INTROSPECCIÓN

¿Dónde estoy?

INTROSPECCIÓN

AXEL era un niño cuyas acciones siempre estuvieron influenciadas por una fuerte y determinada personalidad. Personalidad que se formó por todas las experiencias a lo largo de su vida.

Un día, mientras dormía, se vio perdido en un planeta extraño donde todo parecía diferente a la realidad que se vivía en el nuestro. Veía como se materializaban sus pensamientos lo cual le voló la cabeza. Mientras caminaba en ese sueño, vio a varios personajes que después entendió que se referían a sus acciones, inteligencia, razón y conciencia.

Después de un rato, Axel se sentó bajo un árbol y de la nada el personaje que representaba a las acciones apareció al lado de él. Este personaje le hizo ver que toda acción que realizaba, tenía buenas y malas consecuencias y lo exhortó a siempre tratar de tomar las mejores decisiones en su vida.

Siguió avanzando y al atardecer, mientras bebía agua en un hermoso rio, el segundo personaje se posó detrás de él. Este representaba a la inteligencia. Tenía un brillo incandescente y le pidió a Axel que siempre valorara sus acciones antes de actuar para no cometer errores. También le recordó que tenía la capacidad de aprender nuevas cosas no importando la edad y las situaciones.

Luego, cuando cayó la noche, debajo de otro árbol, se le apareció Ia razón y le mostró cómo podía organizar y aplicar esos conocimientos. También lo invitó a reflexionar sobre cómo podía evaluar sus acciones y a aprender de ellas, así como también formar juicios de una determinada situación o cosa.

Finalmente, Axel despertó de su propio sueño y se encontró con la Conciencia, una figura en forma de nube que observaba el mundo desde una altura. Conciencia le habló sobre la importancia de ser consciente de sus acciones y cómo esto afectaba su percepción del mundo. Le enseñó que cada pensamiento y cada acción tenía un impacto, y que era su responsabilidad entender y gestionar ese impacto. Algo muy similar a lo que la primera figura ya le había dicho.

Axel despertó tras el sonido de su alarma y se dio cuenta de que ese sueño sobre otro sueño, no era más que su relación con el mundo y sus inquietudes. También se percató de que su capacidad para actuar, aprender y reflexionar era lo que le permitía crecer y evolucionar. Desde ese día, Axel se esforzó por vivir en armonía con sus pensamientos, consciente de que cada cosa que soñó era una pieza de un rompecabezas que conformaba su ser y su relación con el mundo.