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Unificación Alemana

En el siglo XIX, Alemania se unificó en tres guerras clave. Primero, Prusia y Austria pelearon contra Dinamarca por los ducados de Schleswig y Holstein en 1864. Luego, en 1866, Prusia venció a Austria en la Guerra Austro-Prusiana, estableciendo la Confederación Alemana del Norte. La última guerra, la Franco-Prusiana en 1870, liderada por Prusia, terminó con la victoria alemana y la proclamación del emperador Guillermo I. Así nació el Imperio Alemán en 1871, marcando un importante capítulo en la historia de Alemania.

Uno de los principales precursores de la unificación Alemana fue Otto von Bismark, canciller de Prusia

Guillermo I de Prusia también fue un personaje importante, pues fue el Rey de Prusia

Unificación Italiana

En el siglo XIX, Italia logró unificarse en un proceso complicado. En 1859, lucharon junto a Francia contra Austria, ganando territorios clave. En 1860, Garibaldi lideró la "Expedición de los Mil", liberando Sicilia y Nápoles, que luego se entregaron al rey de Cerdeña. En 1861, Víctor Manuel II se convirtió en rey de Italia. La Tercera Guerra de Independencia en 1866 con Prusia trajo la anexión de Venecia, y finalmente, en 1870, Roma se unió al Reino de Italia. La unificación fue resultado de acciones políticas, alianzas militares y liderazgo revolucionario de personajes como Cavour y Garibaldi.

Cavour

Garibaldi

En que coincidieron los procesos de unificación.

Tanto Italia como Alemania querían ser un país unido en el siglo XIX. En Italia, lucharon contra Austria con ayuda de Francia, y líderes como Cavour y Garibaldi fueron importantes. En Alemania, Bismarck jugó un papel clave en las guerras contra Dinamarca, Austria y Francia. Ambos países formaron alianzas para pelear y, al final, lograron ser naciones unificadas: Alemania en 1871 bajo la corona prusiana, e Italia en 1861 con Víctor Manuel II como rey. Aunque tuvieron similitudes, también había diferencias por sus situaciones y estrategias particulares.