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Alumna:Lia Camila Barrera CejaMaestra:Itzel González GonzálezMateria:TiccadGrupo y grado:3"P"Fecha:08/09/24

Storytelling:Mi problema con la comida

Era un día cualquiera cuando la pandemia llegó y con ella, una serie de cambios drásticos en mi vida comenzó. Al principio, todo parecía temporal; unos días en casa y volveríamos a la normalidad. Sin embargo, a medida que las semanas se convertían en meses, el encierro y la desesperación comenzaron a afectar mi estado de ánimo.

La soledad se convirtió en mi compañera constante. Mis interacciones sociales se redujeron a unos simples mensajes de textos, lo que poco a poco fue afectando mi autoestima. Empecé a mirarme en el espejo y a criticarme, sintiendo que no era lo suficientemente buena en nada. La presión de las redes sociales, donde todos parecían estar bien y felices, solo agrando mis inseguridades.

A medida que mi ansiedad crecía, mi apetito disminuía.Mis comidas se convirtieron en una obligación más que en un placer. A veces pasaba días sin comer adecuadamente, y mi cuerpo comenzó a reflejarlo. Me veía más delgada, pero en lugar de sentirme bien, la imagen que veía en el espejo solo aumentaba mi preocupación.

Finalmente, llegué a un punto crítico. Sabía que necesitaba ayuda, así que decidí acudir a un psicólogo. Fue un paso difícil, pero también liberador. Mi psicóloga me escuchó sin juzgarme y me ayudó a entender que mis sentimientos eran válidos. Juntas, comenzamos a trabajar en mis pensamientos negativos y en la relación que tenía con la comida y mi cuerpo.

A lo largo de las sesiones, empecé a redescubrirme. Aprendí a ser amable conmigo misma y a reconocer mis logros, por pequeños que fueran. Con el tiempo, el apoyo incondicional de mi familia fue fundamental; ellos me recordaron que no estaba sola y que siempre estarían a mi lado.

Superar esos momentos oscuros no fue fácil, pero poco a poco, empecé a ver la luz. Aprendí a cuidar de mí misma y a disfrutar de la comida de nuevo, no solo como una necesidad, sino como un acto de amor propio. La pandemia me enseñó muchas lecciones sobre la resiliencia y la importancia del apoyo emocional.

Hoy miro hacia atrás y agradezco el camino recorrido. Aunque la pandemia fue dura, me permitió crecer y fortalecer mis lazos con quienes realmente importan. Mi historia es un recordatorio de que, incluso en los momentos más difíciles, siempre hay esperanza y ayuda disponible.

¡Recuerda cuidar de ti!