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Leyendas Canarias Bis

tigolin

Created on September 16, 2024

Algunas de las leyendas canarias distribuidas por isla

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Leyendas canarias

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Todas las imágenes de esta presentación han sido creadas por Inteligencia Artificial: https://www.bing.com/

Elige qué leyenda seguir

Arminda y reinaldo

la pared de roberto

Diablo de timanfaya

guayota

san borondón

ladón

La luz de mafasca

gara y jonay

casandra

el garoé

Ladón el dragón: Icod de los vinos (Tenerife)

El día no estaba apacible, una densa bruma lo cubría todo. Como cada tarde, Arminda fue a buscar agua al pozo del pueblo. Mientras cogía el agua del pozo, la niebla se fue haciendo cada vez más espesa, mientras un aire cada vez más frío se iba haciendo más presente. En la soledad de la tarde, comenzó a escuchar el batir de alas gigantescas... cada vez con más miedo, trató de orientarse sin mucho éxito. De repente, una garra le rasgó el vestido. Sus más terribles temores se estaban haciendo realidad: Ladón el dragón, había despertado y la estaba atacando. Presa del pánico, tiró los cubos de agua y buscó a tientas un refugio. Encontró una pequeña cueva desde la cual veía las garras del dragón tratando de darle caza. Comenzó a gritar. No muy lejos de allí, Nauzet un mocetón de volvía de trabajar en el campo, escuchó los gritos de Arminda. Armado con el naife, corrió hacia ella guiado por las voces. Una lucha encarnizada se sostuvo entre el dragón y el héroe. Primero fue Nauzet quien hundió su arma en el cuerpo duro del dragón, viendo incluso su sangre en la hoja de la misma. Pero una zarpa arañó su hombro. En un desliz de la bestia, Arminda salió de su escondite hacia la sombra que se batía en duelo, huyendo ambos a trompicones rumbo a la aldea...

Ladón el dragón: Icod de los vinos (Tenerife)

Al llegar a las primeras casas del pueblo, más asustados que heridos y agotados, relataron lo sucedido. Acordaron esperar al amanecer para batirse todo el pueblo contra Ladón, refugiándose cada cual en su hogar con sus familias. Con la primera luz del alba, sin rastro de la niebla y con todo utensilio de labranza que servía de arma, todo el pueblo avanzó hacia el pozo para dar caza al terrible dragón que atacó a dos de sus jóvenes. Una vez en el lugar, descubrieron los cubos de agua derramados. En lo alto del viejo árbol, vieron ondear al viento trozos de la ropa de ambos jóvenes, así como varios cortes en el tronco, de los cuales salía "sangre". Y es que el drago milenario de Icod de los Vinos forma una pequeña cueva entre sus raíces que sobresalen del suelo; sus hojas son afiladas como las garras de un dragón; y su savia es roja como la sangre. Desde entonces, a ese tipo de árbol se le llama Drago.

El diablo de Timanfaya (Lanzarote)

Había llegado por fin el gran día: Vera se ponía el vestido de novia que durante varias semanas, su madre y tías estuvieron haciendo con cariño y mucho esfuerzo. Mereció la pena, puesto que cuando se lo puso, las lágrimas de emoción se confundieron con los aplausos y los suspiros de nostalgia. Ya en el altar, cuando su futuro esposo Aloe estaba diciendo los votos, un estruendo surgido de lo más profundo de las entrañas de la isla, hizo que el suelo temblara, que adornos y muebles cayeran por doquier. La brutal erupción de 1730 fue devastadora: Lanzarote se vio sepultada en su cuarta parte, el mar de lava y fuego solo podía compararse con el humo oliendo a azufre y el estruendo continuo de la Tierra quejándose... Quiso el infortunio que una de las primeras rocas incandescentes volara por el cielo, posándose sobre la más feliz de las novias de ese día. Mientras Vera agonizaba bajo la gran piedra el llamas, Aloe desesperado, cogió una forca y trató de mover la pesada roca que aprisionaba a su amada. Vera clavó la mirada en Aloe, pero ya era tarde... ella falleció con la desesperanza en el rostro...

