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Documental Galileo Galilei
JESÚS RAMIREZ PENA
Created on March 10, 2024
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Transcript
DOCUMENTAL:
GALILEO GALILEI
EMPEZAR
Considerado como el «padre de la astronomía moderna», el «padre de la física moderna» y el «padre de la ciencia»
ÍNDICE
TELESCOPIO
VIDA
VALORACION CRITICA
OBRAS
PENSAMIENTO
CURIOSIDADES
vida
Juventud académica
Vida
Descubrimientos astronómicos
Método experimental
obras
"Discorsi e dimostrazioni matematiche intorno a due nuove scienze"
"Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo"
"Sidereus Nuncius"
"Il Saggiatore"
pensamiento
El pensamiento de Galileo Galilei puede entenderse como un desarrollo progresivo que abarca varios aspectos clave de la ciencia y la filosofía de su tiempo. Galileo nació en una época en la que las concepciones aristotélicas dominaban la ciencia y la filosofía. Desde el principio de su carrera, adoptó un enfoque basado en la observación y la experimentación. Galileo defendió un enfoque matemático y experimental para la ciencia, argumentando que la naturaleza podía entenderse mediante leyes matemáticas y principios cuantitativos. A pesar de los conflictos con la Iglesia, mantuvo la creencia en la armonía entre la fe y la razón.
telescopio
Con esta invención, la vida de Galileo dio un giro completo pues, se acababa de convertir en la primera persona de la historia con capacidad para observar el cielo nocturno con detalle, lo cual le permitió realizar una serie de descubrimientos asombrosos.
valoración crítica
Galileo Galilei en la actualidad es una persona significativa en la historia de la ciencia y el pensamiento humano. Sus contribuciones relacionaron nuestra comprensión del universo y sentaron las bases para la revolución científica que transformaría la forma en que percibimos el mundo que nos rodea. Una de las contribuciones más destacadas fue la defensa y promoción del heliocentrismo. Además de su trabajo en la astronomía Galileo realizó avances significativos en el campo de la física, como varios experimentos que sentaron las bases para la física moderna. Galileo no está exento de críticas ya que él tenía unos pensamientos y otros filósofos estaban en contra creando así debates entre ellos. Por tanto podemos decir que Galileo fue el primero donde sus contribuciones en astronomía y física cambiaron la forma de ver el cosmos y sentaron las bases para la ciencia moderna.
75%
C u r i o s i d a d e s
Abandonó la universidad y se formó en matemáticas y física, sus verdaderas pasiones.
Cambió la medicina por las matemáticas
Descubrió que la densidad de un líquido cambiaba dependiendo de la temperatura y esto hacía que se modificara su flotabilidad.
Inventó el termoscopio, pero no el telescopio
Observó la conjunción de Júpiter y Neptuno, ¡sin saberlo!
El astrónomo catalogó erróneamente Neptuno como una estrella fija. El descubrimiento de este planeta no llegó hasta 1845.
Finalmente, 359 años después de su sentencia, se concedió la absolución de Galileo y se estableció que afirmar que la Tierra gira alrededor del Sol no es blasfemia.
El Vaticano no le dio la razón ¡hasta 1992!
No hay constancia histórica de que el científico llevara a cabo el experimento.
No realizó el experimento de la Torre de Pisa
NUNCA HE CONOCIDO UN HOMBRE TAN IGNORANTE QUE NO HAYA PODIDO APRENDER ALGO DE ÉL.
