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Transcript
Presentación EL Árbol de la ciencia
Un libro de la trilogía de "La Raza"
E. Mirabet Medina
Pío Baroja
¿ LaGeneración del 98?
Resumen
Pío Baroja nació un 28 de diciembre del 1972 en San Sebastián y falleció un 30 de octubre de 1950 en Madrid. El donostiarra destacaba por su esceptismo religioso y pesimismo existencial. Los protagonistas de sus novelas son personajes aventureros e inconformistas que sobresalen en un ambiente de apatía y cuya experiencia vital suele ser el tema central. Su estilo se caracteriza por las oraciones por las oraciones cortas y párrafos breves, con los que construye sus descripciones y diálogos sin ornamentación. Algunas de sus obras son El árbol de la ciencia, Zalacaín el aventurero y Las inquietudes de Shanti Andía...
el árbol de la ciencia
6. Estilo
1. Título
7. Espacio
2. Tipo de novela
3. Estructura
8. Tiempo
4. Personajes
9. Preguntas selectividad
5. Temas
10. Para saber más
''Comed del árbol de la vida, sed bestias, sed cerdos, sed egoístas, revolcaos por el suelo alegremente; pero no comáis del árbol de la ciencia, porque ese fruto agrio os dará una tendencia a mejorar que os destruirá. ¿No es un consejo admirable? "
1. El Título
- Iturrioz
El Génesis
El título El árbol de la ciencia hace alusión a la metáfora presente en el Génesis,donde existían dos árboles, el de la vida, cuyo fruto daba la inmortalidad, y el de laciencia (el conocimiento), que llevaba a la destrucción de todo aquel que consumiera sufruto. Andrés Hurtado podría haber elegido el árbol de la vida y así vivir en laignorancia y ser feliz, pero su carácter reflexivo y crítico lo lleva a analizar la realidad,las injusticias, la maldad de la naturaleza humana, y, por tanto, a elegir el árbol de laciencia, a pesar de los consejos de su tío y a pesar de sus intentos de quedarse
Tipo de novela
Esta novela, escrita en 1911, es la obra más importante de Pío Baroja. Él mismo diría a propósito de ella: "El árbol de la ciencia es, entre las novelas de carácter filosófico, la mejor que yo he escrito", Memorias.Forma parte de la trilogía La raza y, con un total de cincuenta y tres capítulos, está dividida en siete partes. Estos capítulos son normalmente breves, uno de los rasgos que ya advertimos en el apartado anterior. En estas partes, a su vez, se observan dos ciclos o etapas de la vida del protagonista: Andrés Hurtado, con un intermedio en la mitad (parte cuatro). Tiene tintes autobiográficos y es una novela de aprendizaje
Estructura
Desarrollo
3º parte
1º parte
2º parte
6º parte
7º parte
5º parte
4º parte
Personajes
amigos
Lulú
Familia
Iturrioz
Andrés
Temas
DESIGUALDAD DE CLASES
POBREZA CULTURAL
ATRASO SOCIALATRASO CIENTÍFICO
SITUACIÓN DE LA MUJER
SITUACIÓN DE LA EDUCACIÓN
ATRASO DEL MUNDO RURAL
PROBLEMÁTICA EXISTENCIAL
Estilo
El narrador de la obra es omnisciente subjetivo en la mayor parte de las ocasiones.
Espacio
En la novela aparecen dos tipos de espacios: EL real ( la ciudad de Madrid : El hospital de San Juan de Dios, la biblioteca Nacional, el Retiro, el Jardín Botánico...; Burgos y Valencia); y el ficticio, pero con base real (Alcolea de Campo), que podría ser cualquier pueblo español del momento de ciudad Real cercano a la frontera con Andalucía. Se establece una clara oposición, un contraste entre la gran ciudad (Madrid) y el mundo rural (Alcolea). Sus experiencias en cada uno de estos lugares van haciendo mella en su carácter de naturaleza pesimista. En lugar de aprender de cada lugar, Andrés se desencanta cada vez más tras conocerlos.
