04 DICIEMBRE 2024- Oraciones de la mañana HHCC
Hijas de la Caridad
Created on July 31, 2024
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Oraciones de la mañana
2024-2025
Educación Vicenciana
2ª semana
3ª SEMANA
1ª SEMANA
Canciones del mes
5ª SEMANA
4ª SEMANA
1
2
3
3
Evangelio de cada día
diciembre
¡Empezamos siempre: "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo"
¡Prepárate para Navidad!
INTRODUCCIÓN ADVIENTO Te invitamos a tomarte el tiempo de Adviento como un momento para dejarse encontrar por Dios. Sí, es verdad, el Adviento es un camino… pero en el que sabemos que Dios ya ha dado el primer paso y que correrá a nuestro encuentro en cuanto nosotros nos abramos a su presencia. Dios está presente siempre, en cada momento de nuestra vida. Pero no siempre estamos lo suficientemente “conectados” con él para escucharlo. Las prisas, los agobios, los miles de anuncios y ofertas, las deslumbrantes luces de este tiempo, nos aturden y nos restan capacidad para entrar en nuestro interior y prepararnos a vivir el Adviento y la Navidad desde el interior, desde lo profundo del corazón para acoger la encarnación de Dios. Ante la complejidad del momento que vivimos y ante la superficialidad que acompaña a la dinámica consumista de este momento, os proponemos vivir este tiempo de Adviento en clave de INTERIORIDAD y vivir este tiempo de esperanza con apertura y confianza. Sólo desde la profundidad de nuestro corazón podemos dejarnos sorprender por Dios que viene a transformar nuestro mundo. El Papa Francisco nos invita a vivirlo desde el corazón. “En este tiempo de Adviento estamos llamados a alargar el horizonte de nuestro corazón, a dejarnos sorprender por la vida que se presenta cada día con sus novedades”. Deseamos que estas oraciones ayuden a nuestras comunidades educativas a vivir este tiempo con el verdadero sentido de la Navidad, desde el ENCUENTRO, la ALEGRÍA, la ESPERANZA y la PAZ. Cada semana podemos encender o proyectar la vela de la corona de cada domingo de Adviento: https://preparatecatequista.wordpress.com/2013/12/05/corona-de-adviento-interactiva-powerpoint/ https://velas.catedraldesantiago.es/es/enciende-una-vela
VILLANCICO
Oraciones de la mañana
2024-2025
diciembre
¡Empezamos siempre: "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo"
3ª SEMANA
4ª SEMANA
PRIMARIA
INFANTIL
PRIMARIA
SECUNDARIA
SECUNDARIA
INFANTIL
INFANTIL
PRIMARIA
SECUNDARIA
Educación Vicenciana
1ª SEMANA
2ª semana
5ª SEMANA
Martes
Miércoles
3 de diciembre
4 de diciembre
6 de mayo
2 de diciembre
Lunes
Jueves
PRIMARIA
INFANTIL
SECUNDARIA
Viernes
5 de diciembre
6 de diciembre
Canciones
“Manteneros de pie ante el Hijo del hombre” (Lc 21,36) Ambientación: En silencio,bien sentados y preparando nuestros corazones para hacer oración, nos ponemos en presencia de Dios. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Desarrollo de la propuesta Estamos preparando la llegada de Jesús, estamos en Adviento que es un tiempo de espera. ¡Preparemos una cuna para Jesús! Cuando vuestros papás se enteraron que ibais a nacer, seguro que se pusieron muy contentos y estuvieron ocupándose de preparar vuestra llegada; la cuna, el cochecito, los biberones… todo. Reflexión: Jesús va a nacer muy pronto y tenemos que preparar su llegada. Pensad: ¿Cómo podríamos preparar nuestros corazones para la llegada de Jesús ? ¿Qué no podría faltar? Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Manteneros en pie ante el Hijo del hombre”. (Lc 21,36) Comenzamos este ratito de oración, unos minutos muy especiales para poder hablar con Jesús. Nos preparamos haciendo silencio dentro y fuera, cuidando nuestra postura y nuestra respiración, y abrimos el corazón para recibir el mensaje que hoy Jesús tiene para nosotros. ¡Atentos! En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Palabra, idea, frase Expresa lo que ves en la imagen con una palabra, una idea, una frase Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Manteneros en pie ante el Hijo del hombre”. (Lc 21,36) En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Hoy te presentamos esta imagen ingenua de María como una mujer de cualquier tiempo y lugar que vive a la espera de la llegada de su hijo. A través de las preguntas podremos conectar con el significado profundo de la espera y de la confianza en Dios, representadas en la figura de la Virgen María en Adviento a la espera como una mujer más.. 1. Al mirar a la Virgen embarazada, esperando a Jesús, ¿qué sentimientos te inspira? ¿Cómo crees que María vivió este tiempo de espera y preparación? Piensa en cómo María pudo haber sentido esperanza, alegría y también confianza en Dios mientras esperaba a su hijo. 2. María llevó a Jesús en su interior antes de que naciera. En este tiempo de Adviento, ¿qué valores o actitudes podrías “llevar en tu interior” y preparar para la Navidad, inspirándote en la espera de María? Reflexiona en alto sobre valores como la paz, la paciencia, la generosidad y cómo podrías desarrollarlos en este tiempo de espera, como lo hace María de Nazareth. 3. María confió plenamente en Dios para el futuro de su hijo. ¿Qué cosas en tu vida te gustaría poner en manos de Dios, confiando en que Él también te cuida y te guía? Piensa en situaciones o preocupaciones que puedes entregar a Dios en este tiempo de Adviento, como lo hizo Ella. 4. María esperó a Jesús con amor y esperanza. ¿Cómo puedes llenar de amor y esperanza a quienes te rodean en este tiempo de Adviento, especialmente a quienes más lo necesitan? Reflexiona sobre actos concretos de bondad o apoyo que podrías ofrecer en este tiempo especial. Tenemos especialmente presentes a todos aquellos que sufren carencias y cualquier tipo de fragilidad o desconsuelo, ponemos nuestra mirada solidaria y nuestro recuerdo en las víctimas de la reciente DANA. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero” (Jn. 20, 21) “Manteneros en pie ante el Hijo del hombre”. (Lc 21,36) Hacemos silencio, nos sentamos cómodamente, respiramos profundamente y nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. En este tiempo de Adviento y cuando la Navidad está a punto de llegar, a nuestro alrededor todo cambia: en las calles hay luces de mil colores, se escuchan villancicos por todas partes, llenamos las cestas de buena comida y regalos… En casa también hay cambios. Ponemos luces en el balcón, adornamos las paredes, encendemos velas, colocamos un árbol de Navidad en un lugar bien destacado, montamos el belén… Pero el Adviento también supone un tiempo de cambio interno en las personas. El nacimiento de Jesús, nos hace sentir más humanos, más tiernos, menos estresados, más vulnerables, nos vienen ganas de compartir, de celebrar en familia, nos mandamos postales, correos electrónicos y llamadas deseándonos felicidad. También hay un momento más íntimo en el que pensamos un poco en nosotros mismos. Pensamos en las cosas que hemos hecho bien, en las cosas dichas y hechas de forma poco afortunada y de esta reflexión surgen propuestas de cambio. Escuchamos la canción: Reflexionamos juntos: ¿Cómo hacer realidad el Adviento en nuestra vida? ¿Qué cosas necesito cambiar para preparar mi corazón para la llegada de Jesús? Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Manteneros en pie ante el Hijo del hombre”. (Lc 21,36) Nos sentamos correctamente en la silla, con la espalda recta, pero relajada, los pies apoyados en el suelo y las manos sobre las rodillas. Cerramos los ojos y respiramos profundamente tres veces, tomando el aire por la nariz y expulsándolo lentamente por la boca. Hacemos silencio y abrimos los oídos y el corazón a lo que Dios nos dice hoy a través de esta canción. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Esta canción nos habla del regreso de Jesús y de cómo todos lo verán en su gloria. Es importante estar atentos y preparados para cuando esto ocurra.
