evaluar su nivel de razonamiento en áreas como la lectura, matemática y escritura. Pruebas que son aplicadas por un especialista y que funcionan para que determine un tratamiento y lograr nivelar su conocimiento a lo esperado para niños de su edad, pero si el niño no presenta mejorías durante al menos 6 meses, es una pauta para que determine que se trata de un problema en el aprendizaje. Se toma en consideración si ya cuenta con antecedentes clínicos. Entre las características que son parte del diagnóstico:
- Al momento de tomar lectura en el aula, le provoca un gran esfuerzo seguir con un mismo párrafo, ya que arrastra las palabras, no se entiende lo que pronuncia o repite en varias ocasiones la primera sílaba de cada palabra. Una situación que persiste aunque el niño haya crecido y se encuentre en grados como sexto de primaria y secundaria.
- Desinterés por participar en juegos matemáticos o de palabras, ya que se le dificulta recordar diversos elementos como el número que sumaba al siguiente.
- Existe una confusión de términos.
- Es más común detectar esta problemática en la etapa estudiantil, pero en su primera etapa de vida, el bebé muestra indicios de que no es capaz de sostenerse por mucho tiempo de pie o sentado.
- Dificultad para sostener crayolas y poca atención a estímulos visuales y auditivos.
Los niños desde su primera infancia (desde el nacimiento hasta los tres años de edad) ya pueden presentar retrasos en el aprendizaje. El bebé principalmente tiene que aprender a interactuar con su entorno y lo hace a través de los movimientos, como gatear, caminar o sentarse. Significa un problema si no presta atención a los estímulos que sus padres ponen a su alcance, como hacer que siga un objeto con la vista, colocarlo a cierta distancia para que gatee hasta alcanzarlo o mirarlo fijamente con la esperanza de que reproduzca o reaccione ante sonidos o gestos faciales. La etapa donde se pueden visualizar trastornos como la discalculia o dislexia es en la edad escolar del niño (de los 6 a los 12 años de edad), pues es en esta etapa que puede comenzar con el pensamiento operacional. Aunado a no lograr resolver operaciones matemáticas o escribir correctamente, es padecer algún otro trastorno como el TDAH, donde el niño será casi incapaz de mantenerse quieto en su pupitre o concentrado en instrucciones verbales o visuales, por medianos y largos periodos de tiempo.
Aclara que los problemas en el lenguaje son evidentes desde el primer año de vida si el infante no realiza las siguientes acciones:
- Primer año de vida: Existen problemas si el bebé no es capaz de entender ni de devolver el gesto cuando se le saluda o despide.
- Primer año y medio de vida: Se expresa con golpeteos, manotazos o diversos gestos que involucran su rostro y cuerpo, además de que no es frecuente que vocalice y, si sus padres le dicen algo, no reacciona en la mayoría de ocasiones.
- Segundo año de edad: Para esta etapa, el niño es capaz de imitar sonidos y palabras, pero no las utiliza ni crea las propias. Puede emitir ronquidos o sonidos sostenidos al hablar.
- Durante la etapa escolar: El estudiante con atrasos en el lenguaje va a presentar dificultades para pronunciar palabras y hacerse entender, responder a lo que se le pregunta con titubeos o tartamudeos, leer de forma clara y sentir que confunde o no comprende las palabras en un texto.
.Una situación que preocupa mucho a los cuidadores o padres de familia es que su hijo llegue a la edad de dos años completa o parcialmente en silencio, sin embargo, el habla aún tiene oportunidad de presentarse hasta los 4 años. El lenguaje, además de la capacidad para pronunciar sílabas o palabras, ,engloba la capacidad que el niño tiene para expresarse de forma clara y hasta escrita. La evolución de estos trastornos en el niño está vinculada a padecer una alteración fisiológica o del neurodesarrollo, como un paladar hendido, estrecho, crecimiento desviado en los dientes o el autismo. Quienes presentan autismo comienzan a utilizar sonidos y un lenguaje que muchas veces es inentendible para sus padres. "Se estima que entre un 20% y un 30% de los pequeños con el trastorno no desarrolla un lenguaje verbal, y si lo hacen es a una edad tardía" (Delgado, 2024). El autismo se ve reflejado en la escritura, ya que los trazos no tienen un orden, fuerza o legibilidad. Los trastornos de lenguaje se caracterizan porque el niño no puede asociar de forma correcta el gesto o la palabra que descubre o se le trata de enseñar, con su significado. Haciendo que tenga un vocabulario limitado, afectando la sociabilidad de algunos miembros en los siguientes años.
Los trastornos del aprendizaje en el infante, se caracterizan por:
- Dificultar la forma en que se recibe e interpreta la información, así como aplicarla a determinado contexto (por ejemplo, un niño con trastorno de aprendizaje tendrá problemas al intentar recordar cómo se escribía una o varias palabras).Entre las habilidades que se ven afectadas son: la fluidez y comprensión lectora, la escritura tanto en el trazo como en la ortografía, la memoria y las competencias matemáticas básicas.
- Provocar que el niño entienda muy poco entre relaciones entre el texto y su significado o de qué trata, el proceso que llevo a cabo para resolver una suma simple.
- Desinterés por parte del infante para participar en actividades que involucren lo anterior.
- Los trastornos del aprendizaje están vinculados al desarrollo, por ello se dividen en trastornos específicos y generalizados. Los trastornos específicos del desarrollo se caracterizan por su origen neurológico, ambiental o genético y porque afectan un área en concreto. Los trastornos generalizados del desarrollo impactan en más de un área.
- Discalculia: El estudiante con discalculia no podrá comprender en su totalidad términos matemáticos, además de tener problemáticas para seguir un proceso, imaginar un escenario para solucionar un cálculo mental simple y llegar a un resultado.
