HISTORIA DE MI PERRITO ALUMNA:DANA KARINA GONZALEZ RDZDOCENTE:ITZEL GONZALEZ GONZALEZ
STORYTELLING
MI BRUNITO
Había una vez un perrito que llegó a mi vida en el momento justo, cuando más lo necesitaba. Era pequeño, travieso y lleno de energía. Sus ojos grandes y brillantes me miraban con una mezcla de curiosidad y cariño, y desde ese instante supe que nuestra conexión sería única.Con el tiempo, él se convirtió en una parte esencial de mis días. Me recibía con saltos cada vez que llegaba a casa, sin importar si había tenido el peor o el mejor de los días. Sus patas pequeñas y sus jugueteos me hacían olvidar cualquier preocupación. En él encontré una compañía incondicional, una fuente de amor puro, sin juicios ni condiciones.Pero la vida, con sus giros inesperados, me llevó a enfrentar una realidad que no quería aceptar: mi perrito necesitaba más de lo que yo, en ese momento, podía darle. Mi amor por él era inmenso, pero sabía en lo profundo de mi corazón que merecía más tiempo, más espacio para correr y jugar, más atención de la que yo, por diversas razones, podía ofrecerle.
mi historia
Tomar la decisión fue un proceso lento y doloroso. Pasé días observándolo, preguntándome si era lo correcto, si él entendería por qué lo estaba haciendo. Cada vez que jugaba o se acurrucaba a mi lado, mi corazón se encogía un poco más. Pero sabía que, si realmente lo amaba, debía tomar la decisión que sería mejor para él.Finalmente, encontré a una familia que desde el primer momento mostró un profundo amor por los animales. Se notaba en la manera en que lo miraban, en cómo se agachaban para acariciarlo suavemente. Cuando lo llevaron por primera vez a su casa, mi corazón se rompió en mil pedazos, aunque intenté mantener la compostura. Sabía que él estaría bien, que tendría una vida llena de cariño y aventuras.El día que me despedí de él fue uno de los más difíciles de mi vida. Lo abracé con fuerza, tratando de transmitirle con ese último contacto todo el amor que le tenía y todo lo que significaba para mí. Sus ojos me miraban con una mezcla de confusión y confianza, y sentí como si me entendiera en algún nivel profundo. Sabía que lo estaba haciendo por su bienestar, pero eso no hacía que el adiós fuera menos doloroso.
MI HISTORIA
A veces, amar significa tomar decisiones difíciles. Dejar ir a tu perrito no disminuye el amor que sientes, sino que demuestra que pusiste su bienestar primero. Aunque duela, siempre quedarán los recuerdos y la paz de saber que actuaste con amor.
MENSAJE QUE LES DEJO
MI HISTORIA