TIEMPO
El tiempo externo coincide con la época en que vivió Baroja, es decir, finales del siglo XIX y principios del siglo XX; el tiempo interno, por su parte, sigue casi siempre un orden cronológico y lineal: desde el comienzo de la carrera de Andrés hasta su suicidio; aunque hay rupturas temporales cuando el protagonista recuerda su infancia (analepsis) y el tiempo narrativo se detiene en las conversaciones entre Hurtado y su tío Iturrioz.
Posibles preguntas de selectividad
Para saber más
Aquí puedes poner un título destacado
Con las plantillas de Genially podrás incluir recursos visuales para dejar a tu audiencia con la boca abierta. También destacar alguna frase o dato concreto que se quede grabado a fuego en la memoria de tu público e incluso embeber contenido externo que sorprenda: vídeos, fotos, audios... ¡Lo que tú quieras!
Elementos autobiográficos
Esta novela posee un gran componente autobiográfico (Andrés Hurtado es el Baroja joven, su tío Iturrioz, el Baroja maduro; la vida del estudiante de Medicina; la muerte del hermano pequeño (muerte del hermano mayor Darío Baroja); el periodo de médico en Alcolea del Campo (fue médico en Cestona); la lectura de filósofos como Kant, Schopenhauer o Nietzsche...).
Carnarias:
En sus nueve capítulos Baroja presenta a la otra protagonista de la novela, junto a Andrés Hurtado, Lulú, de la que irá desgranando alguno de sus rasgos, como ya hiciera con Andrés previamente: "Realmente la chica era simpática y graciosa. Tenía los ojos desnivelados, uno más alto que otro, y al reír los entornaba hasta convertirlos en dos rayitas, lo que le daba una gran expresión de malicia; su sonrisa levantaba las comisuras de los labios para arriba, y su cara tomaba un aire satírico y agudo". Asimismo, presenta una gran cantidad de personajes secundarios: doña Virginia, Rafael Villasús, Manolo el "Chafandín"..., normalmente procedentes de ambientes miserables: "En estos negocios de abortos y de tercerías manifestaba una audacia enorme. Como esas moscas sarcófagas que van a los animales despedazados y a las carnes muertas, así aparecía doña Virginia con sus palabras amables, allí donde olfateaba la familia arruinada, a quien arrastraban al spoliarium."
La experiencia en Madrid. Los nueve capítulos de esta sección comienzan con un resumen de la visión de Baroja del Desastre del 98: "Pues no hay más que tener ojos en la cara y comparar la fuerza de las escuadras. Tú fíjate, nosotros tenernos en Santiago de Cuba seis barcos viejos, malos y de poca velocidad; ellos tienen veintiuno, casi todos nuevos, bien acorazados y de mayor velocidad. Los seis nuestros, en conjunto, desplazan aproximadamente veintiocho mil toneladas; los seis primeros suyos sesenta mil. Con dos de sus barcos pueden echar a pique toda nuestra escuadra; con veintiuno no van a tener sitio donde apuntar." Cabe destacar, además, la evolución del carácter de Andrés: "Su instinto antisocial se iba aumentando, se iba convirtiendo en odio contra el rico, sin tener simpatía por el pobre." También sobresale la presencia de personajes marginales: "Todas estas mujeres tienen una mortalidad terrible; cada ama de esas casas de prostitución ha visto sucederse y sucederse generaciones de mujeres; las enfermedades, la cárcel, el hospital, el alcohol, va mermando esos ejércitos. Mientras la celestina se conserva agarrada a la vida, todas esas carnes blancas, todos esos cerebros débiles y sin tensión van cayendo al pudridero." Finalmente aparecen sus ideas sobre el amor, alejadas de todo romanticismo: "Un hombre que ama a una mujer la ve en su interior deformada, y la mujer que quiere al hombre le pasa lo mismo, lo deforma. A través de una nube brillante y falsa, se ven los amantes el uno al otro, y en la oscuridad ríe el antiguo diablo, que no es más que la especie".