- ¿Cómo crees que será el momento en que “todos veamos a Jesús”?
- ¿Qué cambios harías en tu vida si supieras que vas a ver a Jesús muy pronto?
“Manteneros de pie ante el Hijo del hombre” (Lc 21,36) Introducción: Bien sentados, en silencio y preparando nuestros corazones para hacer oración, nos ponemos en presencia de Dios. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Desarrollo de la propuesta: Escuchamos esta canción que nos da muchas pistas de cómo podemos ir preparando la llegada de Jesús. Reflexión: ¿Qué cosas habéis escuchado que nos ayudan a preparar la llegada de Jeśus? Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Manteneros de pie ante el Hijo del hombre” (Lc 21,36) Introducción: Hay momentos en los que las cosas las vemos mal, todo va a peor, lo notamos porque estamos más cansados, más tristes, preocupados…, escuchamos historias de alrededor que nos disgustan. Pero no debemos perder la fe y la esperanza de que todo irá a mejor pues siempre debemos confiar. Es tiempo de Adviento, preparemos nuestros corazones para la llegada de Jesús. Nos ponemos en presencia de Dios y escuchamos su palabra: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Evangelio Lc 21, 25-28. 34-36 (Adaptado a los niños) Permaneced vigilantes,orando en todo tiempo para que podáis escapar de todo lo que está por suceder y para que podáis manteneros de pie ante del Hijo del hombre». Palabra de Dios En este vídeo vemos cómo a veces nos ocurren cosas que son difíciles y nos asustan, como le ocurrió a María, pero cómo se pueden superar si confiamos y tenemos fe en Dios nuestro Padre. Reflexión: ¿Dónde está María cuando viene el Ángel? ¿Cómo reacciona a lo que le propone? ¿Buscó ser la madre de Jesús? ¿Cómo obró San José? ¿Le ayudó? A vosotros, cuando os pasa algo que os preocupa y que os pone tristes, ¿cómo reaccionáis? ¿Creéis que se va a solucionar?¿Pedís ayuda? ¿A quién? Cierre-conclusión - Acción de gracias ¡Gracias Jesús, por tenerte siempre a mi lado! Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Manteneros en pie ante el Hijo del hombre”. (Lc 21,36) Ambientación: Vamos a escuchar como cada lunes, el evangelio de ayer. Un evangelio de Lucas que nos enseña mucho. Estemos atentos a la palabra de Jesús. Nos hacemos conscientes de nuestra respiración, mantenemos una postura relajada pero con la espalda recta y los pies apoyados en el suelo. ….nos ponemos en presencia de Dios y escuchamos su palabra: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Del Evangelio según Lucas 21, 25-28.34-36 Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre. Palabra de Dios Para reflexionar: Vamos a tratar de conectar el texto con nuestra vida diaria y pensar cómo podemos estar atentos y preparados. Para ello reflexionamos las siguientes preguntas y después podemos compartirlas en voz alta.
- ¿Qué cosas crees que pueden hacernos sentir miedo o preocupación en la vida?
- En el evangelio, Jesús nos dice que, aunque veamos las cosas difíciles, debemos levantar la cabeza. ¿Qué crees que significa “levantar la cabeza” en esos momentos?
- Jesús nos invita a estar preparados y atentos. ¿Qué cosas crees que nos pueden distraer o alejar de hacer lo que es correcto?
- ¿Cómo podrías tú estar más atento a las cosas importantes que Dios quiere para ti y tus amigos?
“Manteneros en pie ante el Hijo del hombre”. (Lc 21,36) Como cada lunes, al comenzar la semana, traemos a nuestra oración de la mañana el Evangelio de ayer, Primer domingo de Adviento. Siempre que nos dispongamos a escuchar es importante que nos coloquemos en una postura correcta. Si hay algo, delante de ti, que crees que te puede distraer, quítalo. Intentamos hacer silencio interior, intentamos sacar de nuestra mente aquello que nos puede distraer y una vez preparados… escuchamos… En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. “El Adviento es un tiempo de gracia para quitarnos las máscaras - que cada uno tiene- y ponernos en fila con los humildes; para liberarnos de la presunción de creernos autosuficientes, para ir a confesar nuestros pecados, aquellos escondidos, y recibir el perdón de Dios, para pedir perdón a los que hemos ofendido. Así comienza una nueva vida” Y para iniciar una nueva vida, el camino es uno solo, el de la “humildad”: Purificarnos del sentido de superioridad, del formalismo y de la hipocresía, para ver en los demás a los hermanos y las hermanas, pecadores como nosotros, y en Jesús ver al Salvador que viene por nosotros, tal como somos, con nuestras pobrezas, miserias y defectos, sobre todo con nuestra necesidad de ser levantados, perdonados y salvados. Con Jesús siempre hay una oportunidad de volver a empezar. Nunca es demasiado tarde, existe siempre la posibilidad de recomenzar. Él está cerca de nosotros y este es un tiempo de conversión. Él nos espera y no se cansa jamás de nosotros. Escuchemos la llamada a volver a Dios y no dejemos pasar este Adviento como los días del calendario porque este es un tiempo de gracia, de gracia también para nosotros, aquí y ahora. Lectura del santo Evangelio según san Lucas. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre». Palabra de Dios REFLEXIÓN: Jesús dice que, en medio del caos, debemos "alzar la cabeza". ¿Qué actitudes o acciones podemos practicar durante el Adviento para mantener la esperanza, incluso cuando hay dificultades a nuestro alrededor? Reflexiona en silencio sobre cómo podemos fortalecer nuestra fe y esperanza, y cómo ayudar a los demás a encontrar consuelo en tiempos difíciles. Recorre en silencio con tu imaginación y descubre el rostro de todas aquellas personas que sufren hoy cerca o lejos de ti y que necesitan una palabra de esperanza. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Manteneros de pie ante el Hijo del hombre” (Lc 21,36) Introducción: Bien sentados, en silencio, cerramos los ojos, respiramos profundamente y preparando nuestros corazones para hacer oración, nos ponemos en presencia de Dios. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Desarrollo de la propuesta: Escuchamos un cuento de Adviento: Reflexión: Comentamos el cuento. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Manteneros en pie ante el Hijo del hombre”. (Lc 21,36) Comenzamos este ratito de oración, pero antes hacemos silencio dentro y fuera, respiramos profundamente tres veces para relajarnos y nos preparamos para escuchar a Jesús. ¿Estás listo? Abre tu corazón… En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. La oración de hoy quiere ser la oportunidad para dar gracias por todas las madres en nuestras vidas. Ellas son un regalo, como lo fue la Virgen María, quien aceptó con amor y valentía la misión de ser la madre de Jesús. En este tiempo de Adviento, recordamos que la maternidad es una hermosa entrega y un acto de amor que refleja la bondad de Dios. El regalo más grande Comparte algo por lo que estés agradecido a tu madre. Entre todos podemos componer una oración de agradecimiento. En este tiempo de Adviento, mientras nos preparamos para la llegada de Jesús, recordemos que la maternidad es una forma de reflejar el amor de Dios en el mundo. Así como María dijo “sí” a su misión, también podemos decir “sí” a ser agradecidos y a cuidar de quienes nos rodean. