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Los púlsares
SALVADOR IBÁÑEZ SÁNCHEZ
Created on October 22, 2024
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Transcript
Púlsares
Un pulsar es un tipo de estrella de neutrones, uno de los objetos más densos y extremos del universo. Los púlsares son restos compactos que se forman tras la muerte explosiva de una estrella masiva, en un evento conocido como supernova. Después de esta explosión, el núcleo de la estrella colapsa bajo su propia gravedad, creando un objeto increíblemente denso, con una masa similar a la del Sol pero concentrada en un radio de apenas 10 a 20 kilómetros. Lo que distingue a un pulsar de una estrella de neutrones regular es que el pulsar emite radiación en pulsos regulares debido a su rápida rotación y a su potente campo magnético. Esta radiación, emitida en longitudes de onda de radio, luz visible, rayos X o gamma, es detectada en la Tierra como pulsos periódicos, lo que da la apariencia de que la estrella "parpadea". De ahí viene el término "pulsar" (derivado de "pulsating star", o estrella pulsante)
Webgarfía
Observación
Experimentación
Planteamiento del Problema
Análisis de Resultados
Hipótesis
Conclusiones
Observación
En 1967, la astrónoma Jocelyn Bell Burnell, mientras trabajaba como estudiante de doctorado bajo la supervisión de Antony Hewish en la Universidad de Cambridge, estaba estudiando las emisiones de radio del espacio utilizando un radiotelescopio de gran escala que ella misma ayudó a construir. Mientras analizaba los datos, detectó una señal de radio periódica y sorprendentemente precisa que se repetía cada 1.337 segundos. La regularidad de esta señal era tan exacta que inicialmente pensaron que podía ser una interferencia de origen humano o incluso una señal extraterrestre. De hecho, bromeaban con que la señal podría ser producida por "hombrecitos verdes" (Little Green Men). Sin embargo, al continuar sus observaciones y al descartar posibles fuentes artificiales o interferencias terrestres, encontraron más de estas señales periódicas. Cada nueva detección reforzaba la posibilidad de que estas señales tuvieran un origen natural. El fenómeno era totalmente nuevo y desconcertante, lo que motivó a Bell Burnell y Hewish a continuar con una investigación más detallada.
Planteamiento del Problema
Las señales que Jocelyn Bell detectó presentaban una serie de incógnitas científicas. La más importante era: ¿qué tipo de objeto astrofísico podría emitir ondas de radio con tal regularidad y precisión?. En aquella época, los astrónomos sabían que las estrellas podían evolucionar hacia fases extremas al final de sus vidas, pero el concepto de una estrella de neutrones y su posible detección como fuente de ondas de radio no estaba aún completamente establecido. Los objetos que más se acercaban a la explicación eran los restos estelares de supernovas. Sabían que las estrellas de gran masa colapsaban bajo su propia gravedad tras una explosión de supernova, formando objetos increíblemente densos, posiblemente estrellas de neutrones. Sin embargo, los detalles sobre cómo estos objetos emitían radiación periódica a través de vastas distancias espaciales no eran claros. Este contexto hizo que surgiera la necesidad de investigar más a fondo el origen de estas señales, buscando explicaciones en objetos compactos, como las estrellas de neutrones o incluso agujeros negros, ambos resultados del colapso de estrellas masivas.
Hipótesis
Tras las primeras observaciones, el equipo propuso la hipótesis de que las señales periódicas observadas podrían provenir de estrellas de neutrones altamente magnetizadas en rápida rotación. Estas estrellas habrían surgido del colapso de estrellas masivas en el proceso conocido como supernova. La idea era que, debido a su rápida rotación, las estrellas de neutrones podrían emitir haces de radiación desde sus polos magnéticos. El equipo formuló el modelo del "faro giratorio" para explicar este fenómeno: al rotar, la estrella de neutrones, con un campo magnético increíblemente intenso, aceleraría partículas cargadas en sus polos, que emitirían radiación electromagnética concentrada en haces. Si estos haces cruzaban el campo de visión de la Tierra, serían percibidos como pulsos de radio regulares, de manera similar a como un faro emite flashes de luz cuando su haz gira. Este mecanismo teórico no solo explicaba la periodicidad de los pulsos, sino también la intensidad de las señales, ya que las estrellas de neutrones tienen campos magnéticos extremadamente potentes, del orden de millones a miles de millones de veces más fuertes que el campo magnético de la Tierra.
