Crónica de una muerte anunciada

De Una Muerte Anuciada

rónica

Soy Angela Vicario. Me vi atrapada entre la presión familiar y social para nombrar a un hombre como responsable del supuesto ultraje, aunque en realidad no estaba segura. Mis palabras desencadenaron una tragedia, pero me sentí impotente para detenerla. Mi voz fue silenciada por las expectativas culturales, convirtiéndome en una víctima más de un sistema que prioriza el honor sobre la verdad.

Angela Vicario

Santiago Nassar

Soy Santiago Nasar. Mi vida era de fiestas y amigos. No imaginaba el destino trágico que me aguardaba. Atrapado en rumores y malentendidos, mi muerte llegó violentamente, dejando un vacío en la comunidad.

Pedro y Pablo Vicario

Como Clotilde Armenta, vi la tragedia desplegarse desde mi casa. Aunque traté de intervenir, mis advertencias fueron ignoradas por una comunidad que parecía no escuchar. Me sentí impotente ante la inevitabilidad del destino, lamentando mi incapacidad para cambiar el curso de los acontecimientos.

Nosotros, Pedro y Pablo Vicario, actuamos en nombre del honor familiar. Cometimos el crimen para restaurar lo que considerábamos una afrenta a nuestra hermana y nuestra familia. Aunque sentimos dudas y temores, nuestra lealtad a las normas culturales y familiares nos impulsó a seguir adelante. Fue un acto de deber más que de deseo, una carga que llevamos en nombre de la tradición y el honor.

Soy Bayardo San Román, un hombre enigmático y decidido. Mi llegada al pueblo desencadenó eventos inesperados. Aunque enfrenté la tragedia con firmeza, mi papel en la historia fue más grande de lo que imaginaba.

Clotilde Armenta

Bayardo San Román