Conocimiento espontaneo de Dios

El conocimiento espontáneo de Dios

Filososfando y deduciendo.

01 El primer camino

Es el de la razón

Usando la razón para descubrir a Dios

Para poder conocer a Dios, el hombre ha descubierto varios caminos. El primer camino es el de la razón, que a su vez puede ser de modo espontáneo o más estructurado a través de la ciencia o la filosofía. De manera espontánea el hombre puede llegar a un descubrimiento haciendo uso de la deducción. Desde temprana edad el hombre concibe el concepto de Dios y lo acepta sin discusión, éste es su primer acercamiento con Él. Para muchos es un conocimiento suficiente, pero según los expertos no lo es.

02 El segundo camino

Proceso o sistema

Modo sistemático

El segundo camino está compuesto por el esfuerzo de pensadores y científicos para poder establecer de una manera más sistemática a Dios. Uno de los ejemplos clásicos son las cinco vías de la existencia de Dios realizadas por Tomás de Aquino. A continuación se presenta un breve resumen de ellas:

Vía del movimiento

Consiste en que todas las cosas son movidas por otro, pero al no poder establecer una cadena de movientes al infinito se concluye la necesidad de la existencia de un primer motor inmóvil, siendo éste el Ser Supremo.

Vía de las causas eficientes

Todo es causado por algo. Sin embargo, debemos llegar a un punto en que algo no pudo haber sido causa de otro, pues otra vez se llegaría al infinito y no habría respuesta. Es por ello que Dios se encuentra como una causa no causada.

Vía de la contingencia y del ser necesario

El Ser Supremo se presenta como un ser necesario, mientras que todos los demás seres son contingentes, es decir, pudieron no haber existido. Por lo que se concluye que si existe algo contingente, se debe admitir que también lo contrario se afirma.

Vía de los grados de perfección

En todas las cosas existen grados de perfección como bondad, belleza, verdad, etc., por lo tanto, debe existir un ser que posea todos éstos como resultado de la perfección.

Vía teleológica o del orden y la finalidad

El mundo tiene un fin, por lo que debe haber un ser tan inteligente que haya definido ese fin.