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Internacionalismo y problemática de lo autóctono

Literatura Latinoamericana II

El tema del internacionalismo y la problemática de lo autóctono en la obra de César Vallejo y José Carlos Mariátegui es un punto clave en la comprensión del pensamiento y la producción literaria de estos dos intelectuales peruanos. Ambos, a través de su obra, abordaron la tensión entre las influencias internacionales y las raíces locales, buscando una síntesis que pudiera responder a las realidades particulares de América Latina.

César Vallejo es conocido por su poesía profunda y universal, pero al mismo tiempo, está profundamente arraigada en las experiencias y las realidades de su tierra natal, los Andes peruanos. Vallejo vivió en una época en la que el vanguardismo y otras corrientes literarias europeas tenían una fuerte influencia en América Latina, lo que lo llevó a explorar nuevas formas de expresión literaria.

Sin embargo, Vallejo no abandonó lo autóctono; al contrario, lo integró en su poesía de manera que los elementos universales y los locales se entrelazan. En su obra maestra "Trilce" (1922), Vallejo experimenta con el lenguaje y la estructura, pero al mismo tiempo, sus temas giran en torno a la vida, el sufrimiento, la muerte y las injusticias sociales, que son profundamente peruanos. Su enfoque refleja un internacionalismo que no niega lo autóctono, sino que lo enriquece y lo universaliza.

César Vallejo: Sensibilidad y experimentación

César Vallejo es uno de los poetas más emblemáticos de la literatura hispanoamericana, conocido por su profunda sensibilidad y su audaz experimentación con el lenguaje y la forma poética. A lo largo de su carrera, Vallejo abordó temas universales como el sufrimiento humano, la muerte, la injusticia y la soledad, pero siempre desde una perspectiva profundamente personal y original.

La sensibilidad de Vallejo se manifiesta en su capacidad para captar y expresar las emociones más íntimas y los aspectos más dolorosos de la experiencia humana. Su obra está marcada por una empatía profunda hacia los marginados y los oprimidos, reflejando un compromiso ético con los más vulnerables.

En "Los heraldos negros" (1919), su primer libro de poemas, Vallejo expresa una angustia existencial y un sentido de dolor que parece inescapable. El famoso verso “Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!” es un claro ejemplo de esta sensibilidad que va más allá de lo personal y alcanza una dimensión universal. En estos poemas, Vallejo explora el sufrimiento con una intensidad que trasciende las experiencias individuales para convertirse en un reflejo del dolor colectivo.

Experimentación Literaria Vallejo es también un innovador formal, y su obra es un testimonio de una constante experimentación con el lenguaje, la métrica y la estructura poética. Esta experimentación es particularmente evidente en "Trilce" (1922), una obra que marcó un punto de inflexión en la poesía en lengua española.

En "Trilce", Vallejo rompe con las convenciones poéticas tradicionales: el uso del lenguaje es audaz, con una sintaxis fragmentada, neologismos, y un juego con el ritmo que desafía las expectativas del lector. La complejidad de su lenguaje no es un mero ejercicio de estilo, sino una forma de capturar la fragmentación y la dislocación de la experiencia humana en un mundo que parece cada vez más caótico e incomprensible. Por ejemplo, el poema I de "Trilce" empieza con un juego de palabras que desorienta al lector: “Quién hace tanta bulla, y ni deja / testar las islas que van quedando”. Esta forma de escribir refleja no solo la experimentación formal, sino también una manera de representar la confusión y la angustia interior de una manera más auténtica que las formas tradicionales.

En la obra de Vallejo, la sensibilidad y la experimentación no son elementos separados, sino que se fusionan para crear una poesía que es al mismo tiempo íntima y revolucionaria. La forma en que Vallejo juega con el lenguaje está profundamente ligada a su necesidad de expresar una realidad emocional y social que no encuentra un vehículo adecuado en las formas poéticas tradicionales.

