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La alternativa para trabajar las conductas disruptivas con nuestro alumnado.EOE CazorlaGrupo de Trabajo

APOYO CONDUCTUAL POSITIVO EN ALUMNADO NEE

EMPEZAR

8 Bibliografía

7 Elecciones

4. Tipos de conductas

5. El ambiente

6. Habilidades funcionales

3. Consecuencias

2. Antecedentes

1. Normas

GRUPO DE TRABAJO

Índice

  • 1. Son observables. A través de la observación podemos saber cuándo ocurren, en qué momento y bajo qué circunstancias. Un ejemplo es a través de un registro conductual o anecdótico. Es preciso, no solo anotar cuándo ocurre, si no también describir la conducta y lo que la ha provocado.
  • 2. Se pueden medir. Es decir, podemos contabilizar cuántas veces ocurren. Puede que con algunas conductas sea complicado realizar esta norma, por ello es preciso describir con precisión.
  • 3. Consenso del equipo educativo. Consenso en cuanto a cuándo y por qué ocurren dichas conductas. Todo esto después de pasar un tiempo observando (todos) bajo un mismo criterio. Es decir, debemos estar de acuerdo en cuándo, por ejemplo, hay un momento de enfado y cuándo hay una agresión. Debemos estar de acuerdo en las conductas que vamos a observar.

Si realmente queremos ayudar a que nuestro alumnado presente las habilidades o conductas útiles y disminuyan sus problemas de conducta es necesario esas conductas disruptivas sean claramente identificadas, si no lo hacemos, será complicado saber cómo, cuándo y de qué manera ayudarles.TODA CONDUCTA SIGUE TRES NORMAS BÁSICAS:

Apoyo Conductual Positivo

Una vez que conocemos los antecedentes podemos: - Eliminar o cambiar dichos antecedentes para que no ocurra dicha conducta, en el caso de que sea negativa, o fomentarlos si la conducta es positiva - Enseñar habilidad adecuadas para hacer frente a esas situaciones (antecedentes)que generan esas conductas, ya que no siempre es posible controlar todo lo que ocurre, y especialmente cuándo ocurre fuera del centro educativo. Los antecedentes son los grandes desconocidos en el tema de la conducta, sin embargo, son los que nos van a permitir identificar qué cosas o hechos pueden provocar una conducta e informar de que algo va a ocurrir y, si es algo no deseado, prevenirlo.

Además, es preciso conocer los antecedentes. Recordemos siempre que cuando se da una conducta, siempre hay un antecedente, tanto en las deseadas como en las no deseadas. Por ello, es tan necesario llevar a cabo las tres normas básicas mencionadas anteriormente. Para conocer el antecedente que da paso a la conducta es preciso preguntarse ¿Qué ocurrió justo antes para que actúe de dicha manera?

ANTECEDENTES

Pues bien, es importante conocer qué motiva o refuerza la conducta positiva en nuestro alumnado, para ello es importante llevar a cabo tres pasos:- Preguntar y observar cuáles son sus gustos, lo que le motiva.- Observar en diferentes contextos lo que hace cuando está tranquilo y relajado- Plantearle diferentes cosas o actividades a elegir para averiguar sus preferencias. Con esto queremos referirnos a que, si a mi alumno con TEA le gustan los puzles, no quiere decir que siempre vaya a poder reforzar todas las conductas con puzzles.Ahora que tenemos la base, llega la hora de profundizar en los tipos de consecuencias que existen ante una conducta: refuerzo positivo, negativo y castigo.

Empecemos por hablar la palabra consecuencia de los actos que realizamos. Todo acto conlleva una consecuencia, esta puede ser positiva o negativa, hablamos de los términos acción-reacción. Bien, partiendo de esto es preciso conocer que existen diferentes tipos de consecuencias, entre ellas el refuerzo positivo y el castigo, siendo estas a menudo utilizadas en el día a día con nuestro alumnado con Necesidades Educativas Especiales. Consciente o inconscientemente estas técnicas se usan con nuestro alumnado tanto para potenciar conductas positivas (dar las gracias, trabajar, esperar turnos, etc.) como para eliminar conductas negativas y disruptivas (pegar, escupir, gritas, corretear, etc.), pero… ¿Sabemos utilizarlas adecuadamente y conocemos en qué momentos se deben implementar? ¿Sirven los mismos reforzadores para todo el alumnado? ¿Les hemos preguntado (a él/ella o su familia) o hemos observado detenidamente cuáles son sus reforzadores?

