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El acompañamiento espiritual pastoral

Diocesis de Segorbe - Castellón Carta Pastoral Curso 2024-2025

ESCUCHAR, CUIDAR y ACOMPAÑAR a las personas

Empecemos

indice

2. Algunas claves para acompañar

1. ¿Qué entendemos por acompañamiento espiritual?

Presentación

5. Estructuras y procesos que facilitan el acompañamiento

3. Las formas de acompañamiento en la Iglesia

4. Necesidad de una buena formación

6. Conclusión

7. Bibliografía

A todo el Pueblo de Dios de Segorbe-Castellón: seglares, religiosos y religiosas, diáconos permanentes y sacerdotes.

El pasado curso, la acción pastoral de nuestra Iglesia diocesana estuvo centrada en el Primer Anuncio. Recordemos que su contenido es anunciar de forma explícita a Jesucristo, que ha muerto y ha resucitado, para que todo el que crea en Él tenga vida en plenitud, la vida eterna

O, con palabras del papa Francisco, consiste en anunciar que “Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte”1 (EG 164).

Encuentro personal con el Señor

PRESENTACIÓN

En los objetivos específicos de este curso pastoral se nos anima a“promover y generar una cultura de la acogida y del acompañamiento, una cultura vocacional potenciando espacios de acogida y experiencias de acompañamiento personal y comunitario en nuestras comunidades”.

Amados todos en el Señor Jesús.

Su objetivo es facilitar el encuentro o reencuentro de cada persona con el amor de Dios en Cristo vivo, que la ama, libera, salva y colma su deseo innato de vida, verdad, libertad, plenitud y felicidad: un encuentro que mueva a cada persona a creer de corazón en Cristo vivo, a adherirse a Él, a entrar en una relación personal con Él y a orientar toda su vida según el Evangelio en el seno de la comunidad de los creyentes, la Iglesia.

O, con palabras del papa Francisco, consiste en anunciar que “Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte”1 (EG 164).

El papa Francisco pide que iniciemos a sacerdotes, religiosos y laicos en el ‘arte del acompañamiento’ para que todos aprendamos siempre a quitarnos las sandalias ante la tierra sagrada del otro (cf. Ex 3,5).Hemos de dar a nuestro caminar el ritmo sanador de projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana (cf. EG n.169).Y en otro lugar nos dice: “Más que nunca necesitamos de hombres y mujeres que, desde su experiencia de acompañamiento, conozcan los procesos donde campea la prudencia, la capacidad de comprensión, el arte de esperar, la docilidad al Espíritu, para cuidar entre todos a las ovejas que se nos confían de los lobos que intentan disgregar el rebaño.” (EG n.171).

Presentación

Os ofrezco unas breves notas sobre el acompaañamiento, que nos ayuden a aproximarnos a esta realidad rica y compleja, con el fin de entender y profundizar el objetivo de este año..

O, con palabras del papa Francisco, consiste en anunciar que “Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte”1 (EG 164).

Cuando hablamos de acompañamiento desde la fe, también partimos de una idea muy similar, pero añadimos un elemento básico.En el acompañamiento cristiano no somos dos sino 3 los que intervienen:

  • el acompañante
  • el acompañado y
  • Dios

Acompañar es estar o ir en compañía de otra u otras personas; no de una forma pasiva, sino consciente y cercana, activa y comprometida. Esta definición nos habla de la relación entre personas (dos o más) que están o van en movimiento, acompañándose unas a otras. Porque acompañar es ir a alguna parte con alguien, con un rumbo, elevando su nivel de conciencia y aumentando su nivel de responsabilidad.

1. ¿Qué entendemos por acompañamiento espiritual?

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Acompañar viene etimológicamente del latín “ad cum pane”, “el que come pan con”

En un primer acercamiento podríamos decir que acompañar"Consiste en ayudar a las personas en su proceso de crecimiento en la fe y en orden a clarificar y discernir la voluntad de Dios, y llegar a un compromiso y opción vocacional mediante la Palabra de Dios, los sacramentos y la oración. Habrá que cuidar el compromiso apostólico, la escucha, el diálogo, el testimonio y otras muchas claves, respetando el desarrollo de cada persona que camina hacia la configuración con Cristo"

1. ¿Qué entendemos por acompañamiento espiritual?

1.1. El acompañamiento de jesús en el evangelio

Para entender mejor y, sobre todo, poner en práctica la tarea de acompañar, siempre tenemos como referente a Jesús en el evangelio, porque nuestro acompañamiento debe ser “como Cristo y con Cristo”. Él es el gran acompañante.

Vamos a detallar algunos pasajes del evangelio en los que observamos el comportamiento de Jesús, y sus opciones y el modo cómo Él acompañaba a las personas. Os invito a releer y meditar los textos y orar con ellos; la lectio divina nos permitirá llevarlos a nuestra vida.

En la parábola del sembrador (Mt 13, 3-9), Jesús esparce la semlla por todos los lados.

Parte cae en el borde del camino, parte entre piedras o entre hierbas y parte en tierra buena.

Jesús no espera en casa ni en la sinagoga. Sale a los caminos a encontrarse con la gente.

Y así sigue haciendo con nosotros. Al igual que hizo con la mujer samaritana.

En muchas ocasiones no espera a que acudan a Él, es Él quien se adelanta, es quien sale al encuentro de los que están en las orillas del camino.

Jesús se hace el encontradizo, entabla un diálogo con ella, la escucha atentamente y mantiene una relación de reciprocidad con ella. (Jn 4, 7-15)

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1.1. El acompañamiento de jesús en el evangelio

Podemos decir que Jesús toma la iniciativa, sale al encuentro, nos mira y escucha

"¿Qué quieres que haga por ti?" (Lc 18,41), pregunta Jesús al ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna.

Podemos decir que este labrador derrocha la semilla; para nuestra mentalidad no sería un buen agricultor. Pero Jesús lo hace conscientemente, porque Él solo ve tierra buena.

Jesús muestra el camino de salvación, y lo hace dando el protagonismo a la persona en la acción de salvarse.

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1.1. El acompañamiento de jesús en el evangelio

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Mensaje

reflexiona

Lo que ofrece Jesús es un camino a un encuentro con el Padre, como aliento y estímulo para la vida. "Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto" (Mt 5, 48)

"Ve a la piscina y lávate" (Jn 9, 7), porque cree firmemente en sus capacidades y potencialidades para salir de la situación.