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Manteneros en pie ante el Hijo del hombre”. (Lc 21,36) Hacemos silencio, nos sentamos cómodamente, respiramos profundamente y nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. La Familia Vicenciana comprende muchos grupos de cristianos que siguiendo los pasos de San Vicente de Paúl, quieren continuar la misión de Cristo anunciando a los pobres la Buena Nueva del amor de Dios. Algunos de estos cristianos se han dado a Dios en comunidades de sacerdotes, religiosos y religiosas, como la Compañía de las Hijas de la Caridad, mientras que otros permanecen laicos en el mundo. Hoy vamos a conocer a la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP) La Sociedad de San Vicente de Paúl es una ONG internacional de laicos católicos que buscan el crecimiento personal y espiritual a través del servicio a quienes más lo necesitan. Reflexionamos juntos: Los socios y voluntarios de la Asociación de San Vicente de Paúl creen firmemente que podemos crear un mundo mejor y socialmente más justo, trabajando en cercanía con las personas más vulnerables y defendiendo la justicia social con firmeza. ¿Tú crees que esto es posible? ¿Qué podemos hacer para que el mundo sea más justo, para que todos tengamos las mismas oportunidades, para que todos nos sintamos queridos y nadie se sienta marginado? Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
Martes
10 de diciembre
Viernes
Jueves
Miércoles
Lunes
9 de diciembre
Oraciones de la mañana
2024-2025
Educación Vicenciana
2ª semana
3ª SEMANA
1ª SEMANA
4ª SEMANA
5ª SEMANA
INFANTIL
SECUNDARIA
SECUNDARIA
INFANTIL
SECUNDARIA
SECUNDARIA
SECUNDARIA
INFANTIL
PRIMARIA
PRIMARIA
PRIMARIA
PRIMARIA
PRIMARIA
INFANTIL
INFANTIL
11 de diciembre
12 de diciembre
13 de diciembre
diciembre
¡Empezamos siempre: "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo"
“He aquí la esclava del señor, hágase según tu palabra” (Lc 1,38) Introducción: Bien sentados, en silencio, cerramos los ojos, respiramos profundamente y preparando nuestros corazones para hacer oración, nos ponemos en presencia de Dios. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Evangelio según Lc 1, 26- 38: La anunciación de Jesús. Un fulgor inunda la estancia y la voz del arcángel Gabriel resuena con firme claridad:
- ¡Salve, llena de gracia, el Señor es contigo!
- No temas, María, has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
- ¿Cómo podrá ser esto?
- El Espíritu Santo descenderá sobre tí. Debes saber también que Isabel, tu prima, ha concebido un hijo en su vejez.
- He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra.
“He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. (Lc 1,38) Comenzamos un ratito muy especial en el que nos ponemos en presencia del Señor y escuchamos lo que tiene que decirnos hoy. Nos preparamos cuidando nuestra postura, nos sentamos derechos, con la espalda apoyada, respiramos profundo tres veces, podemos cerrar los ojos. Así, calmados y serenos, abrimos los oídos y el corazón para escuchar la lectura del Evangelio de ayer domingo. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Del Evangelio según san Lucas (Lc 1, 26-38) Para reflexionar:
- ¿Cómo crees que se sintió María cuando el ángel le dio la noticia?
- ¿Qué significa para ti decir “sí” a lo que Dios te pide?
- María confió en Dios aunque no entendía todo lo que iba a pasar. ¿Hay algo en tu vida en lo que necesites tener más confianza y fe en Dios?
- ¿Qué le pedirías a Dios si viniera un ángel a hablar contigo?
“He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. (Lc 1,38) Un día más, comenzamos nuestra jornada poniéndonos en presencia del Señor. Nos serenamos; respiramos profundo, tomando el aire por la nariz y expulsándolo por la boca lentamente. Notamos como nuestros latidos disminuyen y la calma invade nuestro interior. Nos preparamos para “hablar” con nuestro Padre Dios. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Piensa y comparte Observa con atención la imagen. Después, piensa, ¿qué derecho crees que es importante para que todos los niños sean felices y estén seguros, y cómo podrías ayudar a que tus compañeros también lo tengan? Comparte con tu compañero de al lado la respuesta, expresa qué derecho consideras esencial y cómo podrías contribuir a que estos derechos se cumplan en tu entorno. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. (Lc 1,38) Siéntate recto, apoya la espalda, mantén el cuello recto, los pies apoyados en el suelo y las manos sobre las rodillas. Cierra los ojos por un momento y concéntrate en tu respiración. Inhala profundamente, y exhala muy lentamente. Hazte consciente de tu cuerpo, y de lo que sientes, desde los dedos de los pies, hasta la cabeza, despacio. Prepárate para comenzar la oración de la mañana de hoy… Nos ponemos en presencia del Señor… En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. El texto del Evangelio que nos acompaña esta semana nos relata cómo el ángel Gabriel anuncia a María que será la madre de Jesús, trayendo una luz especial al mundo. La canción que vamos a escuchar a continuación habla de la idea de que todos estamos bajo el mismo sol, compartiendo el mismo mundo y recibiendo la misma luz. En este mundo en el que todos estamos conectados, Jesús llegó para iluminar el camino y enseñar que todos somos hermanos y que estamos unidos bajo el mismo amor de Dios. Piensa en una acción concreta que puedas llevar a cabo a lo largo de esta semana para, bajo el mismo sol, ayudar a los demás como lo hizo Jesús. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. (Lc 1,38) Para comenzar la oración de hoy hagamos silencio interior y exterior. Cuidemos nuestra postura, sentándonos rectos, con la espalda y los pies bien apoyados, podemos cerrar los ojos y colocar una mano sobre el pecho para sentir los latidos de nuestro corazón. Pedimos que el Espíritu se derrame sobre nosotros y nos acompañe. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. San Vicente de Paúl creía profundamente en la importancia de llevar el amor de Cristo a los más necesitados, especialmente en tiempos de celebración como la Navidad. San Vicente solía decir que la Navidad es un tiempo de alegría y esperanza, donde recordamos el nacimiento de Jesús, quien viene a traernos salvación y amor. Él entendía que la verdadera alegría de la Navidad radica en compartir lo que tenemos y en ayudar a los demás, especialmente a los más vulnerables. En sus cartas, Vicente escribió: “La Navidad es un tiempo para dar y recibir amor, y cada uno de nosotros es llamado a ser un portador de la luz de Cristo en el mundo”. La ilusión de la Navidad no se trataba de los regalos materiales, sino de la posibilidad de cambiar vidas a través del servicio y la caridad. ¿Cómo podemos ser portadores de la luz de Jesús en esta Navidad? Oración: (podemos leer todos juntos) Señor, ayúdanos a pensar en actos de bondad, que seamos capaces de compartir con los demás y ayudar a quienes más lo necesitan haciendo que la ilusión de la Navidad brille en nuestros corazones y en los de los demás. Amén. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. (Lc 1,38) Enseguida va a comenzar nuestro ratito de oración, pero antes es importante que hagamos silencio, que cuidemos nuestra postura, que nos concentremos en lo que va a ocurrir, para estar atentos a lo que Dios tiene que decirnos hoy. Respira profundo tres veces, serénate, y comenzamos. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. La respuesta de María En una pequeña aldea, una joven llamada María recibió una visita especial. Un ángel le trajo un mensaje de Dios: “Vas a ser la madre de Jesús, el Salvador.” María, aunque asombrada y temerosa, respondió con valentía: “Aquí estoy, soy la sierva del Señor. Que se cumpla en mí tu palabra.” Su respuesta nos enseña la importancia de confiar en Dios y estar abiertos a lo que Él nos pide. Cada día, Dios nos llama a ser amables, generosos y a hacer el bien. Al igual que María, podemos decir "sí" a lo que Dios nos invita a hacer, compartiendo su amor con los demás. Oración: María, queremos parecernos a ti, queremos decir “sí” a las oportunidades de hacer el bien y confiando en que Dios siempre estará con nosotros, cuidándonos y guiándonos en cada paso. (Pueden realizar alguna petición espontánea) Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. (Lc 1,38) ¡Buenos días! Comenzamos este día con un momento de paz, calma, serenidad. ¿Para qué? Para mirarnos por dentro y poner lo que vamos a vivir en manos de Dios. Para empezar este día vamos a detener nuestros pensamientos, preocupaciones, distracciones... para mirarnos desde dentro. Para ello:
- Ponte cómodo, de tal manera que tu espalda y tus rodillas estén rectas, y que al mismo tiempo te encuentres relajado, sin tensiones.
- Cierra los ojos, intentando traer a tu mente un lugar que te transmita tranquilidad.
- Realiza tres respiraciones profundas. Date cuenta de si tienes la frente fruncida, o tus labios están tensos…. Relájalos. Afloja tus manos…
- Mantén una respiración calmada, siente que Dios te acompaña. Siente su presencia, date ese regalo de sentir a Dios, de sentirte, en este ratito, tranquilo…
“He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. (Lc 1,38) Hacemos silencio, nos sentamos cómodamente, respiramos profundamente y nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Seguimos conociendo a los distintos grupos que forman la familia vicenciana y hoy vamos a hablar de Misevi, Misioneros Seglares Vicencianos, que es una ONGD (Organización No Gubernamental para el Desarrollo) orientada hacia la promoción humana y espiritual de las personas, la lucha contra la pobreza y el compromiso activo con los contextos de exclusión social que se producen en los países donde la Asociación esté presente. Este mes en el cual celebramos el Adviento, recordaremos de forma especial a unas personas que optan en su vida por algo muy especial: los misioneros. Son personas que dejan su casa y su familia para ir a las misiones. Se trata de religiosas, religiosos, sacerdotes,…y también de seglares, parejas, familias… que van a países lejanos a anunciar el evangelio y a ayudar a los pobres, compartiendo su vida: idioma, costumbres, ritos, formas de ver la realidad… Reflexionamos juntos:
- ¿Qué puedes hacer ante la realidad de injusticia y pobreza que se vive en el mundo?
- Siéntete misionero aquí y ahora. ¿Cómo te sientes? ¿Qué necesitas cambiar en tu vida? ¿Qué dirías a...? Tus amigos… Tus padres…Tus herman@s... A los compañer@s… A los profesores… A tus vecinos….
“He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. (Lc 1,38) Hacemos silencio, nos sentamos cómodamente, respiramos profundamente y nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Estamos a medio camino del Adviento y somos llamados a ser testigos de la Luz, a dar un mensaje de esperanza y salvación para el mundo. La Palabra de Dios nos invita a vivir en alegría, pero no en una alegría comercial, pensando solo en regalos, y luces de colores. La alegría que nos trae Jesús se compadece con los demás, no tiene fondo, no es egoísta e insolidaria, no se aísla, no se aparta del sufrimiento de los demás. En este mundo tan necesitado de compasión, solidaridad, esperanza, unidad, amor y compromiso, Jesús es la luz que viene a iluminar el mundo. Pidamos en este tiempo de Adviento ser gente luminosa que anuncia la Buena Noticia, que allana el camino al Señor que está por nacer. Reflexionamos juntos:
- ¿Yo soy portador, con mi presencia, de buenas noticias?
- ¿Con mi palabra, abro caminos de amistad?
- ¿Con lo que digo hago sentir bien a los demás?
- ¿Intento mejorar la vida de las personas que tengo a mi lado y la de las personas que no están cerca de mi, pero necesitan mi ayuda?
“He aquí la esclava del señor, hágase según tu palabra” (Lc 1,38) Introducción: Nos sentamos en círculo, nos relajamos respirando profundamente y pensamos en todo lo que estamos aprendiendo durante estas semanas de Adviento. Damos gracias al Señor por todo lo que nos regala cada día y por la Salvación que nos trae con su Nacimiento.. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Desarrollo de la propuesta Escuchamos la canción del rock de la estrella; música alegre, pues nosotros estamos muy contentos pues pronto celebraremos el nacimiento de Jesús. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“He aquí la esclava del señor, hágase según tu palabra” (Lc 1,38) Introducción: ¡Buenos días! Quedan pocos días para celebrar el Nacimiento de Jesús. Bien sentados, en silencio, cerramos los ojos, respiramos profundamente y nos ponemos como cada día en presencia de Dios. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Desarrollo de la propuesta Vemos el vídeo donde unas jóvenes que han estado preparándose durante dos años en el seminario de las Hijas de la Caridad nos cuenta su experiencia antes de ser enviadas en misión siguiendo el ejemplo de san Vicente de Paúl y santa Luisa de Marillac. Dialogamos:
- ¿Qué nos ha gustado del vídeo?
