Chile tiempos de revolución segunda parte
Carlos Van Hauvart
Created on June 3, 2024
Segunda parte de Teimpos de Revolución. El caso de Chile. Contaras con citas de autor y fuentes para ampliar o corroborar el texto.
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Transcript
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Chile, tiempos de revolución. Segunda parte.2024
Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales
Colegio Nacional Dr. Arturo U.Illia
Centro de Estudios Históricos
Universidad Nacional de Mar del Plata
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El objeto a tratar
Público al que esta destinado
Hola todos, mi nombre es Diana Duart, y junto a Francisco Colonna les damos la bienvenida a un nuevo episodio de Historias Coloniales y de las Independencias producido por el Grupo Sociedad y Estado y que se pública en el Canal de Aportes de la Historia en la plataforma de you tube. Este capítulo está pensado para un proceso de enseñanza aprendizaje que se desarrolla en las aulas de colegios medios de la República Argentina, sin embargo también son bienvenidos otros públicos. Vamos a tratar de comprender los sucesos ocurridos en la Capitanía General de Chile, actual República de Chile a partir de la invasión francesa a la península en 1808 y toman como prisioneros a Carlos IV y Fernando Séptimo.
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Armando de Ramón
Capítulo anterior.
En el capítulo anterior vimos como se desarrollaron los acontecimientos que se sucedieron a partir de1808 en la Capitanía General de Chile, la creación de la junta gubernativa de septiembre de 1810, el llamado a un Congreso que sesiono en Santiago y las disputas internas en donde parte del Congreso se traslado a Concepción importante puerto ubicado en el Sur liderados por Juan Martinez de Rozas, mientras que José Miguel Carreras asumía el liderazgo de parte del Congreso que estaba en Santiago. En este capítulo nos vamos a enfocar en algunas cuestiones planteadas por el historiador Chileno Armando de Ramón en su Breve Historia de Chile. En donde pone en perspectiva la posición de las autoridades del Virreinato del Perú frente a como se desarrollaban los acontecimientos en la Capitanía General de Chile.
La Junta de Buenos Aires vs el Virreinato del Perú
Tesis a confirmar
Afirma que el Virrey Abascal tuvo una actitud cautelosa, en primer lugar porque primero quería sofocar los movimientos independentistas en Quito y en Charcas. Siendo este último su principal objetivo. Hay que recordar que con las reformas borbónicas ese territorio quedó en manos del Virreinato del Río de la Plata junto a Potosí que era uno de los mayores centros mineros de producción de plata junto con los ubicados en Nueva España en Zacatecas. Este escenario se convirtió en un área de cruentas batallas entre el Virreinato del Perú y las diversas autoridades que habían asumido el control político en Buenos Aires. Los numerosos intentos de Buenos Aires de controlar el Real Sitiado de Potosí finalizaron con la derrota de Vilcapugio en 1813. De ahí en más Buenos Aires adopto una actitud defensiva entre Jujuy y Salta, pero todo intento realista de sofocar el movimiento independentista de Buenos Aires desde el norte de la actual república argentina también fracasaron.
Meta Económica
Metas territoriales del Virrey Abascal
Entonces podemos observar cuales eran las metas políticas del Virrey Abascal, en primer término recuperar los territorios que el Virreinato del Perú había perdido durante las reformas borbónicas. Ahora cuales son las metas económicas del Virrey Abascal con respecto a Chile. La primera anular la apertura de libre comercio dictada por la Junta Gubernativa de Santiago, ya que había privado de muchos beneficios a los comerciantes de Lima. En segundo lugar el Virrey Abascal quería garantizarse el abasto de trigo Chileno. Veamos cuales son las razones que no da el historiador Armando de Ramón:
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“...deseaba mantener el flujo normal de los contactos comerciales entre Chile y el Perú y de los envíos de trigo que, desde fines del siglo XVII, le estaba proporcionando. Pese a su ya estrecha alianza con Buenos Aires, los intereses mercantiles chilenos hacían aconsejable al Gobierno de Santiago mantener estos lazos que producían tantos beneficios económicos al país. La tesis de Cristián Guerrero reproduce una comunicación del agente rioplatense en Santiago donde dice que los miembros de la junta de Gobierno de Chile “solo se inclinan ante la causa americana cuando ella exclusivamente les proporciona la mejor venta de sus trigos, harinas y Carnes...”.de Ramón, Armando, (2001), Breve Historia de Chile, desde la invasión incaica hasta nuestros días, Biblos. p.59.