"Levántate, toma tu camilla y anda" (Jn 5, 8). En los momentos de crisis y dificultad Jesús se hace presente y acompaña, pero no hace a las personas dependientes de Él, sino que permanece a su lado el tiempo necesario y luego desaparece. Así acontece en el camino de Emaús (Lc 24, 13-24)

Junto a la Palabra de Dios otra referencia para acercarnos al acompañamiento es el magisterio de la Iglesia. Os recuerdo algunas de las aportaciones más recientes.

San Juan Pablo II definía el discernimiento evangélico con estas palabras: "es la interpretación que nace a la luz y bajo la fuerza del Evangelio, del Evangelio vivo y personal que es Jesucristo, y con el don del Espíritu Santo. De este modo el discernimiento evangélico toma de la situación histórica y de sus vicisitudes y circunstancias no un simple “dato”, que hay que registrar con precisión y frente al cual se puede permanecer indiferentes o pasivos, sino un “deber”, un reto a la libertad responsable, tanto de la persona individual como de la comunidad"

1.2. El acompañamiento FORMA PARTE DEL PROYECTO EVANGELIZADOR DE LA IGLESIA

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Hablando de la actividad caritativa de la Iglesia, el papa Benedicto XVI describe, de una manera profunda y hermosa, la atención cordial que necesitan vivir los agentes de pastoral con los pobres.

En la Exhortación Evangelii Gaudium, el Papa Francisco nos pide a la Iglesia, a todas sus comunidades que procuremos “los medios necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están. Ya no sirve una “simple administración”

1.2. El acompañamiento FORMA PARTE DEL PROYECTO EVANGELIZADOR DE LA IGLESIA

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En la Exhortación Postsinodal Chsitus Viivit, el Papa habla del acompañamento y su finalidad: acompañar para discernir.

Mensaje

Por último, en la Exhortación pastoral de la Conferencia Episcopal Española Comunidades acogedoras y misioneras. Identidad y marco de la pastoral con migrantes, se nos llama a una profunda conversión personal y comunitaria: “Practicar la cultura de la acogida mutua tiene un valor transformador en las personas, las instituciones y las estructuras” (n. 30). La cultura del encuentro “comienza a tejerse en los encuentros cotidianos de nuestra familia, en nuestra vecindad, en nuestras comunidades parroquiales” (n, 24).

“La comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor (cf. 1 Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos. Vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva.

1

Como consecuencia, la Iglesia sabe «involucrarse». Jesús lavó los pies a sus discípulos. El Señor se involucra e involucra a los suyos, poniéndose de rodillas ante los demás para lavarlos. Pero luego dice a los discípulos: «Seréis felices si hacéis esto» (Jn 13,17).

2

Luego, la comunidad evangelizadora se dispone a «acompañar». Acompaña a la humanidad en todos sus procesos, por más duros y prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico. La evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites.

3

Por último, la comunidad evangelizadora gozosa siempre sabe «festejar». Celebra y festeja cada pequeña victoria, cada paso adelante en la evangelización. .

4

"Primetear, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar"

Evangelii gaudium

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La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz.

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El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del trigo, no tiene reacciones quejosas ni alarmistas. Encuentra la manera de que la Palabra se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva, aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados. El discípulo sabe dar la vida entera y jugarla hasta el martirio como testimonio de Jesucristo, pero su sueño no es llenarse de enemigos, sino que la Palabra sea acogida y manifieste su potencia liberadora y renovadora.

Fiel al don del Señor, también sabe «fructificar». La comunidad evangelizadora siempre está atenta a los frutos, porque el Señor la quiere fecunda. Cuida el trigo y no pierde la paz por la cizaña.

5

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La evangelización gozosa se vuelve belleza en la liturgia en medio de la exigencia diaria de extender el bien. La Iglesia evangeliza y se evangeliza a sí misma con la belleza de la liturgia, la cual también es celebración de la actividad evangelizadora y fuente de un renovado impulso donativo.” (EG 24)

La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz.

La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz.

La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz.

2. Algunas claves para acompañar

2.1. Claves metodológicas

2.2. Cualidades y actitudes específicas para el acompañamiento

A continuación, os expongo algunas claves que nos pueden ayudar, educar e iluminar en el acompañamiento personal y comunitario. Las primeras podemos decir que son de metodología, de cómo hacer o no hacer. Las segundas son actitudes y cualidades que debe cuidar el acompañante. En ambos casos, se pretende concretar todo lo que hemos visto desde el Evangelio y el Magisterio de la Iglesia

2.1. Claves metodológicas: (1/2)

Estate o ve al lado de la persona para compartir un camino común.

Reconoce, potencia y ayudar a descubrir las capacidades de la persona acompañada.

Respeta la toma de decisiones de la persona acompañada, aunque no te gusten.

Da tiempo al camino que hay que recorrer.

Admite que el acompañamiento tiene avances y retrocesos.

Pon a la persona como protagonista y centro de su camino.

Deja que las personas tomen sus propias decisiones. Dales protagonismo y participación en la creación de este proyecto común.

Se guía en su camino.

En el camino somos todos compañeros y nos ayudamos y transformamos mutuamente. Cuando acompañes no empujes, arrastres o impongas.

Hazle sentirse como la persona única que es, con un montón de cosas que ofrecer, a sí misma y a los demás. No seas paternalista, salvador o protector.

No seas impositivo ni manipulador

Se trata de procesos. No quieras tener logros y resultados inmediatos. Evita las prisas.

No juzgues, ni fiscalices, intimides o inspecciones.

No decidas por ella, ni tampoco te centres en sus problemas.

No tomes decisiones por ellas

Ayúdale para que vea la realidad con más profundidad.

2.1. Claves metodológicas. (2/2)

Celebrad la fe y la vida juntos. Festejad y reíd juntos.

Deriva hacia la ayuda adecuada. En los procesos de acompañamiento se disciernen situaciones que requieren la colaboración de algún acompañamiento especializado.

1

Acoge. Con este verbo se quiere indicar que no elegimos nosotros a los acompañados. Son ellos los que nos eligen.

Ora personalmente y con las personas a quienes acompañas.

Contempla. Se trata de sentirse instrumento de Dios

2

Cada persona/comunidad requiere por su situación una “intensidad” distinta de acompañamiento, teniendo en cuenta:

3

Que quieren ser acompañados. ofreciendo un acompañamiento respetuoso. Y sabeindo retirarse cuando es necesario

Que se requiere compromiso y implicación por ambas partes

Que es necesario un clima de confianza, incluso de vínculo

Los momentos de celebración genuina unen y construyen lazos. No trates de organizar celebraciones e invitar.

No trates de abarcar todo el proceso.

La oración es indispensable para abrirse a la acción del Espíritu Santo. Una oración con y por el que ha iniciado su camino el acompañante y que sostiene en la tarea y en el resto de la vida cristiana.

