La evolución de la moda en el mundo académico
Isabel Díaz
Created on September 3, 2024
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la evolución de la moda en el mundo académico.
Presentación.
Inicio.
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La universidad como institución especializada en diferentes ramas del saber, brinda conocimientos que se ponen a prueba en un entorno laboral. Estos conocimientos resultan útiles en algunos casos, pero en otros campos específicamente la generación de teoría, evidencia deficiencia en su abordaje y en la puesta en escena.
La universidad y la moda.
Esta razón hace que el conocimiento específico en moda sea una de las claves de la prosperidad, desarrollo de habilidades, generación y actualización de conocimientos y en la formación cultural, privilegiando la imagen, construyendo profesionales y maestros para las nuevas generaciones. En este contexto, la investigación académica en moda ha adquirido una importante relevancia y ha experimentado un aumento creciente del interés.
La universidad y la moda.
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Se evidencia la alta responsabilidad que posee la universidad con la sociedad, con su entorno social, pero también la responsabilidad de la sociedad con la universidad es una reciprocidad y por lo tanto inseparable una de la otra. Desde este punto de vista, una de las misiones de la educación superior es educar, formar y realizar investigaciones; es decir, contribuir al desarrollo sostenible y el mejoramiento del conjunto de la sociedad.
Responsabilidad de la universidad...
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El inicio del Diseño y la Moda en la Alta Edad Media no se habla de moda sino de vestido, que identifica y distingue a grupos de individuos. La indumentaria distingue a la mujer casada de la casadera, al cristiano del infiel, al forastero del ciudadano, la gente de vestido largo la constituyen los jueces, los abogados, los fiscales, los universitarios y los oficiales de la administración (Beaulieu, 1971).
Moda en el tiempo.
La profesión en el Área de la Moda son muchos los que sostienen que la moda, tal como la conocemos se afianzó durante el siglo XVIII. (Giorgi, 2014).
- Genially
Antes del Siglo de las Luces, la moda estaba circunscrita al mundo de la corte y la aristocracia y, como tal, era una de las expresiones del lujo: la moda del cortesano o de la dama noble no estaban al alcance de todos. Además, no se basaba en lo que podríamos denominar los canales de producción y distribución modernos.
En el siglo XVIII, en cambio, la definición de moda y su papel social cambiaron sensiblemente. La moda no solo se convirtió en un fenómeno que afectaba a gran parte de la sociedad, sino que cada vez más se fue asociando al ámbito urbano.
Con anterioridad a la Revolución Francesa, en uno de los momentos más complejos de la historia de ese país y entre los excesos de la corte, es decir, el reinado de Luis XVI y su esposa María Antonieta –conocida por sus excentricidades– contrata a la primera modista de corte para ejercer ese oficio, llamada Marie Jeanne Bertín (posteriormente conocida como Rosé Bertín), quien incorpora un elemento fundamental, un grabado con sus iniciales, que la convertiría en la primera modista empresaria en esta industria.
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En 1910 la costura se separó de la confección al fundarse la Chambre Syndical de la Couture y quedar establecidas ya las diferencias entre la “alta costura”, la “media costura”, casas que no hacían desfiles, pero recibían clientes privados y compradores profesionales, y la “pequeña costura”, o confección, de los modistos tradicionales que hacían ropa a medida (Vaquero, 2007, p. 123).
En esta síntesis vemos como el área de la moda viene acompañando las necesidades sociales, de la mano de la industria, pero la necesidad de transmisión de estos conocimientos técnicos comienza a ser imperiosa, porque este conocimiento se convierte en una fuerza económica que moviliza la industria de un país.
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El mito de la moda.
¡muchas gracias!
Resulta destacable la influencia que ejerció la industria textil y sus innovaciones en hilado y tejido frente a las demás, estimuladas por medidas políticas y económicas. La revolución industrial en el campo textil fue concebida en un período corto, crítico y de grandes cambios, definida por la irrupción de un paquete de nuevas tecnologías que transformaría velozmente las condiciones tradicionales de producción, laborales, de innovación y traccionó un cambio en la nueva forma de producción en la sociedad, determinando una alteración en la estructura laboral y artesanal textil.