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audio en inglés
audio en español
Como vimos con la derrota de Vilcapugio y consolidado el dominio de Charcas. El virrey Abascal ahora tenía las manos libres para intervenir en Chile para completar sus metas políticas. Pero eso lo desarrollaremos un el próximo capítulo. Hemos finalizado el segundo capítulo de Historias Coloniales y de las independencias en donde nos enfocamos en el proceso de independencia de Chile. Gracias por acompañarnos, y si te agrado nuestro trabajo te pedimos que te suscribas y le des un me gusta.
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"...Si el período que va desde la instalación del Congreso hasta la primera dictadura de Carrera tiene como eje fenómenos de origen netamente interno, el advenimiento de la guerra vuelve a otorgarle al proceso una dinámica impulsada fundamentalmente desde fuera. Siguieron incidiendo los conflictos internos, pero en menor medida que el enfrentamiento directo con el virrey, transformándose así el proceso en curso en un proceso en contra del Perú. Esto último terminaría por asegurar la Independencia. En diciembre de 1812 una pequeña fuerza expedicionaria de 50 hombres enviada por Abascal llegó a Chiloé y a Valdivia. Una vez reforzada con tropas locales, se dirigió a Concepción, plaza sometida en marzo. La posterior toma de Chillan hizo crecer el ejército realista a 6.000 soldados, constituyéndose así en una seria amenaza para la capital. Estos acontecimientos motivaron la reorganización de la Junta de Gobierno, la designación de Carrera como general en jefe y la improvisación de un ejército de 4.000 hombres, mal equipados y carentes de instrucción, cuyo objetivo militar principal era defender la zona del Maule. CONTINUA PÁGINA SIGUIENTE.
Cita de autor, para ampliar o corroborar el guión base
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Un primer enfrentamiento en Yerbas Buenas (abril) al sur del Maule, sorprendentemente favorable para el ejército patriota, permitió la retirada del ejército realista hacia el sur atrincherándose en Chillan (mayo). En vez de atacar de inmediato al grueso de las fuerzas realistas apostadas en esta ciudad, Carrera prefirió recuperar Concepción, Talcahuano y Los Ángeles, permitiendo a su vez que el ejército realista organizara su defensa a fin de pasar el invierno y se preparara incluso para una posterior ofensiva. El sitio de Chillan, prolongado desde fines de julio hasta casi mediados de agosto, nunca fue completo. Las fuer-zas realistas contaron con el apoyo de grupos armados, verdaderas guerrillas capitaneadas por españoles y por hacendados locales leales a las fuerzas españolas, que causaron todo tipo de estragos al ejército patriota debilitando su presencia en la zona sur del país. La efectividad de estas bandas unida al apoyo creciente de la población de la región de Concepción y del Maule, fuertemente afectada por los excesos y arbitrariedades del ejército patriota, desprestigiaron a Carrera. Ante ello, la Junta de Gobierno se trasladó a Talca para estar más cerca del teatro de guerra. Al cerciorarse de la magnitud del fracaso de la campaña del sur, decidió destituir a Carrera y reemplazarlo por Bernardo O'Higgins, quien había dado muestras de mayor tenacidad y capacidad militar. CONTINUA PÁGINA SIGUIENTE
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Entre tanto, desde el Perú se enviaba otra fuerza expedicionaria al fin de preparar la ofensiva contra Santiago, desembarcando en Concepción en enero de 1814. A estas alturas, la situación no podía ser más angustiosa en el bando patriota. Deserciones y bajas habían reducido el ejército a unos 2.000 hombres. Las guerrillas españolas actuaban impunemente entre el Biobío y el Maule; una de ellas, incluso, había logrado apresar a José Miguel y a Luis Carrera. Mientras, una división realista se apoderó de Talca estando las fuerzas de O'Higgins aún en el sur, quedando éstas separadas de Santiago por las fuerzas españolas. Ante el peligro inminente de una invasión, un cabildo abierto en Santiago puso fin a la junta y nombró con poderes dictatoriales a Francisco de la Lastra como director supremo (7 marzo); se organizó también un cuerpo armado que debía recuperar Talca. CONTINUA PÁGINA SIGUIENTE.