  • Corresponsabilidad

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2.2. cualidades y actitudes específicas para el acompañamiento

  • Cercanía y amor

  • Actitud de auténtica escucha

  • Autoconocimiento

Para iniciar un camino conjunto, necesitamos primero conocer nuestro propio caminar y tener la experiencia de ser acompañado. Es preciso conocerse para comprender, para poder acoger y amar, evitando protagonismos y paternalismos.

  • Talante personal

Este talante debe ayudar a descubrir cada realidad y profundizar en ella, en el convencimiento que es posible salir de la situación y de moverse, la superación y la transformación personal/comunitaria.

  • Habilidades prácticas

  • Acompañante acompañado

  • Preventivo, sanador y misericordioso

  • Reconocimiento de nuestros limites

Este talante debe ayudar a descubrir cada realidad y profundizar en ella, en el convencimiento que es posible salir de la situación y de moverse, la superación y la transformación personal/comunitaria.

Para iniciar un camino conjunto, necesitamos primero conocer nuestro propio caminar.

Se trata de acompañar con cercanía y amor.

Hay que escuchar en profundidad, sin juicios ni prejuicios. Muchas personas desean ser escuchadas. Pero escuchar no es tan sencillo. No es lo mismo que oír. En ocasiones es más fácil decir palabras sensatas y dar buenos consejos que escuchar. Todos tenemos muchas palabras sensatas y nos vienen a la mente mil consejos. Pero, ¡qué suerte encontrar a alguien que escuche!

Este talante debe ayudar a descubrir cada realidad y profundizar en ella, en el convencimiento de la capacidad de movilización, de transformación personal/comunitaria, de superación. Reconocer mis límites y aceptarlos. Saber cuándo podemos estar y cuándo no. Humildad y fortaleza. Paciencia

En el acompañamiento ha de reinar la corresponsabilidad, es decir, una responsabilidad compartida, confidencial y sincera, que mira la realidad soñando que puede ser de otra manera. Necesitamos ser utópicos, llenos de virtud de la esperanza.

El acompañante necesita también ser acompañado, abarcando todas las dimensiones de la vida, a sabiendas que el acompañamiento no puede entenderse limitado a la dirección o al acompañamiento espiritual.

El acompañamiento ha de ser preventivo, sanador y misericordioso, prestando una especial atención a las personas vulnerables. Se necesitan, también, espacios de apertura, de amistad y de fraternidad, que favorezcan el encuentro con Cristo vivo.

Hemos de reconocer nuestros limites y aceptarlos. Y saber cuándo podemos estar cuándo no. En el acompañamiento son necesarias las virtudes de la humildad, la fortaleza y la paciencia.

El acompañante ha de estar formado y dotado de habilidades practicas: - Sociales - Conocimientos específicos Necesitamos formación permanente, puesto que todo acompañamiento ha de partir de la experiencia de fe y de vida cristiana y comunitaria

3. Las formas de acompañamiento en la Iglesia

3.1. Acompañar a la humanidad

3.2. Acompañamiento pastoral / comunitario

3.3. Acompañamiento personal y espiritual

3.1

Acompañar a la humanidad

En Evangelii Gaudium, el Papa Francisco nos dice que toda comunidad evangelizadora tiene el encargo de acompañar a la humanidad en todos sus procesos.

Tradición Iglesia

Acompañamiento pastoral

Nos dice el Papa Francisco:

«En su forma más básica el acompañamiento pastoral es cualquier ayuda, estímulo o apoyo prestado por un cristiano a otra u otras personas a las que considera sus prójimos»

3. las formas de acompañamiento en la iglesia

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«¡Una Iglesia que acompaña en el camino, sabe ponerse en el camino con todos!» Y hay una antigua regla de los peregrinos, que San Ignacio asume, por eso yo la conozco. En una de sus reglas dice que aquel que acompaña a un peregrino y que va con él, debe ir al paso del peregrino, sin adelantarse ni retrasarse. Y esto es lo que quiero decir: una Iglesia que acompaña en el camino y que sepa ponerse en camino, como camina hoy»

El acompañamiento comunitario como medio de renovación pastoral

Con un modelo de comunidad para la Iglesia del Tercer Milenio

3.2

Acompañamiento pastoral / comunitario

3. las formas de acompañamiento EN LA IGLESIA

El acompañamiento comunitario como medio de renovación pastoral

Amoris Laetitia

Si nos acercamos a la Exhortación Amoris Laetitia vemos que el acompañamiento pastoral es una de las propuestas que el Santo Padre hace para poder atender pastoralmente a los matrimonios y las familia. Utiliza la palabra acompañamiento con un sentido amplio

Sínodo de los Jóvenes 2018

3. las formas de acompañamiento EN LA IGLESIA

A la hora de entender el acompañamiento tanto de los jóvenes como de la totalidad del Pueblo de Dios nos puede servir de luz el punto de vista, expresado en el Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes, de 2018.

“La Iglesia quiere llegar a las familias con humilde comprensión, y su deseo es acompañar a cada una y a todas las familias para que puedan descubrir la mejor manera de superar las dificultades que se encuentran en su camino” (AL 200).

con un módelo de comunidad para la iglesia del tercer milenio

Juntos recorremos el camino de la fe, podemos decir que nos acompañamos mutuamente, abiertos siempre a la acción del Espíritu en nuestras vidas y asumiendo nuestra misión de evangelizar en medio del mundo.

Nuestra Iglesia necesita cominidades que:

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  • Pongan a Jesucristo en el centro,
  • Se reúnan en torno a la Eucaristía compartida, en la que todos y todas se sientan miembros igualmente importantes y necesarios: sacerdotes, vida consagrada y laicos de cualquier edad.

Una comunidad que acompaña es aquella que:

  • Nadie se siente extraño,
  • En la que sus miembros se conocen y se cuidan,
  • En la que comparten su vida,
  • En la que nos preocupamos y ocupamos unos de otros,
  • Tanto los que llevan tiempo, como los recién llegados.

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3. las formas de acompañamiento EN LA IGLESIA

3.3

Acompañamiento PERSONAL Y espirtual

Por acompañamiento espiritual se entiende una relación continuada entre dos personas en la que una de ellas, mediante frecuentes conversaciones, ayuda a la otra a buscar y realizar la voluntad de Dios según su vocación particular, buscada mediante el discernimiento espiritual, con el empleo de distintos recursos verbales y de otros instrumentos pastorales. El acompañamiento debe estar orientado hacia la madurez de la persona, hacia la experiencia cristiana de Dios

¿Quien esta llamado?

