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¿Cómo se distingue

un reforzador?

Ferro (2005) define el reforzamiento positivo como la acción de suministrar una consecuencia inmediatamente para que se emita una conducta determinada y se refiere al efecto conseguido una vez aplicado un procedimiento. Es cualquier estímulo que aumente una conducta.

Reforzadores positivos

Martin y Pear (2008) mencionan que la mayoría de los reforzadores positivos se organizan en cinco categorías:

Según su naturaleza

Ruiz, Díaz y Villalobos (2012) indican que El reforzamiento negativo hace referencia al aumento de la probabilidad de que se repita una conducta al retirar un estímulo aversivo inmediatamente después de que se ha realizado la conducta. Esto es, la respuesta emitida por el individuo elimina un estímulo aversivo que hasta entonces estaba presente, con lo cual, la ocurrencia futura de esta respuesta se incrementa (p. 161)García (s.f.) indica que existen características de principios básicos que relacionan las conductas y los sucesos ambientales del modelo de condicionamiento operante las cuales son las siguientes:

Reforzamiento negativo

Reforzadores primarios o incondicionados

Reforzadores secundarios o condicionados

Martin y Pear, (2008, citado en García, s.f.) mencionan que existen que influyen en la eficacia del reforzamiento positivo que se deben considerar:

Procesos de reforzamiento

Selección del comportamiento que se quiere incrementar

Elección de los reforzadores

Operaciones motivacionales

Tamaño del reforzador

Instrucciones: el uso de reglas

El reforzador ha de ser inmediato

Refuerzo contingente y no contingente

Independizar al estudiante del programa y el cambio a los reforzadores naturales

Reforzamiento

Castigo

Extinción

Referencias

Este reforzador hace referencia a necesidades básicas del ser humano como comida y bebida, además de que no siempre mantiene su valor reforzante pues depende de las necesidades del individuo (Ruiz Fernández et. al, 2012) Ejemplo. Comida y bebida

Este reforzador no esta asociado a las necesidades básicas primarias del hombre, en cambio, es condicionado porque no se adquiere de forma automática pues, se da por aprendizaje, mediante estímulos neutros que toman su valor de reforzador al asociarse repetidamente a estímulos primarios (Ruiz Fernández et. al., 2012) Ejemplo. Comida y elogios / juguetes y elogios

Reforzador condicionado generalizado Skinner (1953, citado en Ruiz Fernández et. al. (2012) indica que este reforzador se asocia al dinero y elogio, la aprobación y el afecto, son reforzadores condicionado y generalizados porque están asociados a mucho otros reforzadores Ejemplo Comida, sonrisa, entrega de distintos objetos o actividades reforzantes.

Reforzadores tangibles Estos reforzadores hacen referencia objetos materiales que pueden ser reforzadores tanto primarios como secundarios (Ruiz Fernández et. al. (2012) Ejemplo Comida, juguetes ropa, aparatos electrónicos.

Reforzadores sociales Ruiz Fernández et. al. (2012) mencionan que estos reforzadores son los poderosos, pues facilitan el incremento y mantenimiento de una conducta, tanto en niños como en adultos, se manifiestan de manera verbal, por contacto o por gestos. Spiegler y Guevremont (2010, citados en Ruiz Fernández et. al. (2012)) indican que este reforzador tiene cuatro ventajas: Son fáciles de administrar No tiene costo económico Su administración es inmediata Son refuerzos naturales Ejemplo Palabras o mensajes como ¡eres genial! Abrazos, palmadas o gestos como sonrisas

Actividades reforzantes Ruiz Fernández et. al. (2012) mencionan que este reforzador se da por medio de cualquier actividad placentera de una persona pues de esta manera se incrementa la ocurrencia de una conducta, existen otras actividades que no son especialmente gratificantes pero que el individuo realiza frecuentemente y que puede servir como reforzador de una actividad o conducta Ejemplo Ir de compra, ir al cine jugar, escuchar música Recoger el cuarto antes de comer, ponerse el cinturón de seguridad antes de comenzar y viaje

Por naturaleza Como lo menciona García (s.f., citando de Ruiz Fernández et. al., 2012) existen diferentes tipos de reforzadores que se agrupan por origen, naturaleza, tangible e intangible, contexto de explicación, valencia apetitiva o aversiva, entre otros.

