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Juego de Mesa Olimpiadas

Mia Rocha

Created on March 20, 2024

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Transcript

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META

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JUGADORES

GRUPO 1

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GRUPO 2

Lengualimpiadas

SALIDA

GRUPO 3

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GRUPO 4

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"Aprender a dudar es aprender a pensar" Octavio Paz

Indicar la función de lo subrayado:

Los niños pequeños son egocéntricos porque no tienen la suficiente habilidad para entender a otras personas.

Explicar y decir al menos un ejemplo de:

cohiponimia

Enunciar el tema del tema del siguiente texto:

Yo vengo de un tiempo humano, cada vez más remoto, en el que conversar era el don, el privilegio y la costumbre más encomiable. No sé si ese tiempo tuvo un lugar o si a lo largo de los siglos estamos distribuidos, aquí y allá, los habitantes de su espacio. Creo más probable esta segunda opción, la creo porque he aprendido a reconocer de lejos a los miembros de esta especie de secta cada vez más exigua que podríamos llamar los conversadores. No hay necesidad de trámite, ni de credenciales ni de registros para ser un buen conversador. La única seña está en la facilidad con que traban cercanía y descubren sus emociones, dudas, pesares y proyectos como quien desgrana un rosario. Impúdicos y desmesurados se vuelven invulnerables, porque todo lo suyo lo comparten. Y si un problema tienen, es el que los hace vivir corriendo el riesgo de derivar en chismosos. Nada tan despreciable para un conversador como un chismoso y, para su desgracia, nada más cercano a la vera del acantilado por el cual caminan. Antes que nadar, comer, dormir o cualquier otro placer parecido, los conversadores prefieren intercambiar palabras. Tal vez porque los besos están emparentados con las palabras, y el amor puede ser una conversación perfecta. De ahí que los conversadores tiendan a enamoradizos. Como tienden también a cantar cuando están solos o a colgarse del teléfono a propósito de casi cualquier cosa. El reloj es su enemigo más acérrimo y no lo pueden remediar, saludan a desconocidos en el mercado o en la calle y tienden a dar consejos a quien no se los pide. Cuando sienten que el día no les rindió, que algo le falta al mundo para poder cerrarse sobre su almohada, se prenden de un libro o de una película de esas en que no importa lo que pase, con tal de que importe lo que se diga. (Ángeles Mastretta, “Los conversadores” en El mundo iluminado, 1999)

Analiza morfologicamente la siguiente palabra:

PASEANTES

Enunciar el tema del siguente texto:

Los chinos, que tienen una visión más dual y menos maniquea de las cosas, suelen decir que un error es una oportunidad. En el mundo occidental, en cambio, un error es visto siempre como un fracaso; por eso me parece interesante pararse por un momento a pensar cuánto debemos a nuestras equivocaciones. Hace poco estuvo en Madrid el físico francés Gérard Mourou, al que lo que podía haber sido un trágico accidente laboral le valió un Premio Nobel. En 1992, Detao Du, un joven estudiante chino, ayudante del profesor Mourou, estaba alineando los láseres en una máquina de laboratorio cuando la potente luz le hirió un ojo. Al llevarlo a urgencias, el médico preguntó al profesor que había acompañado a Detao al hospital qué clase de láser era aquel, porque nunca había visto una herida tan perfecta y focalizada. Veintitantos años más tarde, y gracias a este comentario que dejó cavilando a Mourou, la técnica de amplificación de pulso gorjeado es una herramienta común en oftalmología y se usa para corregir la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo. El Premio Nobel de Física de 2018 no es el único beneficiario de los errores afortunados. Se cuentan por docenas los descubrimientos debidos a una chapuza, una negligencia o una colosal metedura de pata. El ejemplo más conocido tal vez sea el descubrimiento de la penicilina. Fleming no buscaba beneficiar a la humanidad ni cambiar el curso de la historia cuando descuidó las muestras de laboratorio que tenía a su cargo y una cepa de estafilococos que estaba estudiando se llenó de moho. A punto estuvo de tirarla a la basura, pero sintió curiosidad por ver qué pasaba allí y, bajo el microscopio, descubrió que aquel hongo acababa de aniquilar todas las bacterias de la muestra, algo que hasta ese día ninguna otra sustancia había logrado hacer. (Carmen Posadas, “Errores afortunados”, XL Semanal, 08/07/2019)

Enunciar el tema del siguiente texto:

Más vale prevenir que lamentar es un dicho que compendia las virtudes del hombre precavido, desde las cuestiones más corrientes de la vida cotidiana hasta los problemas que tienen que ser gestionados con la responsabilidad de las cosas públicas. Asentada en lo que parece ser una evidencia del sentido común, la prevención viene ganando terreno a la reparación en ámbitos tan diversos como la medicina, el derecho o la política, señalando así una tendencia general de nuestra época. Pero como todos los lugares comunes,que sirven poco si su evidencia nos impide reflexionar sobre ellos, también este puede ser revisado para valorar el uso que de él se hace y sus límites, particularmente en lo que se refiere a la política y el tratamiento de los problemas relativos a la seguridad. La prevención cuenta a su favor con el hecho de que la política tramita asuntos que tienen que ver, cada vez más, con escenarios futuros, con efectos y causas secundarias de largo alcance que exigen una capacidad anticipatoria más allá de la mera administración o el oportunismo de lo inmediato. Por eso la política está obligada a tramitar más incertidumbres que cualquier otra ocupación. No es posible hacer una buena política ateniéndose únicamente al corto plazo y las demandas del presente. El gobierno de las sociedades complejas requiere una imaginación proyectiva que anticipe escenarios futuros a partir de las tendencias que se apuntan en el presente. Si la política es algo más que la gestión burocrática de experiencias que ya se poseen, si tiene algo que ver con la innovación, uno de los problemas que plantea es que, a diferencia de otras actividades más cómodas, no hay procedimientos incontrovertibles para justificar las decisiones ni criterios evidentes para medir el éxito o el fracaso de tales decisiones. (Daniel Innerarity, La sociedad invisible, 2004)

Indicar la función de lo subrayado:

Mi amigo pensó que su interlocutor había optado por ignorar la pregunta

¡ENHORABUENA! SOIS LOS GANADORES DE LAS LENGUALIMPIADAS

Explicar y decir al menos dos ejemplos de

HIPERONIMIA

Enunciar el tema del siguiente texto:

El curso pasado conocí en un instituto a un joven lector que no leía los libros que le mandaban sus profesores, sino que prefería pintarlos. Con gruesos rotuladores negros dibujaba figuras geométricas sobre las líneas paralelas de las páginas. Sin embargo, venía a enseñarme el primer libro que no había pintado en su vida. Por una vez, le había parecido más interesante leer que pintar. Y al hacerlo había descubierto el placer de la lectura. Me emociona haber asistido de este modo al nacimiento de un lector. La mayoría de gente que reconoce no leer dice que es por falta de tiempo. Tal vez sea verdad. Tal vez es la vida la que nos está dejando sin tiempo. El estilo de vida que hemos elegido, rodeados de pantallas, ruidos y prisas. Para leer es necesario tiempo y silencio, dos bienes escasos. Es necesario alejarse del teléfono móvil, ponerlo en modo avión, ignorar sus mil alarmas y notificaciones. Poder prescindir del maldito aparatito en los tiempos que corren también es un lujo. Una de las razones por las que siempre he adorado leer es porque los libros me permiten dejar de ser yo durante un rato. A través de las páginas de una buena novela puedo convertirme en otra persona. Sentir y vivir como ella. Algunas veces les cuento este secreto mío a los adolescentes. Les digo que en los libros está todo lo que necesitan saber. Lo bueno y también lo malo. Cualquier cosa del ser humano que les aterrorice o les fascine, porque leer es, sobre todo, un viaje al corazón de nuestras propias tinieblas. Ojalá el curso que viene haya muchos alumnos que decidan leer sus libros en lugar de pintarlos.

Explica y di al menos dos ejemplos de:

Polisemia

Enunciar el tema del siguiente texto:

Hace poco leí Montes de Oca, el estupendo episodio nacional de Galdós. En él se cuenta cómo, en un momento dado, el protagonista empieza a ver caras en los objetos más cotidianos: las ventanas parece que le sonríen, los postes le fruncen el ceño y en un plato roto descubre el perfil de un rostro burlón. Hoy diríamos que todo esto son pareidolias. La palabra pareidolia tiene una poderosa sonoridad helénica (está formada por para, «semejante a», y eidōlon, «imagen»). El mecanismo mental es similar al que se da cuando jugamos a descubrir formas en las nubes: nuestra percepción capta muy bien ciertos patrones y a veces, como en un golpe de intuición, es capaz de completar mentalmente una imagen a partir de unos pocos detalles. Lo cierto es que, aunque ahora esté más de moda que nunca, la pareidolia es un fenómeno que ha acompañado siempre a la humanidad, y quizá nació por la necesidad de distinguir a los depredadores escondidos entre la vegetación (de hecho, hay especialistas que hablan de ella como una ventaja evolutiva que poseen ciertos individuos). En el yacimiento surafricano de Makapansgat apareció un guijarro cuyo relieve recuerda a un rostro: es de suponer que su propietario conservó la piedra por el placer de contemplarla, no porque le fuera útil. La pareidolia, por tanto, ya estaba presente como fuerza humanizadora en los albores de la existencia, y hoy nos sigue iluminando. Gracias a ella los adultos conservamos el espíritu infantil y juguetón de descubrir greguerías plásticas y poemas visuales en las cosas más variopintas, corrientes y humildes. Así que ojalá se extienda su aprecio y nos volvamos todos más niños, más sensibles y más poetas.

Indicar la función de lo subrayado:

El público, entusiasmado, lo premió con cálidas ovaciones, mientras él se esfumaba rápidamente por su timidez.