Un sentido personal

3. las formas de acompañamiento EN LA IGLESIA

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Acompañar desde una mirada cercana.

1

Acompañamiento integral

Que no sea solo intelectual o afectivo, sino que posibilite el desarrollo de todas las dimensiones de la persona. Es decir, la experiencia del discernimiento de qué está haciendo Dios o qué espera Dios de ti, espiritual; la experiencia de cuál es tu sitio en la Iglesia y en el mundo, pastoral; pero además todo esto en clave de crecimiento, que es la dimensión educativa.

2

Acercarse a la persona desde el respeto y la reverencia

3

Acompañantes acompañados

Un buen acompañante no nace se hace. Es un camino de crecimiento donde gustar “el arte de acompañar”, pero no de manera teórica únicamente, aprendiendo, conociendo o estudiando técnicas referentes a esta tarea, sino de manera experiencial principalmente, viviendo en primera persona el ser acompañado por otro.

4

A continuación. detallamos un decálogo que nos sugiere la lectura de los articulos 169-173 del EG, y que pueden ser de utilidad para esta reflexión

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La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz.

Acercar a la persona más y más a Dios

5

3. las FORMAS de acompañamiento EN LA IGLESIA

Acompañantes que conozcan los procesos

6

Acompañantes con sentido comunitario

7

Acompañantes con "capacidad del corazón"

8

Un acompañamiento que suscite apóstoles para la misión

Hombres y mujeres que sean discípulos misioneros, que busquen la unidad de fe y vida, de vida personal y acción evangélica, y anuncien con alegría la Buena Noticia que, a ellos, un día, les fue anunciada. En el Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes se habló de la necesidad de una buena formación para el acompañamiento

9

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La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz.

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El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del trigo, no tiene reacciones quejosas ni alarmistas. Encuentra la manera de que la Palabra se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva, aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados. El discípulo sabe dar la vida entera y jugarla hasta el martirio como testimonio de Jesucristo, pero su sueño no es llenarse de enemigos, sino que la Palabra sea acogida y manifieste su potencia liberadora y renovadora.

El acompañante debe saber proponer, corregir y ayudar

10

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La evangelización gozosa se vuelve belleza en la liturgia en medio de la exigencia diaria de extender el bien. La Iglesia evangeliza y se evangeliza a sí misma con la belleza de la liturgia, la cual también es celebración de la actividad evangelizadora y fuente de un renovado impulso donativo.” (EG 24)

3. las tres formas de acompañamiento

La formación para el acompañamiento debe atender los aspectos vocacionales y motivacionales del acompañante, los fundamentos y la espiritualidad del acompañamiento, así como los aspectos prácticos sobre la manera de proceder en el acompañamiento. Dos criterios nos orientan:

  • la formación tiene que llegar a lo profundo de la persona y
  • solo será buen acompañante quien tenga la experiencia de haber sido acompañado

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4. Necesidad de una buena formación

De esta manera queda claro que la metodología, que siempre pregunta qué hacer y cómo hacer, debe situarse en un mapa más amplio: profundizar en la espiritualidad, dar densidad a los procesos pastorales y ver las huellas que deja la acción pastoral en el propio educador.

Esta formación no se improvisa sino que necesita planes consistentes y bien estructurados. Lo que se forma es el corazón, la mente y la acción del acompañante.

Hemos de potenciar una cultura vocacional del acompañamiento propiciando el acercamiento de las personas a la fe y poniendo en marcha planes de formación para el acompañamiento y experiencias de acompañamiento a acompañantes.

Si estamos en proceso de renovación pastoral a nivel personal y comunitario, nos hemos de plantear también en qué medida nuestras acciones y estructuras están favoreciendo esta renovación que pasa por poner el Primer Anuncio en el centro de nuestra actividad pastoral, acompañar a las personas en su proceso de crecimiento en el discipulado, favorecer la presencia pública de la Iglesia y su misión en el mundo. Dicho así, en conjunto parece una tarea inabarcable. Pero leído en clave de proceso, en el que no importa correr mucho sino saber qué camino estamos recorriendo paso a paso, confiando en la acción del Espíritu que es quien marca los tiempos, la tarea se vuelve ligera.

5. estructuras y procesos que facilitan el acompañamiento

Etapas de la vida

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En relación con la familia, hemos de impulsar procesos que abran el diálogo dentro de la familia, que refuercen la formación prematrimonial (itinerario) y el seguimiento y acompañamiento de los matrimonios.

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En relación con los jóvenes, estamos llamados a favorecer procesos que den respuesta a los problemas reales que sienten y viven los jóvenes, generen confianza recíproca, susciten el diálogo y ayuden a su formación y crecimiento integral, incluida la dimensión espiritual.

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En relación con las personas en situación de vulnerabilidad, debemos potenciar procesos que nos conduzcan a un cambio de mentalidad a nivel familiar, eclesial y social para sensibilizarnos con las concretas situaciones de especial vulnerabilidad y/o riesgo de exclusión o discriminación –soledad, pobreza, discapacidad–.

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En relación con quienes no creen, nos sentimos llamados a impulsar procesos que exploren caminos de diálogo y apertura a la dimensión trascendente de la realidad, particularmente en ámbitos como el diálogo fe-cultura, el arte, la naturaleza, el deporte o el mundo virtual.

Potenciar una cultura del acompañamiento en todas las etapas de la vida

Familia

En relación con la familia, hemos de impulsar procesos que abran el diálogo dentro de la familia y que refuercen la formación prematrimonial (itinerario) y el seguimiento de las parejas recién casadas. Ello requiere de la coordinación entre nosotros, particularmente entre los movimientos familiares específicos, parroquias y los grupos diocesanos dedicados a este ámbito pastoral y de la integración con otros espacios fundamentales directamente vinculados con la familia como son la escuela y la parroquia.

Jovenes

Personas en situación de vulnerabilidad

Quienes no creen

5. estructuras y procesos que facilitan el acompañamiento

Ello requiere de la coordinación entre nosotros, particularmente entre los movimientos familiares específicos, las parroquias y los grupos diocesanos dedicados a este ámbito pastoral así como de la integración y coordinación con otros espacios fundamentales directamente vinculados con la familia como son la escuela y la parroquia.

Será cada comunidad la que deberá discernir sinodalmente cuál es su camino y qué pasos dar en cada momento.

Para ello hemos de acercarnos a los jóvenes, escucharles y hablar con un lenguaje adecuado

Queridos diocesanos: Dispongámonos al nuevo curso pastoral centrado en el acompañamiento pastoral y espiritual. Como os digo más arriba, no olvidemos que también en el acompañamiento espiritual, el protagonista es el Espíritu Santo.

