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Transcript

-Psicología individual-Complejo de inferioridad y compensación-Inferioridad del órgano-Impulso agresivo-Protesta Masculina-Más información

Alfred Adler

-Psicoanálisis.-Topografía de la psique-Aparato psíquico -Desarrollo psicosexual-Pulsión e instinto-Mecanismos de defensa-Más información

Sigmund Freud

Principales representantes y sus aportes.

r.2 PSICOANALISIS

Anna Freud

-Psicología infantil y de la adolescencia.-Clínica de la terapia infantil-Mecanismos de defensa.

Melanie Klein

-La terapia del juego-Relaciones objetales-Fantasía inconsciente

Carl Jung

-La psique.-Inconsciente colectivo y personal-La mística de Jung.-Arquetipos-Sombra-Anima, Animus

Donald Winnicot

-Desarrollo prematuro del yo.-Objeto transicional.

De click en para más información.

Elaborado por: Fabiola Juárez

sigmund freud (1856-1939)

PSICOANALISIS

TOPOGRAFÍA DE LA PSIQUE

Principales aportes, críticas a su teoría y conclusiones.

APARATO PSIQUICO

OTRAS APORTACIONES DEL TRABAJO DE FREUD

CRITICAS A SU TEORÍA Y CONCLUSIONES.

DESARROLLO PSICOSEXUAL

PULSION E ISNTINTO

MECANISMOS DE DEFENSA

Después de separarse del pecho, a veces con grandes lloros (oral), debe aprender a volverse limpio (anal), renunciando a las satisfacciones que le procuran los productos de su propio cuerpo, sustituir la atracción por la repugnancia, la libertad por el pudor. Más adelante, las relaciones con sus padres se ven trastornadas a causa del complejo de Edipo, que le hace vivir su primer amor y su primer odio (fálica). Y así, como no puede madurar sino desligándose poco a poco de los objetos que ha querido, tampoco llega a su pleno desarrollo intelectual si no es desligando su curiosidad de la sexualidad, para orientarla a los diferentes objetos del mundo (latencia). La pubertad no es más que la última de estas fases [Etapa genital] por las que ha atravesado a un doloroso precio de numerosas renuncias; el adolescente retorna por un tiempo al mundo erótico de la infancia, pero la prohibición del incesto le obliga, sin embargo, a separarse. Largo, complejo y peligroso viaje que determinará el estilo de relaciones que tendrá cuando llegue a adulto. (Sáis, et al, 2009, p.297).

Oral

Anal

Fálica

Latencia

Genital

ALFRED ADLER (1870-1937)

Principales aporteso.

PSICOLOGÍA INDIVIDUAL

COMPLEJO DE INFERIORIDAD Y COMPENSACIÓN

INFERIORIDAD DEL ÓRGANO

PROTESTA MASCULINA

LUCHA POR LA SUPERIORIDAD

IMPULSO AGRESIVO

ESFUERZO POR LOGRAR LA PERFECCIÓN

La compensación o superación del sentimiento de inferioridad: el afán de poder es para Adler –en esto está próximo a Nietzsche– una motivación impulsiva del ser humano. En la mayoría de los casos, ve el poder como un fenómeno neurótico que sirve para compensar de una forma anormal los sentimientos de inferioridad. Cuanto más sufre el chico/a este sentimiento, más trata de hacer el papel de adulto superior, poderoso, agresivo y dominador, y pone así los fundamentos para una posterior conducta neurótica. En este proceso son muy importantes las identificaciones con los padres o con los maestros. El estilo de vida, es decir, la forma en que la persona tendrá que vivir su vida futura en un constan te hacer frente a sus sentimientos de inferioridad, queda definitivamente fijada a la primera infancia, hacia los cuatro años. En esta época se decide si el desarrollo futuro de la persona transcurrirá bajo un signo predominantemente neurótico o normal. (Sáis, et al., 2009, p.303, 304).

CARL GUSTAV JUNG (1875-1961)

LA PSIQUE

Principales aportes.

INCONSCIENTE COLECTIVO E INCONSCIENTE PERSONAL.

ARQUETIPOS

SOMBRA

ANIMA ANIMUS

LA MÍSTICA DEL JUNG

anna freud (1895-1982)

Principales aportes.

