El hilo de Parque Chas
Parque Chas
Created on September 16, 2024
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¿Podrás salir sin perderte?
El hilo de parque chas
Entrada
Vení a recorrer parque chas
Av. de los Incas
Echale el primer ojo al barrio
Bauness
Ginebra
Av. Victorica
¿Te animás?
Parque Chas se conoce como tal desde 1905, cuando se aprobó oficialmente como barrio. Su diseño urbano responde a una crítica publicada en un diario. El proyecto original proponía 50 manzanas cuadradas, pero se modificó hasta convertirlo en el diseño concéntrico que podemos ver apenas se camina por Av. Victorica: un diseño que invita a los argentinos a entrar y … quizás a no salir jamás.
Primera parada: eL HILO DE PARQUE CHAS
Sobre Avenida de los Incas se encuentra Lo del Ñaupa, un histórico local que te invita a viajar en el tiempo. Es fácil de reconocer por las figuras de Mickey Mouse o Betty Boop que adornan su entrada. Esta tienda de antigüedades es frecuentada por programas de televisión y cine para decorar sus producciones. Miguel Di Serio, su dueño, te recibe detrás de un mostrador, que alguna perteneció a una pulpería del Buenos Aires colonial. “Lo más valioso de las cosas que tengo es su historia”, afirma Di Serio. Caminás entre los estrechos pasillos de esta tienda inaugurada hace 10 años, rodeado de más de 10.000 piezas de 20, 30 o 50 años de antigüedad. A la derecha esbozan los vinilos de los años dorados de la música argentina, y al fondo, televisores y teléfonos de antaño. No necesitás una máquina del tiempo para explorar un nuevo pasado: basta con seguir el camino que te conduce a Parque Chas y tocar la puerta de la tienda número 5019. Pero, ¿qué sucedería si los caminos de Parque Chas en lugar de llevarte a otro tiempo, te llevaran a perderte y a no encontrarte nunca más?
No hay dudas de que las calles de Parque Chas reflejan el espíritu comunitario. Desde sus comienzos, la palabra “vecino” ha sido clave. Fue gracias a la presión vecinal que Parque Chas dejó de ser un área de Agronomía para ser reconocido como un barrio independiente. Hoy, los árboles plantados por el Colectivo de Parque Chas, los jubilados que disfrutan de las clases de folclore en el Laberinto de Chas, y los libros que descansan en las repisas de la Biblioteca El Resplandor, fruto del trabajo colectivo, refuerzan esta identidad. El camino hacia la vecindad es inevitable y siempre habrá un parquechasense dispuesto a ayudarte si te perdés. Entonces, ¿a dónde conducen realmente los caminos de Parque Chas? No hay una respuesta concreta, pero sí se puede decir que esconden un misterio. Cada paso es un paso sin vuelta atrás. Es mucho más que un laberinto: es el corazón de un barrio que abre sus puertas a una multiplicidad de caminos.
Caminás por Londres, que de repente se convierte en Dublín. Llegás a la esquina de Bauness, que se cruza consigo misma. La experiencia de perderte es moneda corriente en Parque Chas. Se trata de una dimensión paralela que te invita a recorrer el mundo en minutos, aunque no sea lo recomendado por los propios vecinos. El tiempo parece detenido, y el principal medio de transporte es el andar del peatón, ya que no circulan colectivos ni subtes debido a sus calles angostas. Parque Chas es sinónimo de multiplicidad: de historias, de caminos, de barrios, de personas.
Pero si los caminos de Parque Chas no te llevan a donde querés llegar, ¿a dónde te conducen realmente?
“Por algo se llama Parque”, dice Juan, un vecino del barrio. Las casas bajas y las “placitas” que rodean el barrio son su identidad. Sin embargo, las calles angostas te reciben con carteles que proclaman: “NO AL CÓDIGO URBANÍSTICO”. Está firmado por @SomosParqueChas, un grupo de vecinos que nace en 2021 preocupados por la proliferación de edificio.
Pero de todas maneras, te dejo unos consejos. ¿Te animás a recorrer Parque Chas?
A simple vista, el Minotauro no invita a entrar al laberinto, pero siempre hay un Teseo dispuesto a desafiar lo desconocido y adentrarse en sus misteriosos caminos. El misterio del Laberinto es la esencia misma de Parque Chas.