- ¿Se ven contentas o tristes a las hermanas que aparecen en el vídeo?¿Por qué están así?
- ¿Es importante prepararse antes de ir a una misión?¿Por qué?
- ¿Qué podemos hacer nosotros para seguir el ejemplo de San Vicente y de Santa Luisa como lo hacen estas jóvenes?
“He aquí la esclava del señor, hágase según tu palabra” (Lc 1,38) Introducción: ¡Buenos días! Quedan pocos días para celebrar el Nacimiento de Jesús. Estamos en la segunda semana de Adviento y seguimos preparando su llegada. Bien sentados, en silencio, cerramos los ojos, respiramos profundamente y nos ponemos en presencia de Dios. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Desarrollo de la propuesta Vamos a observar atentamente la imagen que viene a continuación. Queremos preparar nuestro corazón para recibir a Jesús. Veo, pienso, me pregunto:
- ¿Qué vemos en la imagen?
- ¿Qué significa preparar el camino a Jesús?
- ¿Cómo debemos portarnos para que Jesús nazca en nosotros?
- ¿Qué cosas estamos haciendo bien para recibirlo? ¿Necesito cambiar algo?
“He aquí la esclava del señor, hágase según tu palabra” (Lc 1,38) Introducción: ¡Buenos días! ¡Seguimos preparando el camino! Bien sentados, en silencio, cerramos los ojos, respiramos profundamente y nos ponemos en presencia de Dios. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Desarrollo de la propuesta Desde el inicio del Adviento venimos hablando de la corona de Adviento. Se coloca en las Iglesias, en los coles y en muchas casas. Es un símbolo de que la luz de Jesús viene para ayudarnos a ser mejores y a vivir más felices. Escuchemos este relato que nos habla de la corona de Adviento: Comentamos el cuento:
- ¿Dónde estaban las velas?
- ¿De qué hablaban entre ellas?
- ¿Cómo se llamaban las velas?
- ¿Por qué se apagaban las velas?
- ¿Quién llegó a la habitación?
- ¿Qué dijo la cuarta vela?
- ¿Quién nos trae Esperanza?
“He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. (Lc 1,38) “El Adviento es un tiempo de gracia para ser transparentes y ponernos cerca de Dios en humildad; para liberarnos de la presunción de creernos autosuficientes, para ir a confesar nuestros pecados, aquellos escondidos, y recibir el perdón de Dios, para pedir perdón a los que hemos impedido creer... Como cada lunes, al comenzar la semana, traemos a nuestra oración de la mañana el Evangelio de ayer, segundo domingo de Adviento. Siempre que nos dispongamos a escuchar es importante que nos coloquemos en una postura correcta. Si hay algo, delante de ti, que crees que te puede distraer, quítalo, ahora toca estar presente al presente. Intentamos hacer silencio interior, intentamos sacar de nuestra mente aquello que nos puede distraer y una vez preparados… escuchamos, acogemos en este Adviento lo que Dios quiere decirnos en su Palabra. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38 En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible"». María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel se retiró. Palabra de Dios REFLEXIÓN: Cuando María dice “ Hágase en mí según tu palabra”, está confiando plenamente en Dios. ¿En qué situaciones de tu vida crees que podrías decir lo mismo, confiando en Dios incluso cuando no entiendes todo lo que va a pasar? Reflexiona sobre momentos en los que has tenido que tomar decisiones difíciles o aceptar situaciones nuevas , y cómo podrías inspirarte en la confianza de María. Guarda silencio y cuando estés preparado puedes compartir en clase si quieres. Sería muy bueno que te escucharas cuando te atreves a compartir sintiendo que tus compañeros acogen tu reflexión. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. (Lc 1,38) En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Hoy, en el Día de los Derechos Humanos, nos reunimos para reflexionar y orar sobre la dignidad y los derechos que todas las personas merecen. Este día nos recuerda que todos somos iguales ante Dios y que, como seguidores de Jesús, estamos llamados a tratar a cada persona con respeto, justicia y amor. Pedimos a Dios que nos dé un corazón generoso y valiente para defender los derechos de quienes más lo necesitan, y que nos inspire a ser constructores de paz, comprensión y respeto en nuestro entorno y en el mundo. Mira la imagen y quédate con tres de los derechos fundamentales que aparecen. Puedes decirlos en voz alta escuchándote y escuchando los de los demás. ¿Qué derechos crees que son más importantes en tu vida diaria, y cómo puedes agradecer a Dios por esos derechos y las oportunidades que tienes? Reflexiona sobre derechos como la educación, la libertad, y cómo podrías valorar más estos aspectos en tu vida diaria en el colegio. Dios nos llama a ser instrumentos de paz y justicia. ¿Cómo podrías trabajar para que quienes te rodean se sientan valorados y respetados en sus derechos, tanto en casa como en el colegio? Reflexiona sobre pequeñas acciones diarias que promuevan el respeto y la comprensión en tus relaciones con amigos, familiares y compañeros. En el Día de los Derechos Humanos, también recordamos la importancia de la igualdad. ¿Hay actitudes en tu vida que podrías cambiar para tratar a todos con la misma dignidad y respeto?. Piensa en formas en que podrías evitar prejuicios o tratar a los demás de una manera justa y respetuosa. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
Martes
17 de diciembre
Viernes
Jueves
Miércoles
Lunes
16 de diciembre
Oraciones de la mañana
2024-2025
Educación Vicenciana
2ª semana
3ª SEMANA
1ª SEMANA
4ª SEMANA
5ª SEMANA
SECUNDARIA
SECUNDARIA
INFANTIL
SECUNDARIA
PRIMARIA
PRIMARIA
INFANTIL
INFANTIL
PRIMARIA
INFANTIL
INFANTIL
PRIMARIA
SECUNDARIA
SECUNDARIA
PRIMARIA
18 de diciembre
19 de diciembre
20 de diciembre
diciembre
¡Empezamos siempre: "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo"