Galileo Galilei nació en Pisa el 15 de febrero de 1564. Fue un astrónomo, filósofo, matemático y físico que estuvo relacionado estrechamente con la revolución científica. Eminente hombre del Renacimiento, mostró interés por casi todas las ciencias y artes (música, literatura, pintura). Sus logros incluyen la mejora del telescopio, gran variedad de observaciones astronómicas, la primera ley del movimiento. Ha sido considerado como el padre de la astronomía moderna, el padre de la física moderna y el padre de la ciencia. Su trabajo experimental es considerado complementario a los escritos de Francis Bacon en el establecimiento del moderno método científico y su carrera científica es complementaria a la de Johannes Kepler. En Florencia, bajo la protección de la familia Médicis, se dedicó al estudio del comportamiento de los objetos en el agua. En esta época escribió De motu, una obra que aún se puede calificar de precientífica en el sentido moderno pero donde ya se atacaba la física aristotélica. En ella expone que la afirmación realizada por Aristóteles de que la velocidad con la que cae un cuerpo es proporcional a su peso era errónea, aunque no publicó el tratado porque sabía que contenía errores. Además, su propuesta era demasiado revolucionaria para exponerla sin una explicación adecuada, cosa que no logró hasta diez años después. La obra de Galileo abarca el desarrollo del método científico con el desarrollo inicial de la física y una revolución completa de la astronomía al utilizar el telescopio por primera vez al estudio sistemático de los cielos. En el panteón de la revolución científica, Galileo ocupó una alta posición por el uso pionero de los experimentos cuantitativos con resultados analizados matemáticamente. No existía tradición alguna de métodos similares en el pensamiento europeo en aquel tiempo; el gran experimentador que precedía inmediatamente a Galileo, William Gilbert, no usaba un aproximamiento cuantitativo. También contribuyó al rechazo de la lealtad ciega a la autoridad (como la Iglesia) u otros pensadores (como Aristóteles) en materia de ciencia y en la separación de ciencia, filosofía y religión. Es por esto que se le llama "padre de la ciencia". Investigaciones posteriores, sin embargo, los han validado. Los experimentos de caída de cuerpos (ahora deslizamiento de cuerpos) fueron repetidos usando los métodos descritos por Galileo (Settle, 1961), y la precisión de los resultados eran compatibles con el informe de Galileo. Más tarde la investigación de documentos inéditos de Galileo, mostró la veracidad de los experimentos y hasta indicó resultados particulares que condujeron a la ley del cuadrado de los tiempos (Drake, 1973).
En 1581 Galileo ingresó en la Universidad de Pisa, donde se matriculó como estudiante de medicina por voluntad de su padre. Cuatro años más tarde, sin embargo, abandonó la universidad sin haber obtenido ningún título, aunque con un buen conocimiento de Aristóteles. Entretanto, se había producido un hecho determinante en su vida: su iniciación en las matemáticas y la consiguiente pérdida de interés por su carrera como médico. De vuelta en Florencia en 1585, Galileo pasó unos años dedicado al estudio de las matemáticas, aunque interesado también por la filosofía y la literatura, en la que mostraba sus preferencias por Ariosto frente a Tasso; de esa época data su primer trabajo sobre el baricentro de los cuerpos (que luego recuperaría, en 1638, como apéndice de la que habría de ser su obra científica principal) y la invención de una balanza hidrostática para la determinación de pesos específicos, dos contribuciones situadas en la línea de Arquímedes, a quien Galileo no dudaría en calificar de «sobrehumano». Tras dar algunas clases particulares de matemáticas en Florencia y en Siena, trató de obtener un empleo regular en las universidades de Bolonia, Padua y en la propia Florencia. En 1589 consiguió por fin una plaza en el Estudio de Pisa, donde su descontento por el paupérrimo sueldo percibido no pudo menos que ponerse de manifiesto en un poema satírico contra la vestimenta académica. En Pisa compuso Galileo un texto sobre el movimiento que mantuvo inédito, en el cual, dentro aún del marco de la mecánica medieval, criticó las explicaciones aristotélicas de la caída de los cuerpos y del movimiento de los proyectiles.
En continuidad con esa crítica, una cierta tradición historiográfica ha forjado la anécdota de Galileo refutando materialmente a Aristóteles mediante el procedimiento de lanzar distintos pesos desde lo alto del Campanile de Pisa, ante las miradas contrariadas de los peripatéticos. Casi dos mil años antes, Aristóteles había afirmado que los cuerpos más pesados caen más deprisa; según esta leyenda, Galileo habría demostrado la falsedad de este concepto con el simple procedimiento de dejar caer simultáneamente cuerpos de distinto peso desde lo alto de la torre y constatar que todos llegaban al suelo al mismo tiempo. De ser cierto, podría fecharse en el episodio de la torre de Pisa el nacimiento de la metodología científica moderna. Y es que, en tiempos de Galileo, la ciencia era fundamentalmente especulativa. Las ideas y teorías de los grandes sabios de la Antigüedad y de los padres de la Iglesia, así como cualquier concepto mencionado en las Sagradas Escrituras, eran venerados como verdades indudables e inmutables a las que podían añadirse poco más que glosas y comentarios, o abstractas especulaciones que no alteraban su sustancia. Aristóteles, por ejemplo, había distinguido entre movimientos naturales (las piedras caen al suelo porque es su lugar natural, y el humo, por ser caliente, asciende hacia el Sol) y violentos (como el de una flecha lanzada al cielo, que no es su lugar natural); los estudiosos de los tiempos de Galileo se dedicaban a razonar en torno a clasificaciones tan estériles como ésta, buscando un inútil refinamiento conceptual. En lugar de ello, Galileo partía de la observación de los hechos, sometiéndolos a condiciones controladas y mesurables en experimentos. Probablemente es falso que dejase caer pesos desde la torre de Pisa; pero es del todo cierto que construyó un plano inclinado de seis metros de largo (alisado para reducir la fricción) y un reloj de agua con el que midió la velocidad de descenso de las bolas. De la observación surgían hipótesis que habían de corroborarse en nuevos experimentos y formularse matemáticamente como leyes universalmente válidas, pues, según un célebre concepto suyo, «el Libro de la Naturaleza está escrito en lenguaje matemático». Con este modo de proceder, hoy natural y en aquel tiempo nuevo y escandaloso (por cuestionar ideas universalmente admitidas y la autoridad de los sabios y doctores), Galileo inauguraba la revolución metodológica que le ha valido el título de «padre de la ciencia moderna».
