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También conocida como “flor de muerto” simboliza la conexión entre la vida y la muerte. Cempasúchil significa “veinte flores” y proviene del náhuatl cempohualxochitl. Es importante durante las celebraciones del Día de Muertos porque se cree que su color y aroma atraen y guían a las almas de los difuntos hacia las ofrendas.

flor de cempasúchil

Las flores se utilizan para adornar altares, tumbas y caminos, creando una senda luminosa para que las almas encuentren su camino. La flor de cempasúchil mexicana se caracteriza por tener sus flores grandes y con tonalidades que van del amarillo al naranja intenso. En los últimos años, se ha hablado del cempasúchil morado, pero la gente lo confunde con la celosía argéntea, mejor conocía como flor de terciopelo, que también se utiliza para decorar las ofrendas.

Las calaveras

Estas imágenes en forma de esqueletos son utilizadas como representaciones que sirven como recuerdo de aquellos seres que ya no están en este mundo. Eso quiere decir que, de alguna u otra manera, representan la vida de quienes se fueron. Por otro lado, sirven para recalcar la importancia de la aceptación de la muerte como parte de la existencia del ser humano. Lo que quiere decir, en otras palabras, que la vida es pasajera y hay que vivirla sabiendo que siempre hay un final.

Altares

Ofrendar, en el Día de Muertos, es compartir con los difuntos el pan, la sal, las frutas, los manjares culinarios, el agua y, si son adultos, el vino. Ofrendar es estar cerca de nuestros muertos para dialogar con su recuerdo, con su vida. La ofrenda es el reencuentro con un ritual que convoca a la memoria.

El Día de Muertos en la visión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y para nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor.

La buena comida tiene por objeto deleitar al ánima que nos visita. Se puede incluir el chocolate de agua. La tradición prehispánica dice que los invitados tomaban chocolate preparado con el agua que usaba el difunto para bañarse, de manera que los visitantes se impregnaban de la esencia del difunto.

Rememorar y ofrendar a los fieles difuntos