Tristezas y dolores. En estos cinco capítulos, nos encontramos con la descripción del ambiente levantino: "En cambio, todo lo que estaba plantado anteriormente, las pasionarias, las hiedras y las enredaderas, a pesar de la sequedad del suelo, se extendían y daban hermosas flores; los racimos de la parra se coloreaban, los granados se llenaban de flor roja y las naranjas iban engordando en el arbusto." Lo más destacable es el quinto "Desde lejos", en el que narra el fallecimiento de Luisito, el hermano de Andrés, prestando especial atención a los detalles descriptivos: "Andrés recordaba haber visto en el hospital a un niño, de seis a siete años, con meningitis; recordaba que en unos días quedó tan delgado que parecía translúcido, con la cabeza enorme, la frente abultada, los lóbulos frontales como si la fiebre los desuniera, un ojo bizco, los labios blancos, las sienes hundidas y la sonrisa de alucinado. Este chiquillo gritaba como un pájaro, y su sudor tenía un olor especial, como a ratón, del sudor del tuberculoso." Aquí acaba el primer ciclo o etapa.
La generación del 98 fue un movimiento literario y cultural que predominó en España durante las primeras décadas del siglo XX. Estuvo integrado por un grupo de escritores, poetas y pensadores españoles que nacieron durante las décadas de 1860 y 1870 y que se vieron afectados moral e intelectualmente por la derrota de España en la Guerra hispano-estadounidenseEl término “generación del 98” fue usado inicialmente de modo impreciso, pero el escritor español José Martínez Ruíz, conocido como Azorín, lo elaboró y lo difundió en diversos ensayos críticos publicados en periódicos que fueron compilados en el libro Clásicos y modernos de 1913. Los escritores de la generación del 98 tuvieron en común las siguientes características: 1. La preocupación nacional. 2. La creación de nuevas formas de expresión literaria. 3. El uso de un lenguaje sencillo. 4. El pesimismo
Durante el libro aparecen y desaparecen constantemente otros personajes secundarios, desde los amigos de Andrés, Aracil y Montaner, a otros personajes del vecindario, del pueblo o compañeros de trabajo
El protagonista tiene una visión pesimista y desencantada de la vida. La existencia humana en general está en crisis, ya que la vida cada vez tiene menos valores y es un camino lleno de sufrimiento, una lucha cruel: "el valor del dinero aumenta, el burguesismo crece con la democracia. Ya es imposible encontrar rincones poéticos al final del laberinto tortuoso; ya no hay sorpresas". Surge un intento por encontrar explicaciones en la Filosofía: "Las cosas pueden no ser como las vemos, para Kant, el espacio y el tiempo no significan nada". El protagonista no encuentra solución a sus conflictos y tiende a la "ataraxia" propugnada por Schopenhauer: la muerte de la voluntar, la contemplación indiferente de todo cuanto le rodea. En esta problemática existencial reside el motivo del título del libro: El árbol de la ciencia. Hace una mención al Génesis y a la contradicción entre el árbol de la vida y el árbol de la ciencia con el enfrentamiento entre voluntad y conocimiento. En el árbol de la ciencia, el fruto hace morir, es un fruto agrio que dará una tendencia a mejorar que os destruirá. Es decir, a más conocimiento, más verdad y angustia, lo que se refleja en menos deseo de vivir. El conocimiento genera individuos pesimistas, débiles y enfermizos, es una verdad dolorosa. Hay una idea de la ciencia al margen de creencias: "Ni es cristiana, ni es atea, ni revolucionaria, ni reaccionaria". Unida a esta se encuentra la muerte y el dolor.
La experiencia en el pueblo. Está formada por diez capítulos en los que destaca su amor por España, "Si yo amo a España y el carácter español ", y su arte en las descripciones de ambientes y del pueblo: "Seguía aquel calor exasperante, aquel aire inflamado y seco. Pasaron por la plaza, con su iglesia llena de añadidos y composturas, y sus puestos de cosas de hierro y esparto. Siguieron por una calle ancha, de caserones blancos, con su balcón central lleno de geranios y su reja, afiligranada, con una cruz de Calatrava en lo alto." Plantea un dilema entre hacer algo o no hacer nada, acción-inacción, "Sin saber qué hacer, paseaba como un lobo por aquel cuarto", y el autor sigue presentando rasgos del protagonista, esta vez en su forma de ver a los pobres: "Andrés, que hasta entonces había tenido simpatía entre la gente pobre, vio que la simpatía se trocaba en hostilidad. En la primavera decidió marcharse y presentar la dimisión de su cargo."