En julio de 1609, de visita en Venecia (para solicitar un aumento de sueldo), Galileo tuvo noticia de un nuevo instrumento óptico que un holandés había presentado al príncipe Mauricio de Nassau; se trataba del anteojo, cuya importancia práctica captó Galileo inmediatamente, dedicando sus esfuerzos a mejorarlo hasta hacer de él un verdadero telescopio. Aunque declaró haber conseguido perfeccionar el aparato merced a consideraciones teóricas sobre los principios ópticos que eran su fundamento, lo más probable es que lo hiciera mediante sucesivas tentativas prácticas que, a lo sumo, se apoyaron en algunos razonamientos muy sumarios. Galileo muestra el telescopio al dux de Venecia (fresco de Giuseppe Bertini) Sea como fuere, su mérito innegable residió en que fue el primero que acertó en extraer del instrumento un provecho científico decisivo. Entre diciembre de 1609 y enero de 1610, Galileo realizó con su telescopio las primeras observaciones de la Luna, interpretando lo que veía como prueba de la existencia en nuestro satélite de montañas y cráteres que demostraban su comunidad de naturaleza con la Tierra; las tesis aristotélicas tradicionales acerca de la perfección del mundo celeste, que exigían la completa esfericidad de los astros, quedaban puestas en entredicho. El descubrimiento de cuatro satélites de Júpiter contradecía, por su parte, el principio de que la Tierra tuviera que ser el centro de todos los movimientos que se produjeran en el cielo. A finales de 1610, Galileo observó que Venus presentaba fases semejantes a las lunares, hecho que interpretó como una confirmación empírica al sistema heliocéntrico de Copérnico, ya que éste, y no el geocéntrico de Tolomeo, estaba en condiciones de proporcionar una explicación para el fenómeno. Ansioso de dar a conocer sus descubrimientos, Galileo redactó a toda prisa un breve texto que se publicó en marzo de 1610 y que no tardó en hacerle famoso en toda Europa: El mensajero sideral. Su título original, Sidereus Nuncius, significa 'el nuncio sideral' o 'el mensajero de los astros', aunque también admite la traducción 'el mensaje sideral'. Éste último es el sentido que Galileo, años más tarde, dijo haber tenido en mente cuando se le criticó la arrogancia de atribuirse la condición de embajador celestial. Elogios en italiano y en dialecto veneciano celebraron la obra. Tommaso Campanella escribía desde su cárcel de Nápoles: «Después de tu Nuncio, oh Galileo, debe renovarse toda la ciencia». Kepler, desconfiado al principio, comprendió después todas las ventajas que se derivaban de usar un buen telescopio, y también se entusiasmó ante las maravillosas novedades. El libro estaba dedicado al gran duque de Toscana Cosme II de Médicis y, en su honor, los satélites de Júpiter recibían allí el nombre de «planetas Mediceos». Con ello se aseguró Galileo su nombramiento como matemático y filósofo de la corte toscana y la posibilidad de regresar a Florencia, por la que venía luchando desde hacía ya varios años. El empleo incluía una cátedra honoraria en Pisa, sin obligaciones docentes, con lo que se cumplía una esperanza largamente abrigada y que le hizo preferir un monarca absoluto a una república como la veneciana, ya que, como él mismo escribió, «es imposible obtener ningún pago de una república, por espléndida y generosa que pueda ser, que no comporte alguna obligación; ya que, para conseguir algo de lo público, hay que satisfacer al público». No obstante, aceptar estas prebendas no era una decisión exenta de riesgos, pues Galileo sabía bien que el poder de la Inquisición, escaso en la República de Venecia, era notoriamente superior en su patria toscana. Ya en diversas cartas había dejado constancia inequívoca de que su revisión de la estructura general del firmamento lo habían llevado a las mismas conclusiones que a Copérnico y a rechazar frontalmente el sistema de Tolomeo, o sea a preconizar el heliocentrismo frente al geocentrismo vigente. Desgraciadamente, por esas mismas fechas tales ideas interesaban igualmente a los inquisidores, pero éstos abogaban por la solución contraria y comenzaban a hallar a Copérnico sospechoso de herejía.