CONSECUENCIAS

¿Cuándo usamos el refuerzo positivo? Cuando buscamos incrementar una conducta funcional y deseada. Para que este refuerzo surja efecto es imprescindible realizar dicho refuerzo justo después de que ocurra la conducta. Pero, como mencionamos anteriormente, es imprescindible conocer QUÉ REFORZADOR es el adecuado para nuestro alumno o alumna y la conducta que se busca incrementar. Ahora bien, hablemos de los refuerzos positivos verbales ¿Son siempre efectivos? La respuesta es: a nadie nos amarga un dulce, pero hay unos más dulces que otros. ¿A qué nos referimos? A que los refuerzos verbales positivos sirven más de la boca de ciertas personas que de otras. Es decir, a nosotros mismos nos agradan más las cosas “bonitas” que nos dicen personas cercanas que aquellas que son extrañas para nosotros. Con esto queremos referirnos a que para que las alabanzas o elogios sean más reforzantes para nuestro alumnado en concreto es preciso construir una relación cercana con ellos y ellas. Debemos dedicar tiempo a hacer cosas que les gustan y ayudarles en aquellos momentos en los que se sienten mal o hacen algo que les disgusta. Es importante aprender a comunicarnos bien con cada uno de ellos y ellas.

REFUERZO POSITIVO

¿Qué entendemos por castigo? Creo que todos estaremos de acuerdo en que es “aquella consecuencia desagradable que ocurre justo después de que la persona realiza una conducta y hace que esta disminuya” (p.15). Pero, no todos los castigos funcionan ni ayudan a reducir conductas, siendo algunos de ellos un reforzante antes que un castigo. Un ejemplo de ello, es ese alumno que en clase comienza a tener conductas disruptivas por que sabe y conoce que cuando lo hace lo sacan fuera a pasear, o lo llevan a otra aula con juguetes, dicho castigo al sacarlo de clase es más un reforzante de dicha conducta que un castigo. Pero entonces, ¿Cómo sabemos si estamos aplicando una consecuencia reforzante o un castigo? La respuesta es: por el efecto que tenga en la conducta, es decir, si esta aumenta o disminuye tras la aplicación de dicha consecuencia.Es normal que a menudo y ante la gran diversidad de conductas que se nos presentan en nuestras aulas en el día a día existan dudas ante qué tipos de consecuencias utilizar, para ello se dan las siguientes directrices:- Refuerzo positivo y castigo deben aplicarse justo después de que ocurra la conducta que queremos que aumente o que disminuya. No pueden existir titubeos ni avisos constantes. Recordemos las palabras acción-reacción.- Dichas estrategias a aplicar se deben hacer de forma similar y coordinada entre todo el equipo educativo. De nada sirve si cada uno las aplica de una manera distinta o un día sí y otro no.- Las consecuencias no deben ser desmedidas, es decir, deben ir acorde con la conducta.- La familia debe estar informada de las consecuencias que se están aplicando para que tengan una continuidad en el ámbito familiar.

