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La europa feudal

5. La enfermedad en la Edad Media: la Peste Negra

4. El feudo: señores y campesinos

3. Los privilegiados: nobleza y clero

2. La monarquía feudal

1. Organización social en la Edad Media

Índice

Como eran frecuentes las invasiones y numerosas las guerras, las fronteras de los reinos medievales se modificaban continuamente. La población buscó refugio en el campo y abandonó las ciudades, es decir, la sociedad se ruralizó. El grupo social dominante era la nobleza, señores de la guerra propietarios de grandes extensiones de cultivos, llamados latifundios. La economía se basaba en la agricultura y la ganadería orientada al autoconsumo.

1. ¿Cómo se organizaba la sociedad medieval?

El comercio era escaso. Los nobles contaban con su propio ejército de hombres armados llamado mesnada. El ejército del rey se llama hueste y era el conjunto de mesnadas de sus nobles. Por eso los monarcas dependían de la lealtad de sus nobles y si estos conspiraban contra podían derrotarlos. Las invasiones y las frecuentes guerras habían consolidado un sistema político, económico y social conocido como feudalismo. El feudalismo fue el sistema político (poder), económico (producción y distribución) y social (grupos sociales) de esta época. Se basaba en el feudo (territorio administrado por un señor).

1. ¿Cómo se organizaba la sociedad medieval?

A. Un periodo de inseguridad

Entre los siglos IX y X, una serie de invasiones devastaron Europa Occidental: destruyeron aldeas, cortaron puentes y caminos, saquearon monasterios y atemorizaron a la población. Por el Norte llegaron los normandos (vikingos), por el Sur, los musulmanes, y por el Este, los húngaros. Los monarcas no pudieron hacer frente a esta situación de inseguridad. No tenían medios para proteger a la población, recaudar impuestos y mantener un ejército. Para poder gobernar se apoyaron en los nobles, con los que establecieron un sistema de relaciones personales conocido como vasallaje. Para protegerse, muchas familias se pusieron bajo el amparo de los nobles, que tenían castillos fortificados y sus propios ejércitos. Aquellos que podían pagarse armas y un caballo se convirtieron en sus vasallos, mientras que los campesinos fueron cayendo en la servidumbre.

B. El vasallaje, base del feudalismo

El vasallaje era un pacto de fidelidad que se establecía en una doble ceremonia: El homenaje, por el que el vasallo, de rodillas ante el rey, le prometía fidelidad, consejo en el gobierno y ayuda militar. La investidura, en la que el rey entregaba al vasallo un feudo para que lo gobernase y explotase económicamente. A su vez, un señor feudal podía ceder parte de su feudo a otros nobles menos poderosos, los caballeros, para que lo gobernaran y mantuvieran un pequeño ejército. De este modo, muchos nobles se convirtieron en señores feudales, primero solo de forma vitalicia pero, paulatinamente, fueron transmitiendo el cargo por herencia a sus hijos.

C. La sociedad estamental

La sociedad feudal era profundamente desigual. En su cúspide se hallaba la monarquía, y sus súbditos se agrupaban en tres estamentos u órdenes, que eran grupos sociales cerrados y sin apenas movilidad social, a los que se pertenecía por nacimiento y para toda la vida. Los estamentos privilegiados estaban constituidos por la nobleza y el clero, una minoría de la población: poseían la mayor parte de la tierra, no trabajaban, no pagaban impuestos y ostentaban los altos cargos del reino. Los estamentos no privilegiados eran la mayoría de la población (campesinos y artesanos): tenían como función mantener a los privilegiados; carecían de derechos y tenían que pagar impuestos al rey y a sus señores.

CADA ORDEN, UN DESTINO Se cree que la casa de Dios sobre la Tierra es una, pero está dividida en tres órdenes: los unos rezan, los otros combaten y otros, por último, trabajan. Estos tres órdenes son indispensables el uno para el otro; la actividad de cada uno de ellos permite a los otros dos vivir. Adalberón, obispo de Laon, siglo XI.