Enunciar el tema del siguiente texto

Las guerras actuales han transformado las formas de provocar la muerte. Hoy en día se generaliza el uso de aviones teledirigidos entre las grandes potencias militares. La experiencia en el campo de batalla se ha adelgazado considerablemente. Esto forma parte de una política que extiende y establece el «asesinato selectivo» para economizar los recursos y riesgos propios de la guerra. Dar la muerte se ha despersonalizado hasta tal punto que el perpetrador puede operar el dron y lanzar un misil a miles de kilómetros de distancia de su objetivo, ignorando completamente la identidad de aquellos a quienes le han ordenado eliminar. Nos hallamos lejos, muy lejos, del código ético y la corporalidad que desplegaban los héroes acampados frente a una muralla o parapetados tras una trinchera. Como en tantas otras experiencias posmodernas, el contacto con el enemigo está hoy día mediatizado por la pantalla. El teleoperador del dron puede pasar su jornada de trabajo buscando en cinco monitores a tipos con pinta de terroristas. Uno lo imagina volteando a ver el reloj de tanto en tanto, para luego tomar sus llaves y salir de ahí para ir a recoger a sus hijas al ballet. La identidad de estos neosoldados se resguarda rigurosamente bajo el secretismo y la opacidad que acostumbran a rodear las misiones de inteligencia militar. No es solo que esos sujetos pasen inadvertidos, sino que aun después de conocer sus rutinas cuesta llamarlos pilotos de guerra. Uno se pregunta si es correcto denominar «soldado» a quien puede asesinar al enemigo sin exponerse él mismo, en ningún momento, a la muerte. Este tipo de invulnerabilidad es muy distinta de la sensación que asalta al superviviente canettiano. El operador del joystick no parece experimentar aquel poder inconfesable del guerrero que se veía caminando sobre un montón de cadáveres que bien pudieron ser él mismo. Nada en su acción recuerda el culto heroico que se rendía a quienes abandonaban el hogar para arriesgar la vida en el frente de batalla, junto a otros. Más que la noción convencional de una guerra, los ataques con drones recuerdan un coto de caza. Se producen en un área jurídicamente permitida o amparada por el Estado para poner a prueba la habilidad de aquellos individuos que pueden identificar, perseguir y alcanzar una presa escurridiza. La experiencia de la guerra se ha diluido en un trofeo de feria. (Enrique Díaz Álvarez, La palabra que aparece. El testimonio como acto de supervivencia, 2021)

Explicar y decir al menos un ejemplo de:

SINONIMIA

Analizar morfológicamente la siguiente palabra:

DESDICHAS

Explicar y decir al menos un ejemplo de:

familia léxica

Analizar morfológicamente la siguiente palabra:

irresistible

Indicar la función de lo subrayado:

Hablamos de un tipo de ansiedad social que dificulta la vida de muchas personas y las condena a la soledad.

Analiza morfologicamente la siguiente palabra:

FUNDAMENTAL

Analizar morfológicamente la siguiente palabra:

desagradable

Indicar la función de lo subrayado:

La experiencia cotidiana nos demuestra que el bienestar no lo logramos si ignoramos u ocultamos las desgracias ajenas.

Enunciar el tema del siguiente texto:

Jugar en la calle. Jugar en grupo. Esa es la actividad extraescolar que un grupo de educadores y psicólogos americanos han señalado como la asignatura pendiente en la educación actual de un niño. Parecería simple remediarlo. No lo es. La calle ya no es un sitio seguro en casi ninguna gran ciudad. La media que un niño americano pasa ante las numerosas pantallas que la vida le ofrece es hoy de siete horas y media. La de los niños españoles estaba en tres. Cualquiera de las dos cifras es una barbaridad. Cuando los expertos hablan de juego no se refieren a un juego de ordenador o una playstation ni tampoco al juego organizado por los padres, que en ocasiones se ven forzados a remediar la ausencia de otros niños. El juego más educativo sigue siendo aquel en que los niños han de luchar por el liderazgo o la colaboración, rivalizar o apoyarse, pelearse y hacer las paces para sobrevivir. Esto no significa que el ordenador sea una presencia nociva en sus vidas. Al contrario, es una insustituible herramienta de trabajo, pero en cuanto a ocio se refiere, el juego a la antigua sigue siendo el gran educador social. Leía ayer a Rodríguez Ibarra hablar de esa gente que teme a los ordenadores y relacionaba ese miedo con los derechos de propiedad intelectual. No comprendí muy bien la relación, porque es precisamente entre los trabajadores de la cultura (el técnico de sonido, el músico, el montador, el diseñador o el escritor) donde el ordenador se ha convertido en un instrumento fundamental. Pero conviene no convertir a las máquinas en objetos sagrados y, de momento, no hay nada comparable en la vida de un niño a un partidillo de fútbol en la calle, a las casitas o al churro-media-manga. Y esto nada tiene que ver con un terror a las pantallas sino con la defensa de un tipo de juego necesario para hacer de los niños seres sociales. Elvira Lindo, EL PAÍS, 12/01/2011

Indicar la función de lo subrayado:

Desconfío hondamente de la aparente superioridad de los perpetuos desdeñosos que siempre barren la fama hacia casa.

Analizar morfológicamente la siguiente palabra:

Reapareciendo

Analizar morfológicamente la siguente palabra:

GENERALIZACIONES