CASTIGO

Ahora bien, distingamos el refuerzo negativo del castigo. El refuerzo negativo, al contrario que el castigo, hace que aumente una conducta si esta le permite parar o acabar con algo que no le gusta.Zardoya Santos, J. (2007) pone un ejemplo:“A Julio, un chico de 18 años que iba al Club de Tiempo Libre de la Asociación de Padres, no le gustaba nada tener que recoger la sala de biblioteca que cada día tocaba a dos usuarios. Cuando le decías que ese día le tocaba recoger, empezaba a gritar y a dar patadas a lo que había en la sala: sillas, mesas… ¿Qué es lo que ocurría? Que Julio acababa no recogiendo la sala; por tanto, ¿qué es más probable que sucediera en el futuro cuando Julio no quisiera recoger la sala...? Que volviera a gritar y dar patadas; por lo tanto, estábamos reforzando su conducta.” (p.18)Por lo tanto, debemos recordar siempre que toda conducta tiene un objetivo y un sentido para esa persona.En estos casos debemos intentar cambiar las situaciones para que no tengan necesidad de dicho problema de conducta. Por ejemplo, podemos hacer actividades más placenteras y positivas para nuestro alumnado. ¿Qué podemos hacer en el caso de Julio?, ¿podemos buscar otras formas de organizar el orden de la biblioteca?, ¿quizás sea mejor hacerlo en otro momento o con otros compañeros?, ¿y si lo realiza con nuestro apoyo?, o... ¿y si le damos otras responsabilidades más de su agrado? Si le proporcionamos la elección de actividades haciendo actividades que refuercen más positivamente ¿podemos darle a Julio la opción de elegir entre recoger la biblioteca o encargarse de apagar las luces?, ¿hacerlo solo o con el apoyo del monitor? También podemos enseñarles a usar formas de comunicación adecuadas para cambiar las cosas que no les gustan sin necesidad de utilizar problemas de conducta. En el caso de Julio podría ser enseñarle a decir: "no quiero", "no lo sé hacer"...

REFUERZO NEGATIVO

Conductas que son incontrolables y que son un serio peligro para la propia persona y para los demás.

Conductas que no se pueden ignorar porque son peligrosas, de carácter moderado, para el propio individuo u otras personas (agredir, autoagredirse, romper algo, tirar cosas, etc.)

Conductas que son inadecuadas en un momento o lugar determinado, pero que no ponen en riesgo a la propia persona o a los demás.

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TIPOS DE CONDUCTAS

  • Es importante partir de esta frase: uno no puede tratar un problema de conducta si ocurre en un entorno problemático.
  • A la hora de poner en práctica un programa de modificación de conducta es importante analizar el entorno tanto escolar como familiar en el que se desarrolla y a partir de ahí saber qué cosas hay que mantener y qué cosas hay que cambiar. En este caso es imprescindible la colaboración de la familia, como mencionamos anteriormente para favorecer la continuidad de las medidas y favorecer las conductas positivas y eliminar las negativas también fuera del centro.
  • Es hora de analizar nuestra aula ¿Cómo podemos saber si es accesible para que nuestro alumnado se desenvuelva adecuadamente? Con esto queremos referirnos a si existe accesibilidad física, sensorial, cognitiva y emocional para que nuestro alumnado tenga posibilidad de ser autónomo y de poder así cubrir sus necesidades. Y no solo hablamos aquí de alumnado con NEE, si no del alumnado en general del aula ordinaria.
  • La accesibilidad busca eliminar barreras y disminuir la frustración a la hora poder desenvolverse en el día a día de los centros. Todo esto contribuye a la reducción de las conductas disruptivas.
  • A continuación, se muestran unos cuestionarios basados en el Diseño Universal del Aprendizaje que nos darán información sobre la accesibilidad en nuestra aula.
  • https://drive.google.com/file/d/1MLKkIAyZwc0SGvtU2fejmiS6L7DCY0M2/view?usp=drive_link

EL AMBIENTE

¿Qué es una habilidad funcional? Son aquellas que permiten a nuestro alumnado vivir de manera independiente y tener autonomía en su vida diaria. ¿Cuándo una habilidad es funcional? Cuando la persona que debe hacer dicha actividad no puede y hay alguien que debe hacerla por ella y la precisa para su autonomía. ¿Cómo detectamos una habilidad funcional necesaria para nuestro alumnado? Cuando la debe aplicar diariamente en su vida, es decir, si hay alguna actividad que solo debe realizar dos veces al año, esta no se consideraría funcional. Con todo lo que hemos hablado anteriormente sobre la conducta, podemos afirmar que una habilidad es útil si permite a esa persona conseguir algo que desea o evitar algo no deseado sin problemas de conducta. Es imprescindible tener en cuenta el principio de realidad del que partimos con nuestro alumnado para pautar que tipo de habilidades son funcionales y cuáles no.