“Yo os bautizo con agua; pero viene [...] el que os bautizará con Espíritu Santo” (Lc 3,16 ) Introducción: Buenos días. Nos sentamos en silencio para hacer oración. Esta semana estamos muy alegres, empezamos la tercera semana de Adviento. Ayer fue el domingo de la alegría. Se llama así porque nos encontramos muy próximos al tiempo de Navidad. Ya solo queda una semana para la gran celebración y tenemos que lograr llevarnos bien entre nosotros para recibir a Jesús que viene para darnos su amor. Nos ponemos en presencia de Dios En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN Escuchamos con atención el Evangelio (adaptado) que nos habla de lo que dice Juan, el Bautista. Jesús nos bautizará con Espíritu Santo. Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo... Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio. Palabra de Dios Rezamos juntos el Padre Nuestro. Acción de gracias ¡Gracias Señor por darnos la fuerza del Espíritu Santo! Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Yo os bautizo con agua; pero viene [...] el que os bautizará con Espíritu Santo”. (Lc 3, 16) Ambientación: Nos vamos a preparar para escuchar la Palabra de Dios, un lunes más, volvemos a leer el Evangelio del domingo (Domingo de Gaudete, ¡alégrate!) y descubrimos el mensaje que tiene Dios para nosotros hoy. Antes es importante que cuidemos nuestra postura, que hagamos silencio por dentro y por fuera, y que estemos muy muy atentos. Respiramos de manera profunda tres veces y ahora sí… ….nos ponemos en presencia de Dios y escuchamos su palabra. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Del Evangelio según san Lucas (Lc 3, 10-18) Multitud: ¿Qué debemos hacer, Juan? ¿Cómo podemos cambiar para agradar a Dios? Juan el Bautista: Si tienes dos abrigos, da uno a quien no tiene ninguno. Y si tienes comida, comparte con quien tiene hambre. Un recaudador de impuestos: ¿Y nosotros, los que cobramos impuestos? ¿Qué debemos hacer? Juan el Bautista: No cobren más de lo que deben. Sean justos y no abusen de su trabajo. Un soldado: ¿Y nosotros, los soldados? ¿Qué debemos hacer? Juan el Bautista: No intimiden a nadie ni acusen a personas inocentes. Estén contentos con lo que ganan. Narrador: La gente estaba emocionada con las palabras de Juan. Se preguntaban si él era el Mesías, el Salvador prometido. Juan el Bautista: Yo solo los bautizo con agua, pero viene alguien mucho más poderoso que yo. Ni siquiera soy digno de desatarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Palabra de Dios Para reflexionar: Hoy, Juan el Bautista nos recuerda algo muy importante: Dios quiere que vivamos pensando en los demás, ayudando y compartiendo. Cierra los ojos e imagínate dentro de esa multitud que le pregunta a Juan, y él les dice: “Si tienes algo que alguien necesita, compártelo. Si puedes ayudar, ¡hazlo!” ¿Qué cosas tenemos cada uno de nosotros que podríamos compartir o que podrías hacer para ayudar a los otros? No solo cosas materiales como ropa o comida, sino también nuestro tiempo, nuestra amistad, una sonrisa… Vamos a pensar en una acción concreta para llevar a cabo esta semana. Guárdala en secreto o anótalo en un papel para llevarlo en el bolsillo como recordatorio de esta pequeña promesa. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Yo os bautizo con agua; pero viene [...] el que os bautizará con Espíritu Santo”. (Lc 3, 16) Como cada lunes, al comenzar la semana, traemos a nuestra oración de la mañana el Evangelio de ayer, tercer domingo de Adviento. Se le llama tradicionalmente el domingo de la alegría, pero una alegría serena que no es puro grito o superficialidad. Se trata del gozo que experimentamos ante la inminente llegada de Jesús Salvador de la Humanidad. Una alegría tan grande ante la que sólo podemos admirarnos exclamando un “Ohhhhhh”. Como siempre abramos espacio para la alegría y nos disponemos a escuchar en una postura correcta. Si hay algo, delante de ti, que crees que te puede distraer, quítalo, no pierdas esta oportunidad. Intentamos hacer silencio interior, intentamos sacar de nuestra mente aquello que nos puede distraer y una vez preparados… escuchamos… En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Lectura del santo Evangelio según san Lucas. En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «Entonces, ¿qué debemos hacer?». Él contestaba: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo». Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: «Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?». Él les contestó: «No exijáis más de lo establecido». Unos soldados igualmente le preguntaban: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?». Él les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga». Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga». Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio. Palabra de Dios REFLEXIÓN: En el tercer domingo de Adviento ( “Domingo de Gaudete*” o “Domingo de la Alegría”) se Celebra la alegría porque la llegada de Jesús está cerca. ¿Qué significa para ti vivir con alegría auténtica y profunda, más allá de los momentos felices del día a día? Reflexiona sobre la diferencia entre felicidad momentánea y una alegría que perdura, incluso en tiempos difíciles. Reflexiona sobre cómo puedes encontrar alegría en las cosas pequeñas y cómo puedes mantener una actitud positiva, incluso en momentos de incertidumbre No pierdas la oportunidad de compartir en tu grupo de clase alguna experiencia por la que la alegría te sale de dentro y esa no se va a ir nunca. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Yo os bautizo con agua; pero viene [...] el que os bautizará con Espíritu Santo”. (Lc 3, 16) Vamos a comenzar la oración de hoy, no tenemos encima de la mesa nada que pueda distraernos. Cuidamos nuestra postura, colocamos la espalda recta pero relajada, los pies apoyados en el suelo, las manos sobre las rodillas, los ojos cerrados. Realizamos tres respiraciones profundas y cuando hayamos alcanzado silencio y estemos concentrados, podemos empezar… En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Vamos a escuchar una canción que transmite el anhelo de recibir la presencia del Espíritu Santo y dejar que Él transforme nuestra vida. Mientras la escuchamos, piensa ¿Qué cosas crees que el Espíritu Santo podría cambiar o mejorar en ti para que puedas ser una mejor versión de ti mismo y ayudar más a los demás? A continuación leemos todos juntos la oración: “Espíritu Santo, ven a nuestro corazón. Llénanos de tu luz y de tu fuerza para que podamos cambiar aquello que nos aleja del amor y de la bondad. Ayúdanos a ser más generosos, justos y a amar como Jesús. Ven y haz realidad el cambio en nosotros. Amén”. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Yo os bautizo con agua; pero viene [...] el que os bautizará con Espíritu Santo”. (Lc 3, 16) Antes de comenzar nuestra oración, vamos a tomarnos un momento para prepararnos. Primero, sentémonos derechos, con los pies apoyados en el suelo y las manos relajadas sobre las rodillas o en el regazo. Vamos a cerrar los ojos suavemente y respirar profundo. Inhalamos… exhalamos… sintiendo cómo el aire nos calma y nos llena de paz. Pedimos a Dios que nos acompañe en este momento, que nos ayude a abrir nuestro corazón y nuestra mente, que nos permita sentir su presencia en lo profundo. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Los misioneros son capaces de sentir la presencia de Dios en sus viajes, en cada acción, en cada persona con la que se encuentran. Hoy pedimos que seamos capaces de encontrarnos nosotros también con ese Dios Amor, que Él nos aumenté la fe, a Él le confiamos nuestro día de hoy y nuestra vida entera. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti! San Vicente y Santa Luisa, rogad por nosotros.