“Antes veías una casa con impronta estética, y ahora ves un edificio cuadrado y sin relación con la historia del barrio”, remarca Rocío, la encargada de llevar adelante el perfil de Instagram. Una vez que se destruye el corazón del barrio, en su personalidad, no hay vuelta atrás. Es posible que el vecino ya no reconozca ese Parque Chas que tanto amó. “Tenemos que educar a nuestros vecinos porque esto no es progreso. La gente se da cuenta del daño cuando ya está causado”, menciona Rocío. Las construcciones no solo rompen la identidad de Parque Chas, sino que también provocan el colapso de los servicios. Sin embargo, la vecina rescata el lado positivo: el lazo vecinal. “La participación ciudadana fortalece los vínculos y crea comunidad alrededor de este problema”, afirma.
Por Olivia Arrese
Las calles de Parque Chas están llenas de leyendas: un grupo de franceses que terminó en la estación de Villa Urquiza sin explicación; urbanistas catalanes que nunca se encontraron aunque partieron en direcciones opuestas hacia el mismo destino; o la leyenda de los bondis de la línea 187 que desaparecieron entre las manzanas creando el “colectivo del diablo”, que, según los rumores, recoge a los perdidos para llevarlos al infierno. Entonces, como dice el escritor Alejandro Dolina en Crónicas del Ángel Gris (1988), ¿conviene acercarse a Parque Chas?
Si alguien intenta recorrer Parque Chas, inevitablemente "aparece en cualquier otro lugar del barrio, sin importar cuán riguroso haya sido al girar a la izquierda o derecha" (Dolina, 1988). A veces sucede que seguís en la misma calle incluso después de doblar una esquina, o terminás de espaldas a una calle que nunca habías cruzado.
Ñaupa, un término de origen quechua que evoca algo antiguo y cargado de valor afectivo, es el nombre perfecto para una tienda de antigüedades en el barrio de Parque Chas, Buenos Aires. "Lo de Ñaupa" se convirtió en un tesoro local, ubicado en la Avenida de los Incas al 5019, donde su fachada (repleta de figuras como una gran Mafalda y una vitrina llena de tranvías antiguos) atraen la atención de los transeúntes y sirve de guía para no perderse entre las características calles circulares del barrio. Su propietario, Miguel Di Serio, de 68 años, es un apasionado por la colección. Se encarga de restaurar y exhibir miles de piezas que van desde muñecos gigantes y caballitos de calesita, hasta boletos de colectivos y vinilos. Di Serio, oriundo de Parque Chas, asegura que su misión ha sido transferir el legado histórico de estos objetos. Con más de 30 años de experiencia, planea un futuro lejos de su preciado negocio, pero con el deseo de haber dejado una huella en quienes visitaron su tienda. Desde su local, con una mezcla de nostalgia y determinación, el vendedor confiesa que su tiempo en este oficio está llegando a su fin.¿Qué papel juega el barrio de Parque Chas en tu vida y en tu tienda? Nací acá en el 55. Fui a la escuela primaria acá. No había secundarias acá y me fui a Villa Urquiza. Viví toda mi vida acá. Mi padre tenía una fábrica de muebles donde yo tengo el negocio ahora. El barrio Parque Chas es mi vida.
el dueño del "Ñaupa" proyecta el cierre de su local
"Ñaupa", una tienda de antigüedades en el barrio porteño de Parque Chas, es un tesoro local que ofrece una colección de objetos históricos que narran historias del pasado. Su propietario, Miguel Di Serio, ha dedicado su vida a coleccionar, pero ahora desea poder cerrar su tienda y disfrutar de un descanso.