HABILIDADES FUNCIONALES

ELECCIONES

A menudo no somos conscientes de la cantidad de elecciones que una persona hace desde que se levanta hasta que se acuesta: ropa, zapatos, ir en bus o en tren, café o zumo, quiero desayunar o no, etc. Ahora pensemos en nuestro alumnado con dificultades en el lenguaje o con un lenguaje no funcional ¿Tiene ellos esas alternativas para elegir? ¿Se les da esa posibilidad de elección? La respuesta a menudo es no. El hecho de tener la posibilidad de elegir en el día a día les da una mayor sensación de control sobre sus propias vidas. A la hora de ofrecer alternativas a nuestro alumnado, es importante tener en cuenta el saber cuándo usar preguntas abiertas o preguntas cerradas. Esto va a depender del nivel de lenguaje funcional que tenga nuestro alumnado y de la capacidad de expresarse. Ante un alumno/a que posee un lenguaje funcional es posible contemplar la posibilidad de preguntas abiertas (¿Qué quiere comer? ¿A qué quieres jugar?). Ante un alumno/a con un déficit importante a nivel comunicativo se deben emplear preguntas cerradas u ofrecer entre dos o tres alternativas. A la hora de ofrecer alternativas también pueden utilizarse elementos manipulativos o visuales para elegir como tarjetas, pictogramas, una mano u otra (mano derecha zumo mano izquierda agua). Ante un alumno/a con incapacidad para comunicarse o con dificultades para comprender y responder elecciones se le da una única alternativa a través de preguntas cerradas de sí o no, o cuando se le acerque la opción observar su respuesta (sonríe, se acerca, desagrado, cierra los ojos, vuelve la cabeza, etc.)

Información obtenida de:Goñi Garrido, M.J., Martínez Rueda, N. y Zardoya Santos, A. (2007). Apoyo Conductual PositivoAlgunas herramientas para afrontar las conductas difíciles. Feaps: Madrid. Consultado en: https://www.plenainclusion.org/wp-content/uploads/2021/03/apoyo_conductual_positivo.pdf

Solo en casos de extrema de gravedad dónde pueden ser peligros serios para la integridad física del propio alumno/a o la de sus iguales o profesorado es cuando se podría proceder a inmovilizar con ayuda. Esta técnica solo se emplearía en casos extremos y cuando las demás no han dado resultado. Además, debería estar reflejada en un Plan de Apoyo Conductual informada previamente la familia, así como el profesorado que atiende al alumno/a.

Una opción a realizar puede ser la de redirigir la atención del alumno/a hacia otra cosa justo en el momento en el que sepamos que va a ocurrir dicha conducta (de aquí la importancia de conocer los antecedentes, cuando ocurre la conducta y las señales que nos dan antes de realizarla). Por ejemplo, llevarlo a hacer algo distinto, que nos ayude a hacer alguna tarea de responsabilidad en clase, etc. Otra opción es la de usar la retroalimentación, recordándole lo que esperamos de el/ella. En estos momentos también ayuda el apoyo a través de claves visuales. Es importante recordárselo tanto antes de que se produzca la conducta siempre y cuándo conozcamos el cuándo suelen ocurrir las conductas (antes de salir al recreo, antes de ir al servicio, en la fila antes de entrar a clase, etc.) Otra opción es el empleo de SAAC (Sistemas Alternativos y Aumentativos de Comunicación) para conocer qué les está ocurriendo exactamente si no tienen medios para expresarlo de forma verbal.

¿Qué podemos hacer ante este tipo de conductas?La mejor opción suele ser ignorarlas, ya que, si prestamos atención, aunque sea riñéndole, podemos estar reforzándolas sin darnos cuenta. A veces prestamos demasiada atención a ciertas conductas que en sí no tienen demasiada importancia.