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caballo
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Transcript
EL CABALLO
DE PFUNGST
¿dE QUE SE TRATABA?
Se trataba de una investigación que realizó el psicólogo Oskar Pfungst en la cual ponía en duda las habilidades matemáticas que se decía que tenía el caballo Hans, el cual era exhibido en espectáculos en los cuales su amo, Wilhem von Osten, lo exhibía asegurando que sabía realizar ecuaciones matemáticas. Pfungst quiso averiguar si realmente sabía sumar u ocurría otra cosa.
¿Que hizo?
Pfungst realizó una serie de pruebas a la hora de que el caballo resolviese las ecuaciones:
- Utilizó otro interrogador que no fuese el amo de Hans.
- Vendó el caballo cuando le preguntaba.
- Le preguntaba sumas que anteriormente no había resuelto.
¿QUE PASABA EN REALIDAD?
Vio que el animal era capaz de detectar hasta cambios de postura en el interrogador, lo que le asombró ya que en aquel entonces esta inteligencia no era conocida en los animales. Pfungst intentó ..
Tras la investigación, Pfungst concluyó que el caballo realmente no sabía sumar, sino que éste observaba la cara de su amo a la hora que responder, el cual, inconscientemente,
corroborar su teoría realizando microesxpre-siones falsas para engañar al caballo, pero esto no obtuvo mucho resultado. Independientemente, esta investigación llevó a muchos a realizar experimentos parecidos.
expresaba en su cara cuándo había llegado al número que buscaba. Así, el caballo paraba de golpear el suelo en el número exacto y parecía que se sabía la respuesta. Esto es algo que le asombraba a Pfungst, pues no eran señales obvias, sino microexpresiones.
¿QUE REPERCUSIONES TUBO esto ?
Muchos años después, a esto se le ha llamado el Efecto Clever Hans, pues se ha visto que este comportamiento no solo pasa en animales frecuentemente, sino también en humanos. Se han llevado desde entonces muchos experimentos similares para ver en qué otros ámbitos se aplica este fenómeno. Ahora que investigadores tienen como referencia la investigación de Oskar Pfungst, pueden fácilmente identificar los mismos casos en animales de hoy en día. El ejemplo más común sería el de un perro, que cuando su amo lo va a sacar de paseo, este identifica la rutina del amo mediante sus microexpresiones y ya sabe que lo va a sacar de paseo. Otro ejemplo podría ser el de los niños pequeños, cuyos padres condicionan mucho sus acciones. Si un niño hace algo mal, y su padre pone una cara de enfado, el niño capta la expresión y posiblemente no lo repita. Esto solo son unos cuantos ejemplos de muchos que se pueden encontrar en el día a día de cada uno. En conclusión, la investigación de Pfungst tuvo mucho impacto en el estudio del comportamiento psicológico.
De Celia Escolano Ortiz