CLÍNICA DE LA TERAPIA INFANTIL

EL YO Y LOS MECANISMOS DE DEFENSA

PSICOLOGÍA INFANTIL Y DE LA ADOLESCENCIA

Mecanismos de defensa. [...] "Las luchas del yo contra ideas y efectos dolorosos e insoportables" (Freud, 1949, p.55)A los nueve métodos de defensa, bien conocidos y extensamente descritos en la teoría y la práctica -represión, regresión, formación reactiva, aislamiento, anulación, proyección, introyección, vuelta contra sí mismo, transformación en lo contrario- podemos agregar un décimo, más propio del estado normal que de la neurosis: la sublimación o desplazamiento del objeto instintivo. (Freud, 1949, p.56)

La represión sería el proceso o mecanismo que, de forma autónoma respecto a la conciencia, provoca el olvido dinámico de las experiencias insufribles, dolorosas, amenazadoras, perturbadoras, es decir, de las experiencias que producen ansiedad. (Sáis, et al, 2009, p.280).

Se denomina regresión a un retorno del sujeto a fases ya superadas de su desarrollo. (Sáis, et al, 2009, p.280).

Formación reactiva. Esta maniobra, propia de los obsesivos, consiste en reemplazar una actitud inconsciente por la opuesta: la persona que tiene sentimientos agresivos solo muestra actitudes generosas o positivas hacia el ser odiado. De igual forma, puede ocurrir que una tendencia a ensuciar el entorno sea reemplazada por un excesivo orden y prolijidad. Anna Freud dio categoría de defensas independientes a variedades de esta maniobra, tales como el ascetismo o el altruismo. (Willick, 1995, citado por Florenzano, 2020, párr.16).

Aislamiento. Esta defensa, típica de los obsesivos, consiste en separar el afecto de las ideas ligadas con él. Con frecuencia se ve en personas que hablan con frialdad de la enfermedad grave de un pariente cercano o en otros que discurren acerca de las consecuencias negativas o positivas de la infidelidad de su cónyuge, sin expresar mayor emocionalidad. Se constituye así en otra resistencia al cambio terapéutico. (Willick, 1995, citado por Florenzano, 2020, párr.14).

La Anulación Retroactiva comprende rituales o gestos tendientes a cancelar aquellos pensamientos o sentimientos displacenteros después de que han ocurrido. Por ejemplo, Anna Freud mencionaba a un niño que recitaba el alfabeto al revés siempre que tenía un pensamiento sexual, o que se volvía y escupía cuando se encontraba con otro niño que compartiese su pasión por la masturbación. (Boeree, 2006, p.13 ).

Proyección. Aquí se ponen en manifiesto otros pensamientos, emociones o impulsos propios, sin conciencia de que proceden de uno mismo. Este proceso mental, en un inicio normal, en sus formas patológicas, se encuentra típicamente asociado a fallas en la prueba o juicio de la realidad. Es la defensa central de los pacientes paranoides que proyectan su agresión atribuyéndola a otros. Asimismo, en terapia se pueden proyectar aspectos del Súper Yo, atribuyendo al terapeuta la desaprobación que el propio paciente siente hacia sus conductas y evitando así la culpa. (Willick, 1995, citado por Florenzano, 2020, párr.15).

La Introyección, muchas veces llamada identificación, comprende la adquisición o atribución de características de otra persona como si fueran de uno, puesto que hacerlo, resuelve algunas dificultades emocionales. Por ejemplo, si se le deja solo a un niño con mucha frecuencia, él intenta convertirse en "papá" de manera de disminuir sus temores. En ocasiones les vemos jugando a con sus muñecos diciéndoles que no deben tener miedo. También podemos observar cómo los chicos mayores y adolescentes adoran a sus ídolos musicales, pretendiendo ser como ellos para lograr establecer una identidad. (Boeree, 2006, p.13 ).

Vuelta contra sí mismo. Retroflexión en sí mismo. Esta defensa, descrita por Freud como clave para comprender la suicidalidad de los melancólicos, consiste en el desplaza miento de la agresión hacia otro contra el propio paciente. Se presentan no solo en las depresiones, sino en los caracteres masoquistas, donde el Súper Yo es muy crítico del propio sujeto. (Willick, 1995, citado por Florenzano, 2020, párr.19).

