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Grado de formalidad

Normas para una adecuada redacción

Principios básicos de redacción

Copiar / pegar

Uso de emojis

Recordemos que los participantes en un curso en línea pueden acceder a sus mensajes en una multitud de dispositivos diferentes:

desde una pequeña pantalla de teléfono móvil hasta una gran pantalla de computadora.

Interacción escrita

Uso de emojis

El uso de emojis y emoticonos es una estrategia interesante a la cual el tutor puede recurrir. Sampietro (2019, 2) los define de la siguiente manera: “los emojis son pequeños pictogramas en color que se añaden a los mensajes electrónicos, como por ejemplo 😀. Se suelen considerar una versión más moderna de los emoticonos ASCII, secuencias de signos de puntuación que representan expresiones faciales, como :-)”. El uso de este recurso, permite transmitir ciertas emociones (felicidad, tristeza, incomprensión, etc.) de manera rápida e informal y recuperar en cierta forma la comunicación visual que se pierde en el medio escrito. En ese sentido, Churches (2014, 5) explica que esas “representaciones pictóricas metacomunicativas de la expresión facial” están hoy en día tan generalizadas que reaccionamos a ellos de la misma manera que lo haríamos con un rostro humano que tuviera esa expresión. En efecto, según este investigador, la reacción en la corteza occipitotemporal del cerebro es la misma al ver esta representación :-) que al ver “una amplia sonrisa en la fisonomía” (2014, 11). Este recurso se utiliza principalmente en los chats, en los correos electrónicos, en los servicios de mensajes cortos (SMS) y en el sistema de mensajería multimedia (MMS).

Grado de formalidad

Una buena estrategia es definir el grado de formalidad con la que nos comunicaremos con los participantes en un curso en línea. ¿El tutor va a tutear a los participantes? ¿Los participantes tutearán al tutor o le hablarán de usted? ¿Se referirán a él o ella por su grado académico? Obviamente, esa decisión no depende únicamente del tutor, de su estilo personal de enseñanza, sino del contexto educativo en el que se lleva a cabo el curso: la cultura del país o región, la institución, la sociedad y los mismos estudiantes son los que definen el grado de formalidad e el continuo formal-informal. Como lo señala Betti (2013, 69), “el discente necesita saber no solamente qué decir en un momento determinado, sino cómo decirlo, y necesita saber cómo comportarse comunicativamente en una determinada situación”.

Normas para una adecuada redacción

a. Ortografía, sintaxis y gramática: es muy importante tener un perfecto dominio, ya que un mensaje con errores ortográficos o gramaticales puede ser interpretado como descuido o negligencia. Por ello, no olvides estas sencillas estrategias: • usa las herramientas de corrección ortográfica • configura tu correo electrónico para poder cancelar el envío durante unos segundos. • evita redactar textos largos si estás cansado o cansada. • lee tu texto varias veces antes de enviarlo. b. Puntuación: usa correctamente los signos de puntuación ya que estos estructuran el texto, ordenan las ideas y delimitan las frases y los párrafos del mensaje y, por ende, ayudan a forjar un mensaje más comprensible. c. Presentación: aunque en la mayoría de las ocasiones, el software que utilizamos ya está configurado para una presentación estandarizada, se sugiere tomar en cuenta los elementos siguientes: • los márgenes, • el uso de párrafos, • el interlineado, • la elección del tipo de letra, • el tamaño de la letra.

Copiar / pegar

Es importante que en las interacciones escritas el tutor evite recurrir al “copiar/pegar”, particularmente en mensajes escritos individuales y personalizados como la retroalimentación a un trabajo. Los estudiantes suelen detectar este tipo de mensajes copiados y esto puede ser un factor importante de desmotivación.

Principios básicos de redacción

Una buena estrategia para la interacción escrita es tomar en cuenta los principios básicos de redacción. Se trata de reunir cuatro características: claridad, sencillez, concisión, cortesía y riqueza de vocabulario. De esa forma, el tutor debe procurar que sus mensajes escritos:

  • sean fáciles de comprender y no se presten a confusiones ni interpretaciones y no dejen lugar a dudas.
  • sean sencillos y se utilice un lenguaje usual para el receptor del mensaje.
  • sean breves, precisos y directos, evitando lo innecesario.
  • transmitan respeto y atención al receptor del escrito.
  • recurran a una variedad léxica significativa.