C. La sociedad estamental

2. La monarquía feudal

El carácter sagrado y patrimonialEl rey se situaba en la cima de la sociedad. Tenía un carácter sagrado y se le consideraba elegido por Dios para ordenar la sociedad en la Tierra y defender la cristiandad. El cargo era hereditario, pero cada nuevo monarca debía ser confirmado por la Iglesia en una ceremonia de coronación. Los territorios que el monarca tenía bajo su autoridad componían su reino, y eran considerados como su patrimonio personal, que podía dividir o unir según su conveniencia. A menudo, el matrimonio de un monarca podía engrandecer el reino, y también era frecuente que un rey dividiese su reino entre sus herederos. De este modo, las fronteras cambiaban fácilmente.

EL CARÁCTER SAGRADO DE LOS REYES Vicarios de Dios son los reyes, cada uno en su reino, puestos sobre las gentes para mantenerlas en justicia. (…) Dijeron los sabios que el rey es cabeza del reino, porque así como de la cabeza nacen los sentidos que mandan a todos los miembros del cuerpo, por el mandamiento que nace del rey, que es señor y cabeza de todos los del reino, se deben mandar y guiar y hacer un acuerdo con él para obedecerle. Alfonso X: Las Siete partidas, siglo XIII.

Los poderes del rey El monarca compartía el gobierno con la gran nobleza (condes, duques y marqueses) y las autoridades religiosas (obispos y abades). Sin embargo, el rey tenía atribuciones exclusivas, como dirigir las campañas militares, recaudar impuestos y ejercer de juez supremo en algunos pleitos. Para gobernar, el rey contaba con la ayuda de la Curia o Consejo Real, formada por un grupo de notables (obispos, abades, condes, duques y marqueses), que le aconsejaban a la hora de tomar decisiones. Una serie de funcionarios escribían y sellaban los documentos reales y mantenían un archivo real. Muchos reyes no disponían de residencia fija y se trasladaban a algunas de las ciudades o a los castillos de su reino. Con ellos iban su familia y un grupo de nobles, eclesiásticos, juristas, servidores y guerreros que formaban su corte.

LA CORONACIÓN DEL EMPERADOR Enrique, rey por la gracia de Dios, llegó con su amada esposa Cunegunda a la iglesia de San Pedro [en Roma], donde les esperaba el papa.Este le preguntó si aceptaría ser el jefe y fiel defensor de la Iglesia romana y testimoniarle su fidelidad a él y a sus sucesores.Enrique aceptó y recibió la unción con los sagrados óleos y la corona de emperador de manos del Santo Padre.El mismo día, el papa les invitó a una copiosa comida para celebrar el acontecimiento. Thietmar de Merseburg: Crónicas, siglo XI.

Reyes y emperadoresEn el siglo X, el rey de Germania Otón I fue coronado por el papa como Santo Emperador Romano, dando origen al Sacro Imperio Romano Germánico.De este modo, la Europa cristiana contaba con dos cabezas visibles: el emperador, que defendía militarmente a los cristianos, y el papa, que velaba por su espiritualidad. Pero la autoridad del emperador no siempre fue reconocida por los diferentes monarcas, y el título de emperador fue convirtiéndose en un título honorífico con escaso poder real

Hacia el año 1000, Europa estaba dividida en un conjunto de reinos, condados y principados, que tenían en común el cristianismo y la organización feudal, excepto en una parte de la Peninsula Ibérica, donde se había extendido la religión islámica (Califato de Córdoba).

3. Los privilegiados

La noblezaLa nobleza era un estamento privilegiado y su misión consistía en proteger militarmente a la sociedad. Estaba compuesta por duques, marqueses, condes y barones, y su poder e influencia dependían de las tierras que poseía y de los vasallos que le habían jurado fidelidad. Muchos nobles tenían feudos de los que recibían rentas, que les permitían habitar en castillos, poseer caballos y costearse su armamento. El castillo simbolizaba el poder militar de la nobleza y el dominio que ejercía sobre el feudo y sus habitantes.

