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Empezar

Museo arqueológico

Elizabeth Bello Rossette
Ritos y Sacrificios
Mayas
Aztecas (Mexicas)

Hombre prehistórico

La cultura de la muerte en el hombre prehispánico, especialmente en las civilizaciones mesoamericanas como los mexicas (aztecas) y los mayas, estaba profundamente arraigada en su cosmovisión y creencias religiosas. Para ellos, la muerte no era vista como un fin definitivo, sino como una transición a otro plano de existencia, en un ciclo continuo de vida, muerte y renacimiento.

Ritos Funerarios

El Papel de los Dioses

Egipto

La cultura de la muerte en el antiguo Egipto era una de las más sofisticadas y elaboradas del mundo antiguo. Para los egipcios, la muerte no era el final, sino un paso hacia la eternidad. La vida después de la muerte, o el más allá, era un aspecto central en su religión y cultura, y gran parte de su arte, arquitectura y rituales estaban dedicados a asegurar una buena transición a esta nueva vida.

Creencias sobre el Más Allá

El Alma y sus Componentes

Momificación

Tumbas y Pirámides

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Epicuro
Platón

varias regiones del inframundo

grecia

En la antigua Grecia, la muerte era vista como un paso hacia una existencia en el inframundo, gobernado por Hades. Los griegos creían que, tras la muerte, las almas cruzaban el río Estigio en una barca conducida por el barquero Caronte, quien requería un pago, por lo que se colocaba una moneda en la boca del difunto para asegurar su paso. Aquellos que no podían pagar quedaban atrapados en el limbo.

Asfódelos
Tártaro
Campos Elíseos

Roma

Entierro o cremación
El más allá

Los romanos adoptaron muchas de las creencias griegas sobre la muerte, pero también tenían sus propias prácticas y creencias. En Roma, la muerte estaba conectada con el culto a los antepasados y los manes (espíritus de los muertos). Creían que los muertos continuaban existiendo en el inframundo y que era necesario honrarlos para asegurar su favor y evitar su malicia.

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Reflexión personal

Conclusión

Cada una de estas culturas enriquece la experiencia universal de la muerte al ofrecer diferentes perspectivas sobre lo que significa morir y cómo prepararse para ello. Las civilizaciones mesoamericanas, como los mexicas y los mayas, nos enseñan la importancia de los rituales y la conexión entre la vida y la muerte en el ciclo natural. Los griegos y romanos, con su inframundo y filosofías, nos muestran cómo el pensamiento racional y el respeto por los antepasados pueden ayudar a enfrentar el temor a la muerte. Los egipcios, con su enfoque en la preservación del cuerpo y el juicio en el más allá, nos muestran la importancia de la preparación para la vida eterna, yo lo entiendo como el ser unas buenas personas.

Referencias

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  • De Munain, G. L. (2019). La muerte en el antiguo Egipto. A propósito de los cuerpos e imágenes habitados. Post Mortem. https://doi.org/10.58079/szuk
  • Clásica, F. J. M. D. E. F. (2022, 22 septiembre). Los curiosos funerales en la Antigua Grecia. historia.nationalgeographic.com.es. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/funerales-atenas_18383
  • Alba, J. M. (2023, 11 diciembre). El viaje al inframundo en el Antiguo Egipto: un vistazo a la muerte y las creencias funerarias. Muy Interesante. https://www.muyinteresante.com/historia/61776.html
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  • Martinez, L. (2020, 3 diciembre). La muerte en el México prehispánico. Almomento | Noticias, Información Nacional E Internacional. https://almomento.mx/la-muerte-en-el-mexico-prehispanico/
: Aquellos que morían por causas relacionadas con el agua, como ahogados o enfermos de hidropesía, iban al Tlalocan, un paraíso gobernado por Tláloc, el dios de la lluvia.
Tonatiuhichan: Los guerreros caídos en batalla y las mujeres que morían durante el parto, considerados como equivalentes de guerreros, iban a un lugar especial donde acompañaban al sol en su recorrido por el cielo, conocido como el Tonatiuh Ichan.
Mictlán: La mayoría de las personas que morían de causas naturales iban al Mictlán, el inframundo gobernado por Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl. Llegar al Mictlán no era inmediato; implicaba un arduo viaje de cuatro años a través de nueve niveles, enfrentando desafíos hasta llegar al descanso final.

Mexicas (aztecas)

Para los mexicas, la muerte tenía diferentes destinos según la forma en que una persona moría. Por ejemplo:

Las tumbas eran vistas como las "casas de la eternidad" y se diseñaban para asegurar el bienestar del difunto en el más allá. Las pirámides, especialmente las de los faraones, eran monumentos funerarios que simbolizaban la ascensión del alma hacia el cielo. Las tumbas estaban decoradas con escenas de la vida del difunto y textos religiosos, como los Textos de las Pirámides y los Textos de los Sarcófagos, que proporcionaban las instrucciones y encantamientos necesarios para navegar el más allá.