Reforzadores de consumo Según Martin y Pear (2008) estos reforzadores hacen referencia al consumo de bienes comestibles, como golosinas, galletas, fruta y refresco.

Reforzadores de actividad Según Martin y Pear (2008) estos reforzadores hacen referencia a permitir hacer actividades como como ver la televisión, hojear un libro de dibujos.

Reforzadores manipulativos Según Martin y Pear (2008) estos reforzadores hacen referencia a permitir hacer actividades de entretenimiento como: su juego favorito, colorear, andar en bicicleta, navegar por internet.

Reforzadores de posesión Según Martin y Pear (2008) estos reforzadores hacen referencia a realizar actividades como sentarse en su silla preferida, ponerse su ropa favorita, tener una habitación individual.

Reforzadores sociales Según Martin y Pear (2008) estos reforzadores hacen referencia a acciones como palmaditas afectuosas o abrazos, elogios, gestos de aprobación, sonrisas, o acciones que indiquen atención social.

En este se menciona que, cuando las conductas se necesitan reforzar, estas deben ser antes identificadas, pues si se empieza con una categoría general de conducta se tendrán que a identificar aspectos específicos en grado de concreción: aquí se garantiza la fiabilidad en la detección de la aparición de la conducta y los cambios en su frecuencia, y estos aumentarán la probabilidad de que el reforzador se aplique de manera exitosa (Martin y Pear, 2008).

Esta elección hace referencia a que existen estímulos reforzadores que aplican a la mayoría de las personas, como el alimento cuando el individuo no ha comido en un periodo considerable de tiempo, en los niños aplicarían las golosinas, aunque existen excepciones en casos como trastornos de desarrollo, por ejemplo (Martin y Pear, 2008).

En este se hace mención a que no todos los reforzadores serán efectivos, solo cuando existe un periodo considerable a la exposición del reforzador que se pretenda usar, pues cuando mayor sea el tiempo que haya pasado del consumo o exposición que se ha tenido al reforzador mayor será la eficacia (Martin y Pear, 2008).

Este reforzador hace referencia a la cantidad o la magnitud del mismo pues esto determina su eficacia, cuando se usa este reforzador la cantidad debe ser lo suficientemente grande para fortalecer la conducta que se quiere incrementar. Fisher (1979, citado en Martin y Pear, 2008) ejemplifican es uso de este reforzador de la siguiente manera: La plantilla de un gran hospital psiquiátrico descubrió que sólo el 60% de las pacientes se cepillaban los dientes. Cuando las pacientes recibían una ficha (que podía canjearse por un paquete de cigarrillos, café o chocolatinas) por lavarse los dientes, el porcentaje que lo hacía creció hasta el 76%. Cuando les dieron cinco fichas por lavarse los dientes, el porcentaje llegaba a 91%.

Martin y Pear (2008) indican que para que el efecto de un reforzador se incremente en la conducta de una persona, no se necesita que el individuo indique o comprenda que su conducta esta siendo reforzado, pues el uso de los reforzadores se ha demostrado en animales no verbales, sin embargo, debemos entender que “las instrucciones son reglas específicas o guías que indican que determinadas conductas desaparecerán en situaciones concretas” (p. 40)

Para que un reforzador funcione con mayor eficacia este debe aplicarse de manera inmediata después de la respuesta deseada, pues si el reforzador se demora la conducta no será la deseada. Cheng, 1965; Lattal y Metzger, 1994; Perin, 1943 (citados en Martin y Pear, 2008) indican que “en muchas especies animales no es probable que un reforzador tenga efecto directo sobre la conducta si es precedido por un intervalo superior a 30 segundos” (pp. 41, 42)

Martin y Pear (2008) indican que cuando se necesita que la conducta deseada ocurra antes de la aplicación del reforzador este se nombra como contingente a la conducta, en cambio sí es presentado en un momento determinado el reforzador no es contingente. Un reforzador no contingente incrementaría la conducta o comportamiento contrarios a los que se desean, pues estos reforzadores podrían activarse justo después de una conducta no deseada. Martin y Pear (2008) ejemplifican esta conducta de la siguiente manera: Supongamos que una madre sin saber que, “el pequeño Johnny estaba pintando las paredes del dormitorio con un lápiz justo en el momento en que la madre le dice: Johnny, vamos a comprar helado. Esta contingencia accidental podría fortalecer la tendencia de Johnny a garabatear las paredes” (p. 44).