Transformación en lo contrario. [Parecido a la formación reactiva]. “Pero dado que su fijación amorosa a esta [Habla de la relación de uno de los pacientes de Anna Freud a su madre] no era menor que el odio que experimentaba contra ella, a un primer periodo de “desinhibición”, caracterizado por una salvaje indisciplina y rebeldía, siguió un intenso conflicto contra los impulsos negativos.” (Freud, 1949, p. 57).“Logró mantener la ficción de que ella amaba a su madre, pero se sentía llena de odio, y a causa de esto desconfiaba de sí misma y se despreciaba.” (Freud, 1949, p. 59).

La Sublimación es la transformación de un impulso inaceptable, ya sea sexo, rabia, miedo o cualquier otro, en una forma socialmente aceptable, incluso productiva. Por esta razón, alguien con impulsos hostiles puede desarrollar actividades como cazar, ser carnicero, jugador de rugby o fútbol o convertirse en mercenario. Una persona que sufre de gran ansiedad en un mundo confuso puede volverse un organizado, o una persona de negocios, o un científico. Alguien con impulsos sexuales poderosos puede llegar a ser fotógrafo, artista, un novelista y demás. Para Freud, de hecho, toda actividad creativa positiva era una sublimación, sobre todo de la pulsión sexual. (Boeree, 2006, p.15 ).

MÁS MECANISMOS DE DEFENSA

Negación. En ella la persona no acepta, reconoce o cree en un aspecto de la realidad. Es normal durante el desarrollo infantil, pero se hace patológico en adulto que, por ejemplo, bloque un hecho externo (p. ej. una viuda que espera en forma constante que su esposo, recientemente muerto de un infarto, vuelca de un viaje de negocios). Se aplica en forma amplia a toda situación en la cual la persona no reconoce afectos dolorosos, como el paciente maniaco que no reconoce hechos que le debieran entristecer o el paciente con enfermedad terminal que no reconoce el avance de su cuadro clínico. (Willick, 1995, citado por Florenzano, 2020, párr.10).

Intelectualización. En esta maniobra, la energía pulsional se transforma en actividad intelectual, tales como el adolescente que se torna asceta para controlar impulsos sexuales y agresivos en ebullición. En las terapias, esta defensa es utilizada a menudo como un pseudo-insight, en que se comprende mucho sin vivenciar ni tampoco cambiar. La racionalización es otra defensa en la cual la persona da una explicación lógica para convencerse, a sí mismo o a su entorno, de conductas que están pulsionalmente motivadas. Así, evita la culpa o un desafío a su autoimagen, al tener buenas razones para proceder como lo hizo (Willick, 1995, citado por Florenzano, 2020, párr.13).

MELANIE KLEIN (1882-1960)

Principales aportes.

LA TERAPIA DEL JUEGO

RELACIONES OBJETALES

FANTASÍA INCONSCIENTE

DONALD. W. Winnicott (1896-1971)

Principales aportes.

Principales aportes.

DESARROLLO PREMATURO DEL YO

OBJETO TRANSCICIONAL

En definitiva, no cabe sino hablar de Freud como una persona falible, contingente a contextos y deseos no siempre conscientes, por tanto capaz de incurrir en contradicciones, falsedades, errores y abusos; incluso, como tantos otros, aprovechó en beneficio propio muchas más ideas de otros de lo que fue capaz de reconocer, y en el tratamiento de sus pacientes, en opinión de algunos autores (p.e. Obholzer, 1980; Thornton, 1984; Lakoff y Coyne, 1993; Esterson, 1993; Kerr, 1993; Webster, 1995) no siempre fue tan ético como se presenta[...] Pero no es menos cierto que fue capaz de articular un cuerpo de principios explicativos, definitorios del saber psicoanalítico, un conjunto ordenado y sistematizado de términos, conceptos y generalidades, abierto a cambios, y con una metódica suficientemente reglada para permitir un trabajo sistemático cuando se conocen y siguen sus condi ciones, reglas e instrumentos. En los últimos 100 años ese saber ha mostrado su valor no sólo como tecnología psicológica, sino también como un método para investigar el inconsciente y como cuerpo doctrinal. Continúa, sin duda, presente y vivo en una comunidad psicológica, que sigue dispuesta, más o menos abiertamente, a integrar muchos de los conocimientos psicoanalíticos en las concepciones psicológicas académicas. (Tortosa & Civera, 2006, p.235).