Por Victoria Klarreich
¿Cómo conseguís tu mercadería? Empecé a construirlo después de vivir en Italia y Francia, donde trabajé en el mercado de pulgas de Roma. Al volver a Buenos Aires, seguí en el mercado de pulgas de Dorrego, y así fue como me adentré en este mundo. Es la acumulación de montones de años. He juntado cosas que me gustan y que no me gustan (cuenta mientras observa con cariño su alborotado alrededor). Pero hoy ya no acepto ni recibo nada nuevo.¿Qué es lo más valioso que tenés en el local? Es el lugar mismo… No se trata solo de los objetos, sino de las historias que llevan atravesadas. Si yo me quedo con las cosas, no las transmito y todo lo que hay acá tiene un pasado que merece ser contado. ¿Te reencontrás con tus clientes? ¡Sí! A veces viene gente que vuelve a buscar otras cosas y te cuenta cómo usaron lo que compraron. Mi local atrae no solo a vecinos, sino también a productoras de cine y televisión que buscan ambientar escenas con objetos de época. ¿Cómo proyectás el futuro de tu local? Siempre estuvimos solos: el local y yo. Pero, en los próximos cinco años, no quiero estar más acá. Me interesa vender todo, vaciar el local y dedicarme a pasear y a disfrutar. Invertí mucho tiempo en este lugar, de lunes a sábado, y es hora de cerrar este capítulo.
El laberinto vivo de Parque Chas
Al llegar a la esquina de Gamarra, el sol de la tarde iluminó las coloridas casas bajas y las calles cada vez se volvieron más angostas. El cielo estaba despejado. Entré al barrio con la idea de dar un paseo por su laberinto y salir por el mismo camino, como me habían indicado. “Entrá por Gamarra y salí por Gamarra, es casi todo recto y no vas a tener problemas”, me recomendó el quiosquero donde compré un agua para el camino. Hice unos pasos y me encontré con dos personas que estaban discutiendo cuál era el camino correcto por tomar. Observé con susto, pero después de todo, ¿qué tan difícil podría ser salir de un barrio tan pequeño?Sin darme cuenta, al iniciar el recorrido por la calle Gamarra, doblé en la esquina y tomé la calle Londres, convencida de que aún seguía en mi camino inicial. Caminé hacia adentro unos metros más, dejándome llevar por el diseño circular de las calles y disfrutando del ambiente tranquilo y amistoso del barrio, pero un cartel en la siguiente esquina me hizo dudar: "Berlín". Sentí un escalofrío, estar en esa calle significa estar en el centro de Parque Chas. Me choqué con la fuente principal del barrio, ¿cómo era posible que ya estuviera perdida? Decidí volver para atrás, pero la misma calle que era Londres se había convertido en Dublín. Los nombres de las calles parecían cambiar con cada paso que daba.
A mi derecha me encontré con el centro de jubilados: "El Laberinto De Parque Chas". A mi lado escuché a una señora indicarle a un niño que andaba en su bicicleta: “No agarres las calles con nombres de ciudades porque te perdés, hasta yo me pierdo, que vivo acá desde mi infancia”. Lo único que estuve haciendo fue agarrar todas esas calles no recomendables, cada esquina era un nuevo enigma y empecé a sentir que el barrio jugaba con mi percepción. La calle me llevó directo a Bauness, y fue ahí donde todo se volvió más extraño aún. Me detuve en una esquina y me encontré frente a la famosa intersección de "Bauness y Bauness". Era como si la calle se cruzara a sí misma, rompiendo toda lógica. Sentí como si el barrio estuviera burlándose de mí. Miré alrededor y cada casa se parecía a la anterior. A lo lejos observé un cartel: "Biblioteca El Resplandor", un lugar de encuentro central en el barrio. Confundida al ver que Bauness parecía nunca terminar, decidí retroceder por el mismo camino. Me encontré en una de las avenidas principales, Victorica, sintiéndome más segura al estar rodeada de ruido, niños y plazas, ya no sentía la claustrofobia de las calles.
Confiada la seguí, pero volví a aparecer en Berlín, como hace unos minutos, la calle parecía girar sobre sí misma, llevándome en círculos infinitos. Todo a mi alrededor parecía un reflejo de algo que ya había visto, pero nunca en el mismo orden. Berlín cruzaba dos veces Gandara, Ávalos, y Benjamín Victorica; las calles se transformaban en un laberinto de ciudades. Mario, un vecino del barrio, que paseaba por la famosa "Plaza Éxodo Jujeño" me vio girar en círculos y me ofreció su ayuda. Me indicó que siga por Victorica hasta toparme con Gamarra. Al seguir sus indicaciones, ví el cartel de Gamarra asomarse a lo lejos, al fin sentí alivio. Con una mezcla de fascinación y respeto por el barrio, crucé la calle, esta vez con la certeza de que estaba en el camino correcto de salida. El cielo ya no estaba despejado como al principio, sino que tapado por edificios. De a poco, me estaba despidiendo del barrio de casas bajas. En Parque Chas descubrí un lugar donde parece no haber salida, pero que siempre hay un camino que te acompaña hasta encontrarte.
