Psicodiagnóstico y evaluación

Fases del psicodiag nóstico

Psicometría

01 - Entrevista inicial

02 - Formulación de hipótesis

03 - Aplicación de tests

04 - Retroalimentación

Eficacia de los tratamientos

Actualización del profesional

Apoyo empírico

Psico-diagnós-ticoyevaluación

Así que este proceso de evaluación psicológica se inicia a partir de una solicitud. Esta solicitud debe su origen en un problema inicial de una demanda de los clientes. Corresponde, pues, al psicólogo para examinar las circunstancias que precedieron a la consulta, la evaluación de formas de realizar el problema y escríbalo con la mayor precisión posible, la asignación de posibles signos y síntomas observables [...] Así que al principio se debe realizar una entrevista inicial para ayudar a recaudar toda la gama de posibilidades. Esta encuesta inicial permite al psicólogo para evaluar la demanda de su cliente en su amplitud (Cunha, 2002, citado en Carvalho, Moura & Alchieri, 2016).

En esta fase se generan posibles hipótesis sobre los problemas y objetivos planteados en la entrevista inicial. Estas hipótesis se basan en la información recopilada en la fase anterior y orientan hacia el diagnóstico o tratamiento adecuado (Montseny, 2023).

Además de esta herramienta, el psicólogo debe hacer uso de las herramientas de evaluación disponibles, tales como pruebas proyectivas y psicométricas. Ellos se complementan en proceso psicodiagnóstico, esto llega a ocurrir debido a el foco de estas pruebas (Carvalho, Moura & Alchieri, 2016).

Finalmente, Carvalho, Moura & Alchieri (2016) mencionan que además de estos pasos, se encuentra el proceso de análisis de los datos recogidos por medio del instrumento seleccionado, así como la entrevista retroalimentación del cliente. Cabe señalar que si bien el derecho del cliente a tener acceso a sus resultados, alguna información debe quedar salvaguardada, ya que pueden proporcionar daño al cliente, así como los procedimientos de ensayo que confidencial.

Tal como menciona Fonseca (2021) y los autores citados: Disponer de tratamientos psicológicos empíricamente apoyados (TPEA) tiene consecuencias en múltiples niveles como, por ejemplo, la mejora de la calidad y accesibilidad de la atención psicológica brindada a la sociedad. También tiene implicaciones para el propio desarrollo de la Psicología como ciencia y profesión (Fonseca-Pedrero, 2021a). Todo profesional de la psicología debería saber qué tratamiento psicológico, fundamentado en una sólida base científi ca, hay que aplicar a una persona con un problema específico bajo unas determinadas características, y cómo hacerlo para maximizar sus potenciales efectos benefi ciosos y reducir los posibles riesgos (Botella, 2017; Fonseca-Pedrero et al., 2021; Pérez-Álvarez et al., 2003)

Fonseca (2021) subraya la importancia de actualizar la evidencia sobre tratamientos psicológicos empíricamente apoyados para la población infanto-juvenil. Esta presión es aun mayor tomando en cuenta que se está trabajando con menores de edad, que cuentan con características legales, psicológicas y sociales exclusivas.

Diversos estudios y metaanálisis respaldan la utilidad clínica de las intervenciones psicológicas y psiquiátricas en múltiples contextos, no solo sanitarios, por lo que es indispensable que estos tengan una base empírica sólida y que tenga como objetivo abarcar la mayor cantidad de síntomas posibles.