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Etapa 1

Metodología de Design Thinking

Etapa 2

Etapa 3

Etapa 4

Etapa 5

La metodología del pensamiento de diseño tiene un enfoque poderoso que abarca desde la empatía hasta la validación. Cada etapa es crucial para desarrollar soluciones innovadoras y efectivas que respondan a las necesidades humanas de manera integral. Adoptar esta metodología puede transformar tanto a las empresas como a las comunidades, fomentando un cambio positivo y sostenible centrado en el usuario.

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La primera etapa, empatía, es fundamental para conocer a las personas y a los usuarios. Ponerse en los zapatos del usuario final implica observar en modo empático. Es esencial entender al cliente no solo como un consumidor, sino como un ser humano que vive en un contexto específico y tiene una serie de necesidades (Brown, 2008).

En la etapa de definición, es crucial definir de forma clara el problema. Esto permite satisfacer una necesidad mediante la creatividad. Definir la solución de manera precisa facilita el camino para llegar a ella de manera efectiva. Esta claridad en la definición es fundamental para el éxito del proceso creativo (Kelley & Kelley, 2013).

La tercera etapa, ideación, sostiene que todas las ideas son válidas. La base de la creatividad es la imaginación. El pensamiento de diseño no se limita a lanzar nuevos productos y servicios; también es vital para que cada área de la empresa evolucione y no quede obsoleta. Fomentar un ambiente donde la creatividad sea bienvenida es esencial para la innovación continua (Brown, 2008).

En la etapa de prototipos, la ejecución de la visión es primordial. Ver y sentir un prototipo posee más valor que una imagen impresa en un papel. Los prototipos permiten a los diseñadores y usuarios interactuar con las ideas de manera tangible, lo que facilita la iteración y el perfeccionamiento (Kelley & Kelley, 2013).

La última etapa es la validación, que implica medir y obtener feedback. Es crucial dar a los usuarios el prototipo sin explicarles nada, permitiendo que sientan la experiencia de tenerlo y lo comparen con otros productos similares. Comprender el entorno y las motivaciones del usuario ayuda a evaluar en qué medida una solución propuesta tiene ramificaciones más allá del mero uso del producto, incluyendo implicaciones sociales (Brown, 2008).