Entre los arquetipos descritos por Jung encontramos la “sombra” que representa lo salvaje que todo ser lleva escondido, es decir, las reacciones primarias. (Sáis, et al, 2009, p.306).

La aspiración al poder como tentativa de acabar con los sentimientos de inferioridad se identifica, según Adler, con la protesta masculina que entiende el autor como una conducta desarrollada especialmente en las culturas occidentales que identifican la autoridad con virilidad y poder. Ante esto, las mujeres y los ñiños/as aparecen como seres débiles, inferiores, considerados como algo inacabado y, en consecuencia, son explotados y dominados. Sólo así es comprensible que tanto los niños, como las mujeres –según el autor– anhelen tan intensamente el papel del hombre y les guste realizarlo para superar de esta forma sus sentimientos de inferioridad. Es decir, se abandonan a la “protesta masculina”. La persona sana únicamente se diferencia de la enferma en que no entra en conflicto por afán de poder con su medio ambiente y con las reglas de la cultura.(Sáis et al, 2009, p.304)

Freud distingue entre pulsión (Trieb) e instinto (Instinkt), conceptos sobre los que podría haber cierta confusión, ya que en alguna traducción de los textos freudianos no se ha matizado suficientemente tal diferencia. Cuando Freud habla de instinto lo hace para señalar el comportamiento animal condicionado o prefijado por la herencia y, por tanto, es característico de su especie y está previamente preformado en su desarrollo. Por el contrario, el concepto de pulsión tiene el matiz de presión o fuerza, y es un concepto límite entre lo somático y lo psíquico. En una primera construcción teórica (Freud, 1905) señala la existencia de pulsiones sexuales (orientan a la conservación de la especie) y de pulsiones del yo (o pulsiones de auto-conservación). Una segunda construcción teórica (Freud, 1920) organiza las pulsiones en pulsiones de vida, o Eros (en el sentido platónico de amor), que engloban las pulsiones de la primera construcción, y pulsiones de muerte, o Thanatos, que englobaba las tendencias regresivas hacia estadios anteriores del desarrollo, y que se manifiestan especialmente mediante la agresión y la violencia. Eros se oponía a Thanatos. (Tortosa & Civera, 2006, p.226).

INSTINTOS

PULSIONES

El niño/a neuróticos quedarán capturados por las figuras poderosas de sus sueños y fantasías y proyectarán su propia enemistad hacia el entorno. En cambio, el niño/a sanos, que han superado el sentimiento de inferioridad desarrollan pronto la conciencia de seguridad interna. Puede adaptarse a las exigencias de la vida sin tener que realizar una lucha constante entre la inseguridad y la superación a través de conductas neuróticas agresivas de poder. (Sáis , et al., 2009, p. 304).

Para Jung en la psique existen imágenes del pasado de la especie. Estas imágenes son las que denominamos arquetipos y las entiende como “categorías universales de intuición y estimación”. Los arquetipos son siempre universales, se encuentran en el inconsciente colectivo y se heredan con la estructura cerebral. Son también núcleos de fuerzas que adoptan diferentes formas simbólicas al llegar al umbral de la conciencia. (Sáis, et al, 2009, p.305, 306).

Este médico austríaco [Alfred Adler] fue el primer discípulo que se separó de Freud en 1911. Posteriormente, fundó la denominada psicología individual, que hoy es ya inexistente. Las diferencias más notables hacia Freud son que Adler dejó de lado el incómodo tema de la sexualidad y en cambio dio más importancia a la agresividad. (Sáis , et al, 2009, p.303 ).

En su temprano Esquema del Psicoanálisis (Freud, 1910) señala que Psicoanálisis es el nombre de un método que sirve para indagar procesos anímicos inconscientes difícilmente accesibles por otra vías; de una tecnología psicológica para tratar perturbaciones neuróticas fundada en aquella indagación; y de una serie de intelecciones psicológicas, derivadas de aquel método y de aquella técnica, que ofrecen una teoría de la mente. (Tortosa & Civera, 2006, p.220)

Los sueños. Permiten un cumplimiento de deseos, naturalmente, de deseos inconscientes, que emergen (descarga parcial) disfrazados para superar la censura de la consciencia. Los explica con los mismos mecanismos que los síntomas neuróticos. Gracias a su análisis llegó al descubrimiento y conocimiento del inconsciente. (Tortosa & Civera, 2006, p.228).