El diablo de Timanfaya (Lanzarote)

Enloquecido, Aloe corrió como un endemoniado hacia los senderos de lava ardiente. Antes de desaparecer en el interior del volcán en erupción empuñando la forca por encima de su cabeza, se le escuchó el grito desgarrador de su lamento, mientras maldecía ese cráter y a su destino en ese día fatal. Los testigos de aquel suceso, al ver la sombra del enamorado con la forca sobre su cabeza, suspiraron con tristeza: "pobre diablo". Hoy en día, la imagen del Parque Nacional de Timanfaya es obra de César Manrique y representa un demonio con una forca encima de la cabeza, en memoria de esta leyenda. En ese Parque Nacional crece una planta curativa contra la quemadura y otros males: el Aloe Vera.

Gara y Jonay (La Gomera)

El viaje fue duro, pero Jonay acompañó a su padre el Mencey a establecer lazos de cooperación y comercio a la pequeña isla que duerme bajo la sombra de Echeyde. Pero Jonay nunca pensó lo que ocurriría al poco de llegar: en la recepción del séquito gomero, se encontraba una hermosa joven. Jonay quedó cautivado en el mismo instante en que la vio. Y es que Gara iba con sus mejores galas y cuando vio al joven príncipe, también quedó cautiva de su encanto. No era propio de una princesa prometida a otro noble de la pequeña isla, sentirse atraída de esa forma. Al caer la noche, los enamorados se escabullen, pero son sorprendidos casi inmediatamente. El padre de Gara, enfurecido, expulsó a la comitiva extranjera. El padre de Jonay, enfurecido por tener un hijo que le hiciera perder aliados y un buen comercio, embarcó rumbo al hogar. Fueron varios los días y las lunas en las que Jonay subía a la cumbre para tratar de ver a su amada en la distancia... Cuando su amor llegó a lo más profundo, llenó de aire varios odres de piel de oveja y se echó al mar, nadando hacia la isla de su amada...

Gara y Jonay (La Gomera)

Una vez puso pie en tierra, buscó a Gara y en secreto, huyeron al bosque de la isla, escondiéndose allí varios días. El séquito del padre de Gara los buscó y los fue cercando poco a poco. Los enamorados huían hacia la cumbre. Una vez llegaron a lo más alto de la isla, descubrieron cómo no había escapatoria: estaban rodeados y el cerco se iba cerrando cada vez más. Jonay no podía vivir lejos de Gara y Gara no soportaba la idea de separarse de Jonay... Decidieron que su amor era más profundo que todo eso, así que unieron sus corazones con un punzón y se precipitaron al vacío. Desde entonces, a ese punto más alto de La Gomera, lo conocemos como el pico de Garajonay.

La Luz de Mafasca (Fuerteventura)

Volvíamos a casa después de una larga jornada de trabajo con las cabras. Íbamos los cuatro juntos, puesto que la noche nos sorprendió y no queríamos perdernos en las llanuras de Mafasca . Cansados y hambrientos, decidimos hacer un pequeño alto en el camino. Podríamos asar parte del carnero que habíamos sacrificado por la mañana. Difícil teníamos encontrar madera para hacer el fuego, pero cogimos algún madero de escombro y varias varas secas... pero no parecía ser suficiente para asar la carne. Rebuscando un poco más, encontré bajo unas aulagas una cruz de madera. Supuse que bajo ese símbolo habría alguien enterrado en su descanso eterno. Estaba convencido que al fallecido no le haría falta una madera que a nosotros nos iba a resolver la noche, así que sin más, todos estuvimos de acuerdo en avivar el fuego con la cruz. El carnero se estaba asando y nosotros calentándonos con una llama cada vez más cálida y acogedora en el frío de la noche.

