LOS TRES ARBOLES - De una historia de don Bruno Ferrero

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Los tres arboles

De una historiade don Bruno Ferrero

Cuentos, cuentos y... más cuentos para contarles a los más pequeños sobre las "cosas de Dios"!!!

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Indice

1. Los tres arboles 2. Juegos 3. Actividades

1. 2. 3.

Había una vez tres árboles, que crecían uno al lado del otro en el bosque. Eran amigos. Y como casi todos los amigos, también charlaban mucho.

Y como casi todos los amigos, también eran muy diferentes, a pesar de que crecieron en el mismo lugar y fueran todos de aproximadamente la misma altura. El primer árbol amaba la belleza. El segundo árbol amaba la aventura. Y el tercer árbol amaba a Dios.

Un día, los árboles hablaban de lo que hubieran querido ser de mayores. «Cuando sea grande, quisiera ser un baúl tallado, de aquellos donde se conservan los tesoros, lleno de joyas brillantes», dijo el primer árbol.

El segundo árbol no pensaba en cosas así. «Cuando sea grande, quisiera ser un velero potente », dijo. «Junto con el capitán, un gran explorador, descubriré nuevas tierras.»

«Quisiera quedarme exactamente aquí donde estoy y ser cada año más alto. Quisiera convertirme en el árbol más alto del bosque. Y cuando los hombres me miren, les haré pensar en Dios.

Mientras tanto, el tercer árbol sacudía las ramas. «Yo no quisiera ser transformado en nada», dijo.

Pasaron los años y un día en el bosque llegaron tres leñadores. «¡Finalmente!» gritó el primer árbol, cuando el primer leñador lo derribó.

«Ahora mi sueño de convertirme en un cofre de tesoros se hará realidad.»

«¡Espléndido!» gritó el segundo árbol, cuando el segundo leñador lo derribó. «Ahora mi sueño de convertirme en un velero se podrá realizar.» «¡Oh no!» gritó el tercer árbol, cuando el tercer leñador lo derribó. «Ahora no podré hablar a los hombres de Dios.»

Los leñadores se llevaron los tres árboles. Y para dos de ellos el futuro estaba lleno de promesas. Pero no les llevó mucho tiempo para que los tres tuvieran que enterrar sus sueños. En lugar de ser transformado en un hermoso cofre de tesoros, el primer árbol se convirtió en un feo comedero para animales.

En lugar de un velero ágil, el segundo árbol se convirtió en un simple barco de pesca.

Y del tercer árbol no hicieron nada. Fue cortado en tablas, que fueron dejadas en una pila en el jardín del carpintero.

La vida continuó. Pasaron los años. Y poco a poco, los tres árboles aprendieron a vivir con sus sueños rotos. Entonces, una noche, la vida del primer árbol cambió repentinamente.

Nació un niño, con toda evidencia no un niño común. Los ángeles cantaron, los pastores vinieron a visitarlo.

¿Adivina que pesebre usó como cuna la madre del niño? Cuando el primer árbol entendió lo que había sucedido, su corazón se llenó de alegría.

«Mis sueños se han realizado», dijo. «No he sido llenado de oro y de joyas, pero he traído el tesoro más precioso del mundo.»

Pasaron muchos años, unos 30 años en total, y un día, finalmente, también la vida del segundo árbol cambió. Estaba afuera, en medio del mar, cuando se desató una terrible tormenta.

El viento soplaba violentamente y las olas eran tan altas que el barquito estaba convencido de hundirse.

Pero en aquel momento sucedió algo increíble.Uno de los hombres que llevaba se levantó. «¡Cállate, cálmate!», dijo al viento y a las olas.Y ellos obedecieron.

Cuando el segundo árbol captó lo que había sucedido, también su corazón se llenó de alegría. «Mis sueños se han realizado», dijo. «No he transportado a un gran explorador, pero he transportado al Creador del cielo y de la tierra.»

No mucho tiempo después, la vida del tercer árbol también cambió. Llegó un carpintero y se lo llevó. Con su gran consternación, aunque, no fue trabajado para hacer algo hermoso. Tampoco hicieron ni siquiera algo útil. En cambio, se hizo una áspera cruz de madera. «Este es el tipo de cruz sobre la que los soldados crucifican a los criminales», pensó el árbol, afectado.

Y en efecto fue llevado al lugar de la ejecución. Allí, en la cima de una colina, fue clavado sobre sus vigas un hombre condenado a muerte. Se suponía que habría debido ser el peor día de la vida del árbol, pero ...

... el hombre clavado en la cruz no era un criminal común que debía pagar por sus crímenes. Era un inocente, Jesucristo, hijo de Dios, que moría por los pecados del mundo.

Y cuando el tercer árbol comprendió lo que había sucedido, su corazón exultó de alegría.«Mis sueños se han realizado», dijo. «No seré el árbol más alto del bosque, sino la cruz que hará pensar a los hombres en Jesucristo.

De una historia de don Bruno Ferrero Traducciòn del testo por : Manuela Maria Brach del Prever Voz del narrador : Manuela Maria Brach del Prever Ilustraciones : Itl Libri - Con Te! Figli Edictio por : Consuelo Maria Brach del Prever

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