Experimentación
Para poner a prueba esta hipótesis, los astrónomos empezaron a buscar más fuentes similares a las detectadas inicialmente por Bell Burnell. Fue entonces cuando se descubrió un objeto clave: un pulsar en la Nebulosa del Cangrejo, un remanente de la supernova SN 1054. Este pulsar emitía pulsos a una increíble velocidad de 30 veces por segundo, confirmando que las estrellas de neutrones eran capaces de rotar extremadamente rápido y, al mismo tiempo, emitir radiación en intervalos precisos. Este hallazgo fue un punto crucial para demostrar que las señales detectadas provenían de estrellas de neutrones. Posteriores observaciones de otros pulsares reforzaron esta teoría, ya que los nuevos descubrimientos compartían características similares. Además, los estudios de alta precisión permitieron a los astrónomos medir el periodo rotacional de los pulsares con exactitud, lo que dio más fuerza a la idea de que su radiación provenía de objetos extremadamente compactos y masivos, tal como lo predice la teoría de estrellas de neutrones. Para corroborar estos resultados, se recurrió a telescopios de radio más avanzados y sofisticados. El equipo de investigación midió el retardo temporal de los pulsos al pasar a través del medio interestelar, lo que permitió calcular las distancias a los pulsares y confirmar que no eran objetos cercanos, sino que se encontraban a grandes distancias en nuestra galaxia. Esta evidencia reforzó el modelo de faro giratorio, consolidando la existencia de los púlsares como estrellas de neutrones en rotación.
Análisis de Resultados
Con el tiempo, las observaciones confirmaron que los pulsares eran, de hecho, estrellas de neutrones altamente magnetizadas en rotación rápida. Estos objetos son tan densos que una cucharadita de su material pesaría miles de millones de toneladas en la Tierra. Además, las mediciones confirmaron que los pulsares tienen velocidades de rotación muy altas, con algunos girando cientos de veces por segundo, como es el caso de los milisegundos púlsares. El análisis de los resultados también mostró que el campo magnético de los pulsares juega un papel esencial en la emisión de radiación, al canalizar partículas cargadas que generan ondas de radio y otras formas de radiación. Este mecanismo permitió entender cómo los pulsares emiten en diferentes rangos del espectro electromagnético, incluidos los rayos X y gamma. Un descubrimiento posterior fue que la rotación de los púlsares se desacelera gradualmente a lo largo del tiempo, lo que corresponde a la pérdida de energía debido a la emisión de radiación. Esto permitió a los astrónomos estimar la "edad" de un pulsar basándose en su tasa de desaceleración. Además, los pulsares en sistemas binarios ofrecieron pruebas adicionales importantes, ya que el estudio de sus interacciones gravitacionales proporcionó evidencia sólida para la existencia de ondas gravitacionales, tal como había predicho la teoría de la relatividad general de Einstein.
Conclusiones
El descubrimiento de los pulsares y la confirmación de su naturaleza como estrellas de neutrones en rápida rotación no solo aportó nuevas perspectivas sobre el ciclo de vida de las estrellas masivas, sino que también permitió avances significativos en el estudio de la física extrema. Los pulsares son laboratorios naturales donde los científicos pueden estudiar la materia en su estado más denso y bajo los efectos de fuerzas gravitatorias intensas. Además, los pulsares han demostrado ser útiles en una variedad de aplicaciones científicas, desde la navegación espacial utilizando sus emisiones como puntos de referencia, hasta la medición de ondas gravitacionales, un área que ha ganado relevancia con los descubrimientos más recientes de estos fenómenos. A medida que las técnicas de observación y detección continúan mejorando, los pulsares seguirán siendo una fuente clave de conocimiento sobre el comportamiento de la materia bajo condiciones extremas.
Webrafía
NASA NICER
CSIRO Pulsars
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