El módelo de acompañamiento es Jesús

El modelo de acompañamiento es Jesús; el modelador, el Espíritu Santo, por medio de la gracia. El acompañante es un ‘instrumento’ de Dios, que es quien da el crecimiento (cfr. 1 Co 3,7-9). Sin la gracia de Dios, sin la unión a Cristo Jesús y sin la fuerza del Espíritu nada podemos hacer.

6. Conclusión

Acometamos la tarea

Acometamos la tarea, unidos al Señor, que nos envía de nuevo a todos a su misión. El Señor Jesús es nuestro compañero de camino y su Espíritu nos ilumina, alienta y fortalece para emprender este nuevo curso con ánimo y esperanza renovados.

Pido a la Santísima Virgen María

Pido a la Santísima Virgen María, Nuestra Señora de la Cueva Santa, que aliente a nuestra Iglesia diocesana en esta nueva etapa pastoral. ¡Que ella nos enseñe a ser fieles a su Hijo, a las necesidades de los hombres y mujeres del presente y a nuestra Iglesia diocesana!

Con mi afecto y la bendición del Señor

7 bibliografía

  • SAGRADA BIBLIA, CEE, BAC, Madrid, 2010.
  • Magisterio del Papa Sajn Juan Pablo II:
    • Exhortación Apostólica Pastores Dabo Vobis
  • Magisterio Papa Benedicto XVI:
    • Encíclica Deus Caritas Est
  • Magisterio del Papa Francisco:
    • Encíclica Gaudete et Exultate
    • Exhortación Amoris Laetitia
    • Exhortación Evangelii Gaudium
    • Exhortación Postsinodal Chistus Vivit
    • “Discurso a los participantes en la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales”, consultado el 6 de noviembre de 2019, http://w2.vatican.va.
    • Sínodo de los Obispos sobre los Jóvenes: Documento Final del Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional (DF). Octubre de 2018
  • CEE:
    • "La Iniciación Cristina, Reflexiones y Orientaciones". Madrid 1998
    • Exhortación Pastoral "Comunidades acogedoras y misioneras. Identidad y marco de la pastoral con migrantes". Madrid 2024
    • Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida: "Hacia un renovado Pentecostés. Guía de trabajo para el poscongreso de laicos". EDICEP.2020. Madrid

7 bibliografía

  • ACCIÓN CATÓLICA GENERAL, “Llamados a acompañar”.
  • ÁVILA A., Acompañamiento espiritual, Madrid, PPC, 1998, pp. 189-190.
  • Cártitas Diocesana de Getafe, "Criterios para el acompañamiento" (2017)
  • Cáritas Española, "Módelo de Acción Social" (Documentos institucionales)
  • Consejo Diocesano de Pastoral, 24 de febrero de 2024: El Acompañamiento. Definición, claves fundamentales y concreción de propuestas de cara al próximo curso pastoral. Aportaciones.
  • GARCÍA DOMÍNGUEZ, Luis Mº: "El libro del discípulo". Sal Terrae.
  • GARCÍA SAN EMETERIO, S.A., “El acompañamiento. Un ministerio de ayuda”, ed. Paulinas, 2001.
  • KOLDO GUTIERREZ SDB “Experiencia formativa en el acompañamiento espiritual de jóvenes”.
  • Reflexión Diocesana en el proceso sinodal: “Sesión 3: El Acompañamiento”. Curso 2021-22. Vicaría de Pastoral.
  • ROSSANO SALA El acompañamiento. La evolución del concepto durante el sínodo sobre los jóvenes.
  • SÁNCHEZ CASTRO, L.S.: “El acompañamiento en el magisterio del Papa Francisco” (2013-2019).

Acompañar espiritualmente es:

  • Guiar a los demás en su peregrinación con Cristo hacia al Padre.
  • Haciéndoles cada vez más conscientes de la presencia de hermanos y hermanas que junto a ellos caminan en la misma dirección, y la cercanía de Aquel que será su sostén a lo largo de su peregrinar: Jesús, su camino, su verdad y su vida.

Acercar a la persona más y más a Dios.

(EG 170) Aunque suene obvio, el acompañamiento espiritual debe llevar más y más a Dios, en quien podemos alcanzar la verdadera libertad. Algunos se creen libres cuando caminan al margen de Dios, sin advertir que se quedan existencialmente huérfanos, desamparados, sin un hogar donde retornar siempre. Dejan de ser peregrinos y se convierten en errantes, que giran siempre en torno a sí mismos sin llegar a ninguna parte. El acompañamiento sería contraproducente si se convirtiera en una suerte de terapia que fomente este encierro de las personas en su inmanencia y deje de ser una peregrinación con Cristo hacia el Padre.

Es el Espíritu Santo, quien mueve y cambia el corazón, quien sana e ilumina la mente, quien santifica. El modelo es Jesucristo; el modelador, el Espíritu Santo, por medio de la gracia. Quien acompaña es un ‘instrumento’ de Dios, que es quien da el crecimiento (cfr. 1 Co 3,7-9).

Afirma en el número 244: “En el Sínodo muchos han hecho notar la carencia de personas expertas y dedicadas al acompañamiento. Creer en el valor teológico y pastoral de la escucha implica una reflexión para renovar las formas con las que se ejerce habitualmente el ministerio presbiteral y revisar sus prioridades. Además, el Sínodo reconoce la necesidad de preparar consagrados y laicos, hombres y mujeres, queestén cualificados para el acompañamiento a jóvenes".

En este sentido la Iglesia es vista como “casa del acompañamiento y ambiente de discernimiento”.El objetivo del acompañamiento es el discernimiento, y este se presenta como una necesidad imperiosa en este momento de la historia.

En el Sínodo sobre los jóvenes se habló de la necesidad de una buena formación en el acompañamiento:

Necesidad de una buena formación

“Para poder desempeñar el propio servicio, el acompañante sentirá la necesidad de cultivar su propia vida espiritual, alimentando la relación que lo vincula a Aquel que le ha confiado la misión. Al mismo tiempo necesitará sentir el apoyo de la comunidad eclesial de la que forma parte. Será importante que reciba una formación específica para este particular ministerio y que a su vez él también se beneficie de acompañamiento y de supervisión”

Lo más importante no es tener muchos conocimientos, sino la capacidad de emocionarte con el otro, dejando de ser meros espectadores de su vida y siendo capaces de transmitirles, desde el corazón, el anhelo y la sed de Dios. Esto nos facilitará una proximidad, que no “colegueo”, que posibilitará la transparencia de Dios, es decir, en palabras del Papa: “despertará el deseo del ideal cristiano, las ansias de responder al amor de Dios y el anhelo de desarrollar lo mejor que Dios ha sembrado en la propia vida”.

