Cuento ANTIGUA GRECIA
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Transcript
El entrenamiento de los campeones
Hecho por:Miguel Ángel MOLINa tzintzun 1a Automatización
En un antiguo coliseo griego, dos gladiadores, Theron y Kallias, entrenaban bajo el sol abrasador. El sonido de los golpes y el eco de las espadas chocando resonaban en el aire, mientras la arena se levantaba con cada movimiento.Después de horas de duros combates, ambos guerreros se detuvieron para tomar un respiro. Kallias, sudoroso y jadeante, observó a Theron con admiración. Su pecho subía y bajaba rápidamente, pero había algo en la manera en que Theron mantenía una postura firme, como si el agotamiento no fuera suficiente para doblegarlo.
—Eres increíblemente fuerte, Theron, —dijo Kallias, aún sin recuperar completamente el aliento—. Cada vez que peleamos, siento que tus golpes son como los de un dios.Theron, en silencio por un momento, se irguió y extendió su mano hacia Kallias. Con un fuerte apretón, lo ayudó a levantarse del suelo.
—Tú también has mejorado, amigo. Pero aún te falta —respondió Theron con una sonrisa—. El poder no solo está en los músculos, sino en la mente. Y golpeó su propio pecho con orgullo.
Kallias asintió, pero no podía evitar sentir el peso de la diferencia en sus habilidades. Se frotó el brazo adolorido, recordando los golpes recibidos durante el entrenamiento.
—Tus brazos son como rocas —dijo, pasando la mano por los músculos de Theron—. Nunca he visto tanta fuerza en un hombre.Theron rio fuerte, una risa que resonaba como el trueno.—Es la práctica, hermano. La práctica y el coraje —dijo, dando una palmada en la espalda de Kallias con tal fuerza que casi lo hace tambalear.Sin decir más, los dos guerreros se miraron fijamente a los ojos, como si en ese intercambio de miradas se comunicaran más allá de las palabras. Era una mezcla de respeto y desafío.—Volvamos al combate —dijo Kallias, alzando su espada—. Aún no me rindo.Theron asintió en silencio, y ambos volvieron a enfrentarse en la arena, donde la fuerza de sus cuerpos y la voluntad de sus espíritus se entrelazaban en cada golpe.