La sociedad moderna hereda del período bajomedieval dos formas de producción de prendas de vestir, que discurren paralelamente dentro y fuera del mercado. Por un lado, la doméstica, dirigida al autoconsumo, que en el textil y la confección perdura, especialmente en el medio rural. Por otro lado, la producción para el mercado de los talleres sartoriales, que confeccionan la ropa a medida, bajo pedido de un cliente que aporta la tela y los complementos.
Según Barreiro, (2020): El estudio de la moda ha sido considerado un tema frívolo por la parte más seria de la investigación social. Esta creencia ha hecho que, durante algún tiempo, los que escribían sobre la moda lo hacían con discreción, ante el temor de ser acusados de frivolidad científica. Sin embargo, este prejuicio científico ha cambiado radicalmente, no solo porque es un sector económico importante a nivel mundial, sino porque es un sector con una gran trascendencia ambiental y sociocultural, además de una de las industrias más globalizadas (pp. 51-68).
Las calles de la Europa medieval presentaban contrastes visuales muy acentuados, no solo entre ricos, suntuosamente ataviados con trajes de espléndidos colores, sedas, blasones, adornos dorados y plateados y los pobres, a menudo vestidos con escasos andrajos (Riello, 2016).
Según Godard (2012), la moda recién se origina en el siglo XIV en Occidente. Se recupera este dato de los dibujos, y las Leyes Suntuarias que sirvieron de documentación para visualizar y entender la indumentaria en ese momento histórico y lugar geográfico. Las ciudades de la Europa medieval no sólo eran centros de producción y comercio, sino también de consumo. Allí se podían comprar los mejores tejidos, los sastres, orfebres y otros artesanos confeccionaban y producían vestidos, collares y otros objetos a la moda.
En el contexto educativo, en 1854 se creó la Escuela de Artes de San Martín y en 1896 se fundó la Escuela Central de Arte y Diseño en Londres. Esta última tenía como objetivo agrupar las siete escuelas de arte más importantes de esta capital. Entre los programas iniciales se encontraba el de diseño de modas.
Se trata de una institución que asume su compromiso social con la investigación y el desarrollo, lo que ubica al estudiante como aprendiz y desde ese rol, espera desarrollar aquello que resulta necesario para convertirse no solo en especialista de su disciplina, sino también, en visionario de una nueva cultura identitaria, la posibilidad de destacarse como un área factible de identificación y prácticas hegemónicas con personalidad nacional.
El gremio de sastres toma buena nota del volumen de negocio que mueven la demanda suntuaria y la de las clases populares y, en las primeras décadas del siglo barroco, sus maestros se reparten en dos especialidades, la obra de lo nuevo y la obra de lo viejo. De la primera se encargan los sastres roperos de lo nuevo y se dirige a las clases acomodadas y ascendentes. De la segunda, los roperos de viejo o ropavejeros, que surten a las clases trabajadoras cuyos jornales no alcanzan al precio de la ropa nueva (Barahona, Sanchez 2010). Por entonces, los niveles de escolaridad de estas nuevas clases florecientes se centraban en la lectura, la escritura y la aritmética; elementos básicos para ser mercader, porque sólo los aristócratas podían ser letrados y educados, pero la nueva clase, que no era de cuna aristócrata comenzó a acceder a la educación y esto fue necesario para el florecimiento comercial.
Hacia 1989 se convertiría en la Central Saint Martins, de allí se destacan gran parte de los diseñadores de peso en el mundo de la moda, seguida por un nutrido grupo de escuelas que se fundaron en París, Nueva York, Bélgica y más recientemente en Tokio.
Charles F. Worth es el diseñador de Alta Costura que introduce el concepto de colección por temporada y la etiqueta con su nombre en los vestidos, inaugurando de este modo la aparición del diseño de autor. El couturier, o diseñador, crea modelos a partir de una toile de hilo o percal que lleva su nombre, y después se hacen las prendas basadas en esa toile.