Actos fallidos. Resalta el papel atribuido al ambiente, muchas veces represor, el método de dejar hablar y la asociación libre, la interpretación de los sueños, así como otros aspectos que permitirían llegar a conocer mejor el “yo sumergido”, como las acciones automáticas, los lapsus y errores del lenguaje, los actos fallidos..., un conjunto de manifestaciones que exigen de la interpretación del terapeuta en un proceso sometido a reglas. (Tortosa & Civera, 2006, p.162).

Los síntomas. Es mucho lo que el Psicoanálisis ha aportado al conocimiento de la enfermedad mental. A vuela pluma queremos destacar aquí: (1) La concepción de los síntomas como indicios relativos de en fermedad (relativiza la frontera entre enfermedad mental y normalidad): “la frontera entre norma y anormalidad es fluctuante”, “todos nosotros somos un poco neuróticos”. (2) Explican los síntomas, igual que sucede con los sueños, como formaciones sustitutivas y enmascaradoras de deseos reprimidos, por lo que reportan unos beneficios al que los sufre. El síntoma es una formación de compromiso entre los impulsos reprimidos y los mecanismos defensivos del Yo. Estas dos tesis supusieron un cambio de perspectiva radical en la concepción de los síntomas y en la comprensión de la enfermedad mental. (Tortosa & Civera, 2006, p.229)

"También especuló sobre las dimensiones parapsicológicas y místicas del alma humana, ámbito de estudio que Freud rechazó completamente desde su militancia positivista" (Lafuente, Loredo, Castro, & Pizarroso, 2017, p.259).

La tendencia de todo sujeto es superar su complejo de inferioridad originario exagerando las propias virtudes, pero una resolución inadecuada del proceso podía dar lugar a un complejo de superioridad y, llevado al extremo, a una personalidad megalómana (Adler, 1912/1993). (Lafuente, Loredo, Castro, & Pizarroso, 2017, p.260).

El sentimiento de inferioridad lo ve condicionado genética, orgánica y situacionalmente. Está genéticamente condicionado porque la dependencia en que se encuentra el chico/a ante el adulto deja siempre al recién nacido una conciencia de inferioridad. Este sentimiento queda tan arraigado mentalmente que todo el desarrollo posterior puede considerarse como un esfuerzo por superar la vivencia primaria de inferioridad. Adler denomina estilo de vida a la biografía de la persona, teniendo en cuenta, especialmente, aquellos factores que tienden a superar este sentimiento primario de inferioridad. Además, este sentimiento puede estar orgánicamente condicionado por una deficiencia corporal; pero no es necesario que estas deficiencias sean anatómicas, pueden ser funcionales, como por ejemplo la tartamudez. También está condicionado situacionalmente cuando el niño es rechazado o maltratado por los padres o quien haga su función, es decir, cuan do “el otro” acentúa todavía más el sentimiento de inferioridad. (Sáis , et al., 2009, p. 303 )

. El “ánima”, en los hombres y el “ánimus” en las mujeres, que son el resultado del conjunto de tendencias y actitudes originadas por el complemento sexual reprimido. Así, el ánima concentra lo que hay de femenino en el hombre y el animus lo que hay de masculino en la mujer. Estos arquetipos se manifiestan en los sueños con imágenes de brujas, de demonios, etc. Todos los seres tiene, pues, elementos masculinos y femeninos. Por lo tanto, según Jung, el individuo es una síntesis de contrarios que, a lo largo de la vida, incidirían con diferentes fuerzas en el ser y esto provocaría reacciones y cambios de humor, de actitudes, etc. (Sáis, et al, 2009, p.306).

Tortosa & Civera (2006) nos dice que: Freud fue un innovador. Predomina en él, ante todo, el descubrimiento del Psicoanálisis y éste es el descubrimiento del inconsciente y de la sexualidad en el sentido que él mismo les dio. En otras culturas se habían hecho aproximaciones al conocimiento del inconsciente, pero nunca se había fundamentado en la sexualidad y con tan amplios contenidos. A partir de ahora lo inconsciente no es explicado por la teología o la filosofía, tampoco es una entidad metafísica; ni es una fuerza oscura o vital como pudieron pensar los contemporáneos románticos alemanes, ni tampoco es lo que Schopenhauer denominó Voluntad. Freud se apartó del conciencialismo, tendencia que equipara conciencia y psiquismo, sosteniendo que lo mental es en sí mismo inconsciente: “nuestro inconsciente (...) no coincide con lo inconsciente de los filósofos (...)” (Freud, 1900/1972, tomo II, 716) ... ni, añadimos nosotros, con el de los psicólogos de la época. (pág. 219)