Los reforzadores que se han mencionado manifiestan ciertos factores que influyen en la efectividad del reforzamiento positivo mientras que se aplica un programa. Martin y Pear (2008) plantean la siguiente cuestión: ¿qué ocurre con la conducta cuando acaba la intervención y la persona vuelve a su entorno cotidiano? Explicando que en la vida diaria existen reforzadores naturales que ocurren en entornos naturales, pues algunas actividades cotidianas son reforzadas deliberadamente para aumenta o mantener conductas. Por lo que después de un programa aplicado por algún profesional los reforzadores naturales puedan surgir como reforzador natural de la conducta anteriormente programada.

  • Privación. “En esta se describe como l periodo, antes de la sesión de entrenamiento, durante el que el individuo no experimentó el reforzador” (Martin y Pear, 2008, p.39).
  • Saciedad. “Hace referencia a la condición en que la persona ha experimentado el reforzador hasta un punto en que ya no es reforzante” (Martin y Pear, 2008, p.39).
  • Operaciones motivacionales. Se les nombra a las “situaciones o condiciones, como la privación y la saciedad, que: alteran temporalmente la efectividad de un reforzador, y alteran la frecuencia de la conducta reforzada se denominan” Martin y Pear, 2008, p.39).

También mencionan que las instrucciones facilitan el cambio de conducta de diferentes maneras: Aceleran el proceso de aprendizaje. Las instrucciones influyen en el individuo para trabajar en un para que este trabajara por un reforzador demorado. Si se añaden instrucciones en programas de reforzamiento estos pueden ayudar a enseñar

Kazdin (1994, citado en Ruiz, Díaz y Villalobos (2012) menciona que existen ciertas características que se deben cumplir durante un proceso de extinción: El proceso debe ser gradual Estallido de extinción. Al comienzo del programa de extinción “la ausencia del reforzamiento de una conducta suele conducir a un incremento significativo de su intensidad o frecuencia” (p. 171) Recuperación espontanea. Una vez que la conducta reduce por la ausencia del reforzador, la conducta puede aparecer nuevamente o incrementarse.

  • Castigo positivo. Ruiz, Díaz y Villalobos (2012) explican que este se da cuando existe una reducción en la frecuencia de una conducta después del estímulo aversivo. Esto da como resultado en dos tipos de estímulos negativos:
  • Estímulo aversivo primario o incondicionado. Este se refiere al dolor físico, ruidos fuertes, la administración de productos que provocan reacciones físicas desagradables.
  • Estímulos aversivos secundarios o condicionados. Este se refiere a la asociación con otros estímulos aversivos como los gestos o insultos verbales, que dan como resultado vergüenza o malestar.

  • Reforzamiento continuo. Aquí se aplica un reforzador siempre que se realice la conducta objetivo. Es aplicado cuando la respuesta de una conducta es débil o inestable en la conducta de un individuo y se requiere incrementarla
  • Reforzamiento intermitente. Aquí se aplica un reforzador de manera contingente a la respuesta en una conducta, pero no en todas las ocasiones que se aplique. Este reforzamiento se puede aplicar en dos programas:

Ruiz, Díaz y Villalobos (2012) explican que el reforzamiento son las reglas que fomentan, incrementan y mantienen una conducta, una vez que el reforzador modifico una conducta, de las cuales existen dos tipos.