“Yo os bautizo con agua; pero viene [...] el que os bautizará con Espíritu Santo”. (Lc 3, 16) Antes de empezar nuestra oración, vamos a preparar nuestro cuerpo y nuestra mente. Sentémonos con la espalda recta, los pies bien apoyados en el suelo y las manos descansando suavemente. Vamos a cerrar los ojos y respirar profundo… Inhalamos… y exhalamos, dejando que el aire nos relaje y nos traiga calma. Le pedimos a Dios que esté con nosotros en este momento, que nos ayude a estar presentes y con el corazón abierto. Con una respiración más, en silencio, nos preparamos para comenzar nuestra oración. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Hoy celebramos el Día Internacional de la Solidaridad Humana. Esto significa que recordamos lo importante que es ayudarnos unos a otros y cuidar de todos, sin importar quiénes somos o de dónde venimos. La solidaridad es como el amor de Dios: está siempre presente y nos invita a estar unidos y a preocuparnos por los demás. Vamos a escuchar el siguiente relato… El Puente de los Amigos Había una vez en un pequeño pueblo, dos niños llamados Tomás y Ana. Eran grandes amigos y siempre jugaban juntos. Un día, decidieron explorar el bosque que estaba cerca de su casa. Mientras caminaban, encontraron un hermoso río, pero no había ningún puente que les permitiera cruzar. Tomás dijo: "¡Vamos a construir un puente! Así podremos cruzar y jugar al otro lado." Ana, entusiasmada, estuvo de acuerdo, y juntos empezaron a recolectar ramas, piedras y hojas. Trabajaron toda la mañana, riendo y compartiendo ideas. Después de varias horas de esfuerzo, lograron construir un puente improvisado. Cuando finalmente pudieron cruzar, se dieron cuenta de que no solo habían construido un puente sobre el río, sino también un lazo más fuerte entre ellos. Jugaron en la otra orilla y se divirtieron muchísimo. Al día siguiente, otros niños del pueblo vieron el puente y quisieron cruzar también. Sin pensarlo, Tomás y Ana decidieron que era una buena idea dejar que todos jugaran juntos. Entonces, invitaron a todos sus amigos a unirse y a jugar en el nuevo lugar. Los niños se ayudaron mutuamente para cruzar el puente, y pronto el lugar se llenó de risas y alegría. Tomás y Ana se dieron cuenta de que el puente no solo les había permitido cruzar el río, sino que también había unido a todos los niños del pueblo. Desde ese día, cada vez que se reunían, recordaban cómo la solidaridad y la ayuda mutua les habían permitido disfrutar juntos y crear un espacio donde todos se sentían bienvenidos. Y así, en aquel pequeño pueblo, los niños aprendieron que, al igual que su puente, la solidaridad es lo que nos une y nos permite superar cualquier obstáculo. Reflexión. Nosotros también podemos ser puentes de solidaridad en nuestra vida. ¿Cómo podemos ayudar a otros en nuestra clase o en casa para que todos se sientan incluidos y felices? Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti! San Vicente y Santa Luisa, rogad por nosotros.
“Yo os bautizo con agua; pero viene [...] el que os bautizará con Espíritu Santo”. (Lc 3, 16) En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. La profecía de Sofonías es un mensaje de esperanza y renovación para el pueblo de Israel. Aunque el profeta advierte sobre momentos difíciles y la necesidad de volver a Dios, también anuncia que llegará un día en que Dios perdonará y cuidará a su pueblo. Sofonías promete que, en ese tiempo, Dios estará en medio de ellos, llenándolos de paz, alegría y confianza. En este mensaje encontramos una invitación a no tener miedo y a confiar en que Dios transforme nuestras vidas, especialmente en tiempos complicados. El Adviento nos prepara para una confianza en Dios desbordante. Nos preparamos para la inminente llegada, para quedarse, del DIos con-nosotros, Jesús de Nazareth. Ante Jesús temblando de frío en una fría noche, nadie puede imaginar tener miedo ni temor sino sólo confianza y ternura. Tu profesor va a leer en alto esta lectura que tomaremos como un canto o salmo que anuncia la inminente llegada del Salvador Lectura de la profecía de Sofonías. Alégrate hija de Sión, grita de gozo Israel, regocíjate y disfruta con todo tu ser, hija de Jerusalén. El Señor ha revocado tu sentencia, ha expulsado a tu enemigo. El rey de Israel, el Señor, está en medio de ti, no temas mal alguno. Aquel día se dirá a Jerusalén: «¡No temas! ¡Sión, no desfallezcas!». El Señor tu Dios está en medio de ti, valiente y salvador; se alegra y goza contigo, te renueva con su amor; exulta y se alegra contigo como en día de fiesta. En su profecía, el profeta Sofonías anuncia que Dios quitará el miedo y traerá paz a su pueblo. ¿Qué miedos o preocupaciones te gustaría dejar en manos de Dios, y cómo podrías confiar en Él para encontrar paz en tu vida? Piensa en lo que te preocupa y cómo la confianza en Dios puede ayudarte a tener paz, como promete Sofonías. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti! San Vicente y Santa Luisa, rogad por nosotros.
“Yo os bautizo con agua; pero viene [...] el que os bautizará con Espíritu Santo”. (Lc 3, 16) Hacemos silencio, nos sentamos cómodamente, respiramos profundamente y nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. En muchos lugares donde está la familia vicenciana, ya sean colegios, parroquias o centros de obras sociales, están funcionando las campañas de recogidas de alimentos y materiales con la finalidad de ayudar a las personas más desfavorecidas o con riesgo de exclusión social. Esto es hacer Navidad. Una de estos grupos de la familia vicenciana es COVIDE - AMVE (Cooperación Vicenciana para el Desarrollo - Acción Misionera Vicenciana de España) que es una Organización No Gubernamental para el Desarrollo (ONGD), católica y de voluntarios, integrada por la Compañía de las Hijas de la Caridad y la Congregación de la Misión (Padres Paúles) de España. Llevan a cabo diferentes proyectos: promueven políticas orientadas al desarrollo que apoyen las actividades productivas, la creación de puestos de trabajo decentes…; colaboran en la educación y promoción, de mujeres, niños y jóvenes, mediante el programa de ayuda al estudio (becas); y apoyan la labor pastoral de nuestros misioneros y misioneras. Reflexión Se acercan las Navidades, tiempo de ajetreo y de parar muy poco. Te proponemos que escribas todos los compromisos que tienes para esta Navidad… Después de haber escrito todos los compromisos, comprueba si dentro de tu agenda tienes algún momento para el Dios niño, que quiere hacer latir el corazón del mundo. No te duermas en los laureles, porque pocos días quedan para celebrar el nacimiento de ese Dios-con-nosotros porque será el propio Dios el que venga a nuestra presencia para acompañarnos en nuestro caminar por la vida. Ese niño recién nacido quiere estar en este tiempo de Navidad con nosotros y por eso, no ha cogido ningún compromiso más. Solamente tiene apuntado en su agenda lo siguiente: “He venido a estar contigo todo el tiempo que haga falta. Te amo y eres para mí lo más importante”. Ante el Dios recién nacido que solo quiere dedicarse a ti, ¿Tú que vas hacer? Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti! San Vicente y Santa Luisa, rogad por nosotros.