Aunque fueron sin duda AlfredAdler y Wilhelm Reich quienes pusieron las bases para la psicología del ego, tales aportaciones no se aceptaron en el seno del psicoanálisis hasta que Anna Freud dio al yo un lugar fundamental en la formación y disolución de las neurosis, en el sentido de señalar el papel adaptativo de las defensas, lo que recogió en El yo y los mecanismos de defensa . (Vallejo, 2001, párr.21).

Tras la muerte de Freud en 1939 hubo un desarrollo sistemático de la teoría acerca del yo desde la perspectiva estructural, algunos conceptos psicoanalíticos básicos experimentaron una reformulación y las funciones del yo y los mecanismos de defensa pasaron a un primer plano en el estudio del sistema mental. Un hito importante en esta dirección fue la obra de Anna Freud El yo y los mecanismos de defensa (1936). Tortosa & Civera, 2006, p.411)

Los mecanismos de defensa son formas de operar del yo al encarar afectos, pulsiones, excitaciones u otros estímulos internos (o externos), por lo que bien pueden considerarse, además, como funciones de adaptación al mundo interno y externo del individuo. Los distintos mecanismos prevalecen según el estímulo que provoca su intervención, según el grado de elaboración del conflicto psíquico y según el estadio de desarrollo individual. Según sus diferentes modos de operar y de manifestarse, son susceptibles de ser observados y analizados sistemáticamente. Es evidente que la represión será el mecanismo de defensa prototípico de su obra.Freud describió, además, otros mecanismos de defensa como la regresión, la formación reactiva, el aislamiento, la anulación retroactiva, la proyección, la introyección, vuelta contra sí mismo, la transformación en lo contrario, la negación, la desmentida, la desestimación... No obstante, fue Anna Freud quien intentó efectuar algo así como un primer catálogo de tales mecanismos en su conocido opúsculo El yo y los mecanismos de defensa (1936). (Tortosa & Civera, 2006, p.229)

Klein también mostró la importancia de la función materna, ya que la madre es el centro de la primera relación que tiene el recién nacido al nacer y subrayó el significado de la comunicación no verbal, tanto en los chicos/as como en el adulto. En 1919 presentó en Budapest su primer libro titulado El desarrollo de un niño y a partir de 1926 se estableció definitivamente en Inglaterra. Según Klein, desde el inicio, en la mente del recién nacido hay una intensa relación con los objetos, ya que estos han sido incorporados y han pasado a formar parte de su mundo emocional, aunque el objeto de afecto no se encuentre presente físicamente. Estos objetos internos se mantienen con vida propia y están grabados emocionalmente en el psiquismo del niño/a, mostrándose al observador a través de la dramatización del juego o en la relación transferencial. Lo que observa el analista no es, evidentemente, una copia exacta de la relación y del objeto real al que representa, sino que se encuentra deformado y distorsionado por la peculiar visión y forma de experimentarlo de cada sujeto. (Sáis, et al, 2009, p.309).

Un estrato en cierta medida superficial de lo inconsciente es, sin duda, personal. Lo llamamos inconsciente personal. Pero ese estrato descansa sobre otro más profundo que no se origina de la experiencia y la adquisición personal, sino que es innato: lo llamamos inconsciente colectivo. He elegido la expresión “colectivo” porque este inconsciente no es naturaleza individual, sino universal, es decir, que en contraste con la psique individual, tiene contenidos y modos de comportamiento que son, cum grano salis, los mismos en todas partes y en todos los individuos. En otras palabras, es idéntico a sí mismo en todos los hombres y constituye así un fundamento anímico de naturaleza suprapersonal existente en todo hombre. (Jung, 1970, p.10)

El topográfico. Es conocido que existen dos concepciones tópicas de la organización del aparato psíquico. La primera (expuesta en el capítulo siete de La interpretación de los sueños), de carácter más topográfico, dota al aparato psíquico de tres sistemas de funcionamiento, ubicados con cierto orden en sus relaciones. Del mismo modo que hay un lugar cerebral para la localización de ciertas actividades del psiquismo, hay correlativamente lugares psíquicos donde se centralizan tales funciones: Inconsciente, Preconsciente y Conciencia. (Tortosa & Civera, 2006, p.224).

