Cuento interactivo

El Bosque Encantado

Alejandra Cuesta Fernández

Había una vez un pequeño pueblo llamado Villaverde, rodeado por un bosque misterioso y espeso. Los habitantes del pueblo siempre hablaban de los secretos que escondía el bosque, pero nadie se atrevía a entrar en él, ya que se decía que estaba lleno de magia y criaturas extrañas.

En Villaverde vivía una niña llamada Sofía, una joven curiosa y valiente que siempre soñaba con aventuras y lugares lejanos. Sofía pasaba sus días explorando los límites del pueblo, pero siempre se detenía justo en la línea donde el bosque comenzaba. Aunque le atraía la idea de descubrir los secretos del bosque, tenía miedo de lo desconocido.

Un día, mientras jugaba cerca del borde del bosque, vio una mariposa dorada que revoloteaba en el aire. La mariposa parecía atraerla, y, sin pensarlo dos veces, Sofía comenzó a seguirla. La mariposa la guió más y más adentro del bosque, y Sofía se dio cuenta de que ya no podía ver el pueblo a lo lejos. De repente, se encontró en un claro mágico donde los árboles parecían susurrar secretos y las flores brillaban con colores deslumbrantes.

Sofía continuó siguiendo a la mariposa dorada hasta que llegó a un lago cristalino. En el centro del lago, vio una pequeña isla con un castillo que parecía sacado de un cuento de hadas. La mariposa dorada se posó en su hombro y la animó a cruzar nadando. Sin dudarlo, Sofía se zambulló en el lago y nadó hasta la isla.

Al llegar a la isla, conoció a la reina de las hadas, una hermosa mujer con alas brillantes y una sonrisa cálida. La reina le contó a Sofía que había llegado al Bosque Encantado, un lugar donde los sueños se hacían realidad. Le concedió a Sofía un deseo, y ella decidió que su deseo era traer alegría y prosperidad a su pueblo.

La reina de las hadas le otorgó a Sofía un regalo especial: una varita mágica. Con su varita, Sofía pudo hacer que las flores del pueblo florecieran aún más hermosas, y trajo alegría y risas a todos los habitantes de Villaverde. El pueblo se llenó de colores vivos y la magia se extendió por todas partes.

Sofía se convirtió en una heroína en su pueblo, y todos los niños la admiraban. Aunque nunca reveló su aventura en el Bosque Encantado, cada noche miraba las estrellas y recordaba el día en que la mariposa dorada la llevó a un mundo de magia y sueños.

Y así, el Bosque Encantado siguió siendo un misterio para los habitantes de Villaverde, pero todos sabían que, en su corazón, la magia podía encontrarse en los lugares más inesperados, incluso en los corazones de los más valientes y curiosos. Y Sofía aprendió que a veces, enfrentar lo desconocido podía traer las mayores recompensas.