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ACOMPAÑAMIENTO VOCACIONAL

hermanas del buen samaritano

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Disciernes tu camino vocacional

Más que una decisión, el discernimiento es una actitud espiritual. Supone que eliges hacer lo que Dios quiera de ti, es decir, cumplir la voluntad de Dios, según el ejemplo de Jesús y bajo la guía de la gracia del Espíritu Santo.

No es fácil adoptar esta actitud. Hacerlo, supone un cuestionamiento de tus criterios actuales, y de los que el mundo utiliza en sus decisiones. Por eso esta parte reviste una gran importancia.Es un momento para intensificar la relación con tu orientador vocacional, con tu dirección espiritual, pero aún más tu relación con Dios y con Jesús a través de la oración. Daremos cuatro pasos En el primero se aclara en qué consiste el discernimiento, y se te invita a preguntarte sobre los criterios en tus actitudes de la vida ordinaria. ¿Por qué tomas tales o cuales decisiones?En un segundo paso aplicamos esos criterios a tu situación vocacional. Intentamos profundizar ya no sólo en tu madurez humana, sino en tu madurez cristiana y vocacional. ¿Estás en el momento adecuado para una decisión vocacional?

El tercer paso se refiere a los medios para el discernimiento vocacional. Los hemos clasificado en dos: recursos espirituales y recursos humanos. Los más definitivos son los primeros, pero no puede faltar la base de los segundos. Después se insiste en el valor del "coraje" o ánimo para emprender un camino como el de la misión cristiana. ¿Tienes el impulso necesario, a la vez afectivo y espiritual, para esta decisión? En el cuarto y último paso tocamos el tema de los criterios de discernimiento. En el ejercicio te ofrecemos una serie de criterios más objetivos para el discernimiento de tu vocación específica. Se intenta que desde esos criterios, bien conversados con tu orientador, tengas más claridad y serenidad en tu decisión. ¿Tu propia conducta recomienda que hagas esta opción?

Por último, te hacemos una propuesta final. En ella intentamos, recurriendo a la experiencia de los santos, invitarte a tomar una determinación espiritual. Este epílogo te recuerda que el centro del proceso vocacional es siempre la vida del espíritu y la docilidad ante los planes de Dios

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¿Qué es discernir?

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Transformarse, para que puedan descubrir lo que agrada al señor (Rm 12,2)

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Intentas vivir como discípula imitando a Cristo.

Ejercicio: el examen de tus actitudes

CEn el ejercicio anterior centramos nuestra atención en los valores. Pero ahora nos queremos fijar en las actitudes. No basta con que elijas un camino vocacional específico. El llamado de Dios implica toda tu persona, y por ello debe hacerse presente en tus actitudes más cotidianas, las que tienes en tu familia, en tu trabajo, en la relación con los demás y en tu soledad. Esto es lo primero que te critican los demás cuando quieres optar por la vocación, suelen decir más o menos así: quiere ser religiosa, pero no reza, no se pone al servicio, no trabaja, no asiste a Misa... Cuando las personas te señalan estas incoherencias. ..Tienen toda la razón. Tus actitudes ordinarias se convierten así en un ámbito privilegiado de discernimiento. Te propongo a continuación una serie de preguntas que te pueden ayudar a examinar tus actitudes. No la examinas sólo para descubrir errores; también lo haces para potenciar lo que ya es positivo, pero puede ser aún mejor:

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¿Hay indicadores de que he crecido en la madurez del conocimiento de Cristo y de mi relación personal con él, especialmente a través de la participación en los sacramentos?• ¿Qué actitudes muestran que he interiorizado y vivo mi fe cristiana en la comunidad, participando en la Iglesia, en la Parroquia, en el apostolado? • ¿Qué actitudes muestran mi empeño por trabajar en este proceso de discernimiento espiritual y vocacional, a través del cual voy interpretando, orientando y purificando mi proyecto de vida para una vocación específica? • ¿Cómo se manifiesta que he descubierto y asumido las razones verdaderas y maduras que fundamentan mi opción vocacional? • ¿Qué actitudes expresan mi capacidad de sociabilidad y de adaptabilidad que es necesaria para la vida comunitaria? • ¿Qué comportamientos se pueden señalar como indicadores de la interiorización de los valores espirituales que facilitan la contemplación en la acción? • ¿Ya tengo actitudes y actividades que me recomiendan para la realización del carisma apostólico de la comunidad que estoy considerando la posibilidad de ingresar? El discernimiento implica cierta dosis de valentía, de modo que por amor a ti misma y a los demás, puedas cerrar unas puertas y abrir otras. ¡Ánimo!