A. Los nobles: caballeros y damas La actividad más importante de los nobles era entrenarse para el combate. Para ello celebraban justas y torneos en los que se enfrentaban a otros caballeros. Cuando el rey los convocaba para una guerra, debían acudir con sus tropas (mesnadas) en su auxilio.También practicaban la caza a caballo (jabalíes, ciervos o zorros), acompañados de siervos y perros, y la cetrería, que consiste en entrenar para la caza un ave de rapiña diurna (halcón). Las damas organizaban el servicio y se ocupaban de los asuntos domésticos. En los ratos de ocio tocaban música, bordaban, paseaban a caballo por los bosques y practicaban la caza. Cuando el señor se ausentaba o moría, era frecuente que la esposa asumiese todas las responsabilidades del castillo y de sus dominios.

B. La vida en el castillo Los nobles vivían en castillos fortificados. Su día a día transcurría inspeccionando a caballo las tierras del feudo, recibiendo a sus vasallos, impartiendo justicia, recaudando los tributos y alimentos que les entregaban sus siervos y revisando las fortificaciones y el estado de las armas. En ocasiones, la rutina se rompía con la celebración de banquetes o fiestas en los que juglares y trovadores contaban historias, hacían malabarismos, cantaban romances o interpretaban piezas musicales. Comían sobre todo carne y bebían vino y cerveza. Cogían la comida con las manos porque el uso de cubiertos no se generalizó hasta el siglo XVI.

El clero En la Edad Media, la mayor parte de los habitantes de Europa eran cristianos. Las creencias religiosas regían la espiritualidad de las personas y también organizaban la vida comunitaria.La Iglesia regulaba la vida social La iglesia constituía el edificio más importante de cualquier aldea o ciudad. El repicar de sus campanas marcaba el ritmo de la vida diaria y anunciaba las oraciones, advertía del peligro y convocaba las asambleas de vecinos. La vida de las personas estaba también regulada por la Iglesia. La Iglesia organizaba las ceremonias que marcaban los grandes acontecimientos de la vida (bautizo, matrimonio y funeral) y regulaba las festividades del calendario (domingos, Navidad, Pascua, fiestas de la Virgen, Semana Santa...). Las cristianos debían cumplir con sus obligaciones religiosas: rezar cotidianamente, oír misa los domingos, ayunar en Cuaresma, confesarse una vez al año, cumplir la penitencia que le fuera impuesta y comulgar por Pascua. También debían practicar la caridad, llevar una vida virtuosa y donar bienes a la Iglesia. A ser posible, se recomendaba la peregrinación a lugares santos (Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela) en los que se conservaban reliquias de santos.

Una institución rica e influyente La Iglesia era una institución con gran influencia en la Europa medieval. Su poder no era solo espiritual, sino que acumulaba grandes riquezas y buena parte del clero gozaba de un elevado nivel de vida y se hallaba entre los privilegiados de la sociedad La Iglesia era propietaria de una buena parte de las tierras y de muchos edificios (monasterios, conventos, iglesias...), que le proporcionaban numerosas rentas y beneficios. En sus señoríos obtenía las rentas feudales, cobraba el diezmo a todos los campesinos y recibía donaciones de sus feligreses, algunos de los cuales donaban sus bienes a la Iglesia al morir. La Iglesia realizaba también una importante labor social: tenía a su cargo la asistencia a los pobres, el cuidado de los enfermos en los hospitales y la enseñanza en las escuelas de los monasterios y obispados.