La Luz de Mafasca (Fuerteventura)

Cuando las llamas habían consumido la mayor parte de la cruz de madera, una pequeña bola de luz salió de la hoguera y comenzó a moverse entre nuestro grupo. En el rostro de mis compañeros descubrí el asombro y algo de miedo. ¿Sería el alma del difunto? ¿Habíamos perturbado de alguna forma el resposo eterno, quitando el único recuerdo que de aquella alma quedaba en este mundo? Decidimos apretar el paso hacia nuestros hogares en medio de la oscuridad, pero aquella luz nos siguió. Tal vez vigilándonos, tal vez maldiciéndonos iba moviéndose entre nosotros. A veces delante, en ocasiones detrás, pero siempre expectante con nosotros. En alguna ocasión iluminó algún obstáculo en el camino, lo que nos valió para llegar a salvo a casa. Cuentan que desde entonces, la luz acompaña a los caminantes nocturnos por el llano de Mafasca. Incluso algún paisano le dio alguna patada como si de un balón se tratara...

La isla de San Borondón (Canarias)

Año de Nuestro Señor de 514, llevamos navegando meses rumbo al Sur del gran continente. Sin velas ni timón, pero armados con nuestra gran Fe, mis catorce compañeros de viaje y yo mismo: Brandán de Clonfert, acordamos dejar por escritos las peripecias de nuestra singladura allende los mares conocidos. Un gran temporal nos ha desviado del rumbo y navegamos con más penurias que glorias. A punto de abandonarnos estamos cuando ante nosotros se nos aparece una isla fantasma. Arribamos a ella y dimos gracias al Señor partiendo el pan como nos enseñó, pues la isla ofrece el trigo maduro más generoso visto por esta merced, así como los frutos más jugosos y enormes conocidos por la Cristiandad. Fue cuando encendimos un fuego para calentar algo de pescado, cuando la isla comenzó a rugir desde las profundidades y a temblar como si fuera a tragársela la Tierra... y el lector no me creerá cuando digo que eso mismo fue lo que pasó: toda la isla se hundió en el mar cuando ya estábamos de nuevo en nuestro frágil curragh. Podría decirse que la isla estaba maldita, pero lejos de esa sensación, realmente nos dio cobijo y alimento, por lo que más bien salvó nuestras vidas.

La isla de San Borondón (Canarias)

En aqueste año de 1525, maese Leonardo de Torriani escribe lo que sucedióle rumbo a la isla de La Palma, manifestando que en ningún momento dijere falsedades, ni encontrábame influenciado por sustancia alguna. El barco comenzó a encontrarse a la deriva por un problema con los instrumentos de navegación. A punto de abandonar toda esperanza hallábanos, cuando de entre las brumas marinas y las olas Atlánticas surgiera ante nos, una isla donde desembarcar. Habiéndolo hecho, algunos aventuráramos a adentrarnos en sus selvas, pues no eran pocas, bebiendo sus cristalinas aguas y probando los frutos manjares que nos ofrecía dicha isla. Quiera el destino que mis días acaben si falseo cuando digo que luego de varios días en tal paraíso, y ya habiendo reparado la embarcación, comenzase la isla entera a temblar por entero. Corrimos todos al navío y salimos a la mar para descubrir, cómo la isla entera era tragada por el océano, desapareciendo de nuestra vista, pero nunca de nuestros corazones, puesto que hallamos el gozo en el momento de mayor desesperanza...

La isla de San Borondón (Canarias)

Cuaderno de bitácora del galeón con pabellón inglés, siendo el décimo mes del año 1595. Habiendo llegado a las islas de los grandes canes, y habiendo sido derrotados en nuestra escaramuza de conquista en la isla central, huimos con el barco maltrecho, fuimos rumbo a las Indias, puesto que no hubo puerto en el que no fueramos recibidos con pólvora y hierro. Dos días enteros vagamos sin timón, cuando de entre la bruma aparecióse una isla misteriosa, puesto que no se encontraba en los mapas detallada. Pudimos desembarcar y reparar el timón, así como reponer las bodegas con los frutos y el agua que aquel misterioso terruño nos ofrecía. Una vez pusimos rumbo a Occidente, entre tremendos rugidos, vimos cómo la isla era engullida por el mar. ¿Acaso era una ballena? ¿Acaso fue todo un espejismo? Después de estos testimonios, aún hay gente que confía en que ante la adversidad, San Borondón acudirá al rescate del desvalido.