• ¿Cuáles son las características que definen mi imagen de mí mismo (a)? ¿He ido reconociendo y aceptando mi identidad personal, con sus valores y sus limitaciones? • ¿Satisfago de una manera adecuada mi necesidad vital de amar y ser amado? Actitudes que indican la necesidad de ser para otros y de realizarte en una relación de interdependencia. • ¿Cómo se manifiesta hasta qué punto he interiorizado y vivo lo que implica ser persona en actitud de servicio y con un objetivo concreto que intento alcanzar una vez que me lo he propuesto? ¿Cómo se expresa que hago un manejo adecuado de mis conocimientos, habilidades y aptitudes básicas, para que luego pueda asimilar el proceso de formación, según la vocación a la que Dios me llame?¿En qué comportamientos se nota que mi encuentro vivo con Cristo ha suscitado un cambio en mi estilo de vida y me lleva aun compromiso personal con él, en los principios, valores y actitudes cristianas?

Como puedes apreciar, el discernimiento implica un nuevo modo de vivir, que se puede llamar evangélico o fraterno. Existe cuando has dejado de buscarte a ti mismo y pones en el centro de tus motivaciones a Dios y a los demás. El discernimiento es una forma excelente de amar. Sin vivir de esta manera la fe es muy difícil que te plantees un camino vocacional, porque todas las vocaciones son un signo del amor de Dios en medio del mundo. Elegir un camino vocacional supone siempre optar por el amor fraterno ofreciendo tu vida en beneficio de los demás, a ejemplo de Cristo que no vino a ser servido, sino a servir ya dar su vida en rescate por todos (Mt 20, 28).

La postura opuesta al discernimiento es la del mero cumplimiento. La persona que sólo cumple, se limita a dar los mínimos. Se puede cumplir sin amar. Pero quien discierne la voluntad de Dios en cada momento, ya se ha decidido a amar. Por ejemplo: puede ser que yo tenga derecho a gastar mi tiempo libre en lo que quiera, pero si mi hermano que sufre está necesitado de compañía, el amor de Cristo me lleva a regalarle mi tiempo libre. No se trata, pues, de hacer sólo lo bueno, sino de poner por obra lo mejor. No sólo eres justo; vives polarizado por la caridad de Cristo: Ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí (Gal 2, 20). Intentas vivir como discípulo imitando a Cristo.

Cuando en el Nuevo Testamento se describe la acción de discernir, no se remite a los creyentes a una autoridad, ni a una norma, sino a su propia conciencia. Cada uno tiene la obligación de discernir qué es lo que agrada al Señor en cada momento de su existencia. El hombre adulto en la fe debe tener esta capacidad. La ayuda que te brindan las normas, la autoridad, tu orientador, nunca sustituye tu libertad y tu capacidad de juzgar. Eres tú quien toma las decisiones

El discernimiento de la fe tiene por objeto toda la conducta del hombre, porque se trata de mirarlo todo con lo ojos de la fe.

El término discernir significa cribar, seleccionar, distinguir. Desde el punto de vista cristiano se puede decir que es una acción a la vez humana y espiritual. Es verdad que el discernimiento se debe hacer a la luz del Espíritu Santo, pero a la vez cuenta con las capacidades humanas, personales y comunitarias, que se ponen en juego a la hora de tomar decisiones.

El discernimiento es necesario en todas las etapas de la vida, porque es discípulo quien camina atento para descubrir la voluntad de Dios en su vida. Así fue definido por el mismo Jesús: el que escucha la Palabra y la pone en práctica.

Se trata de un saber de tipo práctico. No es tan importante que conozcas lo que debes hacer, sino que cultives unas convicciones y unos sentimientos semejantes a los de Cristo para que en circunstancias distintas reacciones como él reaccionaría, según la voluntad de Dios. Si verdaderamente has conocido el amor de Cristo, te sentirás inclinada, como seducida, para actuar en cada momento guiada por el amor fraterno, venciendo tu amor propio. Lo explica muy bien san Pablo: todo es lícito, mas no todo es conveniente (ICor 6, 12).

Ahora bien, si tienes que juzgar por ti misma, con tu propio criterio, necesitas contrastarlo con otros para estar segura de que no te engañas a ti misma; debes conocer también las normas que la Iglesia con su autoridad va dando, para estar cierto de que tu criterio es cristiano. Tu conciencia es la norma de comportamiento, pero debes formar paulatinamente tu conciencia. Hay que encontrar a Dios como misterio presente en toda la realidad, y consecuentemente, actuar según esa presencia de Dios