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Universidad Virtual Del Estado De GuanajuatoModificación del comportamiento v1Reto 4. ¿Qué tan efectivos son los castigos?Nombre: Viviana Gaytán PorrasAsesora: Omar Enrique García JaneFecha de elaboración: 09/09/2024

ReprimendasSobrecorreciónCastigos que producen dolor

TIPOS DE CASTIGOS

Define Labrador (2013, citado por Roldan y García, s.f.) que el castigo positivo ‘‘consiste en la presentación de un evento aversivo, es decir, algo que no gusta, después de la conducta’’, es decir, consiste en presentar hacia el individuo algún estímulo que sea desagradable para el mismo, sin olvidar que este estímulo debe presentarse de manera inmediata de la manifestación de la conducta a modificar, esto con el mero objetivo que no vuelva a ocurrir dicha conducta. Por ejemplo, ponerle al niño un sello de mala conducta por su mal comportamiento.

Tipos de castigo positivo

Es la aplicación de un estímulo aversivo como consecuencia de una respuesta no aceptable, haciendo que disminuya la frecuencia con la que se presenta (Roldan y García, s.f. L7)

¿QUE ES EL CASTIGO?

Reto 4. ¿Qué tan efectivos son los castigos?

CASTIGOS POSITIVOS

CASTIGOS NEGATIVOS

Define Roldan y García (s.f.) mencionan que ‘‘el castigo negativo se da cuando se observa la ausencia o retirada de un estímulo agradable cuando se realiza’’, consiste en retirar hacia el individuo algún estímulo que sea agradable para el mismo, sin olvidar que este estímulo debe retirarse de manera inmediata de la manifestación de la conducta a modificar, esto con el mero objetivo que no vuelva a ocurrir dicha conducta. Por ejemplo, si un niño no obedece a sus padres, sus padres le retiran sus juguetes.

Tipos de castigo negativo

tiempo fueraCoste de respuesta

Actitud crítica hacia el castigo físico en niños víctimas de maltrato infantil

Estrategias desarrolladas por los niños para afrontar el castigo

Conciencia hacia el maltrato infantil

Consejos para todo tipo de familia

la Política Distrital de Salud Mental (2004) afirma que el maltrato causa “dolor, sufrimiento, desesperanza y deterioro de la calidad de vida de la sociedad”. “Es la base de trastornos de ansiedad, depresivos y de personalidad, de intentos de suicidio y del consumo de sustancias”.

Sugieren Roldan y García (s.f.) que ‘‘el experimentar un castigo hace que se reduzca la posibilidad de repetir un determinado comportamiento; es por eso que el castigo enseña a no hacer algo’’, por ende, existen dos tipos de castigos, que son el castigo negativo y el castigo positivo.

Explica Martin y Pear (2008, citados por Roldan y García, s.f.) que el tiempo fuera ‘‘propone reubicar a una persona desde una situación reforzante a otra que lo sea menos’’, es así que, plantea en retirar al niño de manera inmediata del lugar donde se produjo la conducta problema, sin la posibilidad de que el menor interactúe con los demás, con la finalidad de reducir en las posibilidades de obtención de refuerzos. Por ejemplo, pedirle al niño que se retire de la habitación hasta que no cambie su mal comportamiento.

Explican Roldan y García (s.f.) que los castigos que provocan dolor (ejemplo: nalgada que viene por parte de los padres hacia el pequeño), son técnicas que, dada la producción de la activa por receptores sensoriales (entre ellos, el dolor), se considera un castigo que de manera frecuente es aplicado, por ende, es importante mencionar que dicha técnica se le conoce por castigo incondicionado. Por ejemplo, nalgadas, bofetadas, etc.

Explica Labrador (2013, citado por Roldan y García, s.f.) que la sobrecorreción es el procedimiento que consiste a la posterior realización de una conducta inapropiada, es decir, el individuo debe de realizar una conducta que remedie o compense las consecuencias derivadas del comportamiento negativo, es decir, se debe sobrecorregir. Por ejemplo, pedir al niño que ofrezca disculpas por su mal comportamiento hacia los demás.

Explican Roldan y García (s.f.) que las reprimendas son aquellas verbalizaciones negativas inmediatamente contingentes hacia aquella conducta inapropiada, dicha técnica consiste en la expresión de miradas fijas por parte del cuidador o terceras personas, así como un apretón en el brazo, por ende, en el componente verbal de la reprimenda sea un castigo condicionado, así como el apretón de brazos sea un castigo incondicionado. Por ejemplo, regañar al niño fijamente por no haber hecho sus deberes.