Guayota (Tenerife)

Soy Guayota, ser inmortal que dominó los astros y la Tierra. Pero eso fue en otro tiempo... cuando eres tan poderoso, te vuelves caprichoso y ocioso. Una mañana Magec (el Sol) tuvo la afrenta de molestarme mientras descansaba y me despertó... no solo mi cuerpo, sino también mi cólera. Decidí raptarlo para darle un escarmiento por perturbar mi descanso... pero esos pequeños seres... esos insignificantes seres humanos... esos guanches... planearon su venganza. Avisaron al gran Achamán: ser inmortal que gobierna los cielos. Vino a mí con exigencias y lo despaché con desprecio. Achamán me retó a un duelo y acepté encantado. Fue una lucha sin cuartel durante varias lunas...

Guayota (Tenerife)

Cuando estábamos agotados, tuvo la astucia de encerrarme en Echeyde (el Teide), tapando su cráter para que no escapara... Desde entonces éste es mi hogar. Si subes las paredes de mi prisión, puedes oler mi respiración y sentir el calor de mi rabia. Pero algún día... algún día Achamán se despistará con mi celda y podré escapar, entonces conocerán la auténtica cólera de Guayota..

Casandra (Gran Canaria)

Soy Casandra, una niña no muy diferente de cualquier otra, tal vez hayas oido hablar de mí... Un día conocí a un muchacho un poco mayor que yo, del cual me enamoré como nunca nadie ha amado jamás a otro ser. Los vecinos me veían cómo esperaba a mi amado cada tarde en la esquina de su calle. Hasta que un día fui correspondida y me saludó con un beso... Me rendí al amor, pero al llegar a casa, mi padre montó en cólera y prohibió que volviera a verlo. ¡No lo podía creer! ¿Por qué no me dejan ser feliz? No me rendí y fue entonces como mi padre y mi hermano mayor fueron a hablar con mi amado... pero se les fue de las manos y acabaron dándole un mal golpe que acabó con su vida... y con la de mi corazón...

Casandra (Gran Canaria)

Destrozada por mi desdicha y la de mi amado, invoqué al mismísimo demonio para pactar con él. Maldije a toda persona que se oponía a mi relación. Y comenzaron las desgracias: accidente mortal aquí, enfermedades o los que tuvieron más suerte, se dormían para no despertarse jamás. Pronto empezaron a hablar de mí como si fuera una bruja... ¡Jajaja! ¡Pobres infelices! Ahora sabían de mi dolor... Pero la brutalidad humana no tiene fronteras, por lo que una noche, me ataron y me llevaron a un árbol en mitad de la nada. Allí me dejaron malherida y mis días acabaron... en este mundo. Mi espíritu quedó en el árbol maldito que sirvió de tortura... En la Presa de las Niñas cuentan que hay un árbol que quien lo encuentra, las desgracias le llegarán de las formas más impredecibles... será preferible que no lo busques mucho o puedes tener el infortunio de econtrarlo...

La Pared de Roberto (La Palma)

Roberto me llaman en esta isla, aún no sé por qué, puesto que demonio nací y demonio sigo siendo... Hace algún tiempo que dos jóvenes decidieron enamorarse: ella de Taburiente, él de Tagaragre (Barlovento). Ellos se veían bajo un cedro, allí se confesaban mutuamente y creció entre ellos un amor tan grande que me llené de celos. Nunca nadie me amó como aquella chica a su amado... ¡no podía consentir tanta felicidad delante de mis fauces! En una sola noche, la ira me hizo construir una pared infranqueable para que los amantes no pudieran encontrarse más... No pude terminarla del todo porque me sorprendió el amanecer y no podía permitir que me vieran...