(El mensajero estrellado): Publicado en 1610, este tratado marcó un hito en la historia de la astronomía. En él, Galileo describió sus observaciones telescópicas, incluyendo las lunas de Júpiter, las fases de Venus y las irregularidades en la superficie de la Luna. Estas observaciones proporcionaron evidencia contundente a favor del modelo heliocéntrico de Copérnico y desafiaron la visión geocéntrica del universo.
(Diálogo sobre los dos principales sistemas del mundo): Publicado en 1632, este trabajo es quizás el más famoso de Galileo y también el más polémico. En él, presenta un diálogo entre tres personajes que discuten las teorías astronómicas heliocéntrica y geocéntrica. Aunque Galileo pretendía presentar argumentos a favor del heliocentrismo, la obra fue interpretada como una afrenta a la autoridad de la Iglesia Católica y le valió la condena por parte de la Inquisición.
(Discursos y demostraciones matemáticas acerca de dos nuevas ciencias): Publicado en 1638, este libro es una de las obras más importantes de Galileo en el campo de la física. En él, aborda temas como el movimiento y la resistencia de los materiales, sentando las bases para el posterior desarrollo de la mecánica clásica.
(El ensayador): Publicado en 1623, este tratado es una defensa de la metodología científica de Galileo y una crítica a la filosofía aristotélica predominante en su época. En él, Galileo argumenta a favor de la primacía de la observación y la experimentación en la búsqueda del conocimiento.
El primer telescopio se inventó en los Países Bajos hacia 1608, quizás por Hans Lippershey (1570-1619). La sencilla idea de utilizar una lente convexa y otra cóncava en cada extremo de un tubo pronto se extendió por Europa y llegó a oídos de Galileo en uno o dos años. Galileo construyó su propia versión utilizando lentes magníficas, que talló él mismo (aunque no quiso decir a nadie exactamente cómo). Tras pasar por varios prototipos, Galileo llegó a un telescopio con un aumento de 33 diámetros, mucho más potente que cualquiera de los que poseían sus contemporáneos. El telescopio de Galileo, que él llamaba occhiale («anteojo»), tenía dos lentes colocadas en los extremos de un tubo de plomo de unos 60 cm de largo. Era tan potente y estaba tan bien fabricado que a otros científicos les costaba creer lo que Galileo afirmaba ver a través de él, ya que sus propios telescopios no lograban detectar lo que el italiano podía ver. Galileo llegó a inventar unos binoculares, pero la idea no prosperó. Otros artilugios de los que Galileo inventó las primeras versiones son el termómetro (en realidad, un termoscopio), una balanza hidrostática y una brújula (lo que hoy llamaríamos una brújula militar o de sector). Pero fue el telescopio el que revolucionó el pensamiento en el siglo XVII. Galileo utilizó su nuevo telescopio para estudiar los cielos con enorme detalle, y publicó el fruto de sus investigaciones en Sidereus Nuncius (El mensajero estrellado) en 1610. Pudo observar la Luna y observar que su superficie parecía similar a la de la Tierra, con montañas y valles, lo que sugería que no estaba hecha, como muchos pensaban, de una materia totalmente diferente. Además, divisó por primera vez las cuatro lunas más grandes de Júpiter (ahora sabemos que hay más), estudió la composición de la Vía Láctea e
identificó las fases de Venus, lo que demostró que orbita alrededor del Sol. Galileo construyó teorías a partir de lo que veía, como que el movimiento de las lunas de Júpiter debía significar que orbitaban alrededor de Júpiter (y no de otro cuerpo como el Sol) y creía (correctamente) que al igual que podemos ver el brillo de la Luna, en la Luna debería poder verse el brillo de la Tierra, es decir, la luz reflejada del Sol. Estos nuevos descubrimientos hicieron a Galileo tan famoso como Cristóbal Colón (1451-1506), el descubridor del Nuevo Mundo, con quien, como descubridor de un nuevo Cosmos, Galileo fue comparado frecuentemente. Sin embargo, el descubrimiento más importante de Galileo no fueron los detalles de la Luna o los satélites de Júpiter, sino su observación de las manchas solares en el Sol, utilizando su telescopio. Las manchas solares ya se habían observado en la Antigüedad, pero ahora Galileo podía, con el uso de filtros, ver cosas que nadie había visto antes.