- Dislexia: La dislexia provoca que quien la padezca no logre encontrar una relación entre el signo del lenguaje con sus significados, o acoplar palabras nuevas a situaciones reales.
- Disgrafía: La disgrafía repercute directamente en la forma de organizar los trazos en la escritura y en la legibilidad, así como en la facultad de interiorizar nuevos conceptos para posteriormente escribirlos.
- Dispraxia: Se trata de la dificultad de ejecutar movimientos voluntarios, para lograr cumplir con actividades que impliquen la motricidad fina y la motricidad gruesa.
- Disortografía: Consiste en no lograr asociar la correcta escritura de una palabra, siendo el niño propenso a cambiar la ortografía de las palabras o no saber aplicarla.
Trastornos del aprendizaje
Trastornos del lenguaje
Diagnóstico
Edad y etapas
Características
Tipo de trastorno
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REFERENCIAS
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REFERENCIAS DE IMAGEN
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- Molusco contagioso: Es una infección dermatológica provocada por un virus llamado molluscum contagiosum, que a través del contacto con objetos sucios o usados por alguien más, como toallas, agua de los balnearios o el contacto con la piel infectada puede ser transmitida a otros individuos. El virus se propaga en la piel del bebé o del niño con una forma de ampollas abultadas y cercanas entre sí, las cuales recuerdan a las ventosas de los moluscos.
Trastornos dermatológicos.
- Acné: Un trastorno dermatológico muy común en la pubertad y adolescencia, el cual se inicia por la obstrucción de los foliculos pilosos del rostro. El tapón está conformado por celulas muertas, sebo o grasa y suciedad.
- Dermatitis del pañal: Gracias a la húmedad del pañal y a los propios desechos del cuerpo se generan rozamientos y por consecuencia el bebé tendrá la piel de los genitales lesionada, enrojecida e irritada.
- Dermatitis plantar juvenil: Esta afección provoca en las plantas de los pies de los niños una capa superior de la piel escamosa y con algunas callosidades. Este trastorno dermatológico es causado por la misma sudoración y húmedad del calzado que se utiliza.
- Disfasia:Causada por un daño a nivel neurológico, el niño desarrolla obstáculos para articular ciertos músculos del habla que colaboran a la fluidez, interpretar frases, y no puede encontrar en la mayoría de ocasiones palabras para expresar sus ideas o intereses.
- Trastornos del ritmo (tartamudeos): Es aquí que el niño solamente se expresa en ciertas situaciones y personas, limitándose en su comunicación y relaciones sociales. No tiene interés en iniciar la conversación ni sostener la mirada. Es un trastorno del lenguaje que tiene relación con la ansiedad o el estrés.
- Mutismo selectivo: Es aquí que el niño solamente se expresa en ciertas situaciones y personas, limitándose en su comunicación y relaciones sociales. No tiene interés en iniciar la conversación ni sostener la mirada. Es un trastorno del lenguaje que tiene relación con la ansiedad o el estrés.
- Trastornos de Asperger: A pesar de que el infante desee entablar relaciones sociales, el trastorno de Asperger afecta su interacción, pues es una condición no permite que entiendan señales verbales y gestuales del resto, por ejemplo, tendrá dificultad para razonar si alguien se acerca con la intención de ser su amigo. En una conversación, los temas diferentes son otro problema, pues solamente conoce unos pocos y les causa frustración equivocarse o las situaciones que salen de su control. Teniendo una rutina de vida establecida.
Trastornos de lenguaje
Además de la dislexia y la disgrafia los siguientes trastornos de lenguaje se caracterizan por:
- Disartria: Guarda relación con el control de los músculos del habla además de la lengua. Aunque comprende lo que se le dice, un infante con disartría le resultará complicado responder, pues carece de control muscular, provocando en su habla un tono y movimientos débiles, así como palabras parcialmente entendibles.
- Disfonía: Trata de una posible alteración ubicada en las cuerdas vocales, ya sea que se encuentren inflamadas, lesionadas o descoordinadas, provocando que al momento de hablar se produzcan ronquidos, falta de aire, voz baja o entonación débil.
- Trastorno del lenguaje con características autistas: Este trastorno refleja la problemática para entender el lenguaje y sus diferentes aplicaciones, como las bromas o ironías, gestos faciales, entre otros. Además de problemas para seguir conversaciones o repetir palabras.
Los siguientes trastornos afectivos en el infante se caracterizan por:
- Trastorno oposicionista desafiante: Es catalogado como afectivo ya que el niño separa la imagen de autoridad de sus padres, al igual que le cuesta aceptar instrucciones de ellos o de otras personas como el docente en el aula. Se caracteriza porque el niño se opone voluntariamente a lo que se le dice y muestra una actitud mal humorada o agresiva, tal y como un mecanismo de defensa que encubre la baja autoestima que el niño percibe. Las causas pueden ser ambientales, un hogar con violencia o con los progenitores sin algún rol claro
- Inflexibilidad cognitiva: Es la incapacidad del menor para adaptar su conducta a diferentes entornos y contextos, así como su pensamiento, aunado a que los cambios o las ordenes le generan ansiedad. Es común que suceda en quienes ya padecen un trastorno de ansiedad o de neurodesarrollo.
Trastornos de ansiedad y afectividad.
- Trastorno obsesivo compulsivo (TOC):Cuando el niño por estrés, presión familiar o conductas aprendidas espera que la mayoría de las cosas cumplan un orden o imagen estricta, se trata de obsesividad como levantarse de la cama cuando todos se retiran a dormir, para cerrar fuertemente las canillas de agua con el fin de evitar que goteen.
- Trastorno de pánico: Se caracteriza por dificultad para respirar, taquicardía, mareos frente a una situación estresante o atemorizante.