Un paseo por Parque Chas revela que las calles cambian repentinamente y sus intersecciones existen por fuera de toda lógica; cada giro y cada esquina llevan a una nueva sorpresa.
Por Isabel Camps
Los vecinos defienden las casas bajas de Parque Chas
Por Justa Etchevehere
El trazado sinuoso, que se inspiró en las ciudades-jardín europeas del siglo XIX, lo convierte en un lugar prácticamente protegido del bullicio urbano.
Las casas bajas de Parque Chas son un elemento característico del vecindario y se encuentran en el centro de la batalla de los vecinos por mantener su identidad. El vecindario se destaca por sus calles circulares que se entrelazan en un diseño laberíntico.
La creciente preocupación por el avance indiscriminado de la construcción en la zona llevó a un grupo de vecinos a formar un colectivo autoconvocado llamado "Somos de Parque Chas" en 2021. El grupo fue impulsado por Fernanda, una vecina preocupada por la proliferación de edificios que amenazan el tradicional paisaje del barrio. Rocío Daniela Fernández, también vecina y militante activa en la defensa del medio ambiente, explica que este fenómeno genera "islas de calor" debido a la reducción de espacios verdes y el aumento de cemento.
El grupo es apartidario y está formado por habitantes que buscan evitar la transformación de Parque Chas Sin embargo, la vecina explica que solo una parte del barrio goza de protección urbanística, mientras que otras áreas han sido entregadas a los desarrolladores inmobiliarios, para la construcción de edificios de entre cinco y ocho pisos.
Esta situación generó un impacto negativo en la vida diaria de los vecinos, desde la pérdida de sol en las viviendas hasta el colapso de los servicios esenciales como agua y electricidad. "Nosotros nos vemos muy perjudicados, pero por otro lado, ni siquiera vemos que haya vecinos o personas que puedan acceder a su primera vivienda", afirma Rocio Fernández mientras destaca la injusticia del modelo de desarrollo urbano.
Desde esta perspectiva, su demanda se enfoca en el impacto ambiental de las nuevas construcciones que reemplazan las áreas verdes por cemento y contribuyen al calentamiento urbano y a problemas como las inundaciones. "La gente se da cuenta cuando el daño ya está causado. Cuando llueve, no tenés ninguna superficie que absorba la lluvia que cae, y eso contribuye a las inundaciones y al anegamiento de las calles", explica Rocío angustiada.
La vecina lleva una militancia ambiental sólida y es parte del Colectivo Reciclador, donde trabajan en la creación de huertas que utilizan pasivos ambientales.
Junto a otros vecinos, Fernández logró integrar a Somos de Parque Chas en la Interbarrial de Buenos Aires, una red de más de 20 barrios organizados para rechazar el actual Código Urbanístico, que rige desde 2018. Esta participación les permitió fortalecer su lucha y trabajar en red para proteger sus barrios. A pesar de las particularidades de cada zona, todos los integrantes de la red comparten el rechazo al código urbanístico y buscan visibilizar sus luchas a través de acciones conjuntas. Una de las acciones más significativas para Rocío Fernández fue la elaboración de una propuesta de protección para el Parque Chas. "Implicó un gran ejercicio de participación ciudadana", destaca. Para ella, este proceso no solo fue un trabajo técnico donde los vecinos debieron aprender sobre arquitectura y urbanismo, sino también una oportunidad para regenerar los lazos comunitarios y educar a los vecinos en este tema.
La lucha por la preservación del Parque Chas no es solo una cuestión de infraestructura o de estética urbana. Es una batalla por un modelo de ciudad más humano que prioriza el bienestar de sus habitantes y el respeto por el medio ambiente. "Siempre la respuesta tiene que ser fortalecer los vínculos y no deteriorarlos", concluye con convicción, demostrando que su compromiso con el barrio va de la mano con su visión de una sociedad más unida, la vecina Fernández. .
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"historia de la manzana miesteriosa de parque chas" alejandro dolina
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