Explica Labrador (2013, citado por Roldan y García, s.f.) que el coste de respuesta consiste en el retirar una cantidad predeterminada que otorga un reforzador, siendo este de manera contingente y de manera inmediata que se manifiesta la conducta a eliminar, como tal, su propósito es reducir dicha conducta mediante la eliminación de un reforzador satisfactorio. Por ejemplo, si el niño no cumplió con alguna de sus obligaciones, se le condiciona que no podrá salir a jugar con sus amigos.

Desde el punto de vista de Benavides y Miranda (2007, párr. 2) relacionan que aquellos niños que han vivido bajo una historia de maltrato, han presentado una actitud positiva hacia esta forma de crianza negligente, a diferencia de aquellos niños que nunca habían sido castigados de manera física, es decir, que estos niños erróneamente han normalizado este tipo de crianza. Por otro lado, asume Gómez (1988, citado por Benavides y Miranda, 2007, párr. 4) que ‘‘el hecho de haber sido maltratado en la infancia no es la causa de la repetición de dicha conducta, sin embargo, la actitud hacia el castigo recibido sí podría serlo’’, es decir, los padres deben de desarrollar un pensamiento crítico referente a esta crianza con base al maltrato físico, para detener el mismo ciclo o modelamiento de conducta, y buscar otros modelos de aprendizaje mas oportunos hacia los menores.

Desde el punto de vista de Benavides y Miranda (2007, párr. 2) relacionan que aquellos niños que han vivido bajo una historia de maltrato, han presentado una actitud positiva hacia esta forma de crianza negligente, a diferencia de aquellos niños que nunca habían sido castigados de manera física, es decir, que estos niños erróneamente han normalizado este tipo de crianza. Por otro lado, asume Gómez (1988, citado por Benavides y Miranda, 2007, párr. 4) que ‘‘el hecho de haber sido maltratado en la infancia no es la causa de la repetición de dicha conducta, sin embargo, la actitud hacia el castigo recibido sí podría serlo’’, es decir, los padres deben de desarrollar un pensamiento crítico referente a esta crianza con base al maltrato físico, para detener el mismo ciclo o modelamiento de conducta, y buscar otros modelos de aprendizaje mas oportunos hacia los menores.

Por otra parte, sugiere González (2016, pág. 30) cinco consejos eficaces para los padres hacia sus hijos: 1. Darles cariño, ya que la autoestima se trabaja desde el resultado de hacerlos sentir amados y construir la confianza. 2. Dedicarles atención, ya que es importante invertir tiempo de calidad con ellos, desde compartir juegos, intercambio de risas, entablar conversaciones, etc. 3. Permitirles cometer errores, hay que dejarlos que tengan la iniciativa de atreverse a poner en práctica sus ideas, y si se equivocan, demostrarles que no pasa nada, ya que deben de aprender de estos mismos. 4. Felicitar las acciones positivas que consiguen, cada que alcanzan un logro, hacerles sentir esa importancia y alegría por haber tenido la habilidad y capacidad de perseguir y obtener su objetivo. 5. Hacerlos sentir seguros, desde aspectos muy básicos, pero esenciales, darles seguridad que tienen potencias para lograr sus metas, así mismo, darles esa seguridad que los padres estarán detrás de ellos.

También dan a conocer Palacios-Espinosa, Pulido & Montaña (2009, párr. 13) que cada tipo de familia presentan un proceso de socialización en específico, es decir, los cuidadores optan por un tipo de orientación hacia el desarrollo de los niños, asegurando la supervivencia e integración a la vida social de los mismos, dicho proceso de socialización se realiza por medio de pautas de crianza, por parte de los padres hacia los niños.

Argumenta Palacios-Espinosa, Pulido & Montaña (2009, párr. 12) que el maltrato infantil está sumamente influenciado por factores culturales, sociales y económicos, así mismo, se concibe que esta negligencia se desarrolla desde el hogar, siendo este el espacio esencial para que los menores puedan desarrollar sus actividades principales para el ser humano, tale como comer, dormir, jugar, ser cuidados y protegidos.

Por otro lado, mencionan Santana-Tavira, Sánchez-Ahedo & Herrera-Basto (1998, pág. 3) que lamentablemente el maltrato psicológico afecta en la conducta, ya que este mismo repercute sustancialmente el potencial creativo, así como el desarrollo de facultades y procesos mentales del niño (inteligencia, memoria, reconocimiento, percepción, atención, imaginación y moral), de tal modo que este dificulta su integración a su medio ambiente, confundiéndolo y volviendo vulnerable en su educación, bienestar general y vida social.