Un paso importante lo constituye el surgimiento de la cinta métrica, que le proporciona exactitud a las medidas, así como abrió la posibilidad de ampliar y reducir las prendas a partir del uso de las tallas, apareciendo los patrones y la, famosa sastrería inglesa realizada a medida, con procesos industriales realizados por hombres y mujeres indistintamente. Esto colaboró a la profesionalización, jerarquizando la nueva e incipiente profesión de modisto-diseñador.
La fabricación de tejidos de lana y paño es floreciente, las sederías se fabrican en Italia, la materia prima en estado de seda cruda la llevan los mercaderes y es preparada por hilanderas organizadas en corporaciones y los bordados cumplen el papel de la decoración fundamental en las vestiduras.
Poiret, considerado con su estilo de diseño vanguardista para la época, contribuye a la creación de una escuela de diseño de telas, llamada Martine, para personas sin ningún tipo de formación en el tema. Luego sería un lugar de profesionalización de sastres, y con base en ello creó su propia marca que incluiría un perfume, joyas y accesorios para los hogares.
Con frecuencia, la afiliación política o la protección por parte de familias nobles y poderosas se traducían visualmente en el uso de la heráldica, colores, símbolos y prendas específicas que se llevaban como signos distintivos en lo que se define como librea. En la sociedad medieval, el vestido servía no solo para evidenciar la jerarquía social, sino también para representar las divisiones entre las distintas clases sociales y los diferentes grupos de poder: las prendas y los objetos de lujo servían para construir, mantener y reforzar las identidades colectivas (Riello, 2016).
Al hablar de investigación en diseño de moda se contempla la integración del conocimiento científico, la interacción entre los escenarios académicos afines al área moda y cultura que son generadores de conocimiento, que ayudan a la transmisión de saberes, y la especialización en diferentes campos en el área de la moda. Estos conocimientos, adquiridos a través de la investigación, favorecen la gestión con nuevas herramientas a la par que ofrecen aquellos conocimientos necesarios para desarrollar todas las etapas del proceso en el estudio del diseño, desde la idea creativa hasta la venta de una colección, considerando el valor comunicativo y estratégico del objeto de moda en el contexto nacional.
La revolución industrial rompe con los antiguos paradigmas del trabajo textil, puesto que las máquinas sustituyen en gran medida el trabajo artesanal y las formas tradicionales para la elaboración de prendas de vestir, disminuyendo notablemente la necesidad de artesanos dedicados a esta labor.
Se le suma la existencia de capitales nacientes, que permiten el surgimiento de sastres que atendían las necesidades particulares de sus clientes.
Es el momento en que irrumpe la burguesía y la moda se convierte en una preocupación propia de las clases altas de la sociedad, como consecuencia de un período de amplio desarrollo comercial entre oriente y occidente.
La ciudad era también el espacio ideal para lucir trajes nuevos, especialmente para la élite, que cada vez más a menudo elegía vivir dentro de los muros urbanos.
Según Foucault (1978) el surgimiento de la escuela produce cuerpos dóciles para el trabajo en las fábricas. Así, frente al trabajo de las costureras, a mediados del siglo XIX aparece la máquina de coser. Esta labor se convirtió en una alternativa para las mujeres de clases bajas de la sociedad. En las grandes ciudades proliferan este modelo de negocio con buenas ganancias y con una relativa facilidad en su aprendizaje, este conocimiento se adquiere normalmente a través de la familia y en los conventos. En ellos las monjas enseñaban a las niñas la confección de sencillas prendas, con materiales de poco costo, así mismo, empiezan a aparecer anuncios de talleres para el aprendizaje del oficio.
En este punto aparece con fuerza la importancia de los estudios superiores en Diseño de Moda, y la presencia de la Universidad para el intercambio de conocimientos, la transversalidad de saberes, la reflexión, la investigación, y la posibilidad de afrontar los desafíos y cambios en la sociedad. Es claro que la universidad hoy responde a parámetros sociales, es decir no está aislada de las grandes problemáticas y debe existir una integración entre universidad y empresa.