MEDIO ORIENTE guerra
Rowland Del Toro Río
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Transcript
Rowland Del Toro Río
Medio Oriente
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Oríden de los conclictos
El conflicto árabe-israelí tiene sus raíces en el surgimiento del sionismo a finales del siglo XVIII.
Influenciado por el Iluminismo europeo. Este movimiento buscaba establecer un Estado judío en Palestina, en respuesta al antisemitismo creciente en Europa. La Declaración Balfour de 1917, emitida por el gobierno británico, prometió un hogar nacional judío en Palestina, provocando resistencia entre los árabes palestinos.
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Israel es un país ubicado en Oriente Medio, con una población de aproximadamente 9.3 millones de habitantes. Su capital declarada es Jerusalén, aunque esta situación es objeto de controversia internacional. La economía israelí es una de las más desarrolladas de la región, destacando especialmente en tecnología, innovación y start-ups, lo que le ha valido el apodo de "Nación Start-Up". El país tiene una economía de mercado altamente desarrollada, con un importante sector de alta tecnología y una significativa industria de diamantes. Posdata: Fijate en algunos lugares porque añadí más información.
Israel
Hamás
Fundado en 1987 durante la Primera Intifada, es un movimiento islamista palestino que busca establecer un Estado islámico en todo el territorio de Palestina. Se opone firmemente a la existencia de Israel y ha sido responsable de numerosos ataques terroristas contra objetivos israelíes. Hamás combina actividades políticas, militares y sociales, gestionando servicios en la Franja de Gaza, donde tiene un control significativo.
Hezbolá
Hezbolá surgió en 1985 en Líbano como una organización política y militar chiita. Con fuerte apoyo de Irán, su principal objetivo es combatir la influencia israelí en la región. Hezbolá ha sido una fuerza significativa en los conflictos con Israel, especialmente durante la guerra de 2006. Además de su brazo militar, Hezbolá participa activamente en la política libanesa.
lLs potencias internacionales hhan sido fundamental en el desarrollo del conflicto. Estados Unidos y la Unión Soviética, pese a ser rivales en la Guerra Fría, coincidieron inicialmente en apoyar la creación del Estado de Israel. Los países árabes vecinos, por su parte, se involucraron directamente en el conflicto, aunque con una coordinación deficiente que limitó su efectividad militar. La cuestión palestina se transformó en un problema regional y global, con la participación de diversos actores internacionales. El conflicto ha evolucionado desde sus orígenes territoriales y nacionalistas hacia una compleja red de disputas que involucran aspectos religiosos, políticos y económicos. La región ha visto el surgimiento de diversos movimientos y organizaciones que han influido en la dinámica del conflicto, aunque el texto original no profundiza en actores más recientes como Hamas o Hezbollah.
Países con sus intereses propios
En el contexto de la Guerra Fría, Estados Unidos, el gran vencedor de la Segunda Guerra Mundial, instó a Gran Bretaña y a Francia a que apresuraran el proceso descolonizador para evitar posibles revoluciones apoyadas por el bloque comunista. Los dominios árabes quedaron limitados, al norte, por el paralelo 30°, cuando sus ambiciones originales alcanzaban hasta el paralelo 37, además de verse obligados a consentir el enclave judío que tantos conflictos internacionales iban a provocar.
Estados Unidos
Líbano
Irán, bajo la sombra de un sistema teocrático liderado por el Ayatolá, se posiciona como una potencia chiita en el Medio Oriente, con aspiraciones de expandir su influencia. Su apoyo a Hezbollah en Líbano y a diversas milicias en Irak y Siria ha tejido una red de aliados que le permite proyectar su poder en la región. Sin embargo, su ambicioso programa nuclear y sus actividades militares han encendido tensiones con Estados Unidos y sus aliados, en un contexto cargado de sanciones económicas y amenazas de intervención militar. La política iraní, en su esencia, busca contrarrestar lo que considera amenazas inminentes de adversarios como Estados Unidos y Arabia Saudita, perpetuando un ciclo de desconfianza y confrontación.