En cuanto a la técnica barojiana, en la línea perseguida por la Generación del 98, destaca por su escaso interés por lo estético y su preferencia por la naturalidad y la espontaneidad. Usa con austeridad los recursos, su prosa es clara, sencilla, antirretórica y directa, con abundancia de frases cortas y muy expresivas (más cercana al lenguaje hablado que al escrito). Además, repite estructuras sintácticas y su léxico es más bien limitado y sencillo, hasta el punto de que comete alguna incorrección, como el pleonasmo del pronombre personal de tercera persona: “ninguno de los dos le tomaba en serio a Lamela”. Una peculiaridad estilística importante de la narrativa barojiana es el distanciamiento irónico y el humor sarcástico del novelista con respecto a sus personajes, a través de un lenguaje frío y analítico. Pero Baroja alterna ese objetivismo con estallidos subjetivos y apasionados comentarios valorativos. En la descripción de personajes tiende a la valoración ética, a menudo usando la “técnica del improperio”, acumulando adjetivos y expresiones de rechazo, desdén y pesimismo. En la descripción de paisajes, presenta el paisaje en continuo cambio (en relación con el paso del tiempo) y el efecto que el paisaje o los ambientes causan en el ánimo del personaje. Asimismo, aparece mucho el estilo directo (diálogo), aunque también nos encontramos con el estilo indirecto (“Hurtado le contaba lo que hacía, le hablaba de la clase de disección…”) y el estilo indirecto libre (voz del personaje) (“A pesar de su caridad y de sus buenas obras, este hermano Juan era para Andrés repulsivo; le producía una impresión desagradable… Había en él algo anormal. ¡Es tan lógico, tan natural en el hombre huir del dolor, de la enfermedad, de la tristeza!”). No hay monólogo interior ni monólogo en toda la obra. Baroja no deja en ningún momento solo a su protagonista.
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La experiencia del hijo. Los cuatro últimos capítulos de la novela nos presentan un panorama contradictorio. En primer lugar, un escenario de una paz vital que parece que ha alcanzado: el protagonista, "Andrés se encontraba tan bien, que sentía temores. ¿Podía durar esta vida tranquila? ¿Habría llegado a fuerza de ensayos a una existencia no sólo soportable, sino agradable y sensata?", manifestando su idea sobre el matrimonio: "—Hemos llegado a querernos de verdad —decía Andrés—, porque no teníamos interés en mentir". Sumado a esto, está el embarazo de Lulú, que Andrés comenta que la ha cambiado: "El embarazo produjo en Lulú un cambio completo; de burlona y alegre, la hizo triste y sentimental." Por otro lado, plantea Baroja momentos de dolor, con la muerte de su hijo durante el parto: "Por muy rápidamente que el médico introdujo las dos láminas del fórceps e hizo la extracción, el niño salió muerto. Acababa de morir en aquel instante." Y poco después el fallecimiento de su esposa, Lulú: "En la mañana del tercer día, Lulú murió, Andrés salió de la alcoba extenuado." El final de la novela es fugaz, breve, sin detenerse en detalles, presentando el suicidio de Andrés en pocas líneas y con una intervención final en boca del médico, hablando sobre Andrés: "Pero había en él algo de precursor", aludiendo quizá al propio Baroja como a un adelantado a su época, un hombre que soñaba con otra España, un país próspero y moderno, frente al que el propio autor pudo vivir en este comienzo del siglo XX.
Indica qué personajes y en qué parte de la obra aluden al título de la misma.
Baroja titula el capítulo 3 de la IV parte (“Inquisiones”) “El árbol de la ciencia y el árbol de la vida”. Está situado justo en la parte central de la obra y en él se desarrolla una de las conversaciones que Andrés mantiene con su tío Iturrioz en la que los dosplantean sus opciones sobre la ciencia y sus preocupaciones sobre la vida. Ahí,refiriéndose al libro bíblico del Génesis, Iturrioz le dice a Andrés que habría leído queen el centro del Paraíso había dos árboles (el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal), que el árbol de la ciencia no se dice cómo era, que probablemente sería mezquino y triste, y que seguramente Dios añadió :“comed del árbol de la vida, sedbestias, sed cerdos, sed egoístas, revolcaos por el suelo alegremente; pero no comáis delárbol de la ciencia porque ese fruto agrio os dará una tendencia a mejorar que os destruirá”.Al comer del árbol de la ciencia, nos vemos arrastrados por nuestra voluntad a vivir eternamente insatisfechos, pues la sabiduría (la ciencia), cuando nos enfrentamosal mundo, nos hace ver sus contradicciones, desasosiegos e injusticias..