El materialismo en Vallejo no se manifiesta como una simple adhesión a una doctrina filosófica o política, sino como una comprensión profunda de la realidad social y material en la que el ser humano se encuentra inmerso. Vallejo, especialmente en su obra posterior, muestra una creciente preocupación por las condiciones materiales de la existencia humana, abordando temas como la pobreza, la explotación y la injusticia social.

EL MATERIALISMO DE VALLEJO Y SU VISIÓN DE LO HUMANO.

Esta influencia materialista se hace más evidente después de su contacto con las ideas marxistas durante su estancia en Europa, especialmente en París, donde vivió en contacto con círculos de intelectuales de izquierda. En obras como "Poemas humanos" (1939), se observa cómo Vallejo integra una visión materialista de la historia y la sociedad, enfocándose en las luchas y sufrimientos concretos de los seres humanos en un mundo dominado por la injusticia y la opresión.

Para Vallejo, lo humano está profundamente marcado por las condiciones materiales en las que se vive. En su poesía, los seres humanos son retratados como entidades frágiles, expuestas al dolor y al sufrimiento, pero también como agentes capaces de solidaridad, resistencia y lucha. La empatía de Vallejo hacia los oprimidos y su identificación con la humanidad en su conjunto son elementos centrales de su visión de lo humano.

Visión de lo Humano

Al fin de la batalla,y muerto el combatiente, vino hacia él un hombrey le dijo: "¡No mueras, te amo tanto!"Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

En "Poemas humanos", Vallejo profundiza en la experiencia humana desde una perspectiva que enfatiza la dignidad y el valor del ser humano, incluso en medio de las condiciones más adversas. Su poema “Masa” es un claro ejemplo de cómo Vallejo concibe lo humano no solo como una entidad aislada, sino como parte de una colectividad que puede trascender la muerte misma a través de la solidaridad:

En estos versos, Vallejo presenta una visión del ser humano como un ser colectivo, donde la individualidad se disuelve en un acto de amor y solidaridad que tiene el poder de desafiar la muerte misma. Esta visión se alinea con su materialismo, que ve en las relaciones humanas y en la acción social el verdadero motor del cambio y la trascendencia.

Vallejo desarrolla un humanismo materialista que no niega la espiritualidad o los aspectos más profundos de la experiencia humana, pero que siempre los sitúa en un contexto social y material. Este humanismo está comprometido con la transformación de las condiciones materiales de existencia, y Vallejo lo expresa en su poesía a través de un lenguaje que, aunque experimental, nunca pierde de vista la realidad concreta de los seres humanos. Por ejemplo, en sus ensayos y artículos, Vallejo aborda la situación política y social con un enfoque crítico que refleja su preocupación por las luchas de clase y la injusticia, pero siempre desde una perspectiva que reconoce la importancia de la cultura, la historia y las emociones humanas.

Humanismo Materialista

"España, aparta de mí este cáliz" (1939) es una de las obras más intensas y comprometidas de César Vallejo, escrita en el contexto de la Guerra Civil Española (1936-1939). Esta obra es un claro ejemplo de cómo Vallejo fusiona su poesía con su compromiso político y social, reflejando el dolor, la desesperanza y, al mismo tiempo, la solidaridad y el sacrificio que marcaron este conflicto.

José Carlos Mariátegui, por su parte, fue un pensador marxista que también exploró esta tensión entre lo internacional y lo autóctono. En su obra "Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana" (1928), Mariátegui analizó la realidad peruana desde una perspectiva marxista, pero rechazó la idea de aplicar ciegamente los modelos europeos a la realidad latinoamericana.

Mariátegui subrayó la importancia de entender y valorar las particularidades culturales, históricas y sociales del Perú, especialmente la cuestión indígena. Propuso un socialismo adaptado a la realidad peruana, que reconociera la importancia de las comunidades indígenas y su cultura, integrándolas en un proyecto de transformación social que fuera tanto internacionalista como profundamente arraigado en lo autóctono.