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Paralelamente se produjo un desplazamiento masivo de divisiones realistas y patriotas desde el sur hacia el norte, a fin de cruzar el Maule y encaminarse hacia Santiago. A la derrota patriota en Cancha Rayada (29 marzo), en las afueras de Talca, le siguió un triunfo en Quechereguas (8 y 9 abril) que impidió el avance del ejército realista sobre Santiago. Desde un punto de vista militar se había llegado a una suerte de equilibrio de fuerzas. Sin embargo, noticias provenientes de España señalando la derrota de los franceses en Vitoria y augurando la posible vuelta de Fernando VII, sumadas a los triunfos alcanzados por los ejércitos realistas en la zona del P daban una postura más cauta. En estas circunstancias, y a instancias de un oficial de la marina inglesa, el capitán James Hillyar, el gobierno de Lastra se mostró dispuesto a negociar; una posición similar fue asumida por el brigadier Gaínza, comandante de las fuerzas españolas estacionado en Talca, quien requería de refuerzos adicionales para intentar avanzar sobre Santiago. Fruto de las negociaciones entre Gaínza y O'Higgins se suscribiría el tratado de Lircay (3 mayo). CONTINUA PÁGINA SIGUIENTE
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Según sus términos, Chile volvía a reconocer la soberanía de Fernando VII, aceptaba la legitimidad del Consejo de Regencia y se obligaba a enviar diputados a España para ratificar la Constitución de 1812 . A cambio, el gobierno en Santiago seguiría ejerciendo autoridad dentro del territorio a nombre de España y gozaría de libertad de comercio con neutrales y aliados del Imperio. Los ejércitos enviados por el virrey se retirarían del país, se respetarían las autoridades militares establecidas, se canjearían prisioneros, y se suprimirían todas las innovaciones simbólicas introducidas hasta entonces. El tratado suscrito no fue ratificado por ninguna de las partes, constituyéndose así en una mera tregua. Esto permitió a Gaínza replegarse a la zona de Chillán donde los realistas contaban, como ya hemos indicado, con apoyo considerable, y desde donde se podía incluso incentivar las crecientes disensiones en el bando patriota. Acontecimientos posteriores justificarían esta estrategia. La fuga de los hermanos Carrera, José Miguel y Luis, en concomitancia con sus captores realistas, les permitiría una vez en Santiago, efectuar otro golpe militar (23 julio), deponer a Lastra e instituir una nueva junta.
Los destierros y relegaciones de prominentes figuras ordenadas por Carrera produjeron rechazo entre los orhsghsdgtros jefes militares reunidos en Talca, los cuales encomendaron a O'Higgins dirigirse a Santiago a fin de derrotar al nuevo gobierno. El 26 de agosto se enfrentó en el llano del Maipo, a las afueras de Santiago, una división de 500 hombres bajo el mando de O'Higgins con la totalidad del ejército carrerino que a la sazón con-taba con alrededor de 2.000' soldados. La superioridad numérica hizo replegarse a O'Higgins nuevamente hacia el sur..."Jocelyn-Holt, L., (1992). La independencia de Chile, Mapfre, p.161:165.CONTINUA PÁGINA SIGUIENTE.
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"...Al concluir el año 1810, después de tres meses de establecida la Junta de Gobierno, se presentaban a los gobernantes algunos problemas parecidos a los de Buenos Aires, que debían resolver con presteza, pues incidían en la efectividad misma de la gestión gubernativa y en la seguridad del país. El nuevo gobierno tenía como uno de sus compromisos llevar a efecto algunas reformas que los criollos más ilustrados venían propiciando desde hacía mucho tiempo y que era el momento de cumplir, dado que se disponía del poder. El programa reformista de 1810 no estaba bien delineado, como que no había unanimidad de pareceres, pero incluía, obviamente, varios aspectos que demandarían mayores gastos Fiscales. Don Juan Egaña en su Plan de gobierno, que como simple particular elevó a la consideración de la Junta, señalaba entre otros la necesidad de proteger la industria textil, reorganizar la hacienda pública, impulsar la marina mercante, crear un gran colegio de artes y ciencias, fomentar la agricultura, concluir el Canal del Maipo, arreglar los caminos, reformar la administración de justicia, adquirir una imprenta aunque el dinero saliese del "fondo más sagrado". CONTINUA PÁGINA SIGUIENTE
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¿Cómo obtener el dinero necesario cuando las entradas regulares no alcanzaban ni para cubrir los gastos corrientes?. Esa interrogante que asediaba la mente de los hombres de gobierno se tornaba más angustiosa frente a la necesidad de dar protección a Chile, que por su urgencia no admitía dilación. En ese momento el país se veía rodeado de peligros inmediatos y lejanos. I.as asechanzas de los franceses, a quienes se creía con vinculaciones en América, despertaban una inquietud profunda en los momentos mismos en que la metrópoli estaba por desaparecer corno nación independiente: la alianza con Inglaterra, la enemiga secular, para muchos no era de fiar, y además estaba sujeta a todas las alternativas de la situación europea, que resultaban imprevisibles. En el mismo continente, en el Brasil, la princesa Carlota Joaquina, hermana de Fernando vil y esposa del regente de Portugal, no había disimulado sus deseos de gobernar las posesiones españolas. Los países americanos estaban, pues, frente a un horizonte cargado de amenazas. CONTINUA PÁGINA SIGUIENTE.