La organización de la Iglesia Todos los hombres y mujeres que dedicaban su vida a la Iglesia constituían el clero. En la cúspide de la jerarquía se hallaba el papa, que residía en Roma. Según su destino y dedicación, el clero se dividía en:

  • Clero secular: compuesto por sacerdotes, párrocos, obispos y cardenales, que atendían a los creyentes.
  • Clero regular: integrado por monjes y monjas dedicados a la oración. En el campo vivían en monasterios, y en las ciudades vivían en conventos, todos ellos dedicados al trabajo y la oración.
No todos los clérigos gozaban del mismo nivel de vida:
  • El alto clero (cardenales, obispos, abades...) disfrutaba de los mismos privilegios que los nobles.
  • El bajo clero (sacerdotes de las parroquias rurales, monjes...) llevaba una vida similar a los campesinos.

4. El feudo: señores y campesinos

En la Edad Media, la mayor parte de la tierra estaba en manos de los privilegiados, ya fuesen laicos (nobles) o religiosos (clero), y constituían un feudo o señorío. El feudo no era una propiedad privada, sino vinculada. Eso significa que el señor tenía el derecho de explotarla para sacar beneficios de la tierra y podía transmitirla en herencia a sus descendientes, pero no podía comprarse ni venderse.

Los señores vivían de las rentas señoriales Las tierras bajo el dominio de un señor constituían el señorío territorial. Para explotarlas agrícolamente, el señor cedía parcelas a campesinos que las cultivaban a cambio del pago de unas rentas (rentas señoriales). A cambio, los campesinos estaban obligados a trabajar unos días al año en la reserva del señor (prestaciones personales), entregarle una parte de la cosecha (censo) y contribuir al sostenimiento del castillo y de los servicios comunitarios. Además, debían ofrecer al señor los primeros frutos de las cosechas (primicias) y pagarle por utilizar el horno, el molino, la herrería, la prensa y otros servicios (derechos de monopolio). El señor feudal no solo tenía derechos de explotación económica sobre su feudo, sino que gozaba de derechos jurisdiccionales que le habían sido cedidos por el rey (señorío jurisdiccional). Él tenía autoridad plena en su señorío y debía asegurar protección a los campesinos en caso de guerra o peligro. Estos derechos jurisdiccionales permitían al señor implantar órdenes, juzgar a los campesinos de su feudo y dictar sentencias. También podía crear impuestos por algunos servicios (puentes, derecho de caza, etc.) e imponer multas.

Los campesinos trabajaban las tierras Los campesinos eran los encargados de cultivar las tierras y cuidar del ganado. Constituían la mayoría de la población medieval (90%) y, aunque llevaban una vida muy similar, podían diferenciarse dos categorías:

  • Los campesinos libres eran propietarios de su tierra (alodios) y no estaban sujetos a un señor. Por ello, podían disponer libremente de sí mismos: casarse, abandonar el feudo, dedicarse a un oficio, etc.
  • Los siervos trabajaban las tierras de un señor y no tenían libertad personal. No podían abandonar las tierras, ni casarse, ni dejar herencia sin permiso del señor.
Todos ellos vivían en pequeñas aldeas o en granjas aisladas y tenían el derecho a explotar los bosques para obtener leña y los prados para el pasto del ganado.

La técnica del barbecho.

Las labores del campo Los campesinos trabajaban de sol a sol, y la mayoría vivían muy pobremente. Toda la familia participaba en las tareas agrícolas. Los hombres realizaban los trabajos de mayor fuerza física (arar, segar, podar, cortar árboles...). Las mujeres colaboraban en la siega y la vendimia, cultivaban el huerto y mantenían las aves de corral. Como las técnicas y los instrumentos eran muy rudimentarios, los rendimientos solían ser bajos. Para no agotar la tierra se practicaba la rotación, primero bienal (llamada de año y vez) y más adelante trienal. En ambos casos, una parte de la tierra se dejaba en reposo (barbecho). Cultivaban principalmente cereales para hacer el pan. También plantaban legumbres (judías, garbanzos...), viñedos y olivos. En los huertos abundaban las hortalizas y los árboles frutales.