"Con capacidad del corazón"

Aquella que pasa de ser una mirada conmovida a ser una mirada comprometida con el otro. Se trata de estar junto a la persona partiendo del contexto en el que vive, para que ella alcance su propia plenitud gracias al encuentro con quien acompaña, quien le proporcionará un acompañamiento que contiene tres tiempos:

  • Reconocer (Ver)
  • Interpretar (Juzgar)
  • Elegir (Actuar)
Y que en todo momento le conducirá al encuentro personal con Cristo.

Mirada cercana

(EG 169). En una civilización paradójicamente herida de anonimato y, a la vez obsesionada por los detalles de la vida de los demás, impudorosamente enferma de curiosidad malsana, la Iglesia necesita la mirada cercana para contemplar, conmoverse y detenerse ante el otro cuantas veces sea necesario. En este mundo los ministros ordenados y los demás agentes pastorales pueden hacer presente la fragancia de la presencia cercana de Jesús y su mirada personal. La Iglesia tendrá que iniciar a sus hermanos —sacerdotes, religiosos y laicos— en este «arte del acompañamiento», para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada del otro (cf. Ex 3,5). Tenemos que darle a nuestro caminar el ritmo sanador de projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana.

Constituyámonos en todas las regiones de la tierra en un “estado permanente de misión”(EG 25). Esta es nuestra misión y no otra: evangelizar. Y para caminar hacia él, nos propone cinco verbos: “Primerear, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar”.Iglesia en salida es “la comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan” Sobre el acompañamiento nos dice: "Luego la comunidad evangelizadora se dispone a acompañar. Acompaña a la humanidad en todos sus procesos, por más duros y prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico. La evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límte". (EG 24).

"Estado permante de misión"

Necesitamos pequeñas comunidades en las que nos dejemos a acompañar de otros qie caminan en la misma dirección, y que en determinados momentos del camino nos sirvan de apoyo, impulso o, simplemente, alguien con quien compartir los avatares del peregrinar.

Una forma concreta de posibilitar esta vivencia de fe en comunidad son los grupos o equipos de vida, que también pueden tener otras muchas denominaciones. En la práctica son equipos formados por varias personas que deciden libremente iniciar un proceso de maduración en la fe: “Son pequeñas comunidades que transmiten la fe, la oración y la liturgia de la Iglesia, con un estilo de vida y de compromiso apostólico peculiar que facilita la constante interacción entre fe y vida, según las edades y circunstancias”

Grupos o equipos de vida

Se hace necesaria la compañía de otros creyentes que ayuden a tener y descubrir la peculiar experiencia de Dios en la profundidad de la existencia. Porque compartir vida y fe es compartir, tanto las alegrías como el dolor, los momentos de crecimiento y también los de dudas y sin respuestas. Todo esto puede y es acompañado por los miembros de la comunidad, que se saben en terreno sagrado.

Se trata de ser y sentirse responsables los unos de los otros, de un estilo de camino compartido. Porque es, precisamente, caminando juntos cuando sanamos, nos convertimos, crecemos y maduramos en la fe, la esperanza y la caridad, cuando se genera una comunidad cristiana de discípulos misioneros, presencia de Dios en medio del mundo.

El acompañamiento se convierte así en una forma de ser Iglesia, de ser comunidad eclesial y de ser parroquia. Es la comunidad eclesial la que se ha de sentir llamada a acompañar a niños, jóvenes, novios, matrimonios y familia, adultos y mayores en el crecimiento y maduración de la fe y de la vida cristiana.

Reflexión Sínodo Jóvenes 2018

Rosanno Sala, Salesiano

“Durante la Asamblea sinodal fue criticada una tendencia individualista en el pensar y practicar tanto el acompañamiento como el discernimiento. En cambio, surgió con gran fuerza la presencia y la acción de la comunidad y esto nos hace dar cuenta del enfoque del Documento Final sobre estos temas: mientras que en el Instrumentum Laboris el acompañamiento partía desde lo personal y llegaba al nivel comunitario y eclesial, en el Documento Final se parte de la Iglesia como sujeto de acompañamiento y luego se llega al nivel personal. Este cambio fue importante, y creo que durante la Asamblea sinodal hubo una verdadera “conversión”.

Ello exige, al mismo tiempo

Cultura del acompañamiento

  • Crear espacios
  • Crear tiempos
para transformar paulatinamente la tarea de acompañar en un auténtico proceso que abarque todas las etapas de la vida.

Esta manera de acompañar, en el ver y escuchar con otros lo concreto de los acontecimientos, es lo que va permitiendo adentrarse en el corazón de los hombres y mujeres para sentir la huella que deja la vida, intuir lo que está aconteciendo y percibir que Dios mismo habla al corazón y llama. En estos grupos seacompañan unos a otros, crecen juntos y se interpelan fraternalmente. En muchas ocasiones contarán con la figura de un acompañante, una persona de la comunidad, formada para ello y que ayuda al grupo a encontrarse con Jesucristo y vivir la comunión con Él en su Iglesia.

Esta es la primera lección para nuestro acompañamiento:RECONOCER LA DIGNIDAD DE TODA PERSONA

Da igual como estemos, da igual la mochila que arrastremos, Él va a estar a nuestro lado, y así reconoce la dignidad de hijos de Dios a todas las personas, a todos los está dirigida la Palabra de Dios, todos están invitados al Reino de Dios.

El sólo ve tierra buena

Y justo por eso, Jesús se acerca a todos, con preferencia a las personas que la sociedad tiene excluidas. porque ellas necesitan más que nadie su apoyo, su palabra (personas con lepra, gente que vivía en los sepulcros, mujeres que ejercían la prostitución... )

El diálogo forma parte del método de Jesús; lo mismo que aceptar incondionalmente a la persona que tiene delante, sin juzgarla: "Ni él ni sus padres pecaron" (Jn 9, 3).

Escucha y el diálogo

El acompañamiento es un camino que animamos a recorrer a alguien, pero que es él quien debe ir avanzando paso a paso, haciendo frente al cansancio, al desánimo y a los obstáculos que pretendan impedirle avanzar (el “mal espíritu” que llamaba S. Ignacio de Loyola).Pero sobre todo, también, haciéndolo consciente de todo el camino recorrido y de todo lo positivo que en su andadura ha ido descubriendo y viviendo.