En el antiguo Egipto, el proceso hacia el más allá incluía el Juicio de Osiris, donde el corazón del difunto se pesaba en una balanza contra la pluma de Maat, que representaba la verdad y la justicia. Si el corazón era puro, el difunto podía acceder al más allá; de lo contrario, su corazón era devorado por Ammit, un monstruo con partes de cocodrilo, león e hipopótamo, y el alma del difunto sufría la "segunda muerte", es decir, el olvido eterno.

Los egipcios creían en una vida después de la muerte en la que el alma vivía eternamente en un mundo similar al de la tierra, pero idealizado y perfecto. Este lugar era conocido como el Campo de Juncos o Aaru, donde el alma disfrutaba de una vida plena, siempre y cuando se hubiera preparado adecuadamente durante su vida en la tierra.

Ren: El nombre del individuo, que debía ser recordado para que la persona pudiera vivir eternamente.

Ib: El corazón, considerado la sede de las emociones y la moralidad, que se pesaba en el juicio final.

Akh: Era el aspecto del alma que existía en el más allá, y se obtenía solo si los ritos funerarios se realizaban correctamente.

Ba: Representaba la personalidad única de cada persona y podía moverse entre el mundo de los vivos y el más allá.

Ka: Era el doble espiritual del individuo, que necesitaba sustento en el más allá. Por eso, las tumbas se llenaban de alimentos, bebidas y objetos para que el Ka pudiera disfrutar de ellos.

La preservación del cuerpo era crucial para asegurar que el alma pudiera reconocerlo y habitarlo en el más allá. La momificación era un proceso elaborado que incluía la extracción de los órganos internos, la deshidratación del cuerpo y su envolvimiento en vendas. Los órganos se colocaban en vasos canopos, y el corazón, que se creía necesario para el juicio final, a menudo se dejaba en su lugar o se reemplazaba con un amuleto de escarabajo.

mayas

Los mayas también creían en la existencia de un inframundo, conocido como Xibalbá, gobernado por deidades oscuras. Al igual que los mexicas, no veían la muerte como un final, sino como una transición a otro estado. Creían en la reencarnación y que los ancestros podían influir en la vida de los vivos.

Ritos y Sacrificios

La muerte tenía un papel central en la vida ritual de estas culturas. Los sacrificios humanos eran vistos como una forma de mantener el equilibrio cósmico y asegurar la continuidad de la vida. Al sacrificar prisioneros de guerra, se creía que su muerte fortalecía a los dioses, quienes a su vez mantenían el orden del universo.

Los rituales funerarios eran esenciales para asegurar la transición segura del difunto al más allá. Uno de los más importantes era el Rito de Apertura de la Boca, que permitía al difunto respirar, comer y hablar en el más allá. Las ofrendas de alimentos, incienso y objetos eran comunes en las ceremonias, y continuaban después de la muerte para asegurar que el Ka estuviera bien alimentado.

Ra, el dios del sol, también estaba relacionado con la vida después de la muerte, ya que cada noche atravesaba el inframundo y renacía al amanecer, simbolizando la resurrección.

Osiris, el dios de la muerte y la resurrección, era el juez de los muertos y el señor del inframundo

Anubis, el dios con cabeza de chacal, era el encargado de embalsamar y guiar a las almas en su viaje.

Los dioses jugaban un papel central en la vida después de la muerte.

Para Platón, la muerte liberaba al alma del cuerpo, permitiéndole regresar al mundo de las ideas.

Epicuro veía la muerte como el fin de la existencia y, por tanto, no debía ser temida.

El entierro o cremación era fundamental para asegurar el descanso del difunto. No ser enterrado adecuadamente significaba que el alma quedaría errante, un concepto que los romanos temían. Los romanos también celebraban festivales como las Parentalia y las Lemuria para honrar a los muertos y apaciguar a los espíritus.

El más allá en la cultura romana también incluía una división similar a la griega, con el Campo de Agramante (equivalente a los Campos Elíseos) y el Tártaro para los malvados. Sin embargo, la influencia de la filosofía estoica también moldeó la visión romana de la muerte, viéndola como una parte natural de la vida que debía ser aceptada con dignidad.

Reflexión Personal Explorar estas culturas me ha permitido apreciar la diversidad y profundidad con las que los seres humanos han tratado de entender la muerte. Del hombre prehistórico me llevo, que desde esos tiempos, la humanidad ya buscaba una respuesta sobre lo que hay más allá de la muerte. De los griegos y romanos, admiro cómo sus filosofías y rituales nos ofrecen formas de enfrentar la muerte con serenidad y dignidad. Y de los egipcios, su sofisticado enfoque en la vida después de la muerte me recuerda la importancia de vivir una vida justa y moral. Al reflexionar sobre estas perspectivas, me doy cuenta de que, aunque las creencias y prácticas difieren, todas buscan dar sentido a lo que viene después de la vida. Esto refuerza la idea de que la muerte es un misterio compartido por toda la humanidad y que nuestras respuestas a este enigma nos conectan a través del tiempo y el espacio.