Producir para el consumo diario Los campesinos practicaban una agricultura de subsistencia, destinada al autoconsumo. Una sequía o una helada podían malograr su cosecha y sumirlos en el hambre. Las crisis eran frecuentes y la mortalidad, muy elevada. Había pocos intercambios y las familias elaboraban los productos que necesitaban (instrumentos, vestidos, zapatos...). A veces debían comprar algún producto, como la sal y utensilios de hierro o cobre. Su alimentación era escasa y poco variada. Comían pan negro, el alimento básico, gachas de harina, potajes de verduras (col, judías y zanahorias), legumbres (garbanzos y lentejas), queso y huevos. En contadas ocasiones comían carne, normalmente de cerdo o de ave, siendo más habitual el consumo de despojos (hígado, orejas, tripas, tocino...). A esta mala alimentación se unía la falta de higiene y la exposición a las inclemencias del tiempo.

5. La enfermedad en la Edad Media: la Peste Negra

La población de toda Europa occidental imploraba en sus plegarias "del hambre, de la guerra y de la peste, sálvanos Señor". En un mundo azotado por el hambre, debido a la crisis agraria, y por la destrucción de la guerra, la peste vino a agravar todos los problemas.

A. La Peste: una epidemia imparable Las epidemias que provocaban graves mortandades eran fecuentes en el mundo medieval. Pero ninguna tuvo el alcance de la epidemia de peste que se inició en Europa hacia 1348, y contra la que no había ningún remedio.Era una enfermedad infectocontagiosa causada por una bacteria. El principal medio de contagio de la Peste Negra eran las picaduras de pulgas, que habían picado previamente a roedores, de los que transmitían la enfermedad.Se manifestaba con fiebre, problemas repiratorios y circulatorios que acababan dando un color negruzco al cuerpo de los enfermos. De ahí el término Peste Negra.La Peste Negra se originó en Oriente y parece ser que llegó a través de naves genovesas a Occidente, donde se expandió de forma imparable y fulminante. Solo el aislamiento de los enfermos y la quema de sus pertenencias conseguían frenar su avance.

LA EXPANSIÓN DE LA PESTE En el año del señor de 1348 se difundió por casi toda la superficie del mundo una horrible mortandad. No se había conocido nada semejante. Los vivos apenas eran suficientes para enterrar a los muertos. Se apoderó de todo el mundo un terror tan grande que en cuanto alguien tenía una ulcera o un pequeño bulto, generalmente en la ingle o en el sobaco, la víctima era abandonada incluso por sus familiares. Etienne Baluze: Vitae paparum avenionensium, siglo XVII

B. Consecuencias de la Peste Negra La despoblación La Peste Negra causó el mayor impacto demográfico de la historia de Occidente. Se calcula que murió entre un 30 y un 40% de la población europea, que se redujo de 73 a 45 millones de habitantes.Esta immensa mortalidad provocó la despoblación de buena parte de Europa occidental. Muchas tierras quedaron abandonadas y en las ciudades se paralizaron durante un tiempo las actividades artesanales y comerciales.

La crisis socialLa muerte y la despoblación provocadas por la peste redujeron los ingresos de los señores feudales. Como tenían menos siervos a los que cobrar, intentaron aumentar los impuestos a los campesinos que habían sobrevivido, les impedían abandonar sus tierras y hasta les cobraban derechos feudales que ya estaban en desuso. Los campesinos, deseperados por el hambre, la guerra y las epidemias, se rebelaron violentamente contra ellos. También en las ciudades, el pueblo llano, sin trabajo ni dinero para comprar víveres, se levantó contra el patriciado urbano.

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La crisis religiosa Una catástofre como la Peste Negra conmocionó a la población de Europa. El fuerte sentimiento religiososo de la época atribuyó la epidemia a un castigo divino por los pecados de la población y la corrupción de la Iglesia. Se desencadenó un fervor religioso que llevó a procesiones, flagelaciones..., para pedir perdón por los pecados, y se inició un movimiento de reforma de la Iglesia.

Tarea final