Un concepto clave en el modelo de la mente de Klein es el de fantasía inconsciente que ocupa un lugar fundamental en su teoría: desde el inicio no sólo existen impulsos, sino que éstos tienen una expresión, una repercusión a nivel mental, aunque inicialmente sean muy rudimentarios. La representación psíquica de estos impulsos es la fantasía inconsciente, que se encuentra en la base de todo proceso mental. La introducción de este concepto significaba la afirmación de una vida mental primitiva y también la posibilidad de unas interacciones primerizas entre el recién nacido y el medio, cosa que hasta entonces nadie había afirmado. Otra de sus aportaciones importantes fue su trabajo sobre la envidia y el estudio del papel que juega este sentimiento en las relaciones objetales y en el origen del conflicto psíquico (Sáis, et al, 2009, p.309).

El estructural. Consciente de las insuficiencias de la primera organización tópica, formula una nueva (Freud, 1923). Esta segunda tópica se corresponde más con una descripción de la estructura de la personalidad, en agrupaciones de procesos, que de localizaciones espaciales (capas estratificadas) en el aparato psíquico. El Ello, desde el punto de vista económico es el espacio o lugar mental que contiene toda la energía psíquica, define el núcleo impulsor (amoral y egoísta) de la personalidad, y está regido por el principio del placer. Sus contenidos son inconscientes, expresión psíquica de las pulsiones, en parte producto de la herencia innata y en parte producto de la represión y de lo adquirido. Desde el punto de vista dinámico está en conflicto con el Yo y con el Superyó. Genéticamente es la instancia más primitiva. (Tortosa & Civera, 2006, p.224).

En este punto, la perspectiva defectológica de Vygotski también convergía con las ideas del psicoanalista Alfred Adler sobre el complejo de inferioridad. Ambos creían que la conciencia exacta del discapacitado sobre las limitaciones sociales derivadas su disfunción era fundamental para la compensación del problema, circunstancia que el autor ruso conectaba con el desarrollo de una buena capacidad abstractiva o, en términos actuales, metacognitiva (Rivière, 1984). (Lafuente, Loredo, Castro, & Pizarroso, 2017, p.391)

Como antes hemos referido de pasada, en lo que toca al compromiso por ayudar a la infancia trastornada y a sus familias, Anna fundó en 1947 la Clínica de Terapia Infantil Hampstead, en Maresfields Gardens 21, local situado junto a su casa, que sustituía a las antiguas guarderías de la guerra. Aquí comenzó ofertando un curso de entrenamiento en psicoanálisis infantil, abriéndose los diversos servicios de la clínica en 1952, momento a partir del cual evolucionó hasta convertirse en un centro de formación, de terapia y de investigación en el campo del psicoanálisis de niños desde los dos años de edad que estuvieran afectos de variados problemas neuróticos, de trastornos límites y de psicosis, así como casos especiales de niños discapacitados, como ciegos. (Vallejo, 2001, párr.30).

Por su parte, D.W. Winnicott (1896-1971) aportó el concepto de objeto transaccional y lo describe como un paso necesario desde la total dependencia del inicio de la vida a la diferenciación e independencia. El objeto transaccional (tradicionalmente el osito, la manta, etc., que acompaña a los niños/as y del que les es difícil separarse) es una representación, no es la madre, pero la representa. Lo denomina transaccional porque se encuentra entre el camino desde la representación concreta hasta la consecución de un verdadero símbolo. Es un objeto externo al que el niño/a le ha atribuido aspectos y cualidades de otro objeto: la madre. Este autor considera que el trabajo previo para conseguir intereses y capacidades culturales consistiría en la necesidad de desarrollar sustitutos simbólicos que permitan sentirse seguro. Estos sustitutos simbólicos (es decir, representaciones mentales del objeto) constituirían los fundamentos para actividades simbólicas complejas, como por ejemplo la música o la poesía y permitiría al ser humano conquistar la “capacidad de estar solo” mediante la internalización de relaciones de objeto y capacidades de simbolizar que permitan al individuo tolerar la soledad sin ansiedad. (Sáis, et al, 2009, p.311).