... saber proponer, corregir y ayudar

(EG 172) El acompañante sabe reconocer que la situación de cada sujeto ante Dios y su vida en gracia es un misterio que nadie puede conocer plenamente desde afuera. El Evangelio nos propone corregir y ayudar a crecer a una persona a partir del reconocimiento de la maldad objetiva de sus acciones (cf. Mt 18,15), pero sin emitir juicios sobre su responsabilidad y su culpabilidad (cf. Mt 7,1; Lc 6,37). De todos modos, un buen acompañante no consiente los fatalismos o la pusilanimidad. Siempre invita a querer curarse, a cargar la camilla, a abrazar la cruz, a dejarlo todo, a salir siempre de nuevo a anunciar el Evangelio. La propia experiencia de dejarnos acompañar y curar, capaces de expresar con total sinceridad nuestra vida ante quien nos acompaña, nos enseña a ser pacientes y compasivos con los demás y nos capacita para encontrar las maneras de despertar su confianza, su apertura y su disposición para crecer.

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Esto es:

  • Capaces de salir de sí mismos y ponerse en el lugar del otro.
  • Prudentes, para ayudar a la persona a saber discernir y elegir el plan de Dios en su vida.
  • Sabiendo comprender y aprender a escuchar sin moralizar, sin juzgar, aguardando el momento en el que puedan proponer cambios constructivos para la persona acompañada.
  • Con paciencia, calma y templanza. La experiencia de haber sido acompañados en momentos duros les hará tener una sensibilidad especial para acoger incondicionalmente al acompañado, venga como venga, valorando todo lo positivo.
  • Con sigilo absoluto, pues comprenderán que el interior de las personas es un lugar sagrado.
  • Para la evangelización, para el encuentro con el Señor.

Acompañantes que conozcan los procesos.

(EG 171) Más que nunca necesitamos de hombres y mujeres que, desde su experiencia de acompañamiento, conozcan los procesos donde campea la prudencia, la capacidad de comprensión, el arte de esperar, la docilidad al Espíritu, para cuidar entre todos a las ovejas que se nos confían de los lobos que intentan disgregar el rebaño. Necesitamos ejercitarnos en el arte de escuchar, que es más que oír. Lo primero, en la comunicación con el otro, es la capacidad del corazón que hace posible la proximidad, sin la cual no existe un verdadero encuentro espiritual. La escucha nos ayuda a encontrar el gesto y la palabra oportuna que nos desinstala de la tranquila condición de espectadores. Sólo a partir de esta escucha respetuosa y compasiva se pueden encontrar los caminos de un genuino crecimiento, despertar el deseo del ideal cristiano, las ansias de responder plenamente al amor de Dios y el anhelo de desarrollar lo mejor que Dios ha sembrado en la propia vida.

Sacerdotes, consagrados y laicos debidamente formados, están llamados a realizar esta tarea, desde el respeto y la reverencia hacia el otro, y cuyo fin no es otro que llevar más y más a Dios, en quien podemos alcanzar la verdadera libertad y la vida eterna.El acompañante deberá ponerse a un lado para dejar que el Espiritu Santo actúe.

Y otra, en saber despertar en la persona la necesidad de la comunidad en su vida cristiana, como el lugar donde encontrar el calor que le anime a formarse, a crecer en vida interior (oración y celebración) y a responder desde la luz del Evangelio a las situaciones que en cada momento le toque vivir

Una en vivir una pastoral más de conjunto, donde:

  • nos necesitemos unos a otros,
  • comprendamos que no somos los únicos protagonistas y
  • el otro, quizá por su vocación o carisma, puede ofrecer un mejor servicio que yo

Esto ayudará en dos direcciones

Acompañantes con sentido comunitario

Esto supone que el acompañante al iniciarse en el arte de acompañar comienza a experimentar la alegría de ver cómo otros van dando pasos en el camino del Señor, y se acerca a ellos desde la proximidad y el respeto.Es la plena realización de la vocación de aquellos que consideramos este servicio como una gracia, como algo que nace del corazón de aquel que es capaz de contemplar, como el Samaritano, la necesidad del hermano y no pasar de largo, ya seamos sacerdotes, religiosos o laicos.

Acercarse a la persona

Exhortación Evangelii Gaudium afirma:

“Sin disminuir el valor ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las posibles etapas de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día” (EG n. 44)

Son de destacar, los números 169 a 173 de Evangelii Gaudium en los que el Papa Francisco reflexiona sobre el acompañamiento en un sentido personal, siguiendo el enfoque de la teología espiritual. Más adelante nos centraremos en ellos con mayor detalle.

El Papa Francisco dedica cinco números en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium al acompañamiento personal, siguiendo el enfoque de la teología espiritual, bajo el título: «El acompañamiento personal de los procesos de crecimiento» (EG 169-173). Resulta significativo que estén situados dentro del capítulo del Anuncio del Evangelio

DCE n.31a

Benedicto XVI

"dichos agentes, además de la preparación profesional, necesitan también y sobre todo una “formación del corazón”: se les ha de guiar hacia ese encuentro con Dios en Cristo, que suscite en ellos el amor y abra su espíritu al otro, de modo que, para ellos, el amor al prójimo ya no sea un mandamiento por así decir impuesto desde fuera, sino una consecuencia que se desprende de su fe, la cual actúa por la caridad (cf. Gál 5,6)”

Nuestra Iglesia diocesana, en sus miembros y en sus comunidades, está llamada a ser una comunidad que acoge, escucha, cuida y acompaña a las personas. Por lo tanto, hemos de favorecer el acompañamiento de la personas para que, en sus anhelos y necesidades, puedan alcanzar una vida más plena y evangélica vinculándose más fuertemente a Cristo y a su Iglesia.

Con la mirada puesta en el Señor Resucitado, vivo y presente entre nosotros, y abiertos a la acción del Espíritu Santo nos disponemos a comenzar con esperanza un nuevo curso pastoral. Es el segundo en la aplicación de nuestro Plan Diocesano de Pastoral, y estará centrado en el acompañamiento pastoral y espiritual.

Según la Exhortación Apostólica del papa Francisco Evangelii Gaudium existen, al menos, tres formas de acompañamiento, que se complementan y contribuyen al mismo fin de la Iglesia:

  • El acompañamiento que realizamos cada uno de nosotros, y la Iglesia en su conjunto, a todos y cada uno de nuestros hermanos y hermanas, a la humanidad entera, en orden a instaurar aquí y ahora el Reino de Dios y su justicia, optando prioritariamente por las personas más pobres.
  • El que desarrollamos como comunidad cristiana al interior de la Iglesia, mediante nuestros grupos y estructuras pastorales, por el que acompañamos y somos acompañamos, personalmente y como comunidad.
  • El acompañamiento personal y espiritual a cada uno de los hermanos.