  • Programa de razón. Ruiz, Díaz y Villalobos (2012) indican que no siempre es conveniente reforzar la conducta deseada de manera constante, solo cuando el individuo ya la ha realizado de manera frecuente. Esta acción es nombrada programa de razón y puede ser fijo o variable
  • Programa de razón fija. Aquí “el reforzador se obtiene de forma contingente a la realización de la conducta el número de veces previamente estipulado” (p. 162)
  • Programa de razón variable. Aquí se necesita que existan cierta cantidad de respuestas antes de la aplicación del reforzador, en base a la cantidad de ellas puede variar entre reforzadores.
  • Programa de intervalo. Ruiz, Díaz y Villalobos (2012) indican que en ocasiones es mejor aplicar el reforzador en intervalos temporales.

Desde el punto de vista del condicionamiento operante, el castigo hace referencia a la reducción futura de una conducta donde se presenta un estímulo aversivo o el retiro de un estímulo positivo. Los castigos están presentes en la vida cotidiana, como un regulador de normas a manera de sanciones (Ruiz, Díaz y Villalobos, 2012)

  • Castigo negativo. Ruiz, Díaz y Villalobos (2012) lo explican como la retirada de estímulos positivos dando como resultado: el Tiempo-fuera de reforzamiento y el coste de respuestas
  • Tiempo fuera de reforzamiento. Este es usado principalmente en niños y es utilizado después de una conducta inadecuada que se quiere reducir o eliminar, negando el acceso a reforzadores. Spiegler y Guevremont (2010, citado en Spiegler y Guevremont, 2010) señalan que para que el tiempo fuera sea efectivo se deben cumplir las siguientes condiciones:
Explicar las razones del castigo La duración debe ser breve. El individuo no debe estar rodeado de distracciones ni otros reforzadores Debe cumplir el tiempo establecido. El castigo termina siempre y cuando el niño tenga un comportamiento adecuado Este no debe ser aplicado como método de escape de una situación que le resulte desagradable o incomoda al niño

Según Ruiz, Díaz y Villalobos (2012) “consiste en dejar de reforzar una conducta previamente reforzada” (p. 170), para que la extinción funcione es necesario identificar los reforzadores que mantienen la conducta en el individuo, lo que puede resultar en algo complicado, pues pueden existir múltiples reforzadores, lo que implicaría que las personas que suministrar estos tengan que dejar de hacerlo.

La eficacia de la extinción aumenta cuando el reforzamiento positivo es combinado con conductas alternativas adecuadas dando como resultado de esta combinación las siguientes razones:

  • Se deben identificar los reforzadores que mantienen la conducta para que, de manera gradual la conducta alternativa tenga efecto.
  • Puede haber efectos negativos menores en la aplicación de la conducta alternativa si esta sustituye de manera correcta a la conducta problema.
  • “La extinción reduce la emisión de la conducta problema, pero no permite reemplazarla puesto que no interviene en la instauración o incremento de conductas alternativas” (p. 172)

Referencias Ferro T, María J.. (2005). Tecnicas de modificación conductual aplicables en la Clínica Odontologica.. Acta Odontológica Venezolana, 43(2), 205-209. Recuperado en 01 de septiembre de 2024, de http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0001-63652005000200018&lng=es&tlng=es. García, J. (s.f.)Reforzamiento positivo. Modificación del comportamiento. [Módulo en línea] Universidad Virtual del estado de Guanajuato. https://avalicmod19c.uveg.edu.mx/mod/scorm/player.php?a=4983&currentorg=MC_U2_L4_ORG&scoid=10708 Martin, Garry y Pear, Joseph (2008) Modificación De Conducta Qué Es Y Cómo Aplicarla (Octava Edición) Pearson Educación, S.A. Madrid, ISBN: 9788483223802. https://conductitlan.org.mx/06_psicologiaclinica/PISCOLOGIA%20CLINICA/RECURSOS/modificacion%20de%20conducta%20que%20es%20y%20como%20aplicarla.pdf Ruiz Fernández, Ma Ángeles, Díaz García, Marta Isabel y Villalobos Crespo, Arabella (2012). Manual de Técnicas de Intervención Cognitivo Conductuales. Desclée De Brouwer, S.A., Henao, 6 - 48009 Bilbao. https://capacpsico.com.mx/wp-content/uploads/2021/06/Manual-de-t%C3%A9cnicas-de-intervenci%C3%B3n-cognitiva-conductuales.pdf