“Yo os bautizo con agua; pero viene [...] el que os bautizará con Espíritu Santo”. (Lc 3, 16) Hacemos silencio, nos sentamos cómodamente, respiramos profundamente y nos ponemos en presencia del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Jesús, ¡ya está aquí!, ya no queda nada para que nazca. Jesús viene a nuestra vida. Él confía en cada uno de nosotros para que le demos a conocer, porque sólo cuando conocemos a una persona podemos hablar de ella. Su luz llega a todos, y nosotros estamos llamados a prolongarla desde lo que somos, con nuestras capacidades y también limitaciones. Y es que Dios, que se hace niño, viene a estar entre nosotros. ¡No te olvides de hacer un sitio a Jesús esta Navidad! La fiesta, las comidas, los regalos … no tienen sentido si nos olvidamos de lo que estamos celebrando: Jesús se hace uno como nosotros para salvarnos. ¡Haz SITIO en tu vida porque viene el Señor! Reflexión En este mundo dividido Dios viene a dar luz y esperanza, a mejorar la vida de todos los hombres y en especial la vida de todos los que sufren y están marginados ¿le vas a ayudar? ¿Cómo puedes hacerlo? Señor, que seamos capaces de llevar ilusión, sembrar paz, ser luz durante estos días de Navidad y durante todos los días del año: en casa, con los amigos… Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Yo os bautizo con agua; pero viene (...) el que os bautizará con Espíritu Santo” (Lc 3,16 ) Introducción: ¡Buenos días! Cada vez queda menos tiempo para celebrar el Nacimiento de Jesús. Bien sentados, en silencio, cerramos los ojos, respiramos profundamente y nos ponemos como cada día en presencia de Dios. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Desarrollo de la propuesta: ¡Qué emoción! ¡Llega la navidad! ¿Estamos preparados? ¿Nos falta algo? Quedan muy pocos días. En una semana, el día 25 de diciembre celebraremos Navidad. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Yo os bautizo con agua; pero viene (...) el que os bautizará con Espíritu Santo” (Lc 3,16 ) Introducción: ¡Buenos días! Empezamos la mañana sabiendo que queda un día menos para el día de Navidad, para celebrar el Nacimiento de Jesús. Bien sentados, en silencio, cerramos los ojos, respiramos profundamente y nos ponemos en presencia de Dios. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Desarrollo de la propuesta: Como niños y niñas vicencianos no podemos olvidarnos estos días de Navidad de los pobres, de los necesitados, de los enfermos. Al igual que San Vicente y Santa Luisa tenemos que pensar en ellos. Establecemos un diálogo con los niños sobre cómo viven ellos la Navidad en su casa y cómo creen que la viven niños que no tienen sus mismas posibilidades, la gente pobre o las personas que viven en soledad. Les hablamos de la empatía y les ayudamos a ponerse en el lugar de otros menos afortunados que nosotros. Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Yo os bautizo con agua; pero viene (...) el que os bautizará con Espíritu Santo” (Lc 3,16 ) Introducción: ¡Buenos días! Hoy es el día internacional de la solidaridad humana y qué mejor manera de celebrarlo que preparándonos para recibir a Jesús. Bien sentados, en silencio, cerramos los ojos, respiramos profundamente y nos ponemos en presencia de Dios. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Desarrollo de la propuesta: Como es el último día del cole antes de la Navidad, vamos a ver un vídeo en el que se nos explica cómo fue aquella primera Navidad. Después de ver la historia, damos gracias por el nacimiento de Jesús, hijo de María; es un hecho muy importante para nosotros y para todo el mundo. Su venida nos llena de alegría. Id contentos cuando terminemos las clases y no olvidéis desear a todo el mundo una ¡Feliz Navidad! Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Yo os bautizo con agua; pero viene [...] el que os bautizará con Espíritu Santo” (Lc 3,16 ) Introducción: ¡Buenos días! Bien sentados, en silencio, cerramos los ojos, respiramos profundamente y nos ponemos en presencia de Dios. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Desarrollo de la propuesta: A lo largo de estas semanas, estamos conociendo un poquito más a un familiar de Jesús llamado Juan. Vamos a fijarnos bien en esta imagen y la comentamos.
- ¿A quién representan estas personas?
- ¿Cómo van vestidos?
- ¿Dónde están?
- ¿Qué están haciendo?
- ¿Qué significa?
- ¿Qué actitud tiene Juan respecto a Jesús?
- ¿A qué nos compromete el bautismo?
“Yo os bautizo con agua; pero viene [...] el que os bautizará con Espíritu Santo”. (Lc 3, 16) Respira profundamente, siente como el aire entra por la nariz, llena tus pulmones y sale lentamente por la boca, estas respiraciones te ayudan a disminuir la velocidad de los latidos del corazón, puedes sentirlo colocando la mano sobre tu pecho. Poco a poco vas entrando en un estado de calma y tranquilidad, que te ayudará a conectar con Dios en este ratito de oración. ¡Comenzamos! En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. El domingo fue “Domingo de Gaudete!, ¡alégrate! En la Eucaristía pudiste ver al sacerdote con una vestidura de color rosa. En este tiempo de preparación disponemos de este estímulo a mitad de camino para animarnos. ¿Qué le ocurre al color cuando se mezcla con un rayo de luz o un color blanco más brillante? Se vuelve más claro en su tonalidad. Por eso, hemos pasado del morado que llevan los sacerdotes en Adviento, al rosa. Hay pocas obras de arte en tonalidades rosa. Hoy estamos disfrutando de esta de Joan Miró. Sobre el fondo rosa (pintado con los dedos), encontramos figuras abstractas que bailan en la superficie. Antes del S.XVIII los artistas no utilizaban mucho el rosa, pero una moda contribuyó a popularizar esta tonalidad, que llegó a ser uno de los colores favoritos de la burguesía europea. Nos sentimos alegres por… ¿Qué motivaría pintar el mundo de color rosa? Terminamos la oración de hoy dirigiéndonos, como siempre, a nuestra Madre del cielo: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
“Yo os bautizo con agua; pero viene [...] el que os bautizará con Espíritu Santo”. (Lc 3, 16) En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN. Estamos llegando al último día de clase, antes de las vacaciones de Navidad, pero el Adviento nos recuerda la urgencia de hacer posible un mundo más humano basado en el respeto y el diálogo de unos con otros. Por eso, cuando en este Adviento celebraremos también el Día internacional de la solidaridad humana, nos preguntamos por la calidad de nuestra acogida, respeto mutuo y la autenticidad de nuestras relaciones con los demás. Mira esta fijamente esta sencilla imagen y deja que te interpele. Con los ojos entornados, acoge en silencio su mensaje y permite que te haga preguntas que responderás en tu interior:
- ¿ Qué te dice un corazón inscrito en una mano, tu mano?
- ¿Qué puede decirte un corazón que resalta en la imagen con su color rojo?
- Si esa mano fuera la tuya, ¿qué trataría de decirle hoy a tus compañeros, a tu familia, a tus amigos?
- Imagina que la mano lleva inscrito en el corazón, el lema “Solidaridad”. Puedes compartir, deja que hable para todos…
25 de diciembre
Navidad
Oraciones de la mañana
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24 de diciembre
diciembre
¡Empezamos siempre: "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo"
Nochebuena
2ª semana
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1ª SEMANA
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