Los laicos, junto a los presbiteros y diaconos, debéis descubrir también la llamada a acompañar a otros laicos. Ello responde a vuestra identidad bautismal para el acompañamiento evangelizador.

En comunidad

Jesús eligió a un grupo de discípulos, los acompañó y les explicó los detalles del Reino con mucha paciencia y durante todo el tiempo que estuvo con ellos. Los acompañó en su proceso de crecimiento en la fe.Ellos vivieron la fe en la comunidad de discípulos.

Jesucristo nos invita a todos a seguir sus pasos en la Iglesia, en la comunidad

“Perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones… Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno” (Hch 2, 42-45).

El encuentro personal con el Señor pide, a su vez, un camino de crecimiento y maduración en la fe y en la vida cristiana personal unidos a la comunidad eclesial. Esto implica tomarse muy en serio a cada persona en la realidad concreta de su vida y el proyecto que Dios tiene sobre ella. Dios nos crea por puro amor, para que viviendo el mandamiento nuevo del amor, lleguemos a la perfección del amor.Este es el designio, el proyecto, la voluntad, la llamada o la vocación de Dios para todos

Encuentro personal con el Señor

“Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tim 2,4).El camino es Jesucristo, verdad y vida para el mundo. Cada ser humano necesita dejarse encontrar por Cristo vivo, amarle y seguirle más ymás, para irse configurando con Él hasta poder decir con Pablo: “Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí”.(Gál 2, 20; cf. EG, n. 160).En este camino hacia la santidad es muy conveniente, e incluso necesario, el acompañamiento espiritual y pastoral, al que vamos a dedicar el próximo curso pastoral.

Para el Papa Francisco, el acompañamiento pastoral:

  • No tiene límites precisos
  • Toca acciones muy variadas del ser humano;
    • acciones que se realizan en el campo de las obras de misericordia,
    • en el trabajo y la lucha por los derechos y la dignidad de las personas,
    • en el crecimiento y la maduración de la persona hacia los proyectos educativos y
    • en el cuidado de la comunidad cristiana o el acompañamiento espiritual

Esta es posiblemente la razón por la que el Santo Padre se refiere en su magisterio normalmente al acompañamiento sin los adjetivos pastoral y espiritual.

Para el Papa, el acompañamiento pastoral abarca toda la existencia, todos los pueblos, todos los ambientes de convivencia y a la todas las persona en todos los ámbitos de la vida (cf. EG 179, 181)

«En su forma más básica el acompañamiento pastoral es cualquier ayuda, estímulo o apoyo prestado por un cristiano a otra u otras personas a las que considera sus prójimos»

... y en qué medida se sienten acogidos, integrados y acompañados por la comunidad de creyentes.

Nos debemos preguntar por el módelo de Iglesia que estamos ofreciendo...

El curso pasado vimos que el Primer Anuncio es en estos momentos la prioridad de nuestra Iglesia, para cada uno de los cristianos, personalmente y como comunidad. En el presente curso pastoral nos proponemos como objetivo específico “desarrollar el Primer Anuncio despertando procesos de conversión, de iniciación o revivificación de la fe, acompañando las personas en los procesos hacia la inserción eclesial mediante el catecumenado y el discipulado misionero”

Ya desde ahora nos hemos de plantear qué podemos y debemos ofrecer a las personas que han vivido una experiencia fundante de encuentro son Cristo vivo mediante el Primer Anuncio; porque si no cuidamos y alimentamos ese fuego que se ha avivado o encendido, normalmente acabará apagándose.

Si en la tradición de la Iglesia el acompañamiento ha estado vinculado con la dirección espiritual, mayormente llevada a cabo por sacerdotes, el Papa nos hace caer en la cuenta de que, junto a este acompañamiento espiritual, hemos de cuidar el acompañamiento que damos y recibimos como comunidad.

Su objeto no será otro que la misión de la Iglesia y sus destinatarios son cada uno de nuestros hermanos y la humanidad entera.

La parroquia pasa a ser una comunidad de comunidades.

  • No debe limitarse a ser una forma de organizarnos, ni un territorio, ni siquiera un templo donde realizar los sacramentos.
  • Debe asumir un papel clave en la renovación pastoral, en la que nos encontremos los grupos de los movimientos y asociaciones que la forman, y también los laicos habituales de parroquia reunidos en base a equipos de vida.
  • Como comunidad deberá recorrer el camino que le toca en un tiempo y espacio concreto, con unas personas concretas, abierta a todas las personas que formen parte o no de la comunidad parroquial

Parroquia, comunidad de comunidades

Partiendo de este modelo de Iglesia comunidad de creyentes, es donde cobra sentido el acompañamiento espiritual, de persona a persona. En la actualidad esta tarea no se encomienda exclusivamente a los sacerdotes, sino que laicos, religiosos y religiosas, debidamente formados, entran también a realizar este acompañamiento

Queremos destacar el papel del sacerdote

Necesitamos laicos que asuman el papel y compromiso en la Iglesia y en el mundo, que les viene dado por su bautismo. Igualmente necesitamos sacerdotes que asuman, con actitud de servicio, la tarea de acompañar a la comunidad que les es encomendada. Y que acompañen espiritualmente a cada uno de sus miembros que libremente se lo pida.

Los movimientos y asociaciones eclesiales son también en sí mismos espacios de este acompañamiento, tanto en los grupos que lo forman como en su conjunto. Justamente llevan mucho recorrido hecho en acompañar y ser acompañados comunitaria y personalmente. Son verdaderas escuelas en las que nos podemos y debemos fijar, también para avanzar y no quedarnos con modelos que responden a tiempos pasados.

Sin embargo, hemos de destacar el papel del sacerdote, que es insustituible, como maestro de la Palabra, ministro de los Sacramentos y pastor y guía de la comunidad que se le encomienda. Llevamos tiempo hablando de la renovación pastoral, también de nuestras comunidades parroquiales, y esta renovación debe tener efectos claros en las parroquias, movimientos y asociaciones, tanto en la tarea asumida por el laicado como por los sacerdotes.

El acompañamiento de Jesús no es intimista ni individulista.

Una vez han descubierto el tesoro de la Buena Nueva, invita a la transformación y a la participación social.

"Anda y haz tú lo mismo" (Lc 10, 37) Así contesta al maestro de la Ley que le pregunta qué ha de hacer para alcanzar la vida eterna: actuar e implicarse como el buen Samaritano.