Inquisiciones. Esta parte se puede considerar como un paréntesis reflexivo en el que se plantean las inquietudes filosóficas de Andrés, algo propio de la Generación del 98. Está colocada en mitad de la novela, como una pausa entre lo ya comentado y lo que tendrá que acontecer más adelante. En sus cinco capítulos, Andrés dialoga con su tío Iturrioz sobre filosofía, manifestando esa angustia y desazón tan propia de este periodo: "Uno tiene la angustia, la desesperación de no saber qué hacer con la vida, de no tener un plan, de encontrarse perdido, sin brújula, sin luz adonde dirigirse. ¿Qué se hace con la vida? ¿Qué dirección se le da? Si la vida fuera tan fuerte que le arrastrara a uno, el pensar sería una maravilla, algo como para el caminante detenerse y sentarse a la sombra de un árbol, algo como penetrar en un oasis de paz; pero la vida es estúpida, sin emociones, sin accidentes, al menos aquí, y creo que en todas partes, y el pensamiento se llena de terrores como compensación a la esterilidad emocional de la existencia". En estos diálogos se presentan, además, ideas políticas y temas religiosos. Al leerlos con atención podremos apreciar, en varias ocasiones, el título de la novela: "Tú habrás leído que en el centro del Paraíso había dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. El árbol de la vida era inmenso, frondoso, y, según algunos santos padres, daba la inmortalidad. El árbol de la ciencia no se dice cómo era; probablemente sería mezquino y triste."
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La vida de estudiante en Madrid: formada por once capítulos, Baroja empieza a dejarnos algunas pinceladas de la caracterización del protagonista, presentando al lector la familia de Andrés: "La familia de Andrés, muy numerosa, se hallaba formada por el padre y cinco hermanos. El padre, don Pedro Hurtado, era un señor alto, flaco, elegante, hombre guapo y calavera en su juventud."; y también sus estudios de Medicina, al igual que el propio Baroja, que le servían para hacer crítica de la universidad española: "Aquel ambiente de inmovilidad, de falsedad, se reflejaba en las cátedras. Andrés Hurtado pudo comprobarlo al comenzar a estudiar Medicina. Los profesores del año preparatorio eran viejísimos; había algunos que llevaban cerca de cincuenta años explicando." Especial relevancia tienen dos capítulos: el seis, en el que manifiesta su rechazo a aquel ambiente que se vivía y sus reflexiones: "Hurtado imitaba a los héroes de las novelas leídas por él, y reflexionaba acerca de la vida y de la muerte; pensaba que si las madres de aquellos desgraciados que iban al spoliarium hubiesen vislumbrado el final miserable de sus hijos, hubieran deseado seguramente parirlos muertos. Otra cosa desagradable para Andrés era el ver, después de hechas las disecciones, cómo metían todos los pedazos sobrantes en unas calderas cilíndricas pintadas de rojo, en donde aparecía una mano entre un hígado y un trozo de masa encefálica, y un ojo opaco y turbio en medio del tejido pulmonar." Otro capítulo relevante es en el que se aprecia el pesimismo, característico de la época: "A los pocos días de frecuentar el hospital, Andrés se inclinaba a creer que el pesimismo de Schopenhauer era una verdad casi matemática. El mundo le parecía una mezcla de manicomio y de hospital; ser inteligente constituía una desgracia, y sólo la felicidad podía venir de la inconsciencia y de la locura. Lamela, sin pensarlo, viviendo con sus ilusiones, tomaba las proporciones de un sabio"; o alusiones a la política: "Se iba inclinando a un anarquismo espiritual, basado en la simpatía y en la piedad, sin solución práctica ninguna."