La Pared de Roberto (La Palma)

Mi sorpresa fue mayúscula cuando al día siguiente, descubrí al muchacho tratando de escalar la pared, la recorrió de Norte a Sur, y cansado gritó: "Va el alma por pasar". No supe qué contestar, pero el viento contestó por mí. Volvió a gritar: "Va el alma y el cuerpo por pasar". ¡Fue mi oportunidad! De la pared hice salir pequeñas llamas que acabaron con el cedro, de ahí salieron mis compañeros del Infierno y se llevaron al joven. Entonces tuve que cumplir con la promesa y abrir un hueco en la pared para pasar. Al día siguiente, la chica apareció cubierta de escarcha... puesto que esperó a su amado hasta el fin. Los pastores la enterraron cerca del Roque de los Muchachos, al final de mi pared. Es allí donde florece el pensamiento de las cumbres, una pequeña violeta única... y el muchacho hace que los retoños del cedro donde enamoraban, crezcan junto a mi pared. ¡Y ESO NO LO SOPORTO! ¡SE SIGUEN AMANDO EN EL MÁS ALLÁ!

El Garoé (El Hierro)

Llegamos a la isla de Hero, tierra inhóspita y gobernada por un rey bimbache llamado Armiche. Yo, Maciot de Behencourt, comando el ejército que desembarcó en son de paz hasta haber reconocido el terreno, enseguida dispuse que mis hombres buscaran la fuente de agua potable o poco podríamos hacer en este terruño abandonado del mundo. Por más que buscamos, no encontramos ningún pozo, río o manantial para beber, pero los naturales del lugar tenían que beber de algún lado, puesto que son humanos como nosotros... Los ancianos del lugar me negaron el conocimiento de la obtención de agua potable, así que decidí apresar a los más jóvenes para venderlos como esclavos. Una joven venía a nuestro campamento todas las tardes. Agarfa era una de las mujeres más hermosas que he visto, pero ella se ha fijado en el mozo que limpia la cubierta del barco... ¡qué mundo más loco!

El Garoé (El Hierro)

Ya rendidos a la sed, dispuse que armaran el barco para abandonar este lugar dejado de cualquier razón. Agarfa se me acercó y me rogó que no abandonara la isla o su amor se iría para siempre... "No hay remedio: si no podemos beber, tampoco vivir". Y Agarfa me pidió que la siguiera con cuantos cubos y odres tuviéramos. Allí vi lo que jamás imaginé: un árbol llorando. El agua manaba por sus ramas, cada hoja disponía unas gotas que se nos antojaron oro puro. Una vez que llevamos agua al poblado, descubrí que Armiche estaba apesadumbrado, casi agónico. Su hija ya era conducida por su tribu hacia el castigo por traición. No quise preguntar en qué consistía...

Arminda y Reinaldo (La Graciosa-Montaña Clara)

Heme aquí descansando de la batalla para liberar Jerusalén del Otomano, y me encuentro con una bella hechicera de nombre Arminda. Veo en sus intenciones el afán de asesinarme, pues es enemiga natural de nuestra causa... pero algo ha cambiado en ella: ahora me ve con ojos de enamorada... tal vez éste no sea el fin de Reinaldo. Tuve suerte y me escondió de miradas furtivas en una isla desierta, situada en las Afortunadas, cerca de los confines del mundo. Aquí estamos en lo alto de una montaña, y su magia hace brotar el agua más cristalina. Pasan las semanas y Arminda no está tranquila, es conocedora de que me están buscando para seguir en la Cruzada, así que ha decidido ampliar las defensas: ha colocado un dragón y un león vigilando las costas. También me ha prevenido de no tocar el agua de un manantial nuevo, puesto que quien la toca, reirá hasta morir... Soy feliz y dichoso de todo este vergel...

Arminda y Reinaldo (La Graciosa-Montaña Clara)

A lo lejos veo a dos de mis viejos camaradas de batalla: Carlos y Ubaldo, han sorteado el fuego del dragón y la zarpa del león, ya casi están a mi lado... "¿Qué es ese espejo que traéis?" "¿Mágico? Decís que refleja la realidad, pero ya la veo con mis ojos: un auténtico paraíso terrenal..." Mas cuando vi el reflejo de cuanto me rodeaba, descubro que estoy en un pequeño islote deshabitado y desértico... El deber me llama y a quien llamaba amada en realidad es mi captora. Le obligo a romper el hechizo que me hace su prisionero, puesto que no se puede amar a quien te somete con engaños. Y aquí me encuentro de nuevo en la lucha... pero añorando el tiempo que pasé con Arminda en el paraíso... Aunque fuera una mentira.