Irán
Desde el estallido de la guerra civil en 2011, Siria ha sido un campo de batalla desgarrador. Lo que comenzó como un clamor por la libertad contra el régimen autoritario de Bashar al-Assad, un líder alauita, se transformó en un caos multifacético. Al-Assad, con el respaldo inquebrantable de aliados como Rusia e Irán, además de grupos paramilitares como Hezbollah, ha logrado mantenerse en el poder. Sin embargo, este control ha tenido un costo humano devastador: millones de personas desp lazadas, ciudades en ruinas y una economía que se desmorona. La lucha por el dominio territorial ha convertido a Siria en un imán para una variedad de actores, desde fuerzas kurdas hasta grupos yihadistas, lo que añade capas de complejidad a un conflicto ya de por sí intrincado.
En el corazón del Líbano, la diversidad sectaria es tanto una riqueza como una maldición. La política libanesa, a menudo un reflejo de las tensiones que se extienden más allá de sus fronteras, está profundamente influenciada por el papel de Hezbollah, un grupo chiita que combina funciones políticas y militares. Respaldado por Irán, Hezbollah no solo ha moldeado la política interna, sino que también ha intervenido decisivamente en la guerra civil siria, brindando apoyo al régimen de al-Assad. Esta situación ha exacerbado el sectarismo y la inestabilidad, dejando a la economía libanesa en un estado crítico, desbordada por la crisis de refugiados sirios y la corrupción endémica que plaga al gobierno.
Siria
Información
Tras la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, el apoyo al sionismo creció significativamente. En 1947, la ONU aprobó la partición de Palestina en dos estados, uno judío y otro árabe. La creación del Estado de Israel en 1948 llevó a la primera guerra árabe-israelí, conocida como la "guerra de independencia" para los israelíes y la "Naqba" o desastre para los palestinos. Esta guerra resultó en un éxodo masivo de palestinos, con alrededor de 700,000 personas desplazadas..
La tensión que se arrastraba en la zona de Palestina desde antes de la guerra mundial, por los enfrentamientos entre judíos y palestinos, se agudizó a partir de la creación, en 1948, del Estado de Israel y de la expulsión de numerosos árabes de sus territorios. La guerra permanente contra Israel, origen de numerosos intentos de movimientos panárabes, tenía como objetivos la independencia y la unidad de la nación árabe, aunque tuvo escaso éxito. La riqueza petrolífera de los Estados árabes provocó constantes intervenciones imperialistas anglo-francesas en esta zona, apoyadas por Estados Unidos. El panarabismo fue tomando así un carácter cada vez más antioccidental. El régimen nacionalista árabe, implantado en Egipto por Gammal Abdel Nasser (Iras el golpe de Estado militar que en 1952 derrota al rey Faruk), intentó convertirse en un aglutinante de ese sentimiento árabe, orientándolo contra el Estado de Israel y contra la dominación económica occidental. En 1956 tomó una audaz iniciativa: nacionalizó el canal de Suez, indemnizando a los accionistas británicos y franceses. El Estado de Israel, que, por otra parte, se estaba convirtiendo en la base predilecta de la penetración occidental en Oriente Medio, aprovechó la ocasión para desencadenar un ataque militar sorpresa sobre Suez, mientras tropas expedicionarias inglesas y francesas ocupaban la zona del canal. La Unión Soviética tomó partido a favor de Egipto y amenazó con intervenir. La ONU, con la abstención de Estados Unidos, condenó las acciones de Israel, Inglaterra y Francia. Estas dos últimas naciones no tuvieron más remedio que retirarse. A partir de entonces se fue incrementando el acercamiento entre los países árabes más progresistas (Egipto, Siria, Irak, Yemen) y la Unión Soviética. No obstante, dicha situación se invirtió a partir de la crisis de 1973.