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La Inmaculada Concepción de los Venerables
Elettra Filipetti
Created on November 29, 2023
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La Inmaculada Concepción de los Venerables
La "Inmaculada Concepción" de Bartolomé Esteban Murillo, creada entre 1660 y 1665, es una representación extraordinaria de la devoción religiosa y el dominio técnico característico del arte barroco español. Esta obra se encuentra entre las más reconocidas del artista sevillano, destacando por su delicadeza y la interpretación única del dogma católico de la Inmaculada Concepción. En la pintura, la Virgen María aparece envuelta en una luz celestial, elevándose sobre la media luna y rodeada de nubes y querubines. Su rostro, lleno de ternura y serenidad, refleja la pureza que simboliza la creencia de que María fue concebida sin pecado original. La paleta de colores de Murillo es rica y cálida, con tonos dorados y suaves que contribuyen a la atmósfera celestial de la composición.
La técnica pictórica de Murillo es evidente en la representación de los detalles. Los pliegues de la túnica de la Virgen revelan su habilidad para capturar la textura y la luminosidad de las telas. El juego de luces y sombras contribuye a la sensación de tridimensionalidad, haciendo que la figura de María parezca casi etérea. Murillo utiliza pinceladas suaves y difuminadas, especialmente notables en la representación de las nubes y las alas de los querubines. La composición equilibrada y la disposición de los elementos en la pintura reflejan la influencia de la Contrarreforma, que buscaba transmitir mensajes religiosos de manera clara y emotiva. La Inmaculada de Murillo, con su expresión serena y la sensación de ingravidez que la rodea, logra transmitir la idea central de la pureza divina.
La Inmaculada Concepción de los Venerables
La "Inmaculada Concepción" de Bartolomé Esteban Murillo, creada entre 1660 y 1665, es una representación extraordinaria de la devoción religiosa y el dominio técnico característico del arte barroco español. Esta obra se encuentra entre las más reconocidas del artista sevillano, destacando por su delicadeza y la interpretación única del dogma católico de la Inmaculada Concepción. En la pintura, la Virgen María aparece envuelta en una luz celestial, elevándose sobre la media luna y rodeada de nubes y querubines. Su rostro, lleno de ternura y serenidad, refleja la pureza que simboliza la creencia de que María fue concebida sin pecado original. La paleta de colores de Murillo es rica y cálida, con tonos dorados y suaves que contribuyen a la atmósfera celestial de la composición.
La técnica pictórica de Murillo es evidente en la representación de los detalles. Los pliegues de la túnica de la Virgen revelan su habilidad para capturar la textura y la luminosidad de las telas. El juego de luces y sombras contribuye a la sensación de tridimensionalidad, haciendo que la figura de María parezca casi etérea. Murillo utiliza pinceladas suaves y difuminadas, especialmente notables en la representación de las nubes y las alas de los querubines. La composición equilibrada y la disposición de los elementos en la pintura reflejan la influencia de la Contrarreforma, que buscaba transmitir mensajes religiosos de manera clara y emotiva. La Inmaculada de Murillo, con su expresión serena y la sensación de ingravidez que la rodea, logra transmitir la idea central de la pureza divina.