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Chile debía aun resguardar la frontera con los indígenas araucanos que, a pesar de mostrarse más tranquilos que en épocas anteriores, no por eso dejaban de ser motivo de preocupación; pero se vislumbraba también una amenaza mucho mayor: el virrey del Perú, don Fernando de Abascal. Era indudable que la creación de la Junta de Gobierno iba a despertar la desconfianza de aquel mandatario y que tarde o temprano trataría de reducir a los criollos de Chile, corno ya lo había hecho en forma implacable con los patriotas de Quito y La Paz. Ante tal situación, en las altas esferas del gobierno y de la sociedad, se pensaba que la labor más urgente era poner al país en estado de defensa y a ese objeto se dedicaron los primeros esfuerzos. En el mes de octubre la Junta de Gobierno comenzó a ocuparse del asunto, oficiando al Cabildo para que propusiese los medios que habrían de emplearse para obtener fondos; pero sin esperar la respuesta de aquella corporación, procedió a recargar el impuesto del estanco del tabaco y a crear un batallón de infantería de 6.10 plazas. Días más tarde celebraba también un contrato con don Diego Whitaker, comerciante inglés, para adquirir en Inglaterra diez mil fusiles, diez mil pares de pistolas, dos mil sables, vestuario y otros equipas; al mismo tiempo encargaba a la Junta de Buenos Aires que gestionase la compra de armas en Inglaterra o lis Estados Unidos y por un decreto ordenaba la creación, en Chile, de un taller para fabricar fusiles y cañones. CONTINUA PÁGINA SIGUIENTE
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El Cabildo, por su parte, cumplió el encargo de la Junta, presentando un Plan de defensa debido a don Juan Mackenna. En él se establecía el deplorable estado de todo lo relacionado con el ramo militar: la falta de disciplina e instrucción, la desorganización de las milicias, la escasez de armas, la inutilidad de muchos de los fuertes de la Frontera y de casi todos los que defendían los puertos, que se encontraban en mal estado y cuya distribución y tipo de construcción eran inadecuados. Para poner al país en verdadero estado de defensa, Mackenna recomendaba el abandono de muchos fuertes y la concentración de los efectivos en unos pocos; restaba importancia a la plaza de Valdivia y confería mayor valor a Talcahuano y Valparaíso, insinuaba la adquisición de armas, la creación de un colegio militar, la reorganización e instrucción de las milicias y el aumento de las tropas de línea. ..."Villalobos, S., (1990). El comercio y la crisis colonial, Ed.Sudamericana, p.251:253.CONTINÚA PÁGINA SIGUIENTE.
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DOCUMENTO Nº 17 Decreto que establece la libertad de comercio. 21 de febrero de 1811. Copiado del Boletin de las leyes i decretos del gobierno, 1810-1814. Santiago, 21 de febrero de 1811.
DOCUMENTO Nº 16Memoria sobre la verdadera balanza de comercio que conviene al reino de Chile, leída por el secretario del Consulado don Anselmo de la Cruz en la junta de posesión que se celebró el 12 de enero de 1809. Publicada por Miguel Cruchaga. Estudio sobre la organización económica y la hacienda pública de Chile, tomo tercero, págs. 400-416. En: Villabos, S., (op.cit), p.361:367
FUENTES DOCUMENTALES SOBRE EL LIBRE COMERCIO EN EL REINO DE CHILE
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Cortina musicalJuliana Quiñones
Equipo de trabajo en Genial.ly: Diana Duart Francisco ColonnaCarlos Van Hauvart.Grafica:Florencia BenitezProducciónMax Van Hauvart
Centro de Estudios HistóricosColegio Nacional Dr. Arturo U.IlliaINHUS (Conicet/UNMdP)
Grupo sociedad y Estado/FH/UNMdPDiana Duart (directora)Laura CabrejasFrancisco ColonnaCarlos Van HauvartDaniel VirgiliMatías Wibaux