Antes de Klein, muchos analistas consideraban que el niño/a no tiene conciencia de su enfermedad y de ello se deducía que no era posible esperar cooperación con este tipo de paciente. Por otro lado, el campo de la psiquiatría exploraba poco la psicopatología infantil y así, por ejemplo, la definición de Kanner sobre el autismo no aparece hasta 1943. En esta situación de problemas teóricos y técnicos la genialidad de Klein reside en haber observado que la forma de expresión natural del niño/a es el juego y que éste puede ser utilizado como medio de comunicación con el niño y la niña. Para los chicos/as el juego no es “simplemente juego”, sino también un medio de poder controlar y expresar sus angustias a través de la manifestación y elaboración de fantasías. Para Klein el juego significaba encontrar el equivalente de la asociación libre del adulto y con esta nueva técnica observó que el niño/a representaba en la acción de jugar el conflicto interno utilizando al terapeuta y los juegos como objetos que son sentidos y están teñidos por los afectos positivos y negativos de su momento emocional. (Sáis, et al, 2009, p.309).

Winnicott estudia la evolución psicológica del niño/a bajo la consideración de que toda ella depende en gran parte de que tenga una madre “suficientemente buena”, capaz de procurarles los cuidados necesarios y calmar las ansiedades del niño/a. Teniendo en cuenta esta unidad madre-recién nacido, los trastornos de la primera infancia vienen del exceso y la frustración. La madre que interfiere demasiado en los ritmos propios del niño, realiza un papel intrusivo, persecutorio, y se convierte en el origen de la organización patológica de un falso Yo. Cuando hay insuficiencia, exceso de frustración a las necesidades de la criatura, se produce un desarrollo prematuro del Yo. El desarrollo normal implica el aprendizaje progresivo de las inevitables frustraciones. (Sáis, et al, 2009, p.310, 311).

La aspiración al poder como tentativa de acabar con los sentimientos de inferioridad se identifica, según Adler, con la protesta masculina que entiende el autor como una conducta desarrollada especialmente en las culturas occidentales que identifican la autoridad con virilidad y poder. Ante esto, las mujeres y los ñiños/as aparecen como seres débiles, inferiores, considerados como algo inacabado y, en consecuencia, son explotados y dominados. Sólo así es comprensible que tanto los niños, como las mujeres –según el autor– anhelen tan intensamente el papel del hombre y les guste realizarlo para superar de esta forma sus sentimientos de inferioridad. Es decir, se abandonan a la “protesta masculina”. La persona sana únicamente se diferencia de la enferma en que no entra en conflicto por afán de poder con su medio ambiente y con las reglas de la cultura.(Sáis, et al, 2009, p.304)

Para Jung la estructura psíquica se divide en cuatro zonas: la del Yo, en la que se encuentra la conciencia del propio existir; la del conocimiento general (con ciencia); la del inconsciente personal y la del inconsciente colectivo. (Sáis, et al, 2009, p.305).

En 1905 Freud publica otro de sus trabajos fundamentales, Tres ensayos para una teoría sexual. El valor que da a esta obra queda claro al observar las notas a pie de página que va añadiendo durante muchos años sin modificar la arquitectura del libro. Su publicación generó escándalo durante décadas y críticas ásperas sobre su autor. Pero, como escribió más tarde, “a la larga, nada consigue resistirse a la razón y a la experiencia” (Freud, 1927) y hoy su teoría es una de las aportaciones más importantes de la psicología al conocimiento de la sexualidad humana. (Sáis, et al., 2009, p. 295).Freud estudia las fases evolutivas de la psicosexualidad humana: la oral, la anal, la fálica, la de latencia y la genital. Estas fases no tienen una rígida delimitación temporal, sino que durante el desarrollo de una fase ya existen elementos de la siguiente, de forma que cada fase se superpone con elementos de la anterior y la transición entre una y otra es gradual. (Sáis, et al., 2009, p. 296, 297).

Anna subrayó que algunas de las defensas del niño no se organizan contra las pulsiones procedentes del ello, sino como formas más o menos adaptativas del yo ante las presiones de los padres o del entorno. Por otro lado, aportó interesantes novedades en torno a la psicología de la adolescencia, esclareciendo peculiares procesos defensivos tales como la intelectualización y el ascetismo, que explicaban variadas y contradictorias conductas y rasgos caracteriales de los jóvenes, antes escasamente comprendidos. (Vallejo, 2001, párr. 21).